lunes, 22 de octubre de 2012

LA VENEZUELA QUE APRENDE PARA DECIDIR. Por Gonzalo Moure



Gonazalo Moure en la escuela Cachirí

Silenciosos Amigos

Hoy nos complace compartir con ustedes el siguiente texto que el escritor español Gonzalo Moure tuvo la gentileza de obsequiarnos. Aquí Gonzalo Moure nos transmite las impresiones que le provocó visitar recientemente el estado Carabobo en Venezuela.

Le enviamos desde este blog nuestro agradecimiento por tan bello gesto.

También agradecemos las pesquisas de Marwelys Pinto que nos permitieron tener acceso a las imágenes que ilustran este escrito.

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 Tuve la suerte de viajar a Carabobo unos meses antes de las recientes elecciones. Estuve en la Universidad de Valencia invitado por Laura Antillano asistiendo a un congreso sobre literatura infantil y cine, y también trabajé en el liceo de Borburata. Presenté un libro, conocí a mucha gente y me llevé los ojos de la selva clavados en los míos, para alimentar una novela que luego se escribió casi sola. Antes de que los recuerdos se desvanecieran y dejaran un rastro de postal. Y a quién le interesan las postales.

Llegada de Gonzalo Moure a la unidad educativa Cachirí

  Viajo mucho, pero no siempre el lugar más bello germina en una novela o un libro de viajes. De hecho, solo el Sáhara, el lejano Tibet y el misterioso y chamánico centro de Asia, aparte del lugar en el que vivo, me han empujado ante el teclado. No sé si Venezuela es bella, y tampoco importa. Hay chicas vendiendo empanadas en los márgenes de la carretera, los árboles son generosos y te dan sus frutos sin pedir nada a cambio. El color está saturado siempre y el acento de su gente es dulce. 


           Dije una vez que viajo porque amo y amo más porque viajo. Eso es verdad. Y el viaje a Carabobo me ha hecho amar más. A la gente, uno por uno, y a los libros que traen reflejos de la vida. Mañana tengo que hablar con un grupo de chicos de una zona difícil y deprimida de Andalucía que estrenan una biblioteca. Levantada con esfuerzo personal por gente que merece la pena. No les diré que lean, sino que vivan. Y que los libros no son nada si no alimentan bien para vivir mejor. No mejor por más riqueza, sino mejor por mayor intensidad y significado. Les hablaré del discurso de García Lorca, al que fusilaron por decir y escribir cosas como ésta: “Si un niño te pide pan dale medio pan y un libro entero”. Lo decía con esa misma intención: lee para ser más libre, para conseguir el pan por ti mismo. El pan de la vida.

Virginia Rojas de 6to grado B, lee para Gonzalo Moure, su cuento: Pakito.  22-06-12

         Todo eso es lo que viví en Carabobo: un impulso telúrico hacia la cultura como herramienta de libertad. Hacia los libros y hacia el cine, la poesía. El impulso de los brigadistas jóvenes y viejos llevando libricos a los rincones menos favorecidos de Venezuela. Y me dije que un estado que apuesta por la cultura de los niños, los jóvenes y los adultos es un estado sin miedo. Porque cuando germinen esas semillas llamadas libros y películas, los corazones que hagan de recipiente decidirán por sí mismos, y no por lo que nadie les dicte.

Recibimiento a Gonzalo Moure en la escuela. 22-06-12

En los días anteriores a las elecciones de Venezuela en España se hablaba mucho del asunto. La prensa grande era unánime en sus ataques al bolivarianismo, y cada vez que escribían se alejaban más y más de la gente que les leía y replicaba desde los foros. No era un partido de fútbol en el que se elige un color por simpatía, sino la verdadera batalla por las verdaderas verdades. Entonces recordé a los maestros de las escuelas, a los niños en sus aulas, a los árboles cargados de fruta. Es decir, lo mismo: la fruta de la vida.

Portada del libro de Gonzalo Moure: Un río de lágrimas, editado por la editorial estatal El perro y la rana.

          Colaboro con gente que lleva libros al desierto: bibliobuses y bibliotecas fijas. Amo una novela en la que la gente se aprende de memoria novelas enteras porque los bomberos queman todos los libros. Pero no me emborracho de libros ni de tinta. No los pongo en un altar ni quiero que nadie celebre una eucaristía con tinta en lugar de sangre. Los libros no hacen mejor a quien los lee, sino más libre. Para ser mejor o para ser peor, es cosa suya. Esa Venezuela amo: la que aprende para decidir, la que decide aprender. Esa es la que encontré en Carabobo.

Gonzalo Moure



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Fotografías tomadas de aquí




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