viernes, 18 de octubre de 2013

"Incamar en la playa" y "El Aire de la noche caía manso".

Dos poemas del escritor valenciano Felipe Herrera Vial (5/02/1913 - 31/05/ 1995)







Estimados Amigos

 

Hoy les obsequiamos dos poema del poeta venezolano Felipe Herrera Vial (Valencia, Edo Carabobo, 5/02/1913 - 31/05/ 1995). Los textos y la fotografía fueron tomados del libro Rostro y Poesía. Poetas de la Universidad de Carabobo, publicado por esta institución en 1996. La selección y notas de este libro corrieron a cargo de Luís Alberto Angulo.

Tanto el retrato  de Felipe Herrera Vial como los textos presentados en esta entrada son inéditos en la red.

Disfruten a continuación de los  poemas.

Felipe Herrera Vial. Foto de Yuri Valecillo
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Incamar en la playa

Cae la luz madura sobre arena limpia.
Un grueso encaje de espuma brillante,
Como obra de orfebrería bordada en plata,
Adorna fugazmente el amarillo amoroso de la playa;
Y a lo lejos, el mar cambiante: azul-verde aceituna.
Arriba el cielo luce nubes grises.

Al aire los colores alegres de los trajes
Que visten los bañistas en movimientos deportivos
Incamar siempre invitada a estas aventuras de sol,
Conoce poco el mar. Ella es de tierra adentro y gusta
de las marinerías circundartes, y además tiene/
timideces de Colegiala. Mira las nubes./
Y no sabemos si la embriaguez que embarga/
el espíritu de Incamar se la produce el paisaje/
ciclista o la música que expande el mar/
como un orfeón que reboza el blanco nacarado/
de sus brillantes orejas.

Vuela solitaria una gaviota y describe
Parábolas en el horizonte.

Sus manos se hunden y logra mantener/
su rostro sobre el agua.
Súbitamente la inunda una alegría comunicativa/
y deja asomar sus relucientes dientes blancos. 
He allí un cartel vivo en reclame de turistas.
Vuelan nuevamente las gaviotas y casi/
rozan la cabellera suelta
de Incamar.
Nadie parece sentir el suave gorjeo/
que sobre los arbustos vecinos
desparraman los pájaros marinos.
Cierra el horizonte su cortina de luz/
 y aparece una espesa nube
plomiza. Incamar la mira, aviso de fuga,/
pero  no hay tiempo.
Camina bajo la lluvia. Chapotea agua/
su traje azul y blanco.
Vase a su casilla y regresa. Ahora luce/
su piel dorada.
Llega al bar y prueba un aperitivo./
Se charla con soltura y alegría.

He aquí que la conversación de Incamar/
 es agradable.
Cuenta cuentos de marineros,/
cita a Herman Melville.
Al despedirse empieza de nuevo/
a rayar el sol en los tejados.


El Aire de la noche caía manso


El aire de la noche caía manso
sobre la dulcedumbre de tus manos.
¿Cuántas sílabas juntas
en el perfume de tus ojos húmedos?
La magnolia acentuaba su pureza
en la línea azorada de una estrella dormida.
Distancia de sus ánimos maduros
Visten las golondrinas, en sus vuelos,
y un aroma de música no oída
pone claros y tibios los caminos
que se quedan mirando los ponientes



 

6 comentarios:

  1. Que bueno que lo compartan. Saludos! Yo soy una de sus nietas.

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  2. Gracias Beatriz por dejar tu comentario. Es placer compartirlo.

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  3. Gracias grupo LiPo por la constante preocupación en el rescate necesario de nuestra literatura, frecuentemente sin dolientes.

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