martes, 3 de diciembre de 2013

EL ACCIDENTE.

Un cuento de Javier Domínguez




Estimados Amigos

Hoy le obsequiamos este relato de nuestro amigo Javier Domínguez tuvo la gentileza de cedernos para ser publicado en este blog. Gracias Javier por el gesto.

Deseamos disfruten de la lectura de este relato de producción nacional.


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EL ACCIDENTE




Se despertó. En sus hombros nacía un pinchazo y se extendía hasta su cuello como el ensayo de una estrangulación. No intentó moverse, abrió los ojos y descubrió la claraboya de la cabina rota. "Hasta el virilium se rompe", pensó. Su mirada se escurrió por el hoyo en la cabina, vio una cúpula oscura agitándose por el viento. "Eso debe ser un árbol". Lo reconoció por su forma irregular y monótona. "Los árboles tienden a ser fractales", decía el profesor de ciencias y con eso pretendía explicarles a todos lo que era un follaje. Pero en casa eso sonaba extraño y lejano.



Hizo un chequeo visual de sus extremidades, las sentía todas, además verificó que le respondieran: movió los dedos dentro de las botas, luego sus pies, sus rodillas y así hasta su cuello. Miró la cabina, el panel de control estaba apagado, al monitor central lo atravesaba una fisura. Decidió incorporarse y salir de la cabina,  retiró los seguros de la claraboya y ésta se elevó gracias al sistema hidráulico, cuando intentó levantarse requirió de un gran esfuerzo, alguna fuerza invisible lo halaba con vehemencia. Se incorporó torpemente con la ayuda de sus brazos, con sus piernas pudo empujarse fuera de la cabina y cayó al piso húmedo. "La gravedad es diferente, tenían razón en la academia".



Miró al cielo familiarmente oscuro y estrellado, era la primera vez que lo veía sin una pantalla de virilium de por medio. Siempre le pareció amenazador el espacio, pero recordó que aquí lo llamaban noche y no era peligrosa. 


Un fogonazo de luz atravesó el cielo, parecía una grieta delgada y blanca en ese extraño domo oscuro sobre su cabeza, luego sonó una explosión dispersándose en el aire. A los pocos minutos sintió un impacto leve y frío en su cuello, después en una oreja, en la otra, en su rostro y  todo su cuerpo era tocado por mil dedos invisibles, helados y volátiles.



Otra explosión en el cielo, las ramas del árbol se agitan furiosas. Se recuesta contra el fuselaje de la nave, se deja acariciar generosamente, abre la boca y prueba la sustancia aérea. Nunca antes había visto tal despilfarro de agua, por los vértices de la nave ahora caían diminutas corrientes del líquido. Recordó a su profesor de ciencias en casa y el quiebre de su voz cuando les hablaba de la lluvia: "En la Tierra sólo hay que esperar por las estaciones para recolectar agua". Dejó escapar una sonrisa cómplice para su profesor, disfrutaría este espectáculo por un rato, luego buscaría la forma de comunicarse con Marte para notificar su accidente.




Javier Domínguez

Javier Domínguez, Valencia, Venezuela. Narrador. Ha participado en diversos talleres literarios. Entre sus obras publicadas tiene el libro de cuentos El camino de los hilos, además de haber colaborado en varias antologías nacionales e internacionales, en la revista Tlön, en las publicaciones del Celarg y en los medios digitales Letralia.com y panfletonegro.com. Participó en la III Semana de la narrativa urbana en Caracas, Vezuela. Actualmente trabaja en su primera novela y una nueva colección de cuentos.



El camino de los hilos puede leerse o descargarse pulsando aquí  

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