lunes, 27 de febrero de 2017

El santo de la guerra. Un acercamiento a:

HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE (Hacksaw Ridge)




HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE (hacksaw Ridge), EE.UU, 2016

Director: Mel Gibson

Guión: Robert Schenkkan, Andrew Knight

Productora: Lionsgate/Pandemonium Films/Permut Productions/Vendian Entertainment

Fotografía: SimonDuggan

Música: Rupert Gregson-Williams

Elenco: Andrew Garfield, Sam Worthinton, Teresa Palmer, Hugo Weaving, Vince Vaughn, Luke Bracey, Rachel Griffiths, otros.  


Mel Gibson está a un paso de redimirse con la crema y nata de Hollywood de la manera que solo él sabe hacerlo: con un filme bélico-redentor, inspirado en un hecho real y extremadamente violento como nos tiene acostumbrados.


“Hasta el último hombre” fue el más adecuado nombre que escogieron para traducir “Hacksaw Ridge” (Acantilado Hacksaw), título original que hace alusión a un punto geográfico ubicado en las islas Ryukyu de Okinawa (Japón), donde en la II Guerra Mundial se libró una de las más encarnizadas batallas terrestres entre norteamericanos y japoneses, hecho completamente contrario a la fe, el perdón y retórica pacifista que profesaba el soldado adventista Desmond Doss de quien se inspira el nuevo filme de Gibson. 



El relato se basa en la valentía y fortaleza espiritual del joven médico militar Desmond Doss (Andrew Garfield), quien por convicciones religiosas se negó a utilizar un arma contra sus enemigos durante la II Guerra Mundial, aun así participó en la Batalla de Okinawa salvándole la vida a casi un centenar de compañeros heridos convirtiéndose en el primer “Objetor de Conciencia” en recibir la Medalla de Honor por Actos Heroicos del ejercito de los EE.UU sin haber realizado un disparo.


Con “Hasta el último hombre” Gibson sale victorioso como director, su nueva nominación al Oscar lo revalida como un cineasta audaz, contundente a la hora de afrontar la realidad, franco y directo como pocos, conocedor de su oficio pese a su corta pero premiada experiencia tras la cámara y dotado de un profundo sentimiento moral-religioso (pese a sus excesos personales) que vuelve hacerse latente en un filme donde la violencia física supera con creces la de cualquier película bélica hasta el momento.



“Hasta el último hombre” abre con una escena donde vemos a un grupo de soldados matar y morir en medio de las llamas mientras se escucha voz en off la “Palabra de Dios”; metáfora sobre el infierno terrenal en un campo de batalla. Esa fuerza espiritual la cual Doss (merecida nominación al Oscar como mejor actor para Garfield) jamás renuncia, Gibson la convierte en imágenes brutales, sanguinarias casi al gore, pero asombrosamente orquestadas hasta convertirlas en un acto de expiación, un soldado incapaz de matar pero que paradójicamente (hay más de una paradoja en el filme) no se inmuta frente a la matanza transformándose en un singular santo de la guerra. La escena donde Doss es descendido convaleciente del acantilado en una camilla abrazando una biblia representa el éxtasis del sacrificio. Quizás “Hasta el último hombre” sea poco sutil, pero cualquiera que sea el resultado que obtenga en la 89° entrega de los Oscar, la historia de Desmond Doss, el cine bélico y Mel Gibson ganaron la batalla hace rato.


     Alejandro García 


   

No hay comentarios:

Publicar un comentario