domingo, 16 de diciembre de 2018

La poesía tensa de Milagro Haack






Carlos Yusti


José Solanes escribió, en un texto sobre Demencia Precoz, que los grandes poetas se preocupaban, casi hasta el tormento, por alcanzar dos orillas opuestas: la de la belleza y la del sentido. Lograr que esas dos orillas se crucen en el poema no es tarea sencilla.


José Solanes

Cada poeta libra esta batalla con el sentido y la belleza de las palabras en el poema y aunque parezca obvio la poesía no se estructura con palabras, sino con percepciones, visiones sobre el mundo y sus tentativas de belleza. El poeta trata de ordenar todo eso a través del lenguaje, pero desde un punto de vista bastante particular. Hace tiempo W.H. Auden lo había escrito: “La poesía es lenguaje en el más personal, el más íntimo de los diálogos. Un poema sólo tiene vida cuando un lector responde a las palabras que el poeta escribió”.

Con la poesía de Milagro Haack el lector establece un diálogo exquisito con el lenguaje desde esa intimidad especial. En un ensayo sobre la poeta el escritor José Napoleón Oropeza escribe: “A través de su yo fragmentado, busca registrar su origen, su partida y retorno a un impulso genésico. Cada verso, cada poema, se constituye en objeto de anunciación, tras una constante búsqueda de sí misma en el reflejo que deja la "otra": ella misma…”

Leer la poesía de Milagro Haack es hacer un recorrido por esa intimidad poblada por un mundo decididamente visual donde las estancias y los objetos demarcan la existencia un tanto vaporosa, como recubierta con esa tenue túnica del sueño. Es un viaje por la percepción, por ese aprisionar con la mirada el mundo cercano; ese universo personal atiborrado de migajas de sentimientos y emociones que Milagro Haack va escribiendo de forma persistentemente.

Como le ocurre a todos los poetas a veces piensa que su trabajo poética carece del aliento suficiente. Trato de espantar sus preocupaciones diciéndole que los lectores no buscan los poemas, sino que estos localizan a los lectores. Además Auden escribió: “Sólo un talento menor puede ser un perfecto caballero, un talento mayor es siempre un malcriado. De allí la importancia de los escritores menores, como maestros de buenos modales”. Milagro es una malcriada de marca mayor y en ocasione sus poemas muestran las garras y sin duda esto le salva de ser un poeta del subsidio y la prebenda cultural.

El verdadero poeta debe/tiene (que) siempre escribir en contra, debe estar tratando siempre de nadar a contracorriente y de pisotear, de vez en cuando el jardín del poeta consagrado, para que en su poesía crezca otro tipo flor menos ahormada a los limites del jardín.

Milagro utiliza el poema como una tabla de operaciones para dejar al descubierto el hueso limpio de sus meditaciones, de sus alucinaciones diurnas, de esa existencia que se vive al filo de la metáfora, al filo de ese ritmo insondable del poema denso y tenso por aquello escrito por : “El verso es denso, tenso como un arco, exactamente dicho, porque los días fueron densos, tensos como arcos, exactamente vividos”. El poema es ese espejo donde el poeta se ve siempre inacabado, inexorable y solitario; perdido buscando el camino cierto de la belleza de esa vida engastada al poema como una tabla de salvación.




XIX

Fuimos                                           
hechos para el desierto de la vida                
que conjura la otra parte no vista con las manos 
y sólo llego hasta donde el cuerpo               
permite                                         
la agonía de ser yo                             
sola yo                                          
caminando junto a tu destino espejo             
silencio                                         
cuando se cruza el pasado                       
mirándonos                                       
en las Tres Gracias ausentes                     
dentro de la futura red por alabastro           
VIDA                                             
VIDA                                             
tal cual es la semejanza del peso               
de tu otra realidad                             
que terminas                                     
por                                             
ROMPERTE                                         





IV

Parece
que tienes sed
me lo arrojas cruzando el canto
entre la niebla y mi esperarte
en la puerta de la casa

cambio el sonido
vuelvo a la incómoda silla

descanso
sobre tantas palabras
mientras espero su llegada

noche

cuanto amo tu sed
mosaico hondo por ánimas
su mirada
cazando lo húmedo del viento
entrando a la casa




XXXI

Brota                                               
de la voz                                           
que desea plasmar arco húmedo                       
en la piedra centinela muy cerca del noble océano   
dando vida al barco que aleja el sueño               
dentro de su inmenso espiral sirviendo de puente     
entre tu voz y mi voz cuando escuchamos             
olor                                                 
distraído entre otras hierbas                       
fundiéndose                                         
Desnudo Muro                                         
distinto caracol                                     
donde se acuesta el agua con bálsamo abrigo         
unido al rito espontáneo del afecto                 
que dispersa la lluvia por atuendo de sal estatua   
luego de nadar                                       
sobre perdidas tres lunas                           
Desnudo Muro                                          
Desnudo Muro                                         
y                                                   
cómo nos atrae este regocijo encanto                 
elevándonos                                         
A LO ETERNO        


Los textos pertenecen al libro Lo callado del silencio

*******

Carlos Yusti en Barcelona, con la estatua de Colon al fondo, al final de la Rambla donde desemboca en el puerto.

Carlos Yusti (Valencia, 1959). Es pintor y escritor. Ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (Ediciones de la Secretaría de Cultura de Carabobo, 1991); Vírgenes necias (Fondo Editorial Predios, 1994) y De ciertos peces voladores (1997). En 1996 obtuvo el Premio de Ensayo de la Casa de Cultura “Miguel Ramón Utrera” con el libro Cuaderno de Argonauta. En el 2006 ganó la IV Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”, en la categoría Crónica, por su libro Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión. Como pintor ha realizado 40 exposiciones individuales. Fue el director editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. Colabora con las publicaciones  El correo del Caroní en Guayana y  el Notitarde en Valencia y la revista Rasmia. Coordina la página web de arte y literatura Códice y Arte Literal

 Tomado de Letralia


2 comentarios:

  1. Mis saludos cordiales para todos.

    Muy agradecida por la publicación. No conocía este escrito de Carlos.
    Un abrazo y Gracias infinitas

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