viernes, 5 de abril de 2019

"El facilismo es enemigo de la telenovela" JOSÉ IGNACIO CABRUJAS.





JOSÉ IGNACIO CABRUJAS | 6 DE ENERO DE 1980 
"El facilismo es enemigo de la telenovela"

Por Edith Guzmán


Cuando en RCTV surgió la posibilidad de realizar Doña Bárbara por primera y única vez en mi vida pedí que se me diera esa adaptación. Sentí que era un riesgo, pero al mismo tiempo (…) reconocí que estábamos ante la perspectiva concreta de un cambio. A muchas personas se les escapan las dificultades con las cuales se mueve la televisión. Los intelectuales, como el doctor Uslar Pietri, piensan que es un problema básicamente económico, de rentabilidad en una fórmula exitosa”, dijo José Ignacio Cabrujas cuando habló con El Nacional.


Doña Bárbara funcionó ―afirmó el escritor― esto es, tuvo sintonía por encima de las buenas intenciones. A partir de allí, todos los que trabajamos en RCTV pensamos con enorme orgullo que no íbamos a retroceder y que dentro de las condiciones específicas de una televisión de capital privado, determinada por su poder de venta, se había generado un cambio. De alguna manera ese cambio significaba la afirmación de valores nacionales frente a la catástrofe que significó la influencia de CMQ de los años cincuenta en Venezuela, como una de las tristes consecuencias del exilio cubano”.


―¿Es que acaso no considera a CMQ como la TV que marcó pauta en América Latina?


―Repito palabras atribuidas a Goar Mestre cuando, con actitud de plañidera de alguna conversación, dijo que la TV cubana, por la mediocridad de sus objetivos, había dado la espalda a los problemas sociales de la isla. Ese esquema inútil, evasivo y las más de las veces cursi, se introdujo en este país y lamentablemente determinó la aparición de la más sucia telenovela, del programa de concursos que ridiculizaba al ser humano, la cuña que ultraja el oído y el cerebro del ser humano y, en general, de todo un estilo de programación que se fundamenta en la más vulgar apetencia masiva donde se interpreta el rating no como un indicador, sino como un mandato, una imposición frente a la cual no cabe la menor resistencia. Creo entonces que lo más importante de la década de los setenta fue la resistencia a ese esquema y el triunfo de una programación que si bien dista mucho de ser la ideal, o en todo caso la que necesitamos, por lo menos tuvo caracteres y rasgos propios.

―¿A qué se debe tu actual resistencia a continuar escribiendo telenovelas?

―Este experimento, debo decirlo con toda honestidad, lejos de fortalecerse, ha entrado en crisis (…) El facilismo ha sido, en ese sentido, un enemigo y he llegado a pensar que las propias características de la telenovela como producto está sujeto al capricho de la sintonía (…) el paso saludable sería liquidar la telenovela de las 9 de la noche en ambos canales comerciales y sustituirla por una programación especial capaz de identificar nuestra realidad.

Tomado de El Nacional






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