martes, 22 de septiembre de 2020

AGUAFUERTES DE LA PESTE:

El cuento del Cobi D19

 

El Triunfo de la Muerte de Pieter Bruegel. Imagen tomada de XLSemanal.


Corría el domingo 26 de abril de 2020 cuando recibí un mensaje electrónico por la aplicación Messenger de Facebook enviada por mi amigo Carlos Piegari:

“… Máster, una líneas suyas desde Málaga para las Aguafuertes de la Peste, se necesitan urgente. …”

Carlos Piegari es un bonaerense polifacético que vive a caballo entre Barcelona y Posadas (Argentina). Conocí a Carlos y a Sonia Abian en la presentación de su novela Kitschfilm en Málaga: el lunes 28 de mayo de 2018 en el Centro Andaluz de las Letras (CAL) (en este enlace cronico aquella presentación). Al acabar unos pocos asistentes, los editores: Pilar y Jordi y los ya citados Carlos y Sonia nos tomamos unas cervezas en la plaza de la Merced, colindante con el CAL, justo al pie del edifico donde nació y vivió Pablo Picasso los primeros años de su vida (aunque rece que la casa natal es la de enfrente, no es cierto o eso dicen las malas lenguas, pero tampoco importa mucho moverla cinco o diez metros). Carlos posee un tono suave y musical, conversación ágil e inteligente, mantuvimos una animada conversación que fue y vino al cine, a la dictadura argentina, a la literatura, al Procés, a su muy querida música, a la gestión cultural, a la economía, a la edición, al nazismo… y un sinfín de temas que fueron sacando la cabeza y huyendo al calor del trajín que le dábamos a las bebidas espirituosas. Tengo un gran recuerdo aquella templada noche y un libro firmado, claro está.

Al calor de aquella velada que hemos ido cuidando por Facebook, me mandó el mensaje que abre esta entradilla. ¿Cómo me iba a negar? Me puse ipso facto a ello, y fruto de aquello sigue el cuento del Cobi D19 que se presenta tras esta breve entradilla. Carlos me pedía una colaboración para un proyecto que desarrolló en el confinamiento de España para combatir al coronavirus (se inició el 15 de marzo de 2020 con la promulgación del Estado de Alarma que duró hasta 21 de junio que se derogó). Aguafuertes de la Peste es un recopilatorio de textos virtuales creados en el calor del confinamiento para paliar el aburrimiento, algo como lo que Giovanni Boccaccio, hizo en su Decamerón en el siglo XIV cuando la peste asolaba Europa.

El 1 de mayo envié la versión definitiva y ese mismo día apareció  aquí. La infección ha evolucionado mucho desde aquel día hasta este otoño, pero no voy a añadir ni una coma a lo que dije, tampoco la cambiaría: me sigue gustando tal y como está.

by PacoMan


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El Cobi D19. 


Heme aquí que mis hermanos y mis hermanas me llaman,

me piden que ocupe mi lugar entre ellos.

Siempre he querido empezar un texto de esta guisa. La idea no es mía, se la  he tomado prestada, miento es un atraco a mano armada,  a William Wisher Jr. y Warren Lewis guionistas de la película The 13th Warrior (1999, John McTiernan) en mi orilla se tradujo como El guerrero número 13, al otro lado del charco, de donde fluyó la plata y el oro: Trece guerreros basada en la novela del productor de la película de Michael Crichton Devoradores de cadáveres (Eaters of the Dead) que a su vez está inspirado en la obra de Ahmad ibn Fadlān ibn al-Abbās ibn Rāšid ibn Hammād que en el siglo X escribió una crónica de su viaje al Volgael Kitāb ilà Malik al-Saqāliba (كتاب إلى ملك الصقالبة) donde se narra la letanía que las concubinas destinadas al sacrificio, en el funeral de un jefe vikingo recitaban. Exactamente no sé a quién he hurtado si Wisher, a Warren, a Crichton, a Al-Abbās o a toda la comunidad vikinga pero como soy un pirata de vocación lo llevo bien.

El Décimo tercer guerrero o Treces Guerreros. Afiche, Poster o Cartel promocional del filme. Imagen tomada de Filmaffinity. 

Es un poderoso inicio que nos promete una historia épica. La historia del confinamiento por Cobi D19 (sé que no se escribe como la mascota de Barcelona 92, pero me da igual): el coronavirus tipo covid de la cepa del 2019, en breve, en otoño, se nos presentará la cepa del 20, del 2020, no en vano los coronavirus están emparentados con los virus de la gripe, por lo que es fácil presuponer que no conseguiremos cura, no antes que para la gripe y llevamos siglos sin ella. La gran esperanza está en la vacuna. Esperemos que en breve la tengamos… pero sólo se empleará en las cepas de próximas temporadas. Pero no he ocupado mi sitio entre mis hermanos para hablar de eso. He venido a hablar de heroísmo, de épica. Y contra el Cobi hay mucho heroísmo que contar, como un personal sanitario diezmado por una década de recortes despiadados perpetrados por  gobiernos de “Relicarios” corruptos y un pueblo fariseo que a las 20 horas aplaude lo que de día deshace, con su comportamiento incívico y temerario. Pero os he vuelto a mentir, dejaré la narración de esta epopeya a mejor cronista, que encontrarlos fácil es, por ejemplo aquí en Las Aguafuertes de la Peste abundan.

The 13th Warrior (1999) - Modern Trailer

No corren por mis venas la sangre, ni el talento de un Giovanni Boccaccio, ni tan siquiera de un Michael Crichton. No, no os narraré un cuento que os distraiga del confinamiento originado por este virus, sino que contaré el cuento del  Cobi D19. Y para ello no he fabular sólo cronicar y los economistas somos buenos explicando lo que ya ha pasado y el porqué de su inevitabilidad. También nos gusta ser agoreros y siempre predecimos el fin del capitalismo: desde Thomas Malthus y sus plétoras, a Karl Marx y el fin de la historia vía plusvalía caníbal o al más reciente equipo liderado por Donella "Danna" Meadows en 1968 para el Club de Roma donde el capitalismo desparecía por falta de petróleo. Los economistas estudiamos lo que queremos (Donella era biofísica), como los de Bilbao nacen donde quieren. Llevo más de quinientas palabras y aún no he dicho nada, lo que evidencia que los economistas vendemos humo y que como adivinos no tenemos precio.

Acuarela anónima del xvii del Semper Augustus, el bulbo más famoso, vendido por un precio récord de 6000 florines. Imagen tomada de Wikipedia.


Al principio se hizo la luz. Tranquilos, no me remontaré tan atrás, pero si es verdad que necesito un punto de firme anclaje para establecer el símil del cuento de Cobi D19. En 2007 todo economista que se precie de haber pensado dos veces tras obtener el grado, sabíamos que la crisis era inevitable y en el caso de España: importante. Luego fue peor, pero ya he avisado que acertar, acertamos poco. Hasta nombre tenemos para ese tipo de crisis, las conocemos bien, las tenemos caladas desde 1637 en HolandaLa crisis de los tulipanes. Se llaman crisis de burbuja de activo o inflación de activo. Muchas han sido de ese tipo: la del 29, la del año 2.000 también conocida como la crisis de las “.comy la última. La de 2007, sobre todo en países como España (ahora las crisis infectan a todo el mundo, globalización lo llaman) fue una burbuja especulativa de la vivienda, en los EE.UU. se la llamó de las hipotecas subprime. Una crisis de activo se caracteriza porque durante años el precio del activo crece de forma sostenida bastantes veces más,  de lo que crece el resto de precios (vaya la inflación). Se sabe que no hay vuelta atrás cuando ya es de dominio público, cuando todo el mundo sabe que  se puede ganar mucho dinero comprando ese activo y vendiéndolo al poco tiempo, ya que su precio no para de crecer. Es decir, la gran mayoría de compras del activo son especulativas, no a causa de su rendimiento explícito, sino implícito: el aumento de valor. La señal del principio del fin es cuando algunos sujetos se endeudan para comprar el activo, para venderlo inmediatamente después, liquidar el crédito y obtener un sustancioso beneficio. El banco es parte necesaria de la última fase de la burbuja, con sus créditos infla el globo, vierte gasolina al fuego. El globo se infla tanto, que es imposible que haya tantos pardillos que sigan acudiendo a comprar el activo a esos precios desorbitados. En ese punto cualquier mala noticia genera el terror en los poseedores del activo, que comienzan una carrera suicida por deshacerse del activo, aceptando la reducción de precio que sea, con tal de no perderlo todo: pánico se llama. Y ¡Boom!, se revienta la burbuja, lo que ayer valía un Potosí hoy ya no vale nada. Y los préstamos ya no se pueden devolver, iniciando una crisis de crédito. Todo esto se explica en las facultades de económicas, en 2007 todos los centros de estudios prestigiosos  habían realizado informes púbicos alertando de la burbuja. 


¿Por qué nadie hizo nada? 


Esta es la lección que necesito para anclar a la realidad el cuento del Cobi D19. Ni el FMI, ni el BCE, ni la Reserva Federal, ni la OCDE ni la UE, ni el G5, ni el Banco Mundial, ni el G12 nadie hizo nada. Bien, imaginemos que estamos en un guateque, en una fiesta en casa de un amigo y ya son las 12 de la noche, hora en que hay que dejar de hacer ruido o acude la policía. Todos lo están pasando estupendamente, la fiesta está en su punto álgido, hay muy buena onda. ¿Quién es el valiente que apaga la música? ¿Qué harán los invitados? Pues quejarse, con lo bien que lo estaban pasando, pero si no ha venido la policía, eres un cenizo aburrido. Nadie quiere asumir el papel del aguafiestas. Es necesario que llegue la policía para que todos acepten que la fiesta se acabó. Ahora traslademos ese esquema mental a la situación previa de la crisis de 2007. ¿Qué gobierno enfriaría la economía con políticas económicas restrictivas? ¿Cuánto tardarían los sectores más perjudicados por esas medidas restrictivas en poner el grito en el cielo? Pero si estamos creciendo, generamos empleo y los beneficios empresariales no hacen más que crecer, ¿Por qué parar ahora? ¿Qué reacción tendrían los miles de especuladores del activo “hiperinflacionado” y a los que esas medidas enviarían a la ruina? ¿Qué partido político en el gobierno iba, voluntariamente, a perjudicar su reelección a cambio de producir un bien mayor que nadie les iba a reconocer? Ninguno, en ningún país del mundo. Es necesario que estalle la crisis para que aceptemos la ruina unos, el desempleo otros y las medias restrictivas el resto: en suma el final del guateque.


Pues ese efecto, el de no apagar la música aunque la policía este al llegar, que llegar, llegará: pero después de esta canción, que es el tiempo que necesito para culminar mi conquista, es básico en el cuento del Cobi D19. Siempre creemos que podremos tomar medidas preventivas (de forma individual) justo antes de que llegue la policía. Pero no, llega y nos pilla con la música a tope y sin haber ligado.


Este efecto de “no apagar la música” ocurre cuando conocemos perfectamente la génesis, el mecanismo de propagación y las consecuencias de la crisis. Pues ahora hay que imaginarse que la génesis, la transmisión y las consecuencias no son conocidas. Hay indicios, pero ninguna certeza. Además los precedentes anteriores son malos. Las medidas preventivas de los gobiernos ante el SARS, la gripe aviar y otras epidemias fueron percibidas por parte de la sociedad como excesivas, precipitadas y muy costosas.


El Cobi D19 viene al mundo en el otoño de 2019 y comienza a hacer su trabajo, es un virus no una ONG, viene a matar gente. Y se le detecta, pasa a ser un mal bicho y los organismos internacionales comienzan a alertar de su existencia y aconsejan tomar medidas. De verdad,  ¿Alguien cree que algún gobierno que se juegue la reelección va a quitar la música sin que haya llegado la policía? La sociedad no estaba preparada, ningún grupo mediático había “calentado” a la población. Es verdad que morían personas, sí pero en China, como con el SARS y con la fiebre aviar. Sólo se actuaría cuando el virus nos atacara a nosotros, se necesita que la sociedad acepte que es una situación grave y que hay que actuar. Vaya, como cuando la policía sube al piso del guateque.


Sorprendentemente el gobierno dice la verdad: no hay cura, no hay vacuna (sólo efectiva para las cepas venideras, cuando se tenga) y no se conocen los tratamientos para ayudar al paciente a luchar contra el virus. La única estrategia es aplanar la curva de contagio natural. ¿Por qué, de forma natural la curva de contagio cae hasta cero? Porque el número de infectados que la superan (se curan y por tanto quedan inmunes) alcanza lo que se llama inmunidad de rebaño. El virus se queda sin gente a la que infectar. Esa inmunidad se alcanza cuando los infectados alcanzan el porcentaje adecuado, que muy provisionalmente se situaría entre el 60 y el 70% de la población. Lo que están haciendo los gobiernos es aplanar la curva, pero el objetivo es el mismo, que se infecte la misma cantidad de población, pero sin que el número de infectados simultáneamente supere un determinado nivel. ¿De qué depende ese nivel? Pues me imagino que de muchos factores pero destacaría tres:

1.- El número de camas de cuidados intensivos (UCI) disponibles en el sistema sanitario por mil personas.

2.- El porcentaje de personas de alto riesgo en la población.

3.- El porcentaje de personas mayores en la población (una ampliación del 2º punto).

Obviamente el número de camas UCI por mil habitantes en Alemania, Reino Unido o Holanda es más alto que en España, sus sistemas sanitarios no han sufrido recortes durante una interminable década, su población es más joven que la española (somos la tercera población más vieja del orbe).  No negaré que la gestión de los gobiernos también influirá, pero su efecto, en comparación será escaso.


Sólo saldremos de esta pandemia cuando estemos suficientemente infectados. Conseguir detener al virus, porque no nos exponemos, no es la solución: por los famosos rebotes de infección, lo que prolongaría en el tiempo este desastre en lo personal y en lo económico. Ahora que parece que hemos parado el “subidón” inicial de la curva, hay que seguir infectándonos a buen ritmo, a ritmo de crucero para alcanzar cuanto antes la inmunidad de rebaño. Lo que supongo que resultará en medidas aparentemente contradictorias por parte de los gobiernos: Más madera, más madera, es la guerra que diría Groucho Marx.

Groucho Marx. Imagen tomada de Pinterest.


Lo que estamos haciendo es una técnica de combate contra el Cobi D19 arriesgada, pero no más que apagar incendios de pozos petroleros con explosiones, que consuman el oxígeno imposibilitando la combustión[1]. Eso lo aprendí de John Wayne cuando interpretaba a un bombero de campos petroleros basado en el personaje real Red Adair, en Los luchadores del infierno (Hellfighters, 1969 Andrew V. McLaglen). ¿Suena peligroso? Dije que iba a ocupar mi sitio entre mis hermanos no que fuéramos a pasarlo bien.

Los Luchadores del Infierno. Afiche, Poster o cartel promocional de la película. Imagen tomada de Sensacine. 


Pero el cuento del Cobi D19 tiene moraleja. Cesar la actividad económica no va a salirnos gratis, van a morir muchas personas, personas jurídicas: autónomos, pequeñas y medianas empresas, más difícil será que muera alguna gran empresa. Ya han empezado las ayudas gubernamentales a las empresas, en forma de rescates directos o préstamos subvencionados. El gobierno, ningún gobierno, puede rescatar la economía de su país durante mucho tiempo. Además España no tiene margen para un mayor endeudamiento público, de hecho aún seguimos rescatados por nuestros socios europeos (vamos que son los gobiernos de nuestros socios los que compran buena parte de nuestra deuda pública). La profundidad de la crisis en ciernes, dependerá del tiempo que dure y la mortalidad que origine en el tejido empresarial el Cobi D19.


Ahora que ya estoy bien asentado entre mis hermanos y hermanas economistas un poco de discurso pesimista, vaya ha llegado el tiempo de la ciencia ficción del cuento del Cobi D19: la parte que más me gusta, también podría llamarse “speech del cuñado” parece ser que se llama efecto Dunning-Kruger[2]. Vamos allá: Nuestros dirigentes deben elegir entre la muerte de personas: físicas o jurídicas. Si elige salvar empresas será acosta de que mueran más personas físicas, dejando que la curva de infección supere el nivel máximo, lo que nos permitirá alcanzar la inmunidad global antes, pero también habrá enfermos graves sin UCI, por lo que morirán. O escogemos que mueran empresas, manteniendo la curva de infección bajo el límite marcado, lo que prolongará la situación de confinamiento, por tanto el parón productivo y las quiebras empresariales.


Si alguien piensa que la vida humana no tiene precio se equivoca, muchas  decisiones políticas cuestan vidas[3]. A priori la decisión sensata y razonable a este desafío vírico, incluso para un economicista como yo, es clara: salvar a las personas físicas y eso es lo que se está haciendo. Pero esto pasará, la crisis llegará y le costará irse. Las elecciones llegarán y se votará juzgando la actuación del gobierno en la pandemia. Los muertos estarán enterrados, pero los parados y autónomos arruinados estarán aquí, la tentación de culpar al gobierno de haber tomado medidas demasiado restrictivas y extendidas en el tiempo aflorará. Todo sacrificio pasado se antoja liviano y el presente insufrible. Vine a hablar de épica, de heroísmo y una buena dosis de ello les hace falta, en estos días, a nuestros gobernantes. Sobre todo sabiendo que el drama griego ya está servido: que la oposición por seguro, es su obligación, los medios de comunicación en concreto y la población en general, a la que han intentado proteger, les van a crucificar: pero eso es ser estadista, va en el sueldo. Como un héroe griego clásico; escupir a los dioses a la cara, sabiendo que sólo perder cabe.


Pero como este cuento lo ha contado un pirata atracador, mentiroso y economista; y yo mismo he definido economista como un excelente justificador de lo que ya pasó y su  consecuente inevitabilidad, también como un agorero, un vendedor de humo y un pésimo adivino, nada de lo aquí cronicado debe ser tenido en cuenta. No en vano la cuenta es la esposa del cuento y la vida es cuento y los cuentos, como este del Cobi D19, cuentos son. Les dejo con la musicalidad de los versos de Pedro Calderón de la Barca y yo me quedaré con mis hermanos y hermanas que me llamaron y:


Me piden que ocupe mi lugar entre ellos,
en los atrios de Valhalla,
el lugar donde viven los valientes para siempre. 


 13 Guerreros (audio latino) - El último rezo


[1] La URSS en 1966 llegó a usar explosiones nucleares para extinguir incendios de pozos de gas.
https://www.microsiervos.com/archivo/tecnologia/union-sovietica-apagaba-pozos-gas-incendiados-explosiones-nucleares.html

[2] El cuñadismo es un fenómeno sociológico bien asentado en nuestra realidad. El cuñado se cree un hombre del renacimiento, un genio cuando en realidad es un ignorante desinformado, pedante y vacuo. Vaya, nada que no supiésemos, sin embargo no sabíamos que este fenómeno del empoderamiento del imbécil está bien estudiado por la ciencia y hasta nombre tiene, desde 1999: Efecto Dunning-Kruger. Estos dos psicólogos, que dan nombre al efecto, constatan que (tomado de Wikipedia):

“… los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real. Este sesgo se explica por una incapacidad metacognitiva del sujeto para reconocer su propia ineptitud. Por el contrario, los individuos altamente cualificados tienden a subestimar su competencia relativa, dando por sentado erróneamente que las tareas que son fáciles para ellos también son fáciles para otros. …”.

Incluso Juan Luis Guerra aportó su granito de arena en 1998 describiendo el fenómeno que en 1999 David Dunning y Justin Kruger comprendieron y nombraron. Se trata de la canción El primo.

El Primo. Tema de Juan Luis Guerra

[3]  A principios de 2015 cuando se hizo público el debate de la cura de la Hepatitis C, hablo del Sovaldi y su principio activo Sofosbuvir (C22H29N3FO9P), medicamento fabricado por la multinacional estadounidense Gilead. En España, y gracias al oscurantismo del ministro de sanidad del gobierno del PP Alfonso Alonso Aranegui, el mismo que redujo durante 10 años seguidos la sanidad pública y por tanto las camas UCI con las que luchar esta guerra, para mayor gloria de sus paniaguados de la sanidad privada. Su bellaquería no nos permitió saber cuál era el coste del tratamiento. La horquilla del coste parece que se situó entre los 20.800 y 60.000€. En cualquier caso, el presupuesto del ministerio no alcanzó para pagar el tratamiento a todos los enfermos de España. Lo que en la práctica supuso la condena a muerte de una gran mayoría de ellos ¿de todos? No, de los cántabros no, porque el gobierno cántabro asumió el coste del tratamiento de sus enfermos.

Alfonso Alonso Aranegui. Imagen tomada de Wikipedia. 


Tomado de Kitschfilm


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PacoMan


En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de cuatro lustros.

Economista y de vocación docente. En la actualidad sobrevive como puede: lo que viene siendo malvivir.

Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando sube posts a su maltratado blog.

Y colabora con el blog de Grupo Li Po


martes, 15 de septiembre de 2020

Alberto Hernández: Encuentros sobre parientes tierras





Alberto Hernández: Encuentros sobre parientes tierras

           

I



“Yo sé que él está vivo
A todo lo ancho y largo de su cuerpo.”
Heberto Padilla.



Muchas veces, he entrado en el polvoriento hemisferio, señal, de una dedicatoria, como abriéndome más espacios, los cuales, con pie de solo miramiento, recorro siempre suspendida de la mano amasando navíos de vientos arenosos, rozando el solo temblor de escuchar la sangre que entretejo con la prudencia de la palabra; pero el impulso de cabalgar sobre la noche de intentos y el exilio es humano, para el acatamiento de este buen comienzo.  Entonces, me acoplo a los descosidos velos, volcando el anuncio de la Entrada arrastrando luz de doliente lámpara, esa, apoyándose, en la memoria del silencio, del tiempo trascurrido sobre parientes tierras, pulsando propio surco por paraje costa: - Uno regresa muchas veces del silencio. Busca el / lugar donde una vez dejó una palabra, pero no encuentra / el sonido que podría salvarlo.-. Otorgando, una obertura mediante el mensaje de blanco silencio, mientras, desde ese lugar, sopla una fría brisa, juntándose con la niebla encantados refugios, arropando distancias que parecieran esconderse a toda promesa durante las horas de asombro: encuentros, con el giro eterno de aquellas manos hilando personales destinos, retornando desde ese más allá, ahora, el poeta, - los hombres saben de estos asuntos, de cartas de odio / escondidas en los chalecos de la familia. Saben de / palabras ocultas en baúles y piedras-.

Ovillando lo que se escurre, dentro de su espacio, tratando, de recolectar los reflejos que se anudan con la sabia experiencia de las heridas en viva hoja: lugar de acuerdos cuando -La historia es esta orilla. -, regresando, del peregrino oleaje instante, una y otra vez con la piel de tantas alzadas manos, señalando remolinos de búsquedas habitadas, cruzando sus huellas el rostro a partir del silencio del este, y al oeste, el olvido, -Lugar ajeno a la mirada. Mis pasos muelen la arena / que huye de la casa, como si el mar hubiese encontrado / descanso -. Asimismo, de justo, estampando, ya el territorio por parentesco, el poeta, nos va atrayendo del mismo modo como se descansa en el olvido, abriendo el hallazgo la destreza del encuentro con aquellas palabras, como sí esos baúles con memoria de piedra, estaban esperándole justo, a un final de sepultada tierra: arena, reconciliándolo con nuevos silencios, perteneciéndole a la vida, a la soledad que ingrata nubla otros aires: - En la ventana otra mujer identifica la voz que viene / de la calle. Sabe que en las manos trae verduras y / pescados. Siente la entrada por la puerta de roble -; entretela propia del recuerdo, sacudiéndolo desde muy adentro, para despojar el agua de su boca. Madre o hermana, infinita, la mujer aguardando, como espejo que trae otros velos avivando el sediento pan de avenencias: - lo mira –atrás queda la cortina-/ colocar los/ alimentos en las mesas; se arrellana en la silla y cuenta las/ últimas monedas-. La escena, gira al fin, se comprende la sequía en el cuerpo, desnudo por un estacional semblante, temblando aún, sin el ruego vuelo, quedando prisionero de todas las tierras por recorrer eternamente con la imagen subterránea, resguardo, de la más exigente de todas las pasadas lunas, la que puebla lo descendiente dentro del originario árbol.

 Sólo el poeta, él solo por los oscuros senderos encarna la caída rama, con un despojado fuego, ahogándose dentro de él, con la savia brevedad del diálogo, y lo despunta traspasando la redondez en el poema, siendo notorio, la evidente textura poética  de su liberado aliento, por estos caminos cuando se ensortija el umbral de callada infancia: -La casa vieja, el solar hecho ciudad: la noche se pierde / en los cuentos del hombre: los niños se tapan los oídos con los pasos /de los grumetes/ de una historia inventada (ahora lo sé)-. Dando aquella media vuelta, inscrita en el tiempo, mientras, el padre, hijo por el presente, dan el círculo preciso pasando muy bien por las esquinas de las congénitas huellas que, a su vez, -Callamos y volvemos siempre/ a los mismos lugares.-.

Un cumplido retorno, derramado por la intención de anidar un poco más la sensación de la visita con los silentes días: desamparo tormento de inquietas almas, que hoy están en un plano más seguro: el de la palabra: -Para cruzar el desierto/ hay que imitar a las cabras: // corremos sobre aquel mar/ lleno de barcos bajo tierra.-.  Los recuerdos, como agujas, se tienden ante sus ojos, son los anteriores, son los encuentros con las apariciones familiares, aquellos, que ya se alude como la pesada mano de la edad, como esa puerta de roble, donde, - El gallo del oeste vuelve de la tarde-.

Lo vivencial, revela, un ayer en su inmortal hoy, recuperándose del olvido; arqueándolo, a través de su perteneciente tono poético narrativo, las diferentes voces con las cuales Alberto Hernández, teje este viaje, de agasajo por legada herencia, íntimo, en su perduro destierro: -Soy de ese lugar de silencios/-. Naciente reconocimiento desde la Entrada, con un dejo reflexivo, a la vez aceptación de lo expresivo, en cada signo que vierte, dando un sentido de fidelidad, de transformación de la temporal imagen: misma, metáfora de lo conocido, levantándose para el descanso de aquellos sellados años, puliéndolos, dándoles brillo desde lo oculto en la memoria, para después asomarlos sobre su desnudo verbo, - Vivimos de voces apagadas. Todos los que no han / regresado ocupan el sitio conservado por nuestras/ manos, negaciones y anhelos // Qué palpo -entonces- cuanto tampoco estoy-. 


II



“Yo no sé si los viejos regresarán
un día por el sitio
en que uno los perdió cuando niño.”
Heberto Padilla.


Transitorio, en lo fugaz del instante habitado, Alberto se medita, trajeando, su cuando no estoy, abrigando la continuidad uniendo voz por lluvia lágrima, apareciendo, el luto, mientras avanza por los lugares donde se destierra al evocado reflejo, sólo en la orilla del mar, esperando que las lanzadas puertas, retornen a la misma orilla, sin embargo, las desgranadas voces, se introducen muy bien en la paciencia del próximo cimiento: -Paso a paso / la tormenta/ llega hasta la casa: // sólo los rumores de esa gente / que no conozco-. Alberto, continúa escarbando, tiempos y suturas regresando del otro lado, cuando ya en el segundo intento, duele la despierta pérdida por cambio de piel: presencia ausente de este lado, de igual modo, es aliento etéreo, con la cual dialoga: -Tú no puedes hablarme. Respiras con dificultad y / sonríes porque de todas maneras ya habías olvidado la / vida, ya habías entendido que esa forma de alejarte era también // un juego, un impecable asunto // una forma de entrar en la muerte-.

Espesura alojándose, dirigiéndose a ella como tembloroso invierno, no mezclado con el riesgo que asume en desbocar ya en exilios, la fría repuesta levantando pliegos, amarillentos del igual modo como la propia mar los regresa, - Oyes en la distancia el nombre que buscas. La luna se / deja seducir por el día, y no te importa. Sigues esperando / la voz, ilusión que no olvidas para no perder el / sueño, la araña que surte de manchas la pared de / aquella casa-.

Vinculado a lo simbólico muy puntual alzando el templo, la pariente puerta abriendo mucho más los pasillos de aquellos que pasan, para recrear la casa, (su templo) como diría Bachelard, -La casa nos brindará a un tiempo imágenes dispersas y un cuerpo de imágenes-. Del mismo modo, el poeta, nos las da, como cuerpo, como estatura de un tiempo colmado de vivencias, que hoy se expanden, cautivadas por su memoria: paralelo encuentro con la araña cubriendo lo sentido a través de su voz originando un espacio poético, visualizándose él, entre las manchas en la pared, para luego mostrarse en la belleza humana como un cuadro perteneciente a la misma pared de aquella casa: -Tengo un solo cuerpo, el que usas / Incómodo, desnudo, lejos de mí / Sin lugar para abandonarlo. –.

En ese ir y venir, Alberto Hernández, nos presenta la desnudez de la infinita realidad del préstamo de la vida; por lo tanto, fijamente, será el eterno ritual renovado: ser, el cuerpo de la casa, la habitada o la deshabitada, a la que volvemos con atuendos del mismo viaje, abrazando sólo las puertas, al final, eterna existirá la casa, la de la infancia, la de la ciudad imaginaria, la materna, como parte, –Del origen sólo nos queda el polvo-. Y por esa cruzada regresa, más atento del lenguaje, de las percibidas voces que se han entrecruzado con su diálogo, todas familiares, amigos o vecinos,  que en – una orilla aérea lo recibe-,  entre ceremonias, sembrando el paso con el sonido del padre a la mitad del camino, mientras, ya el espacio es lejano; aún así, el poeta, puede apreciarse frente al mar, con el solo olor, -Sin embargo, / me instalaré en este sitio-, abriéndole este muy suyo universo: señal de la última puerta, siendo aquella igual Entrada cuando nos detuvo con su soplo arrojo del aviso, donde ahora el mismo poeta se detiene, incrustando más barcos en arena toda, rodeando silencios y olvidos, -asido a la mudez/ pronuncia llegada y despedida-.


La serpiente que se muerde la cola: totalidad, con dominio de la palabra, juntando lo creado, lo intrínseco de la estimulada forma de arrinconar la arena en un solo brío del aire, conservando su arraigo vínculo de sangre y tierra en el propio costado de la muerte: -Cierran la puerta y comienza realmente la noche. -; hundimiento del postigo, mismo roble, brotando por un siempre amén del nudo arco interno en su mar de escoltas. Por ellos, por los que surgieron de lo real imaginario de Alberto Hernández, por el viaje, por el largo sueño, por las parientes tierras, aliadas siempre de este su inicial aviso en la Entrada: Las voces que se asoman en este libro representan / la imagen de un instante, un hecho que la imaginación / propició para que nadie abuse del olvido.-. Y para no despedir personales habitaciones por la llegada de la sombra, esperándolo, junto al borde -trecho andado, ya sin piedras, sin sobresaltos-, concedido por el movimiento esférico de su compromiso con el discurso escrito, enlazado al subterráneo cielo colmado de mágicos signos, goteando otro cumplido saludo, espejo reflejo frente a la –su- puerta: - En las líneas de la mano los planos de la casa. Recientes / son los sueños de levantarla para aguardar nuevos / miedos en las palabras no pronunciadas.


Intentos y el exilio. Ediciones Mucuglifo.

Milagro Haack


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Milagro Haack, poeta, ensayista, artista corporal y visual. Se desempeña activamente como promotora cultural. Nació en Valencia, Estado Carabobo, Venezuela, el 29 de noviembre de 1954.  Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela. Noviembre 2007. Actualmente, reside en valencia y dirige un Taller permanente de Diálogos de Literatura y Orientación Poética “El Retorno a lo Humano”. Se dedica a la trascripción y corrección.

Libros publicados:


 “Temple Ajeno”. 1990. “Puertas que no me Pertenecen”. 1991 (Mención Honorífica Bienal Latinoamericana José Rafael Pocaterra 1987–1988). “Luto de otra Boca”. 1992. “Cuarto de Ceniza”. 1994. “Antología Poética”, “La rama bifurcada”, Poetas del Estado Carabobo. 1986-1994. “Cuadernos Cabriales N° 54”, editado por el Ateneo de Valencia. “Cenizas de Espera” 2003. “Cinco mañanas juntas” 2003 “Lo callado del silencio” (2004). Antología de Escritores del Estado Carabobo: "Palabras de Anunciación y de otras Adyacencias" (Editado por la Alcaldía de Valencia en homenaje a los 450 años de la ciudad de Valencia. Noviembre 2007). Escritoras venezolanas ante la Crítica. IV antología de la Asociación de Escritores de Mérida. Venezuela. Fondo Editorial Ramón Palomares. 2008.

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*Alberto Hernández, poeta, narrador y periodista, nacido en Calabozo en octubre de 1952. Egresado del Pedagógico de Maracay, realizó estudios de postgrado en la Universidad Simón Bolívar en Literatura Latinoamericana. Fundador de la revista literaria Umbra, es colaborador de revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Dirige El Suplemento de "El Periodiquito" de Maracay, en el estado Aragua. En el año 2000 recibió el Premio "Juan Beroes" por su obra literaria. Ha obtenido números reconocimientos y premios literarios. Autor de numerosos libros, entre ellos se pueden citar: "La mofa del musgo", 1980, "Amazonía", 1980, "Última Instancia", 1989, "Párpado de insolación", 1989, "Ojos de afuera", 1989, "Bestias de Superficie", 1993, "Nortes", 1994, "Intentos y el exilio", 1996, "Puertas de Galina", 2001, "Poética y desatino/Aforismos", 2001, y "Slovenia", 2001, "Fragmentos de una misma memoria”. Ha sido invitado a la Universidad de San Diego, California, Estados Unidos, la Universidad de Pamplona, Colombia, entre otras. Encuentro para la presentación de una antología de su poesía, publicada en México, Cancún, por la Editorial Presagios.  Es un gran promotor de la cultura de nuestro país.

lunes, 14 de septiembre de 2020

LENÍN SÁNCHEZ EL ATEO Y MÍSTICO

 



Estimados Liponautas.


El pasado 28 de agosto de 2020 falleció nuestro amigo Lenín Sánchez, a manera de despedida y homenaje compartimos este texto que le dedica el escritor José Gregorio Medina.


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 Sep 12, 2020


Resulta poco más que difícil, escribir algo serio o triste sobre un personaje que solo dio alegría y solidaridad a lo largo de su vida.


Algunos dicen que cuando una persona pasa demasiado tiempo en un lugar, termina pareciéndose irremediablemente a ese sitio, algo semejante le pasó a nuestro Lenín con la Guairita.


La Guairita.


Lenín Sánchez era tan contradictorio como auténtico, escudaba su nombre original de carácter cristiano y femenino (José del Carmen) bajo un seudónimo comunista y ortodoxo. Compartía todo, aún sin tener nada todo lo compartió.


El aparente nihilismo teológico que transpiraban sus trajes y corbatas se intercambiaban muy a menudo con el desparpajo dogmático de sus bermudas y camisetas sudorosas de incienso y cebada.


Para Lenín la vida fue rumba, sabor y conga como diría alguno, con su humor característico podía empezar una letanía o rosario en los bares New York o en el Globo donde solía confundir las cantidades de vino de consagrar con la espuma refrescante y bulliciosa de sus cervezas del día,  haciendo un viacrucis heroico con el dolor y la alegría cargadas sobre sus hombros, continuaba siempre su viacrucis etílico que lo llevaba casualmente a los mismos sitios de peregrinaje como lo eran: El Tokay* y La Pajarera*.


Lenín el contradictorio solía confundir la semana santa con el carnaval, para de esa forma bailar y rezar al mismo tiempo, Lenín era tan contradictorio y esplendido que solía fusionar un canto gregoriano con una ranchera solo para demostrar peripecia ante sus coterráneos, ahora te has ido Lenín, te fuiste en aura mística para algunos, y con aureola profana para otros, y quién sabe si llegaras al purgatorio o al séptimo cielo, eso no lo sabremos, lo que si podemos asegurar los que te conocimos es que en el camino a uno de esos sitios te dejaras dominar por tus inclinaciones ludópatas y echaras a la suerte tu destino final dejando la incógnita del paradero. ¿Será que antes de llegar te irás de farra con José Joaquín Burgos, Pedro Crespo y un histriónico Alberto González que con ademanes y gritos celebrará tu gentileza de pagar la cuenta como tenias acostumbrados a tus amigos?


José Gregorio Medina

* Celebres bares de Valencia, la de Venezuela

Tomado de Faro Crítico.


Enlace Relacionado:

PARA MI HERMANO LENÍN QUIEN OLVIDÓ ESCRIBIR UN POEMA EN RUSO


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 José Gregorio Medina.

Profesor de Literatura y amante de la Poesía.