sábado, 30 de abril de 2022

Luis Beltrán Prieto Figueroa: La poesía es un mensaje y el mensaje debe llegar limpio a las personas.

Una entrevista de José Pulido.

 

Luis Beltrán Prieto Figueroa. Fotografía tomada en el homenaje a su persona hecho por  el partido  MEP ( Movimiento electoral del pueblo) el 18 de marzo de  1982. Imagen tomada de Twitter.



Luis Beltrán Prieto Figueroa: 

PARA MI UN POEMA ES UNA COSA SERIA

 

José Pulido

 

 21 de enero de 1982


El gigante de ochenta años se derrumba suavemente en el sillón de su casa y sus manos, grandes como águilas, planean hasta quedarse quietas esperando una orden. Un arco azul aparece en sus ojos castaños, las cejas se volvieron blancas para complementar esta transformación, aunque el gigante sigue siendo grande, derecho. Choca sus dientes y un sonido se va convirtiendo en palabra: "escribo poemas desde la adolescencia. Aún existen varios libros que no se publicaron nunca".






 

Luis Beltrán Prieto Figueroa ha entregado su larga vida a la lucha por un ideal político, sacrificando quizás la felicidad de dedicarse por entero a la poesía y la literatura, aunque ello no le molesta en lo más mínimo. Hoy está viviendo una etapa en la cual todo lo que hace le sabe a infancia de mar, a su isla: oye el oleaje, escucha a los pescadores, los peces se mueven en su sangre y una sirena, jamás vista, canta en las grutas de su pecho. El gigante huele a colonia de vieja barbería.

 

Actualmente escribe, entre otras cosas, el poemario Islas de azul y viento.

-Los poemas míos -dice- son expresiones de vivencias interiores que me incitan a escribir. Salen, pero de la primera escritura a la última hay un trecho. A medida que va pasando el tiempo van siendo revisados y cambiados porque la autocrítica no me deja tranquilo nunca, y hay una pelea con las palabras y las formas que hacen del poema un cuerpo vivo que se defiende de las posibles agresiones que yo pueda hacerle en ese constante cambiar y revisar… para mí un poema es cosa seria.

 

Imagen tomada de La Poeteca.


Cierra los ojos y piensa un momento. Da la impresión  de que un segundo suyo es del tamaño de un minuto de los demás: así lo vive, así lo consume.

Su voz se detiene en algunas palabras y en otra avanza con rapidez. Hay palabras que disfruta de la misma manera que la boca de un niño derrite un trozo de chocolate.

 

-No tengo de la poesía un concepto ligero y circunstancial, sino que pienso, como decía Goethe que el poema puede esperar. Por eso tardé tanto tiempo en publicar versos. Mi primer libro de poemas Mural de mi ciudad se publicó cuando cumplía 73 años.


Imagen tomada de La Poeteca.



Su libro Verba mínima ha sido un libro con suerte, de acuerdo a lo que indica el doctor Prieto Figueroa: la revista italiana Spirale publicó tres poemas que figuran en esa obra.


Imagen tomada de La Poeteca.

 


-¿Por qué hay poesía que no llega a la gente? -La pregunta pasa entre dos objetos que parecen tener en ese instante algún significado: una escultura humilde y fea que mira hacia la única flor abierta en la sala de estar de la casa. Una flor magenta que parece una copa o una bailarina danzando de cabeza.

 

-Lo que pasa con la poesía -explica-  es que algunos poetas tienen como una especie de reserva espiritual y no descubren en su poesía cuánto sienten o cuánto piensan. Se conforman con decirlo para ellos o para un reducido grupo. Para mí la poesía es un mensaje y el mensaje debe llegar limpio a las personas que lo reciben. No crítico ninguna forma de expresión poética ni me abstengo de leer a los poetas herméticos, porque aún cuando cueste trabajo llegar al fondo del pensamiento de esos poetas, siempre encontramos algo nuevo o novedoso en ellos.

 

Cuenta como ejemplo que a Neruda cuando le preguntaron en una ocasión el significado de un poema respondió "cuando lo escribí yo sabía lo que decía, ahora no lo sé".

 

Prieto se ríe y comenta: "De tal manera que el poeta tiene hasta ese privilegio, de no saber lo que significan sus propios versos".

 

-En la época actual ¿siente menos interés hacia la poesía?.

 

-No. Cada época tiene sus fórmulas y su manera de decir las cosas. El hombre siempre tiene necesidad de ponerse en contacto con el mundo que lo rodea y con las personas de ese mundo. Hay que encontrar la forma o la manera de hacerlo… no todos saben  cómo hacerlo. El manejo del idioma es muy difícil y decir lo que uno quiere es un trabajo muy serio, porque si alguna cosa es reticente es la palabra.

 

Se queda en silencio, que es un gran silencio de un segundo y prosigue porque se le ocurre que el tema tiene sus aspectos interesantes: "En Venezuela hay mucho poeta joven que escribe cosas para comunicarse con la gente de su generación. A veces forman pequeños círculos en los cuales se discute o se lee poesía… pareciera que algunos se conforman con que su grupo los entienda. El viejo refrán de que al hijo mudo la madre lo entiende parece presidir las formas expresivas. Pero mejor que ser mudo es ser hablantinoso.

 

Suelta una carcajada que conmociona su  talla de montaña, sus manos que parecen águilas se baten y la flor magenta mueve la falda de bailarina al revés.

 

Prieto Figueroa no está de acuerdo en que Venezuela no es un país de novelistas. Una novela es un cuento largo y quien es cuentista es novelista. Sostiene que el venezolano busca en el exterior lo que tiene en su casa, para aludir a la existencia en nuestro país de buenos, aunque pocos novelistas.

 

"La lucha de cada generación o de cada grupo literario por negar lo que otros hicieron gasta la energía creadora, perdiendo la literatura nacional en vez de ganar. En Venezuela se estudia muy poco la literatura venezolana, y en los trabajos que se realizan en la Escuela de Letras de la UCV se nota la ausencia de estudios penetrantes sobre la vida literaria nacional. Los jóvenes escriben sobre poetas y novelistas extranjeros porque pareciera que eso le agrega prestigio a su futura labor de escritores", expresa Luis Beltrán Prieto Figueroa.

 

En la imprenta de la ULA hay ahora un libro suyo con cuatro ensayos sobre Neruda, Paz Castillo, Luis Barrios Cruz y Andrés Eloy Blanco.


Fernando Paz Castillo.


-Yo ocuparé en la Academia de la Lengua el sillón de la letra K que correspondía a Fernando Paz Castillo: esto me satisface más que el hecho de ocupar un puesto en la Academia.

 

El trabajo que editará la ULA apareció publicado como homenaje a Paz Castillo con motivo de los 88 años del poeta, quien tres meses después de la publicación del ensayo murió.

 

-En esta etapa de su vida ¿qué le ilusiona más?

 

Aclara que no es lo que más le ilusiona, sino "más bien lo que me interesa más"

 

-En este momento yo tengo dos clases de interés: los intereses políticos por la creación de un mundo mejor, donde la libertad y la satisfacción de las grandes necesidades del hombre puedan alcanzarse en un mundo liberado de las presiones del capitalismo agobiante. Yo aspiro a la creación para Venezuela y para todos los países de América de una democracia socialista. El otro interés es el que ahora desarrollo: trabajo intensamente en la revisión y nueva redacción de mis notas de clase y en la revisión y complementación de libros de educación. Hay algunos otros trabajos de inaplazable revisión como los originales de mi libro Teoría y táctica de la educación popular en América. Este empeño mío en terminar esas obras y en revisar otras obedece a mi propósito de servir la desarrollo de la educación y cultura en Venezuela.

 

Sostiene que se empeña en suministrar a las nuevas generaciones materiales que sirvan para la discusión y para la búsqueda de una visión más acorde con el desarrollo del país, "que nos dé significación cultural en el porvenir".

 

-La lucha política me apasiona, puede decirse que es una parte del aire que respiro, pero cada día noto que las nuevas generaciones están interesadas en lo que se ha llamado la despolitización, que no es otra cosa que una vía abierta para el enriquecimiento fácil y sin ninguna clase de compromiso con el país. Despolitizarse es apartarse del mundo contemporáneo. Hay gente que tiene reservas hacia la política y los políticos porque muchos se disfrazan como políticos para facilitar su comercio en la vida pública y enriquecerse sin hacer inversiones… Otros creen que la política es una forma subrepticia  de practicar la inmovilidad, pero ética y política nacen juntas.

 

Prieto murmura un instante después: "Siempre habrá gente corrompida. No en vano Moisés, en el decálogo, prohibía el robo pero analizando ese decálogo, llegamos a la conclusión de que estaba hecho para la defensa de los intereses de la casta dominante, que en ese momento eran los criadores y agricultores, por eso el robo de ganado acarreaba la pena de muerte".

 

-¿Sigue sin creer en Dios, sin verlo?

 

-He visto a un hombre por ahí que se llama Dios.

 

Se pone de pie hasta arriba, riéndose. Había dicho en un momento de su conversación que la reforma del Código Civil no cambiará la posición del hombre hacia la mujer a menos que haya un cambio cultural.

 

Su figura oscurece la puerta abierta e iluminada de la casa. Dice adiós con una mano de vuelo pesado. Se queda con una sonrisa que es sostenida por un oleaje de sonidos: "ajajajaj" y que no se borra, se oculta, mientras el gigante con el cerebro joven va a sus papeles, a construir con palabras ese país que tanto desea desde que sus ojos eran castaños y que alguna generación habrá de disfrutar alguna vez.

 

Parece sonar entre sus dientes la palabra que tanto mastica su espiritualidad:


-Porvenir…

 

 

Diario El Nacional. Cuerpo C. Página 22. Caracas 21 de enero de 1982.

 

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José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne


José Pulido:

Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.

Vive en Génova, Italia. 

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este  correo: jipulido777@gmail.com)

Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova. 

Publicaciones más recientes:

El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.

Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.

Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà  (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores.


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viernes, 29 de abril de 2022

Lin Yutang: "El hombre que no tiene la costumbre de leer está apresado en un mundo inmediato...".

El placer de la lectura.


Estimados Liponautas

Hoy tenemos el gusto de compartir con ustedes un texto de Lin Yutang, sobre la lectura, un escritor que frecuentemente habitaba con frecuencia nuestras bibliotecas. Si nos acompañase en estos momentos seguramente nos diría muchas cosas interesantes sobre la actual esclavitud a la que gustosamente nos sometemos con ese grillete que llamamos smartphone o teléfono "inteligente" .

Disfruten de la entrada.


Atentamente

La gerencia.


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El placer de la lectura.


La lectura, o el goce de los libros, ha sido considerada siempre entre los encantos de una vida culta y es respetada y envidiada por quienes se conceden rara vez ese privilegio. Es fácil comprenderlo cuando comparamos la diferencia entre la vida de un hombre que no lee y la de uno que lee. El hombre que no tiene la costumbre de leer está apresado en un mundo inmediato, con respecto al tiempo y al espacio. Su vida cae en una rutina fija; está limitado al contacto y la conversación con unos pocos amigos y conocidos, y sólo ve lo que ocurre en su vecindad inmediata. No hay forma de escapar de esa prisión. Pero en cuanto toma en sus manos un libro entra en un mundo diferente, y si el libro es bueno se ve inmediatamente en contacto con uno de los mejores conversadores del mundo. Este conversador lo conduce y lo transporta a un país diferente o una época diferente, o descarga en él algunos de sus pesares personales, o discute con él una forma especial o un aspecto de la vida de que el lector nada sabe. Un autor antiguo le pone en comunión con su espíritu muerto largo tiempo ha, y a medida que lee comienza a imaginar qué parecería ese autor antiguo y qué clase de persona sería. Tanto Mencio como Ssema Ch'ien, el más grande historiador chino, han expresado la misma idea. Poder vivir dos horas, sobre doce, en un mundo diferente, y restar los pensamientos al reclamo del presente inmediato es, claro está, un privilegio que deben envidiar las personas que están encerradas en su prisión corporal. Tal cambio de ambiente es en verdad similar a un viaje, en su efecto psicológico.

Sasha Grey leyendo  El elogio a la Locura



La mejor fórmula sobre el objeto de la lectura, a mi juicio, fue dada por Huang Shanku, un poeta Sung y amigo de Su Tungp'o, que dijo: "Un sabio que no ha leído nada durante tres días, siente que su conversación no tiene sabor (que se hace insípida), y su cara se hace odiosa al mirarla (en el espejo)". Lo que quiso decir es que la lectura da al hombre cierto encanto y sabor, que es el objeto de la lectura, y sólo puede llamarse arte a la lectura con este objeto. No se lee "para mejorar el espíritu", porque cuando se comienza a pensar en mejorar el espíritu o la mente, desaparece todo el placer de la lectura. Estas son las personas que se dicen: "Debo leer Shakespeare, y debo leer Sófocles, y debo leer Cervantes, para poder ser un hombre culto". Estoy seguro de que un hombre así no será culto jamás., Una noche se forzará a leer Hamlet de Shakespeare, y saldrá de ello como de un mal sueño, con el único beneficio de poder decir que ha "leído" Hamlet. Todo el que lea un libro con sentido de obligación es porque no comprende el arte de la lectura.

Este tipo de lectura con fines de negocios es igual a la lectura de los archivos y antecedentes, por un político, antes de pronunciar un discurso. Es apenas pedir consejo e información de negocios, y no leer.

Leer para cultivar el encanto personal del aspecto físico y del sabor en la palabra, es pues, según Huang, la única especie de lectura que se puede admitir. Este encanto del aspecto debe ser interpretado, evidentemente, como algo más que la belleza física. Huang no se refiere a la fealdad física en su frase. Hay caras feas que tienen un encanto fascinador y caras hermosas que son insípidas para quien las mira. Entre mis amigos chinos hay uno cuya cabeza tiene forma de una bomba y, sin embargo, verle es siempre un placer. En cuanto al sabor del discurso, todo depende de la forma de leer. Que uno tenga sabor o no cuando habla, depende de su método de lectura. Si un lector obtiene el sabor de los libros, demostrará ese sabor en sus conversaciones, y si tiene sabor en sus conversaciones no podrá menos que tener sabor en lo que escribe.

Por ende, considero el sabor, o el gusto, como la llave de toda lectura. Sigue necesariamente de ello que el gusto es selectivo e individual, como el gusto en la comida. La forma más higiénica de comer, es, al fin y al cabo, la de comer lo que gusta, porque entonces tiene uno seguridad de la digestión. Cuando se lee, como cuando se come, lo que hace bien a uno puede matar a otro.

Por lo tanto, no puede haber libros que uno debe leer. Porque nuestros intereses intelectuales crecen como un árbol o fluyen como un río. Mientras haya savia adecuada ha de crecer de algún modo el árbol, y mientras haya agua del manantial el río seguirá corriendo. Cuando el agua choca con un escollo de granito no hace más que girar a su alrededor; cuando encuentra un valle bajo y placentero se detiene y se extiende por un rato; cuando se encuentra en un hondo estanque de la montaña está contenta de quedar allí; cuando se encuentra en unos rápidos, corre adelante. Así, sin esfuerzo alguno, sin propósito determinado, llegará seguramente un día al mar. No hay en el mundo libros que se deban leer, sino solamente libros que una persona debe leer en cierto momento, en un lugar dado, dentro de circunstancias dadas y en un período dado de su vida.
 

Llego a creer que la lectura, como el matrimonio, está determinada por el destino o autores. Aunque haya cierto libro que todos deben leer, como la Biblia, hay un momento para hacerlo.Cuando los pensamientos y la experiencia de una persona no han llegado a cierto punto para leer una obra maestra, la obra maestra sólo le dejará mal sabor en el paladar. Confucio dijo:"Cuando se tienen cincuenta años se puede leer el libro de los cambios", lo que significa que no se debe leer a los cuarenta y cinco años. El sabor extremadamente suave de las frases del mismo Confucio en las Analectas, y su madura sabiduría, no pueden ser apreciados hasta que el lector ha madurado.La lectura, pues, no es un acto simple; tiene dos caras: el autor y el lector. La ganancia neta proviene tanto de la contribución del lector, por medio de su propia visión íntima y su experiencia, como del autor mismo. Con respecto a las Analectas de Confucio, el confucianista Ch'eng Yich'uan, de la época de Sung, dijo: "Hay lectores y lectores. Algunos leen las Analectas y sienten que nada ha ocurrido; a algunos nos complace uno o dos renglones, y otros comienzan a sacudir las manos y a danzar inconscientemente." Considero que el descubrimiento del autor favorito es para cada uno el acontecimiento más crítico en el desarrollo intelectual.
Hay algo que se llama afinidad de espíritus, y entre los autores de los tiempos antiguos y modernos debe tratar uno de encontrar a aquel cuyo espíritu sea semejante al suyo. Sólo de esta manera se puede obtener algo realmente bueno de la lectura, Hay que ser independiente y buscar a los maestros. Nadie puede decir quién será el autor favorito de cada uno; quizá no lo pueda decir el mismo lector. Es como el amor a primera vista. No se puede decir al lector que ame a este o aquel autor; pero cuando ha encontrado el autor que ama, lo sabe por una especie de instinto. Conocemos casos famosos de descubrimientos de autores. Hay sabios que han vivido en edades diferentes, separados por muchos siglos, pero con modos de pensar y de sentir tan semejantes que al reunirse en las páginas de un libro parecían ser una sola persona que encontraba su propia imagen. En la fraseología china decimos de estos espíritus semejantes que son reencarnaciones de la misma alma, como se decía de Su Tungp'o que era una reencarnación de Tschuangtsé o de T'ao Yuanming1, y de Yuan Chunglang, que era una reencarnación de Su Tungp'o dijo que cuando por primera vez leyó a Tschuangtsé tuvo la sensación de que desde la niñez había estado pensando las mismas cosas y asumiendo los mismos puntos de vista. Cuando Yuan Chunglang descubrió una noche a Hsu Wench'ang, un autor contemporáneo a quien no conocía, en un librito de poemas, saltó de la cama y llamó a gritos a su amigo, y su amigo empezó a leer y gritó a su vez, y luego ambos leyeron y gritaron de tal modo que el sirviente quedó muy intrigado. George Eliot dice que su primera lectura de Rousseau fue un choque eléctrico. Nietzsche sintió lo mismo acerca de Schopenhauer, pero Schopenhauer era un maestro enojadizo y Nietzsche un discípulo de mal talante, y era natural que el alumno se rebelara más adelante contra el maestro.

Tal concepto del arte de leer destruye por completo la idea de la lectura como deber y obligación. En China, se alienta a menudo a los estudiantes a que "estudien amargamente". Hubo un famoso sabio que estudiaba amargamente y quien se clavaba un punzón en la pantorrilla cuando se dormía de noche mientras estudiaba, Hubo otro que hacía que una sirvienta estuviera a su lado mientras él estudiaba, de noche, para despertarle cada vez que se dormía. Esto es una insensatez. Si alguien tiene un libro ante los ojos y queda dormido mientras un sabio autor antiguo le está hablando, hace bien en irse a la cama. Ni el pinchazo de un punzón en la pantorrilla ni las sacudidas de la sirvienta le harán bien alguno. Un hombre así ha perdido todo sentido del placer de la lectura. Los sabios que valen algo no saben qué quiere decir "estudiar con empeño". Aman los libros y los leen porque no pueden evitarlo, nada más.

¿Qué es, pues, el verdadero arte de la lectura? La respuesta, muy sencilla, consiste en tomar un libro y leer cuando se tiene ánimo. Para gozarla cabalmente, la lectura debe ser del todo espontánea. Toma uno un volumen de Lisao o de Omar Khayyam, y se va de la mano de su amor a leer a la orilla de un río. Si hay buenas nubes en el cielo, se puede leer las nubes y olvidar los libros, o leer los libros y las nubes a la vez. A ratos, una buena pipa o una buena taza de té hace el momento más perfecto. O acaso en una noche nevosa, sentado ante el fuego, cuando canta una marmita de agua en el hogar y hay una buena bolsa de tabaco al alcance de la mano, uno reúne diez o doce libros de filosofía, economía, poesía, biografía, y los apila en el diván, y después, holgazanamente, los hojea y se enfrasca suavemente en aquel que más atrae su atención en ese momento. 


Chin Shengt'an considera que uno de los más grandes placeres de la vida es leer un libro prohibido tras puertas cerradas y en una noche de nieve. El ánimo para leer ha sido perfectamente descrito por Ch'en Chiju (Meikug): 

"La gente antigua llamaba `volúmenes suaves' a los libros y pinturas; por lo tanto, el mejor estilo para leer un libro o abrir un álbum es el estilo holgazán! Con este ánimo, se tiene paciencia para todo." Ya lo dice el mismo autor: "El verdadero maestro tolera errores de impresión cuando lee historia, tal como un buen viajero tolera los malos caminos al trepar una montaña, o quien va a contemplar la nieve tolera un puente muy frágil, o quien elige vivir en el campo tolera la gente vulgar, o quien se decida a mirar las flores tolera el mal vino."

La mejor descripción del placer de la lectura la he encontrado en la autobiografía de la más grande poetisa de China, Li Chi'ingchao (Yi-an, 1081-1141). Ella y su marido solían ir al templo, donde se vendían libros de segunda mano y copias de inscripciones en piedra, el día que él recibía su estipendio mensual como estudiante en la Academia Imperial. Entonces compraba un poco de fruta, al regreso, y una vez en casa empezaban a pelar la fruta, y a examinar juntos las otras compras, o a beber té y comparar las variaciones en ediciones diferentes.

En su esbozo autobiográfico conocido como Posdata de Chinshihlu (libro sobre inscripciones en bronce y en piedra), la poetisa dice:

"Yo tengo mucha memoria y, sentados a solas después de comer en el Salón del Regreso a Casa, solíamos hacer un pote de té y, señalando a las pilas de libros en los estantes, decíamos en qué línea de qué página de qué volumen de cierta obra se presentaba un pasaje determinado, para ver quién acertaba, y el que ganaba tenía el privilegio de beber primero su taza de té.

 Cuando uno de los dos adivinaba, alzábamos muy alto la taza y rompíamos en carcajadas, tanto que a veces se derramaba el té sobre nuestros vestidos y no lo podíamos beber. ¡Qué contentos estábamos de vivir y envejecer en un mundo así! Por eso teníamos alta la cabeza, aunque vivíamos en la pobreza y el pesar... Con el tiempo nuestra colección aumentó, y los libros y objetos de arte se apilaron en mesas y escritorios y camas, y los gozábamos con los ojos y con la mente, y proyectábamos y discutíamos sobre ello, saboreando una felicidad muy superior a quienes gozan de los perros y los caballos y la música y las danzas..."

Li escribió esto en sus últimos años, muerto ya su marido, cuando era una anciana solitaria que huía de un lugar a otro, durante la invasión del Norte de China por las tribus Chin



Tomado de la Revista de Artes


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Traducción de Luis Gregorich.


jueves, 28 de abril de 2022

Elogio a los compositores

 

Imagen tomada de Venezuela Sinfónica.



La gloria de los que escriben cantares – como dijera Manuel Machado – es perder el nombre para ganar lo eterno. Esta sentencia se explica por sí sola. Sin embargo, hago alusión a esto para realzar la grandeza de quienes en muchos sentidos son verdaderos anónimos. 


Aldemaro Romero & Alfredo Sadel - Motivos.


La canción Motivos es mundialmente reconocida gracias a intérpretes como: Alfredo Sadel, Armando Manzanero, Luis Miguel, pero en honor a la verdad ¿cuántas personas saben que este tema pertenece al compositor carabobeño Italo Pizzolante

Italo Pizzolante. Imagen tomada de Corazón llanero.


Quienes admiran a Pedro Infante han sido prendados, durante décadas, del embrujo de la canción que se titula Cien años, pero ¿cuántos de estos admiradores saben que esta pieza pertenece a Alberto Cervantes y a Rubén Fuentes


Alberto Cervantes. Imagen tomada Eitmedia.


Quienes aprecian el vallenato concuerdan en decir que Amarte más no pude se encuentra entre los temas más emblemáticos del género. – Algo que en gran medida fue posible por la interpretación de Diomedes Díaz –, pero ¿cuántos son conscientes que esta obra pertenece al poeta Marciano Martínez?


Pedro Infante Cien años Remasterizado 4K a Colores.


       Los amantes de la balada romántica reconocen a través de la voz del Príncipe de la canción, José José, el tema Amor y querer, pero ¿cuántos saben que esta joya es del prolífico compositor Manuel Alejandro


Diomedes Díaz, Amarte Más No Pude - Audio.


        Los venezolanos hemos escuchado Alma Llanera a través del tiempo, infinidad de veces, pero ¿cuántos de mis paisanos saben que esta canción – considerada nuestro segundo Himno – pertenece al autor Rafael Bolívar Coronado?


Jose Jose - Amar y Querer.


La canción Sabor a mí, que evoca tantos recuerdos, es uno de los temas más reconocidos en lengua castellana, pero ¿cuántos saben que este tema pertenece a Álvaro Carrillo Alarcón?    


Luis Miguel - Sabor A Mi (Video Con Letra).

     

     Los compositores al perder el nombre, la propia identidad, ganan lo eterno. Algo muy cierto. Como cierto es que podríamos prescindir de muchas cosas, pero prescindir de quienes entregan belleza sin igual sería, al menos para mí, imposible. A ustedes, sacrosantos creadores, profiero el más grande de los elogios por permitir que el mundo sea un cancionero de lo más variado. 


Francisco Aguiar


Rafael Bolívar Coronado.


Alma llanera. Simón Díaz.




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Francisco Aguiar. Escritor venezolano (San Carlos, Cojedes, 1985). Licenciado en Educación Mención Castellano y Literatura por la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (UNELLEZ). Cursó en 2014 el Taller de Formación Teatral que auspició la Compañía Nacional de Teatro (CNT). La revista Memoralia publicó en 2015 su monólogo La Alcantarilla. En 2018 participó en el XXII Festival Internacional de Poesía Cartagena de Indias (FIPCA). La OIM – Colombia publicó uno de sus poemas, a mediados de 2019, en la antología que se titula Pido la palabraHa publicado entrevistas, artículos y notas, en revistas, periódicos y blogs. Autor del libro El cuento más largo. 

miércoles, 27 de abril de 2022

LLUVIAS DE ABRIL Y EL RECUERDO DE MI MADRE

 

Imagen tomada de depositphotos.



Desde un punto de mi cama en esta reclusión obligada, observo cada detalle de la silla donde mi madre anidó parte de sus 99 años. En este hoy confundo el calendario. Me doy cuenta que no es hoy. El hoy es parte de la quimera inventada y mi reflejo está inquieto en el espejo del pasado. Tal vez nadie  me escuche. No miro la computadora Como de costumbre, la luz, el internet y el aislamiento son injustos con mi corazón. Aparto mi mirada del monitor. Juego a saltar la cuerda sobre las redes para que la palabra que no expreso no se pierda en su centro. Mi centro amado, ahora  oculto en las lluvias de las estaciones tempranas. 

Me siento en la silla de mi madre Analizo los cojines sueltos, los  nudos como crinejas de adolescente rebelde emergiendo del espaldar de mimbre, el arco de los apoya brazos insinuando el reposo. Su energía me acerca a los primeros pasos de la infancia, a la juventud acurrucada al calor de quienes ya no están presentes, a la madurez donde sembré lágrimas y gritos, a mi orgullo de haber dejado huellas del amor  en cada uno de los puertos visitados

Miro la silla de mi madre. La infancia se esfumó con el color del mimbre, los años se escondieron detrás de los cojines, los amantes quedaron atrapados en el museo del tiempo. Regreso a mi presente:

                                                                        La silla está vacía

Gladys Ramos



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Gladys Ramos

Maracay (1950). Poeta venezolana Estudió Derecho en la Universidad Central de Venezuela. Tiene un posgrado en Derecho Penal en la Universidad de Carabobo, y un diplomado en Docencia, en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Trabajó como abogada para diversos entes públicos y privados y fue Fiscal del Ministerio Público. Por más de diez años dirigió la sala de exposición de pintura y fotografía del Colegio de Abogados del estado Aragua. Ganó el primer premio en el Concurso Orígenes del diario El Aragüeño (1980). Publicó el poemario Tiempo de pájaros caídos (Ediciones del Concejo Municipal de Girardot). Textos suyos han sido publicados en los diarios El Periodiquito, El Siglo, El Aragüeño y El Carabobeño, así como en la revista Estrías y Letralia.

Su poemario Donde la piel se hace silencio, prologado por el poeta Luis Alfonso Bueno, permanece inédito.



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