INOCENTE PALACIOS | 7 DE JUNIO DE 1980
"Más que buscar la identidad nacional, debemos formarla"
Entrevista a Inocente Palacios
Por Ramón Hernández
Por el color de su corbata de lino y los pajarracos que la adornan debe ser un excéntrico en el vestir: amarillo mostaza y pavos reales cruzados con guacharaca. Su saco a cuadros y cuadritos amarillos y ocre-naranja lo confirman. Inocente Palacios es el director de la Escuela de Arte de la UCV y hombre de la generación del 28. Él se dice autodidacta.
―¿Para qué sirve una escuela de arte en un país como el nuestro?
―No sé hasta qué punto se pueda hablar de “un país como el nuestro”. No es el único que no ha alcanzado un elevado grado de desarrollo, o un grado aceptable. Formamos parte, y es un lugar común, de los países subdesarrollados que aspiran a desarrollarse. Nos diferenciamos en que con el dinero proveniente del petróleo podríamos llegar a la meta con mayor amplitud y rapidez. Pienso que el desarrollo no debe abarcar únicamente el aspecto económico, aunque sea lo fundamental, la cultura también es importante. Si se orienta bien la acción oficial y con el apoyo de la colectividad es posible imprimirle al proceso cultural una mayor velocidad.
―¿Cuál es la filosofía de la escuela?
―Procuramos que no tenga.
―¿No tiene ninguna filosofía estética?
―No somos esteticistas ni formamos esteticistas. El hecho artístico es producto de dos elementos: del artista y la historia. Una obra de arte que no exprese la esencia de los valores sociales inherentes al momento cuando fue creada, difícilmente resistirá el paso de los años.
Ramón Hernández se enredó formulando una pregunta que intentaba encerrar la paradoja de encontrar la identidad nacional valiéndose de instrumentos propios de la cultura occidental.
―Habría que precisar con exactitud qué es lo que se llama identidad nacional. Antropológicamente somos un producto mestizo. Elementos autóctonos indígenas que recibieron el aporte impositivo y colonizador del mundo occidental y la contribución de los elementos mágicos y poéticos del mundo negro, que están adquiriendo personalidad propia en el continente americano. Lo que habría que dilucidar es su posición frente a la cultura universal, ante ese ciclo cultural nuevo que arranca a comienzos de siglo.
Tomado de El Nacional
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