Estimados Liponautas
La unificación territorial, económica, política y religiosa de lo que llamamos Venezuela se dio en el lapso (1728- 1804). Se toma la fecha de inicio 1728 porque en esa año la Compañía Guipuzcoana unifica económicamente el rosario de provincias de lo que sería Venezuela. En 1776 se crea la Real Intendencia del Ejercito y Hacienda. En 1777 se unen en lo gubernativo y militar las provincias de Caracas, Cumaná, Guayana, Maracaibo, Trinidad y Margarita (seis provincias) bajo la figura del gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela que desde ese momento será llamada de Caracas. Es común ver en los libros de textos colocar esta fecha como la de la creación de Capitanía General de Venezuela, cuando en realidad la capitanía general es parte de una estructura militar, es como si pretendiéramos llamar a Venezuela, Comandancia General de Venezuela porque el presidente de Venezuela también es comandante general de las fuerzas armadas. En 1786 se crea la Real Audiencia de Caracas y en 1793 se establece el Real Consulado. El proceso de unificación culmina en 1804 cuando se crea la Arquidiócesis de Caracas siendo sufragáneos de esta institución los obispados de Mérida y Maracaibo.
Es común ver en los textos izquierdistas latinoamericanos trasnochados a Estados Unidos como la encarnación suprema del mal. El texto que leerán a continuación continúa con esta gloriosa costumbre. Este texto fue publicado en el número 2 correspondiente al mes de noviembre de 2009 en el efímero “periódico” Estación Sur. Un nombre sumamente curioso porque todos los integrantes de la plantilla vivían al norte de la ciudad de Valencia. El editor de esta publicación era Carlos Rey. El comité de redacción estaba conformado por Jesús Puerta, Francisco Ardiles, Gustavo Fernández Colon (+), María Narea, Pedro Téllez, Laura Antillano, Rafael Victorino Muñoz y Orlando Zabaleta (+). El concepto gráfico y diseño estuvo a cargo de Orlando Zabaleta
Lo curioso de este texto es el hincapié que Puerta hace ante la presencia de bases estadounidenses en Colombia, cuando ya Venezuela estaba penetrada gracias a Chávez y su combo por ese cayo caribeño en forma de caimán llamado Cuba. No hablaremos de otros países abiertamente totalitarios y que nos tienen bajo su bota imperial actualmente. Este tipo de artículos que eran abiertamente laudatorios del régimen o abiertamente antiestadounidenses proliferaban en esos años adentro y fuera del país y se convirtieron en uno de los caminos de la quinta columna mediática que facilitó la ocupación de Venezuela por fuerzas antipatrióticas y antiderechos de cualquier tipo que fueron coadyuvantes del atornillamiento de la dictadura en Venezuela. Este país ahora solo es una hacienda donde los mandamases deciden que hacer con los recursos y donde todos los venezolanos de a pie son peones, en realidad siervos, que son pagados con fichas para cambiar por productos en la pulpería de los hacendados.
¿Estos artículos en Venezuela eran sinceros? ¿O eran sufragados por el gobierno?
¿Esperanza, Ingenuidad o otra qué cosa llevo a los autores a plasmar tanta lambisconería?
¿Se podrá Armar la Paz ahora en Venezuela?
No lo sabemos...
Pero la Historia los Juzgará... a ellos y a nosotros...
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Armar la Paz
Las relaciones con Colombia no han sido sencillas ni placidas. Como con cualquier hermano.
No olvidemos además, y para eso (entre otras cosas) sirve la historia,que La Corona española aplicó una división política territorial de sus virreinatos y dominios en este continente de acuerdo a lógicas comerciales y políticas que no tenían nada que ver con la construcción de una patria.
De hecho lo que hoy es Venezuela fue entonces el vínculo entre cuatro provincias distintas y su unificación por la Capitanía General, esa de la cual renunció Emparan en 1811, fue un hecho más bien tardío. Por lo demás,lo aborígenes,los autóctonos, nunca se apropiaron del territorio a la manera de un estado nacional, por la evidente razón de que eran en su mayoría grupos nómadas, salvo algunas comunidades sedentarias.
Para el momento de la emancipación del Imperio Español, surgieron,si, estados-naciones nuevas,que además eran repúblicas. Y lo que hoy son Colombia, Ecuador y Venezuela se presentaron integradas en una sola unidad estatal y nacional durante algunos años, lo que duró la guerra de emancipación en la mitad del continente.
Las cosas se complican infinitamente cuando consideramos algo fundamental: la presencia de una potencia económica, política y militar que durante toda su historia (de nuevo) ha demostrado que actúa en función de sus intereses de mayor expansión y afirmación de su poderío en todo el mundo, empezando por sus vecinos. Han sido docenas sus intervenciones directas e indirectas en la parte que llamamos América Latina.En esas acciones, los estadounidenses no se han guiado por valores como la amistad,los derechos humanos o la democracia.Al contrario, esos principios a los que dicen acogerse, les han servido demasiadas veces de pretexto cuando no de simples mentirosas justificaciones. No dudo que se lo lleguen a creer; pero la sola convicción de creerse los llamados o elegidos por algún Poder Supremo (hasta Dios mismo) para imponer esos "grandes valores", muestra un mesianismo narcisista inaceptable y... muy peligroso.
La búsqueda de la Paz parece ser una de las aspiraciones más constantes de la Humanidad. Incluso se ha convertido en Mercancía. Se vende Paz interior. Se le hace motivo recurrente de discursos simpáticos, de los que buscan siempre complacer al público (para Platón, la retórica era sola una de las artes de la adulancia). En realidad las condiciones de las distintas formas de Paz son muy diferentes. Para la paz interior, pudiera ser la coherencia entre lo dicho, lo pensado y lo actuado, lo cual implica una gran capacidad consciente de deliberar y lograr la justicia. En lo interpersonal y la vida ciudadana cotidiana, ya Artigas ha juzgado que "el respeto del derecho ajeno es la paz". Esto adquiere otras dimensiones cuando hablamos en un plano internacional.
Digamos que la Paz internacional requiere en primer lugar de seguridad. Y sabemos, por experiencia personal que la seguridad implica medidas muy concretas:previsiones, saber cómo contestar, aseguramientos, inversiones. En la vida cotidiana aseguramos las puertas, compramos seguros, traemos algún adminículo para enfrentar algo así nos preparamos psicologicamente.
En la experiencia de la historia universal la seguridad tiene que ver con aquel famoso adagio romano:"Si quieres la Paz, preparate para la guerra". Esa preparación actuaría como disuasor ante un agresor potencial. Y en el imperialismo tenemos a uno de ellos, a uno tradicional. El principal. Esas bases en Colombia, en tierras vecinas de un vecino que es hermano, pero no por eso menos problemático, constituyen una amenaza para nosotros. Necesitamos aseguranos la Paz. Necesitamos armar la Paz.
Jesús Puerta
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(La Guaira, 1956)
Estudios: Licenciado comunicación social. Maestría literatura latinoamericana. Doctor en ciencias sociales.
Actividad académica: Profesor de la Universidad de Carabobo, de la Escuela de Planificación Nacional. Fundador del Doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad de Carabobo. Fundador de la revista Estudios Culturales. Ex director de la revista Faces de la UC. Ponente en eventos científicos.
Otras actividades profesionales: Columnista en varios medios. Ex asesor de la corporación de radiodifusión de Nicaragua. Reportero de notitarde y últimas noticias.
Libros: El último de los agrios, Círculo abierto, I love kpucha, Arena, Un bello crimen, El humorismo fantástico de julio Garmendia, Modernidad y cuento en Venezuela, Interpretar el horizonte, Cuando los pueblos interpretan. Además, ha contribuido con capítulos de varios libros y es compositor con más de 50 canciones.
Tomada de El Diente Roto.
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La revolución de los libros.
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