Estábamos en plena fiesta del género fantástico, en el
ecuador del Celsius 232 del 2019 (Avilés, Asturias),
el viernes 19 de julio de 2019 a las 20:35 horas el escritor y colaborador de
este blog, Alejandro Castroguer publica este mensaje en las redes sociales
comunicando el fallecimiento de Gabriel Bermúdez Castillo, nos dejó a todos desolados:
“…Ya puedo decirlo. Y es muy triste para mí. Uno de
los padres de la Ciencia Ficción Española, uno de los escritores más
originales, no de España, sino de todo el mundo en cuanto a la Cifi se refiere,
don GABRIEL BERMÚDEZ CASTILLO ha fallecido. Se nos fue hoy hace dos meses
(concretamente el 19 de mayo). Es una gran pérdida en lo personal y en lo
profesional para mí porque estábamos empeñados ambos en que él pudiese acabar
la reescritura de las "Memorias de un astronauta del Siglo XIX".
Descanse en paz, maestro, amigo. En su recuerdo,
escribí este texto/poema en mi blog: elperrodeamadeus.blogspot.com
Dedicado a un amigo
Nubes en Sol mayor: ¡Debussy que estás en los cielos!
Hermanos alados que dibujan el firmamento de colores
invisibles:
¡Messiaen que estás en nuestros corazones!
Estrella madre que renuevas tanta vida y tanta muerte:
¡Universo que estás en nuestras vibraciones!
Si la mañana y la tierra mantienen en pie mi
desasosiego,
dejad, nubes, hermanos, estrella, que la música
restañe heridas y allane caminos.
De momento, me basta ser la sombra sonora y
visible de quienes me preceden
(El dedicatario de este poema es Gabriel Bermúdez
Castillo, amigo, maestro, compañero.) …”
La familia de Gabriel pidió expresamente a
Alejandro que retrasase la noticia del óbito dos meses, cuestión que respeto
escrupulosamente.
Soy un voraz lector de la obra de Gabriel Bermúdez
Castillo y tuve la suerte de coincidir con él en octubre de 1994 en la HispaCon de Burjassot (Valencia, la
de España). Fue muy amable, tuvimos una breve conversación sobre las
implicaciones del transporte interplanetario de contenedores no tripulados. Hoy
hubiera sido más osado y le habría robado más tiempo, preguntadole aspectos interesantes
y controvertidos de su Hombre Estrella
o sobre su magnífica El señor de la
Rueda, pero esos momentos los dejé pasar y se perdieron para siempre, entre
los desechados universos alternativos.
Paco y Gabriel |
En el blog grupo
Li Po publiqué una de las dos reseñas que realicé sobre las obras de
Gabriel, en esta primera incluso hice un pequeño esbozo de las etapas del
maestro según fecha de publicación e impacto en el fandom.
En el blog de Alejandro publiqué ambas reseñas, y en
particular la segunda:
Alejandro mantenía un fluido contacto con el maestro,
que estaba corrigiendo quizás su obra más ambiciosa; Las memorias de un astronauta del Siglo XIX pero varios problemas
de salud nos han privado de ella.
Comparto con Alejandro la devoción por el maestro pero
para mi desgracia no comparto la gracia de su verbo. Por ello le cedo la
palabra y reproducimos el contenido integro del artículo que publicó en
malagaldia.es el 20 de julio de 2019 dedicado al maestro.
*******
In Memoriam Gabriel Bermúdez Castillo (1934-2019)
Se fue sin despedirse, como si nadie se hubiese atrevido a redactar un final así de injusto. Le ocurrió lo que a Mozart: los viejos laureles se habían marchitado hacía ya tiempo. Sólo el futuro medirá el verdadero valor de su obra.
Hace más de un mes recibí una llamada suya: en la pantalla del móvil se iluminaba con el rostro y el nombre de don Gabriel Bermúdez Castillo. Hombre, el maestro, me dije, ¿qué querrá? De inmediato supe que algo se rompería de manera definitiva en cuanto descolgase. No era él, sino su hija Isabel. Como había intuido, el presente se hizo añicos. Todo el dolor del mundo cabía en la voz desportillada de Isabel. Tragué saliva y apreté los dientes con la certeza de que el pasado me había atropellado sin concederme el desquite de la despedida: el maestro volaba ya muy lejos, rumbo a su propio destino Wu Wei.
A Gabriel, de profesión corredor de comercio colegiado y notario, le conocí en el Festival Celsius de Avilés (de aquella ocasión es la foto de arriba). Allí estaba él con su nueva novela, la Biblioteca del Laberinto le había publicado “Espíritus de Marte”. Corría el año 2012. Allí tuve ocasión de conocerle y de admirar su humildad y franqueza. Yo, que me había apresurado a rendir justa pleitesía a varios de sus títulos como “Viaje a un planeta Wu Wei” y “El señor de la rueda”; yo, que llevaba por aquel entonces apenas unos añitos en el mundillo escritoril del género, era valorado de igual a igual como un colega de profesión. No me llames maestro, dime compañero, me regañaba.
Enseguida la amistad se consolidó con el paso de los años, los mails y las llamadas telefónicas más interminables. Con su beneplácito, planeamos la reescritura y posterior publicación de uno de sus más viejos proyectos: “Las memorias de un astronauta del Siglo XIX”. Un par de desgraciados accidentes y la enfermedad final han dejado inconclusa por segunda vez esta gran novela. Por expreso deseo de la familia, no se facilitó la noticia de su fallecimiento hasta ayer día 19 de julio, dos meses después de su precipitada marcha. Ahora únicamente resta llorar a todo un maestro de la literatura y devolverle el hueco que la desmemoria y las nuevas generaciones de editores, lectores y escritores desmemoriados le han arrebatado.
La enorme fuerza y pasmosa originalidad de todos sus temas y personajes, el erotismo que destilan muchas de sus descripciones, y el sarcasmo y la socarronería de la picaresca barroca le habrían bastado para, de haber nacido en Inglaterra o en los Estados Unidos, asegurarle un asiento en el Olimpo de los maestros de la Ciencia Ficción. Sin embargo tuvo la desgracia literaria de venir a este mundo en un país “de cuyo nombre no quiero acordarme”, y así le ha lucido. Es por ello que los que quedamos aquí, y valoramos su talla artística, estamos obligados a luchar porque se valore en su justa medida semejante legado narrativo.
La enorme fuerza y pasmosa originalidad de todos sus temas y personajes, el erotismo que destilan muchas de sus descripciones, y el sarcasmo y la socarronería de la picaresca barroca le habrían bastado para, de haber nacido en Inglaterra o en los Estados Unidos, asegurarle un asiento en el Olimpo de los maestros de la Ciencia Ficción. Sin embargo tuvo la desgracia literaria de venir a este mundo en un país “de cuyo nombre no quiero acordarme”, y así le ha lucido. Es por ello que los que quedamos aquí, y valoramos su talla artística, estamos obligados a luchar porque se valore en su justa medida semejante legado narrativo.
En esa guerra nos encontrará siempre, maestro, amigo, por muchos años que transcurran. Palabra de compañero. D. E. P.
Enlace a la Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Gabriel_Berm%C3%BAdez_Castillo
Enlace a su página personal: http://www.gabrielbermudez.es/index.html
Tomado de Málaga al día.
*******
by PacoMan
En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de tres lustros.
Economista y de vocación docente. En la actualidad, trabaja de Director Técnico.
Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog.
Y colabora con el blog de Grupo Li Po