Eziongeber Chino Alvarez: Nadie está a salvo de la carraplana absoluta en Venezuela.
Una entrevista de José Pulido
HUMORISMO CONTRA EL VIRUS Y LA CARRAPLANA
José
Pulido
El
ser humano es un animal exótico: posee un lenguaje desarrollado y se ríe. La
risa es una expresión de antigüedad. Nadie ha podido explicar de manera
definitiva el origen y el porqué de la risa.
Tengo
la ligera impresión de que los dioses no se reían. Creo que todavía no lo
hacen. Y quizá por eso hubo épocas en que la risa fue prohibida y condenada.
Aunque hay un aspecto de la risa que resulta muy beneficioso para aliviar el
cuerpo de tensiones. Según los estudiosos existen dos tipos de risa: la que los
dioses prohibían y la que aceptaban de un modo paternal.
Los
griegos llamaban gelao a la risa
considerada buena y cata gelao a la
del aspecto negativo. La palabra cata se usaba para hablar de lo que se cae,
desploma o derrumba y de ahí viene la palabra catástrofe. Esto lo he leído en
un texto que escribió al respecto Javier
Martín Camacho.
En
latín risa es risus y de risus vino subridere, que
significa sonreír. Y trajo como consecuencia la palabra subrisus, que
significaba reírse para sus adentros, o risa secreta. Más o menos en el
medioevo se logró establecer con su significado actual la palabra sonrisa. La
sonrisa es una creación medieval.
Esta
introducción sirve para hablar de un tema que parece increíble hoy en día: el
mundo está de cama, el mundo es terrible. Y Venezuela es como un tope de mala
leche que recuerda las clases de la escuela primaria de los años cincuenta:
tragedia de historia, geografía, de cívica y moral, de higiene y buenas
costumbres. Y sin embargo, aún existen humoristas. Aún quedan personas haciendo
reír para no aceptar las tristezas que agobian.
Jaime Ballestas,
Rubén Monasterios y
Abilio Padrón, por nombrar tres
de la vieja guardia, siguen desplegando sus alas resistentes, su humorismo de
altura. Y lo más asombroso: han surgido unos cuantos nuevos humoristas que
interpretan lo que ocurre usando el habla coloquial con gran tino. Nombro dos
que se me vienen a la mente de manera instantánea: Golcar Rojas y Eziongeber
Chino Álvarez.
Eziongeber se
la pasa soñando y escribe sus sueños en las redes. Pongo un fragmento aquí,
para que sepan de qué hablo:
“Estás
en la plaza Bolívar de Caracas a las cinco de la tarde. En el sueño sabes que
esa es la hora porque los rayos del sol se van alargando como venas por las
caminerías.
Allá
en la banca de la esquina, un hippie de esos bien chivúos está
"sacando" en cuatro aquella canción de "give me love, give me love, give me...peace on earth..."...te
acercas y es el mismísimo George Harrison tocando el cuatro con las piernas
cruzadas, dándole a la cholita para llevar el ritmo pero, yavá -dirías
reconociéndolas-. ¡¡esas son mis cholitas pascualinas!!
-Ey,
camán Mr. Harrison, deme acá mi vaina!!
-¿Exkiúse
mi ser?
-¡¡Que
me des mi vaina nojoda!! y lo agarras duro por la pechera en pleno sueño”.
Eziongeber no es
un nombre maracucho aunque muchos lo crean. Él mismo ha dicho que el nombre
viene de una región de Irak y significa "Hombre
fuerte". Pero hemos averiguado y nadie se pone de
acuerdo en la ubicación del lugar denominado así.
“Ezión-geber fue una ciudad de la Edad
Antigua, puerto de Edom sobre el mar
Rojo, en el extremo norte del actual golfo de Aqaba, en lo que hoy es la ciudad
jordana de Áqaba”, se dice en un
lado.
“De acuerdo al Libro de los Números,
Ezión-geber fue una de las primeras estaciones donde los israelitas acamparon
tras el Éxodo de Egipto”, señalan más allá. El asunto en realidad no
importa mucho. El Eziongeber que conocemos está aquí,
ahora, en esta entrevista.
El país de los Turpiales. Imagen tomada de Amazon. |
LA
PREGUNTADERA
-¿Desde cuándo escribes de
esa manera, con ironía y humor?
-Desde siempre. He tenido la honrosa desfachatez de llevar mis maneras a
las salas de juicio y a otros tribunales por medio de escritos y
pronunciamientos orales y hasta me han retenido por "falta de
respeto" por esas cosas. Pero resulta imposible para mí desprenderme
de estas formas porque francamente casi todas las autoridades que conforman el
actual Sistema de Justicia Venezolano me provocan una risa muy dolorosa si es
que tal cosa existe. No es que me burle, simplemente es mi manera de oponerme a
los dislates con que un abogado se topa en el Foro Judicial. Antes de eso ya lo
venía haciendo en mis artículos políticos (fui dirigente nacional juvenil de
Copei), en mi vida universitaria y en los periódicos estudiantiles de mi época
liceísta. Ahora en las redes lo que son la ironía y el humor no puedo
evadirlos. Me persiguen y eso me gusta. Para seguir adelante en este país, hay
que apegarse al humor con mucho giro. Con ironía pues. De otra manera, corres
el riesgo de mimetizarte con el inmenso enclave cargado de hostilidades que es
Venezuela. El mismo Alí Primera se reiría de sus canciones si se encontrara con
este desastre que nos toca vivir a los venezolanos de 2020.
Alí Primera .Imagen tomada de Ensartaos. |
-¿Cuándo supiste a ciencia
cierta que eres escritor?
-Conciencia de escritor, con todo lo que eso comporta: en cuanto supe
que para mí es mejor comunicarme escribiendo. En eso puse y pongo todo mi
empeño. Supongo que eso arranca a los 17 años de edad que fue cuando entré en
la carrera de Derecho. Me quedó en el tintero, enrolarme en Comunicación Social
o en la carrera de Letras. Lo mío por la letra es pasión desmedida. Demencia
total. No puedo vivir sin escribir a diario, aunque tan sólo fueran sonetos o
décimas de mi tierra, que es Cumaná (a pesar de ser caraqueño).
-¿Cómo te alcanza la pobreza
que vive el país?
-Pertenezco a ese clan exclusivo de los venezolanos con F.E, que son las
siglas de "Familiares en el Exterior". Un venezolano en
Venezuela cualquiera que sea su estrato social, no podría sino medio comer de
no tener familia en el exterior que lo apoye. Igual se ejerce la carrera y se
echa mano de la caleta que va menguando, pero es muy difícil abarcar los tres
golpes todos los días. Ahora, viendo lo que pasa en las aceras de cualquier
ciudad venezolana, resulta infinitamente doloroso encontrarte con gente
escogiendo entre comprar pan o plátanos. O es una cosa, o es la otra. Esto
tiene muchos años, pero la situación se ha agravado. De una cola inmensa en
cualquier abasto o supermercado ves que la gran mayoría deja sus productos en
el mostrador porque es que no se los pueden llevar. No les alcanza. ¿Ingentes
cantidades de personas hurgando en la basura? ¿Amigos y colegas tuyos en esa
vaina? Yo me impresiono. Yo me impresiono aun cuando eso sea cosa de cada vez
que debes ir de compras. Salgo de la panadería con tres panes, pero llego a mi
casa con dos. Picas aquí y allá entre algunos viajantes de aceras y lo haces
porque no sabes si algún día te va a tocar. Son formas que uno adquiere para
que en los Cielos se acuerden de ti, a la hora del té, digo yo. Nadie está a
salvo de la carraplana absoluta en Venezuela. La desgracia tiene buena memoria.
Alí Primera - Ahora que el petroleo es nuestro.
-¿Cómo defines esta época?
-Hemos pasado muchas veces por cosas parecidas y hasta peores. En estos
momentos, la Historia está en uno de sus picos más definitorios. Sistemas de
creencias que parecen arrodillarse ante nuevos dioses. Corrientes de
pensamiento con hambre voraz por erradicar todo lo ya conocido, como pocas
veces se han visto. Siempre recuerdo la historia del musulmán Averroes y del
judío Maimónides viviendo juntos e intercambiando pareceres en la Córdoba del
S. XII que es la Córdoba asediada por los bereberes y almorávides. Todo mundo
asustado. Todo mundo abandonando la ciudad y dejando a su suerte, su casa, sus
cosas y sus familias. En resumen, es una época de definiciones. Se aprovecha el
virus como arma política, se aguardan por las elecciones pautadas para este año
en los Estados Unidos. Una época de "o corremos, o nos encaramamos" y
ni hablar de Venezuela.
Averroes .Imagen tomada de Educalingo. |
-¿Qué le ha aportado tu
profesión a la escritura?
-Mi profesión le ha dado bastante poder organizativo a mis ideas. Una
demanda judicial, por ejemplo, es también una historia. Echas tu cuento, lo
fundamentas y solicitas lo que consideres conveniente de acuerdo al derecho
vulnerado de tu representado. El aporte ha sido grande y así como siento
respeto por la escritura, lo siento por el derecho en su ejercicio y en su
necesario y consecuente estudio, pero siempre prefiero el acto solitario de
escribir.
Allan Brewer Carías |
-¿Pensaste alguna vez que el
país llegaría a estar cómo está?
-En muchísimos foros, reuniones y grupos de reflexión, el peligro de que
algo como esto ocurriera se estudió profundamente hace más de treinta años. Por
eso surgió la COPRE (Comisión Para la Reforma del Estado) y por eso se
reformaron algunos Códigos como el de Procedimiento Civil. Allan Brewer Carías, por ejemplo, advirtió sobre el peligro de que
"esto" ocurriera en muchos artículos de prensa y en sus
textos. No fue suficiente.
Los partidos políticos, que estaban distraídos tomando caña sabroso y
haciendo negocios en Las Mercedes, descuidaron a sus bases, se olvidaron de las
pingües cositas que los barrios exigían y por allí se fue la cosa.
Las Mercedes. Imagen tomada de El Universal. |
Si se hubiese atendido al menos la cuarta parte de las peticiones, no llega un avión como Chávez a convencer a nadie. No obstante, lo que nadie imaginó, fue lo que sucedió: pudrieron las débiles bases de la democracia desde adentro. Aprovecharon el "voto directo" y coronaron entre vítores al que luego vendría a destruirnos.
Hugo Chávez |
-¿En qué lugares de tu caminar cotidiano sientes la falta de los amigos?
-En todos. No hay recodo en que no recuerde a mis afectos. Mi caminar
cotidiano es solitario. Ahora mismo no puede ser de otra manera, pero, por otro
lado, tenemos muchos años caminando solos. Muchos años. No poder abrazar a mis
amigos o familiares - a mi hija Ely Mercedes- es de las peores cosas por las
que tránsito a diario. Duele no verlos. No escuchar el burbujeo de sus
risas. Pero, adivina qué: sobre eso escribo.
-¿Sufres la distancia, la
separación de parte de la familia?
-Agridulce pregunta. Te lo resumo: Sufro mucho la distancia que me
separa de mi hija. No sé cómo lo aguanto. Sufro mucho por eso, pero al mismo
tiempo pienso en la maravilla que significa que no se esté calando esta
melodía. La prefiero lejos. Con mi hijo Víctor es al revés: Vive relativamente
cerca de mi casa. Lo veo a menudo. Lo tengo a monte preguntándole cómo está, si
compró tal medicina, si tiene dinero suficiente, si tiene comida. Lo veo muy a
menudo y su respuesta para no preocuparme - acaso está harto- es: Si papá.
Estoy bien papá. Ya no me duele papá. Pero coño mano... lo quiero lejos de
aquí. Lo quiero con sueños que pueda concretar. Lo quiero radiante. Sonriente
como una mandarina. Aquí no podrá. Simplemente.
-He admirado la alta calidad
de tu escritura, lo coloquial verdadero ¿lo sacas de tu infancia o de tu
adolescencia? ¿es una manera práctica de comunicarse entre amigos? ¿es nuestra
tribu?
-Mi manera de escribir la extraigo de mi infancia, de mi adolescencia y
de todo con lo que me he topado, tanto en la profesión como en la calle.
Escribo como pienso. Procuro no recargar el texto de lugares comunes o
groserías, pero no por eso puedo olvidar que, sin ofender a la escritura, los
venezolanos tenemos nuestras maneras. Nuestros incordios y pesares y nuestras
almas festivas. Le aplicamos una a la tristeza y sobre todo eso trato de poner
el acento. Somos mucho más que la simpleza, pero no por eso nos atarugamos en
profundidades innecesarias. Así, aunque se ha dicho que nuestras maneras son
neo carcelarias, yo abogo por el lenguaje rico en situaciones y colores y
sabores que es el lenguaje en el que mejor me puedo explicar.
Wallace Stevens |
-¿Cuántas libros sin
publicar tienes ahora? ¿Cuántos has publicado?
-Aquí es donde se cae la cátedra. Muchos escritos están en un archivo.
Todos son crónicas. Algunos están para la revisión, pero ninguno ha sido
publicado todavía. Creo que un escritor quiere ver sus obras publicadas. En
este punto no me queda más remedio que mirarme en el espejo de Wallace Stevens
que comenzó su carrera a los 57 años y publicó un poco más adelante.
Evidentemente no hay muchos puntos de encuentro salvo que este poeta fue
abogado por larguísimos años. Entonces, conforme mejoren las cosas, le iré
dando más fuerza al viejo sueño de publicar el libro por el que tanto me
preguntan. Supongo que será un epítome de algunas de mis notas juntadas a lo
largo de todo este tiempo, pero, además, los años nos bajan las ínfulas y las
urgencias. Cuando toque, será. Por ahora, sigo escribiendo como lo que soy: un
demente apasionado por las letras. Un Cyrano enamorado declamando tras el
arbusto.
Fotograma de la película Roxanne. |
-Mi proceso creativo comienza con un mapa mental y una libreta. Cosa que
me llame la atención, la anoto. Sería poco más o menos como ir al abasto a
comprar verduras para la sopa. Después vendría el proceso de cocción. Mejor si
hay tiempo para que el texto se cocine a fuego lento. En las redes escribo
rápido. Me gusta la interacción con mis panas. Pero verme en la soledad de mi
cuarto pensando en cada coma o en la boludez de un párrafo que no cuadra, es
más complicado. Como sea y donde sea, escribir es bueno porque te aporta el
entusiasmo que tanto se requiere para un oficio tan duro.
-¿Puedes hablar un poco de
tu vida? ¿De tu lugar de nacimiento y estudios?
-Nací en Caracas en 1964. Para esa fecha mi padre era cajero en un
banco. Al poco tiempo fue ascendido a gerente de agencia con la condición de
que aceptara ser trasladado al interior. Eso ocurrió más tarde. Nos
residenciamos en El Tigre, Estado Anzoátegui y desde entonces hice como quien
dice el "crossover" de niño capitalino a niño de provincia. Muchas de
mis historias nacen a partir de ese inolvidable encuentro que por Gracia tuve
con la provincia a los cinco años porque como dice la canción "Oriente es otro color". Desde que
vi el primer bachaco culón de mi existencia en oriente, pasando por mi ciudad
Cumaná hasta mi vuelta a la capital y luego a los Altos Mirandinos donde me
casé y tuve a mis hijos, sigo pensando lo mismo: "Oriente es otro color".
Bachaco culón. Imagen tomada de Twitter. |
Antes de graduarme, vendí ropa infantil para pagarme mis estudios, luego
vendí repuestos para carros al por mayor, trabajé en tribunales donde llegué a
ser alguacil y luego secretario de un Juzgado, pero si partimos del hecho de
que ejerzo el derecho desde 1987, puedo decir que casi que exclusivamente me he
dedicado a los asuntos legales y sobre todo a mis casos penales.
En lo personal, no todo ha sido color de rosas. Un día mi esposa y yo
decidimos no seguir con el teatro y nos divorciamos. 20 años duramos y
terminamos hace doce. El separarme de mis hijos ha sido la cosa más dolorosa
que me ha pasado sobre todo porque en buena parte eso se debió a que también
fui rumbero. Si no, ¿De dónde sacaría mis tantas peripecias en el Tío Pepe o en
el Juan Sebastián Bar o el Hato Grill? Rumba y rumba caballero. Y la rumba
entraña consecuencias.
Hoy, mi ex y yo, formamos parte de ese club que crece y crece en el cual
las parejas se llevan mejor después que se divorcian.
No, no hay sexo. Tampoco somos altísimos panas, pero sí, desde la altura
de nuestros años, nos hemos perdonado en función de la amistad y de lo que más
amamos que son nuestros hijos. De manera que sí: he vivido y sobre eso también
escribo. Y sigo viviendo con sueños, proyectos y mucho guáramo. A todo le pongo
mundo porque así es la vida. No esperaré a que otro mastique para que yo pueda
tragar.
-¿Cuáles palabras se te
quedaron grabadas de la infancia y de la época estudiantil?
-Palabras de niño: ¡Apéate de ahí muchachoelcarajo!
¡Se están agarrando! (Una pelea en la escuela en idioma cumanés).
¡Deja la escribidera de güevonadas y ponte a estudiar!
Frases y palabras de la época estudiantil: Centro de Estudiantes.
Megáfono. Esténcil. Vamos a cerrar la calle. Lo que pasa es que fulano está
arioto.
-Eziongeber…
-¿Sí?
-¿Qué es eso de “arioto”?
-Falto de sexo.
José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne |