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«Terremoto de 1812», óleo de Tito Salas |
“ Los terremotos históricos más notorios, son en orden cronológico: el de septiembre de 1530, Cumaná y Cariaco; el de 1543, Ciudad Cádiz (Cubagua); el de 1641, de San Bernabé; el del 21/10/1766, Orinoco; el del 04/11/1799, Cumaná; el del 26/03/1812, Caracas (jueves santo); el del 29/10/1900 Caracas (Cipriano Castro) y el del 29/07/1967, Caracas y Caraballeda.
Humboldt nombra algunos asociados a fiestas de iglesias celebradas a media noche, en La Guaira y la capital misma: <<Por ejemplo la procesión nocturna del 21 de octubre, instituida en conmemoración del gran temblor de tierra que hubo el mismo día del mes a la una de la madrugada, en 1778. Otras sacudidas violentísimas fueron las de 1641, 1703 y 1802 >> (Viajes, II: 9).
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Oviedo y Valdés |
El primer terremoto (Sept. 1530) y maremoto documentado lo describe el primer Cronista de Indias, Oviedo y Valdés, en su “Historia general de las Indias”. Este seísmo y tsunami, tiene características de cataclismo y pudo haber sido producto de la fractura de la corteza terrestre, ocasionado por la presión del petróleo azufrado, almacenado en el subsuelo.
Con respecto a la sierra de Cariaco: << Abriose una gran sierra, que está a más de cinco leguas (27.85 km) desviada del mar, y la abertura de ella fue tan grande que se ve desde más de seis leguas (33.12 km) apartados de ella>> (Oviedo y Valdés: 49).
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Bartolomé de las Casas. |
También lo transcribe Bartolomé de las Casas: << Súbitamente se alzó la mar y sobrepujó los límites ordinarios en cuatro estados (¿…?), que alcanzó por encima de ciertos árboles que están a la boca del río (el cual es grande y caudal) y cubrió todos los llanos, llegando hasta las laderas de las serrezuelas que hay por allí cerca de media legua (2.79 kilómetros). Y así como la mar comenzó a entrar en la tierra, la tierra comenzó a temblar terriblemente, y duró el primer temblor un ochavo de hora (7.5 minutos); y después dio temblores diversas veces (réplicas) por aquel día. Estos fueron tan grandes, que la fortaleza (ubicada en Cumaná, en la boca del río Manzanares) cayó en tierra hasta los cimientos, que no quedó della sino una esquina de la primera cerca. Abriose la tierra por muchas partes en los llanos y en las serrezuelas, y por las aberturas manaba un agua como tinta, negra y salada, que hedía a piedra de azufre. Una sierra que llaman de Cariaco, que entra allí dentro de la tierra 14 leguas (77.28 km), se abrió en tanto, que queda dividida y hecha en ella una gran abra. Cayéronse muchas casas de los indios, que son de paja y madera, por lo cual murieron algunos indios, juntamente por el terror y espanto que hubieron>> (Las Casas, Historia, III: 610, 611).
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Juan de Castellanos |
Juan de Castellanos, lo describió magistralmente en verso y en castellano antiguo: << Pues en esta razón faltando guerra/ Hubo gran temblor y movimiento, /Que derribó de la vecina sierra/ Gran parte con mortal asolamiento: / Del bárbaro vecino desta tierra/cercano del horrendo rompimiento/ bramidos de las ondas fueron tantos/ Que causaron mortíferos espantos>> (Elegías: 289).
<< De cuyo miedo muchos perecieron/ Y con temor la vida despedían/Los que vivos quedaron ya dijeron/ La causa deste mal que padecían: /Que fue por las maldades que hicieron/En aquellos que mal no merecían: /También del terremoto y aspereza/ Cayó gran parte de esta fortaleza>> (Elegías: 289).
El segundo terremoto (1543) que se combinó con una tormenta eléctrica con lluvia, fue el que destruyó a Nueva Cádiz (Cubagua), la primera ciudad de Venezuela; sin ningún fallecimiento, Castellanos estaba presente en esta isla:
<< Sería por el año de cuarenta/ Y tres con el millar y los quinientos (1543)/Cuando cierta señal nos representa/ Bravos y furiosos movimientos: / Siguió después desto tal tormenta/ Que hizo despertar los soñolientos. /de todos vientos rigurosa guerra, / Y el mar mucho más alto que la tierra. >> (Elegías: 291).
<<El agua de los cielos era tanta, / Y con tan grandes ímpetus venía, / Que el más entero brío se quebranta, /Y el ánimo más fuerte más temía: / Sobrevino la noche muy escura, / Y con ella grandísima tristura, >> (Elegías: 291).
<< Salíamos ansí desta manera/ Aquí y allí peligros al encuentro, /Pues era gran riesgo salir fuera, /Peligro de la vida quedar dentro: / Tiembla la isla toda donde quiera/ Por aire conmovida desde el centro, /Aquel que poseía mejor suerte/ Estaba tan gustando de la muerte. >> (Elegías: 291).
<<Oíamos murmurios y bullicios, /No con falaces cantos de serenas; /Aquí y allí caían edificios, /Las altas azoteas, las almenas/ la casa de los santos sacrificios, /Moradas que yo vi ricas y buenas: / Aquí sonaban voces y allí gritos, / Aquellos con temor, estos aflitos >> (Elegías: 292).
Aquí describe truenos de tormenta eléctrica con lluvias: << O ya también digamos, como cuando/ El cielo se mostró de nubes lleno, /Y el fuego celestial viene rasgando/ la nube por el más espeso seno; /Y aquella furia con que va pasando/ Es la causa de dar horrible trueno, /poniendo gran temor a los mortales/Sin uso de razón y racionales>> (Elegías: 292).
El tercer terremoto (1641): << Lo llamaron así porque ocurrió el día de San Bernabé, se dice que un loco llamado Saturnino, quien recorría las calles cantando y recitando versos de su autoría, predijo el desastre del seísmo y hubieron entre 84 y 200 muertes entre La Guaira y Caracas (Genatios, 2017: 19).
El cuarto terremoto: <<El día 21 de octubre de 1766, día del tremendo terremoto que desoló la provincia de Nueva Andalucía (Cumaná), el suelo se agitó a un tiempo en Cumaná, Caracas, Maracaibo y las orillas del Meta, el Orinoco y el Ventuari. El Padre Gilií ha descrito estas conmociones en una región enteramente granítica, en la misión de La Encaramada, donde estuvieron acompañados de fuertes detonaciones. Hubo grandes derrumbamientos en el cerro Paraurí, y cerca de la peña Arauacoto desapareció un islote en el Orinoco. Los movimientos de ondulación continuaron por todo una hora. Era como la primera señal de estas agitaciones violentas que durante diez meses experimentaron las costas de Cumaná y Cariaco>> (Viajes, II: 38). Tomado por Humboldt de “Sagio di Storia, II: 6”, de F. S. Gilií.
<<Cumaná quedó totalmente destruida y en Caracas, las iglesias de San Pablo, San Lázaro, la Catedral y otros templos sufrieron daños>> (Genatios, 2017: 20). Adicional a esto hubo una epidemia: << En 1766 la población de Caracas y del hermoso valle en que esa ciudad está situada había sufrido inmensamente de una cruel epidemia de viruelas. La mortalidad se elevó en la ciudad a seis u ocho mil>> (Viajes, II: 311).
En la selva conmocionó a la fauna: <<Los indios del Erevato y el Caura los temen como un fenómeno que se presenta con bastante rareza, que atemoriza a los animales de los bosques y hace salir a los cocodrilos del fondo de las aguas hacia las playas>> (Viajes, III: 38).
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Humboldt |
El quinto terremoto (04/11/1799), Humboldt estaba en Cumaná: << Hacia las cuatro de la tarde, resonó el trueno sobre nosotros, aunque a una inmensa altura, sin retumbos y con ruido seco y a menudo interrumpido. En el momento de la explosión eléctrica más fuerte, a las cuatro horas doce minutos, hubo dos sacudidas de un temblor de tierra que se siguieron con quince segundos de intervalo una de otra. La gente lanzaba fuertes gritos en la calle. El Sr. Bonpland, que estaba inclinado sobre la mesa examinando plantas, fue casi derribado. Yo sentí la sacudida con mucha fuerza, aunque estaba acostado en una hamaca. Se dirigió ella de Norte a Sur, lo cual es bien raro en Cumaná. Unos esclavos que sacaban agua de un pozo de más de 18 a 20 pies de profundidad, cerca del río Manzanares, oyeron un ruido semejante a la explosión de una fuerte carga de pólvora de cañón. El ruido parecía venir del fondo del pozo, fenómeno bien singular aunque bien ordinario en la mayor parte de los países de América sujetos a los temblores de tierra>> (Viajes, II: 221). Aquí menciona dos réplicas, pero no menciona daños porque Cumaná había sido destruida 22 mese antes (04/02/1798), por otro terremoto.
Este terremoto vino acompañado de notables variaciones meteorológicas y se liberó una acumulación de energía eléctrica del interior de la tierra: <<Algunos minutos antes del primer sacudimiento ocurrió un viento violentísimo seguido de una lluvia eléctrica de goterones. Tanteé al punto la electricidad atmosférica con el electrómetro de Volta. Las bolillas se apartaban 4 líneas; la electricidad pasó con frecuencia del positivo al negativo, como sucede con las tormentas>> (Viajes, II: 221).
El sexto terremoto del jueves santo, descrito por Humboldt (Viajes, III: 14,15, 16): << Las sacudidas del 26 de marzo de 1812 que destruyeron la ciudad de Caracas (12000 muertes) e hicieron perecer casi en un mismo instante en la superficie de la provincia de Venezuela más de veinte mil (20000) habitantes>>
Acabó con 9/10 de Caracas y lo que quedó, debió ser demolido. No habían salido las procesiones, de las iglesias de Altagracia y La Trinidad, que estaban repletas y se vinieron al suelo. En el cuartel San Carlos, se vino abajo y sepultó un regimiento.
<<Familias llorosas recorrían la ciudad en busca de un hermano, un esposo, un amigo cuya suerte se ignoraba, y a quien se creía extraviado entre la multitud>>; <<Se quemaron los cadáveres. La gente se confesaba a voz alta en medio de la calle. Se casaban las parejas amancebadas. Se reconciliaban familias enemistadas>> (Viajes, III: 16).
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Casa Amarilla |
Este terremoto es el que más muertes ha producido en nuestra historia, además de Caracas acabó con La Guaira (5000 muertes), San Felipe (Yaracuy), Barquisimeto, El Tocuyo (Lara) y Mérida; ciudades en poder de la Primera República y en cambio las ciudades realistas de Coro, Maracaibo y Angostura resultaron indemnes.
Como habían transcurrido dos años del jueves santo de 1810, los religiosos propagaban que eso era un castigo de Dios por haberse rebelados. Lo que aprovechó El Libertador de dar su célebre proclama en la esquina de San Jacinto: << Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca>> (Genatios, 2017: 19).
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Caracas, 1967 |
<<En la provincia de Venezuela, puso espanto el 30 de Abril de 1812 en Caracas, La Guaira, Calabozo, Barinas, Apure; por una extensión de 4000 leguas cuadradas, un ruido subterráneo semejante a descargas reiteradas de cañones del más grueso calibre>>; << Ese día en que los habitantes de Tierra firme fueron alarmados por un ruido subterráneo era aquel en que el volcán de la isla de San Vicente hizo una grande erupción>> (Viajes, III: 25).
El séptimo terremoto (29/10/1900), se produce uno en Caracas conocido con el nombre del día de San Narciso; causó 20 casas destruidas, 21 muertes y más de 50 heridos. Entre ellos el presidente Cipriano Castro que se fracturó un pie al lanzarse con un paraguas por un balcón de la Casa Amarilla (Genatios, 2017: 20).
El octavo terremoto (29/07/1967), entre 6.5 a 6.7 grados Richter, con 35 segundos de duración y epicentro entre Arrecife y Naiguatá. Produjo 300 muertes, 2000 heridos y pérdidas superiores a 400 millones de dólares. Se cayeron 10 edificios en Los Palos Grandes y Altamira; y uno en Caraballeda, la Mansión Charaima. Celebraba la capital 400 años de su fundación. A partir de este terremoto se empezaron a revisar y a insistir en aplicar las normas antisísmicas.-
Elio Araujo Henríquez
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