Estimados amigos
Hoy es lunes popular en Venezuela. En nuestro país los días lunes los cines venden sus boletos a mitad de precio, razón por la cual es un día donde los cines colapsan de amantes de la pantalla de plata.
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Pedro Téllez. Fotografía de Yuri Valecillo |
Desde que publicamos las entradas sobre Nanacinder la revista de la Colonia Psiquiatrica de Bárbula hemos recibido innumerables mensajes pidiéndonos que compartiéramos material de dicha publicación. Hoy cumpliremos esa petición y compartiremos la antología mínima de la revista Nanacinder que el escritor valenciano Pedro Téllez hizo para complementartar su ensayo en la revista La Tuna de Oro de la Universidad de Carabobo (UC) .
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Vista aérea de la Colonia Psiquiatrica de Bárbula.1954 |
En momentos tan terribles para los venezolanos como los que actualmente vivimos será vivificante beber de la cordura que mana de esta revista donde publicaban los miembros de la comunidad del psiquiátrico de Bárbula desde el personal médico hasta los pacientes.
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Campus Bárbula de la Universidad de Carabobo en 1974. En la esquina derecha pueden ver el edificio de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FACES) en construcción.Pulsa sobre la imagen para verla más grande |
Inauguramos esta Antología Mínima con un texto del Doctor José Solanes una de las perlas que ese terrible suceso llamado Guerra Civil española hizo llegar a estas tierras.
Deseamos disfruten de la entrada.
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Revista La Tuna de Oro. Órgano de la Cultura Universitaria. Nº 39. enero-marzo 2002. |
Richard Montenegro Caricote
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Nanacinder
Las palabras viven cautivas de su significado en los diccionarios en que se hallan aparcadas. Pero Nanacinder fue un vocablo cimarrón. Lejos de todo redil académico, por un tiempo pudo estar escribiéndose (¿o galopando?) sin arnés que le impusiera sentido ni jinete que le diera dirección. Nanacinder fue una palabra libre. Se pensó que con una palabra libre se podría hacer un periódico libre. Con su nombre, inventado por un demente, se bautizó una revista que publicaron los pacientes de la Colonia Psiquiátrica de Bárbula. Acogía también la publicación, no sabemos si por compromiso, textos de enfermeros y hasta de médicos. Uno de éstos, el Dr. Ricardo Álvarez, quien era entonces el Jefe de la División de Higiene Mental del Ministerio de Sanidad, pudo así escribir en el Ns 2 (1.5.1954) que Nanacinder le parecía ser "la respiración misma de la Colonia". "No detengáis este periódico", escribía, "dejadlo marchar a donde quiera; tiene vida propia y habla su propio lenguaje".
Unos años después, sin embargo, Nanacinder vino a detenerse. A ser detenido. ¿Fue ello debido a que no todos los sucesores que en su alto sitial tuvo el Dr. Alvarez pensaron cómo él? ¿A que sus redactores y amigos encontraron que era más fácil obedecer órdenes contrarias que inspirar las favorables? Víctima de la susceptibilidad de unos y de la amarga pasividad de los otros, Nanacinder sucumbió en la tormenta burocrática levantada por uno de sus artículos. Se quiso darle nueva vida, pero Nanacinder resultó ser cadáver tan difícil de enterrar como de resucitar. No se publicaron nuevos números, mas los ya publicados siguieron suscitando interés, fueron objeto de búsqueda y encontraron nuevos lectores. Gracias a la iniciativa de la Dirección de Cultura de nuestra universidad, la lectura de Nanacinder puede ahora dejar de ser confidencial. Se han reunido en este pequeño volumen algunos de los textos que más solicitados fueron, en los años de silencio, por los que recordaron su voz. No es de extrañar que entre los más pedidos figurara el artículo que motivó el colapso de la revista: Luz, cenizas y espuma. Se reimprimen ahora fragmentos de él, y el lector podrá encontrarlos en la página. Hay que leerlos como deben ser leídos todos los otros. Con mirada ni suspicaz ni técnica. Decía todavía el Dr. Álvarez en su artículo que la vida de la Colonia no se expresaba sino que se vertía "con toda naturalidad" en las páginas de Nanacinder. Invitaba así a contemplar humana y poéticamente lo allí presentado más bien que a analizarlo sabia e inquisitivamente. Sepamos descubrir sencillez en lo inusitado y sepamos buscar placer no en la solución de acertijos, sino en la mera comunicación de lo humano.
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Richard Montenegro. Perteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor. miNatura, Tiempos Oscuros y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.
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Pedro Téllez (Valencia, Venezuela, 1966). Ensayista. Conferencista. Bibliófilo. Médico psiquiatra. Ha publicado los libros: Añadir comento (1977). Fichas y remates (1998), Tela de araña (1999), La última cena del ensayo (2005)y Un Naipe en el camino de El Dorado (2007). Ha sido redactor en la revista Poesía y colaborador de la revista Zona Tórrida, publicaciones de la Universidad de Carabobo. Colaborador en publicaciones periódicas tales como Predios, Arte de leer, Mañongo y Tiempo Universitario.
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