domingo, 28 de abril de 2024

Umberto Eco: Nuestro deber es desenmascar las formas nuevas del Fascismo. La Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca

 



Estimados Liponautas

Tenemos el agrado de compartir con ustedes este texto del escritor italiano Umberto Eco, donde nos hace un acercamiento a las características fundamentales del Fascismo para que nos sirvan para identificar sus nuevas formas de existencia en la actualidad. El cuerpo del discurso fue tomado de dos fuentes.


Disfruten de la entrada

Atentamente 

La Gerencia






Discurso del 24 de abril de 1995

Qué es el fascismo según el escritor y filósofo Umberto Eco


03/08/2020 - 04:45


En 1942, a mis diez años, recibí el Primer Premio Provincial de Juveniles de Ludi (una competición voluntaria, pero obligatoria para jóvenes fascistas italianos – es decir, para cada joven italiano). Expuse detalladamente y con amplia capacidad retórica sobre la temática “¿Debiéramos morir por la gloria de Mussolini y el destino inmortal de Italia?” Mi respuesta era afirmativa. Era un chico listo.


Pasé dos de mis tempranos años entre la SS, fascistas, republicanos y partisanos disparándose unos a los otros, y aprendí a esquivar las balas. Era un buen ejercicio.


En abril de 1945, los partisanos se tomaron Milán. Dos días después llegaron al pequeño pueblo donde vivía. Fue un momento de jolgorio. La plaza principal estaba repleta de gente cantando y ondeando banderas, vitoreando a viva voz por Mimo, el líder partisano del sector. En su pasado, maresciallo de los Carabinieri, Mimo se unió a los seguidores del General Badoglio, sucesor de Mussolini, y perdió una pierna durante uno de los primeros choques contra las fuerzas sobrantes de Mussolini. Mimo se asomó por el balcón del ayuntamiento, pálido, apoyado en su muleta, y con una mano intentó apaciguar a la multitud. Estaba esperando su discurso, ya que toda mi infancia estuvo marcada por los grandes discursos históricos de Mussolini, de los cuales memorizábamos los pasajes más relevantes en la escuela. Silencio. Mimo hablaba en una voz áspera, casi inaudible. Dijo: “Ciudadanos, amigos. Tras tantos dolorosos sacrificios… aquí estamos. Gloria a aquellos que han caído en nombre de la libertad.” Y eso fue todo. Volvió adentro. La multitud gritaba, los partisanos alzaban sus armas y disparaban en son de festejo. Nosotros, los niños, nos apresurábamos en recoger los cartuchos, preciosos artefactos, pero también había aprendido que la libertad de expresión significa libertad de retórica.


Algunos días después vi a los primeros soldados estadounidenses. Eran afroamericanos. El primer yanqui que conocí fue un hombre negro, Joseph, que me introdujo a las maravillas de Lil’ Abner y Dick Tracy. Sus libros de cómic estaban coloreados brillantemente y olían bien.



Uno de los oficiales (el mayor o capitán Muddy) era un invitado en la villa de una familia con dos hijas que eran mis compañeras de escuela. Lo conocí en un jardín en donde algunas mujeres, rodeando al Capitán Muddy, hablaban un francés tentador. El Capitán Muddy también sabía un poco de francés. Así fue mi primera imagen de los liberadores estadounidenses - tras tantas caras pálidas en camisas negras - la de un culto hombre negro en un uniforme verde-amarilloso diciendo: “Oui, merci beaucoup, Madame, moi aussi j’aime le champagne…”. Desafortunadamente no había champaña, pero el Capitán Muddy me dió mi primer chicle de menta Wrigley’s y empecé a masticar todo el día. En la noche ponía el chicle en un vaso de agua, para que estuviera fresco al próximo día.



En mayo oímos que la guerra había acabado. La paz suscitaba en mí una sensación curiosa. Me habían contado que la guerra permanente era una condición normal para un joven italiano. En los próximos meses me enteré de que la Resistencia no era un fenómeno local sino uno esparcido por toda Europa. Aprendí nuevas y emocionantes palabras como réseau, maquis, armée secrète, Rote Kapelle, ghetto de Varsovia. Vi las primeras fotografías del Holocausto, así entendiendo antes el significado que la palabra. Me di cuenta de lo que nos habían liberado.


Hoy en mi país aún hay gente que se pregunta si la Resistencia tuvo algún impacto militar significativo durante el transcurso de la guerra. Para mi generación esta pregunta es irrelevante: entendimos inmediatamente el sentido moral y psicológico de la Resistencia. Para nosotros era recipiente de orgullo el que los europeos no esperáramos pasivamente la liberación. Y para los jóvenes estadounidenses que estaban pagando nuestra libertad restaurada con su propia sangre, saber que detrás de las líneas de fuego había europeos pagando su propia deuda por adelantado era importante.


Hoy en mi país hay algunos que dicen que el mito de la Resistencia era una mentira comunista. Es verdad que los comunistas explotaron la Resistencia como si fuera de su propiedad, ya que jugaron un rol importante en ella; pero yo recuerdo a los partisanos con pañuelos de distintos colores. Pegado a la radio, pasaba mis noches - las ventanas cerradas, la oscuridad haciendo del espacio circundante al equipo un halo luminoso - escuchando los mensajes de la Voz de Londres a los partisanos. Eran crípticos y poéticos al mismo tiempo (El sol siempre sale, Las rosas florecerán) y la mayoría de ellos eran “messaggi per la Franchi.” Alguien me susurró que Franchi era el líder de la más grande red clandestina en el noroeste de Italia, un hombre de coraje legendario. Franchi se convirtió en mi héroe. Franchi (cuyo nombre real era Edgardo Sogno) era un monarquista, tan anti-comunista que tras la guerra se unió a grupos de ultra derecha, y fue acusado de colaborar en un proyecto de golpe de estado reaccionario. ¿A quién le importa? Sogno sigue siendo mi héroe soñado de infancia. La liberación era una tarea común para personas de distintos colores.


Hoy en mi país aún hay algunos que dicen que la Guerra de Liberación fue un periodo trágico de división, y que todo lo que necesitamos es reconciliación nacional. La memoria de esos terribles años tiene que ser reprimida, refoulée, verdrängt. Pero la Verdrängung [represión] causa neurosis. Si la reconciliación significa compasión y respeto por todos aquellos que guerrearon de buena fe, el perdonar no significa olvidar. Incluso puedo admitir que Eichmann creía sinceramente en su misión, pero no puedo decir, “Ok, vuelve y hazlo de nuevo.” Estamos aquí para recordar lo que sucedió y decir solemnemente que “Ellos” no deben hacerlo de nuevo.


Pero, ¿quiénes son Ellos?


Si aún pensamos en los gobiernos totalitarios que rigieron Europa previo a la Segunda Guerra Mundial fácilmente podemos decir que sería difícil que reaparezcan bajo la misma forma en distintas circunstancias históricas. Si el fascismo de Mussolini fuera basado en la idea de un líder carismático, en el corporativismo, en la utopía del Destino Imperial de Roma, en un ímpetu imperialista de conquistar nuevos territorios, en un nacionalismo exacerbado, en un ideal de una nación entera regida en camisas negras, en el rechazo de la democracia parlamentaria, en el antisemitismo, entonces no hallo dificultad alguna en reconocer que hoy la Alleanza Nazionale italiana, nacida de las ascuas del Partido Fascista postguerra, MSI, y ciertamente un partido de derecha, ya no tiene mucho en común con el viejo fascismo. Bajo la misma línea, aunque me preocupan varios de los movimientos de corte Nazi que han surgido aquí y allá en Europa, incluyendo Rusia, yo no creo que el nazismo, en su forma original, esté a punto de reaparecer como un movimiento a escala nacional.


No obstante, aunque los regímenes políticos pueden ser derrocados, y las ideologías criticadas y renegadas, tras un régimen y su ideología siempre hay una manera de pensar y de sentir, un conjunto de hábitos culturales, instintos sombríos e impulsos inasibles. ¿Hay aún otro fantasma rondando Europa (sin mencionar otras partes del mundo)?


Ionesco dijo alguna vez que “sólo las palabras cuentan y el resto es mero parloteo.” Los hábitos lingüísticos son frecuentemente importantes síntomas de sentimientos subyacentes. Entonces se vuelve relevante preguntar por qué no solo la Resistencia sino la Segunda Guerra fue definida alrededor del mundo como una lucha contra el fascismo. Si relees For Whom the Bell Tolls de Hemingway descubrirás que Robert Jordan identifica a sus enemigos en los fascistas, incluso pensando en los falangistas españoles. Y para FDR (Franklin D. Roosevelt), “La victoria del pueblo estadounidense y sus aliados será una victoria ante el fascismo y la muerta mano de despotismo que representa.


Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses que participaron en la guerra española fueron llamados “antifascistas prematuros” – significando que pelear contra Hitler en los años cuarenta era un deber moral para cada buen estadounidense, pero pelear contra Franco demasiado temprano, en los años treinta, olía agrio porque lo hacían principalmente comunistas y otros izquierdistas… ¿Por qué una expresión como cerdo fascista era utilizada por los radicales estadounidenses para referirse a un policía que no aprobaba sus hábitos de fumar treinta años después? ¿Por qué no decían: cerdo Cagoulard, cerdo falangista, cerdo Quisling, cerdo Nazi?



Mein Kampf es un manifiesto de un programa político completo. El nazismo tenía una teoría del racismo y de la raza Aria como el pueblo elegido, una noción precisa del arte degenerado, entartete Kunst, una filosofía de la voluntad de poder y del Übermensch. El nazismo era decididamente anticristiano y neopagano, mientras que el Diamat de Stalin (la versión oficial del marxismo soviético) era groseramente materialista y ateo. Si con totalitarismo uno se refiere a un régimen que subordina cada acto del individuo al estado y su ideología, entonces tanto el nazismo y el estalinismo eran verdaderos regímenes totalitarios.


El fascismo italiano era ciertamente una dictadura, pero no era totalmente totalitario, no por su levedad sino por la debilidad filosófica de su ideología. Contrario a la opinión común, el fascismo en Italia no tenía una filosofía especial. El artículo sobre fascismo firmado por Mussolini en la Enciclopedia Treccani fue escrito por o inspirado en Giovanni Gentile, pero reflejaba una noción hegeliana tardía del Estado Absoluto y Ético que nunca fue completamente realizado por Mussolini. Mussolini no tenía una filosofía: solo tenía retórica. Era un ateo militante al principio y posteriormente firmó la Convención con la Iglesia y recibió a los obispos que bendijeron los gallardetes fascistas. En sus tempranos años anticlericales, de acuerdo con una leyenda probable, una vez preguntó a Dios, para que probara Su existencia, que lo golpeara en el acto. Luego, Mussolini siempre mencionó el nombre de Dios en sus discursos, y no le molestaba ser llamado el Hombre de la Providencia.


El fascismo italiano fue la primera dictadura de derecha en gobernar un país europeo, y todos los movimientos posteriores hallaron una suerte de arquetipo en el régimen de Mussolini. El fascismo italiano fue el primero en instalar una liturgia militar, un folclor, incluso una forma de vestir - mucho más influyente, con sus camisas negras, que Armani, Benetton o Versace pudieran ser alguna vez. Fue solo en los años treinta que movimientos fascistas surgieron, con Mosley, en Gran Bretaña, y en Letonia, Estonia, Lituania, Polonia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Grecia, Yugoslavia, España, Portugal, Noruega e incluso en Sudamérica. Fue el fascismo italiano el que convenció a tantos líderes europeos liberales de que el régimen estaba llevando a cabo interesante reforma social, y que proveía una alternativa livianamente revolucionaria a la amenaza comunista.


No obstante, la prioridad histórica no me parece razón suficiente para explicar por qué la palabra fascismo se tornó sinécdoque, es decir, una palabra que puede ser utilizada para distintos movimientos totalitarios. Esto no es porque el fascismo contenga en sí, por así decirlo en su esencia, todos los elementos que cualquier forma posterior del totalitarismo. Al contrario, el fascismo no tenía esencia. El fascismo era un totalitarismo confuso, un collage de distintas ideas políticas y filosóficas, una colmena de contradicciones. ¿Puede uno concebir un movimiento realmente totalitario que podía combinar la monarquía con la revolución, el Royal Army con la milicia personal de Mussolini, la concesión de privilegios a la Iglesia con educación estatal que ensalza la violencia, el control estatal con el libre mercado? El Partido Fascista nació jactándose de traer un nuevo orden revolucionario, pero fue financiado por los más conservadores de entre los terratenientes que esperaban de esta una contrarrevolución. En sus comienzos, el fascismo era republicano. Aun así sobrevivió por veinte años proclamando su lealtad a la familia real, mientras que el Duce (el indiscutido Líder Máximo) se encontraba codo a codo con el Rey, a quien ofreció el título de Emperador. Pero cuando el Rey despidió a Mussolini en 1943, el partido reapareció a los dos meses, con apoyo alemán, bajo el estándar de una república “social”, reciclando su antiguo guion revolucionario, ahora enriquecido con matices casi Jacobinos.


Existía sólo una arquitectura Nazi y solo un arte Nazi. Si el arquitecto Nazi era Albert Speer, entonces no había espacio para Mies van der Rohe. De forma similar, bajo el mandato de Stalin, si Lamarck estaba en lo correcto entonces no había espacio para Darwin. Ciertamente, en Italia habían arquitectos fascistas, pero cerca de sus pseudo-Coliseos existían muchos edificios nuevos inspirados por el racionalismo moderno de Gropius.


No había un Zhdanov fascista estableciendo una línea estrictamente cultural. En Italia existían dos importantes premios de arte. El Premio Cremona estaba controlado por el fascista fanático y poco cultivado, Roberto Farinacci, quien alentaba el arte como propaganda. (Puedo recordar pinturas con títulos tales como “Escuchando por la radio el Discurso del Duque” o “Estados Mentales Creados por el Fascismo”). El Premio Bergamo era patrocinado por el fascista culto y razonablemente tolerable, Giuseppe Bottai, quien protegía tanto el concepto del arte por el bien del arte y los varios tipos de arte Avant-garde que habían sido tachados como corruptos y cripto-comunistas en Alemania.


El poeta nacional era D’Annunzio, un dandi que en Alemania o en Rusia habría sido enviado al escuadrón de tiro. Fue apuntado como el bardo del régimen por su nacionalismo y el culto que rendía al heroísmo – ambas cosas que eran abundantemente mezcladas con la influencia francesa de la decadencia fin de siècle.


Tomemos el Futurismo. Uno podría pensar que podía haber sido considerado una instancia de entartete Kunst, junto al Expresionismo, el Cubismo y el Surrealismo. Pero los primeros Futuristas italianos eran nacionalistas; simpatizaban de la participación italiana en la Primera Guerra Mundial por razones estéticas; celebraban la velocidad, la violencia y el riesgo, todos elementos que de alguna forma parecían conectar con el culto a la juventud del fascismo. Mientras el fascismo se identificaba a si mismo con el Imperio Romano y descubría traduciones rurales, Marinetti (que proclamó que un auto era más bello que la Victory of Samothrace y quería matar hasta la luz de la luna) fue aún así apuntado como miembro de la Academia Italiana, la cual trataba a la luz de la luna con gran respeto.


Muchos de los futuros partisanos y de los futuros intelectuales del Partido Comunista fueron educados por el GUF, la asociación de estudiantes de la universidad fascista, la cual iba a ser, supuestamente, la cuna de la nueva cultura fascista. Estos clubes se transformaron en una suerte de olla de derretimiento intelectual donde nuevas ideas circulaban sin ningún control real ideológico. Esto no significaba que los hombres del partido fueran tolerantes ante el pensamiento radical, pero algunos pocos tenían el equipamiento intelectual para controlarlo.


Durante esos veinte años, la poesía de Montale y otros escritores asociados al grupo llamado Ermetici era una reacción al estilo bombástico del régimen, permitiéndosele a estos poetas desarrollar su protesta literaria desde lo que era visto como su torre de marfil. El ánimo de los poetas de Ermetici era exactamente lo opuesto al culto fascista del optimismo y el heroísmo. El régimen toleraba el evidente – aunque socialmente imperceptible – disentimiento porque los Fascistas simplemente no le prestaban atención a un lenguaje tan arcano.


Todo esto no quiere decir que el fascismo italiano era tolerante. Gramsci fue enviado a prisión hasta su muerte; los lideres de oposición Giacomo Matteotti y los hermanos Rosselli fueron asesinados; la prensa libre fue abolida, los sindicatos fueron desmantelados y los disidentes políticos fueron confinados a islas remotas. El poder legislativo se transformó en una mera ficción y el poder ejecutivo (que controlaba tanto el judicial como a los medios masivos) directamente pasó nuevas leyes, entre ellas las que llamaban a preservar la raza (el gesto formal de apoyo de los italianos a lo que se transformó en el Holocausto).


La imagen contradictoria que describo no fue el resultado de tolerancia, sino de confusión política e ideológica. Pero era una confusión rígida, una confusión estructurada. El fascismo estaba fuera de lugar filosóficamente, pero emocionalmente estaba firmemente fijado a ciertos cimientos arquetípicos.


Entonces llegamos a mi segundo punto. Sólo existió un Nazismo. No podemos etiquetar el falangismo hiper- católico de Franco como Nazismo, ya que el Nazismo es fundamentalmente pagano, politeístico y anticristiano. Pero el juego fascista es uno que puede jugarse de muchas formas, y el nombre del juego no cambia. La noción de fascismo no es distinta a la noción de Wittgenstein de un juego. Un juego puede ser competitivo como puede no serlo, puede requerir alguna habilidad especial o ninguna, puede involucrar o no finero. Los juegos son distintas actividades que presentan solo algún “parecido familiar”, como lo explicó Wittgenstein. Considere la siguiente secuencia:


              1 2 3 4


              abc bcd cde def


Supongamos existen una serie de grupos políticos donde el grupo uno se caracteriza por los rasgos abc, el grupo dos por los rasgos bcd, y así. El grupo dos es similar al grupo uno ya que tienen en común dos rasgos; por las mismas razones, el tres es similar al dos y el cuatro al tres. Tenga en cuenta que el tres es también similar al uno (tienen en común el rasgo c). El caso más curioso se presenta en el grupo cuatro, obviamente similar al tres y al dos, pero con ningún rasgo en común con el uno. Sin embargo, debido a la serie ininterrumpida de disminución de similitudes entre uno y cuatro, aún existe, por alguna forma de transitividad ilusoria, un parecido familiar entre el cuatro y el uno.





Tips para identificar el fascismo, según Umberto Eco


Los 14 síntomas del fascismo eterno


El Ur-Fascismo puede volver con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo. Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca


Umberto Eco 16/01/2019

Estatua en el Foro itálico de Roma.





El término «fascismo» se adapta a todo porque es posible eliminar de un régimen fascista uno o más aspectos, y siempre podremos reconocerlo como fascista. Quítenle al fascismo el imperialismo y obtendrán a Franco o Salazar; quítenle el colonialismo y obtendrán el fascismo balcánico. Añádanle al fascismo italiano un anticapitalismo radical (que nunca fascinó a Mussolini) y obtendrán a Ezra Pound. Añádanle el culto la mitología celta y el misticismo del Grial (completamente ajeno al fascismo oficial) y obtendrán uno de los gurús fascistas más respetados, Julius Evola. A pesar de esta confusión, considero que es posible indicar una lista de características típicas de lo que me gustaría denominar «Ur-Fascismo», o «fascismo eterno». Tales características no pueden quedar encuadradas en un sistema; muchas se contradicen mutuamente, y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo, pero basta con que una de ellas esté presente para hacer coagular una nebulosa fascista. 



1. La primera característica de un Ur-Fascismo es el culto de la tradición. El tradicionalismo es más antiguo que el fascismo. No fue típico sólo del pensamiento contrarrevolucionario católico posterior a la Revolución Francesa, sino que nació en la edad helenística tardía como reacción al racionalismo griego clásico. En la cuenca del Mediterráneo, los pueblos de religiones diferentes (aceptadas todas con indulgencia por el Olimpo romano) empezaron a soñar con una revelación recibida en el alba de la historia humana. Esta revelación había permanecido durante mucho tiempo bajo el velo de lenguas ya olvidadas. Estaba encomendada a los jeroglíficos egipcios, a las runas de los celtas, a los textos sagrados, aún desconocidos, de algunas religiones asiáticas. Esta nueva cultura había de ser sincrética. «Sincretismo» no es sólo, como indican los diccionarios, la combinación de formas diferentes de creencias o prácticas. Una combinación de ese tipo debe tolerar las contradicciones. Todos los mensajes originales condenen un germen de sabiduría y, cuando parecen decir cosas diferentes o incompatibles, lo hacen sólo porque todos aluden, alegóricamente, a alguna verdad primitiva. Como consecuencia, ya no puede haber avance del saber. La verdad ya ha sido anunciada de una vez por todas, y lo único que podemos hacer nosotros es seguir interpretando su oscuro mensaje. Es suficiente mirar la cartilla de cualquier movimiento fascista para encontrar a los principales pensadores tradicionalistas. La gnosis nazi se alimentaba de elementos tradicionalistas, sincretistas, ocultos. La fuente teórica más importante de la nueva derecha italiana, Julius Evola, mezclaba el Grial con los Protocolos de los Ancianos de Sión, la alquimia con el Sacro Imperio Romano. El hecho mismo de que, para demostrar su apertura mental, una parte de la derecha italiana haya ampliado recientemente su cartilla juntando a De Maistre, Guénon y Gramsci es una prueba fehaciente de sincretismo. Si curiosean ustedes en los estantes que en las librerías americanas llevan la indicación New Age, encontrarán incluso a San Agustín, el cual, por lo que me parece, no era fascista. Pero el hecho mismo de juntar a San Agustín con Stonehenge, esto es un síntoma de Ur-Fascismo. 


2. El tradicionalismo implica el rechazo del modernismo. Tanto los fascistas como los nazis adoraban la tecnología, mientras que los pensadores tradicionalistas suelen rechazar la tecnología como negación de los valores espirituales tradicionales. Sin embargo, a pesar de que el nazismo estuviera orgulloso de sus logros industriales, su aplauso a la modernidad era sólo el aspecto superficial de una ideología basada en la «sangre» y la «tierra» (Blut und Boden). El rechazo del mundo moderno se camuflaba como condena de la forma de vida capitalista, pero concernía principalmente a la repulsa del espíritu del 1789 (o del 1776, obviamente). La Ilustración, la edad de la Razón, se ven como el principio de la depravación moderna. En este sentido, el Ur-Fascismo puede definirse como «irracionalismo». 


3. El irracionalismo depende también del culto de la acción por la acción. La acción es bella de por sí, y, por lo tanto, debe actuarse antes de y sin reflexión alguna. Pensar es una forma de castración. Por eso la cultura es sospechosa en la medida en que se la identifica con actitudes críticas. Desde la declaración atribuida a Goebbels («cuando oigo la palabra cultura, echo la mano a la pistola») hasta el uso frecuente expresiones como «cerdos intelectuales», «estudiante cabrón, trabaja de peón», «muera la inteligencia», «universidad, guarida de comunistas», la sospecha hacia el mundo intelectual ha sido siempre un síntoma de Ur-Fascismo. El mayor empeño de los intelectuales fascistas oficiales consistía en acusar a la cultura moderna y a la intelligentsia liberal de haber abandonado los valores tradicionales.


4. Ninguna forma de sincretismo puede aceptar el pensamiento crítico. El espíritu crítico opera distinciones, y distinguir es señal de modernidad. En la cultura moderna, la comunidad científica entiende el desacuerdo como instrumento de progreso de los conocimientos. Para el Ur-Fascismo, el desacuerdo es traición.  


5. El desacuerdo es, además, un signo de diversidad. El Ur-Fascismo crece y busca el consenso explotando y exacerbando el natural miedo de la diferencia. El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente fascista, es contra los intrusos. El Ur-Fascismo es, pues, racista por definición.  


6. El Ur-Fascismo surge de la frustración individual o social. Lo cual explica por qué una de las características típicas de los fascismos históricos ha sido el llamamiento a las clases medias frustradas, desazonadas, por alguna crisis económica o humillación política, asustadas por la presión de los grupos sociales subalternos. En nuestra época, en la que los antiguos «proletarios» se están convirtiendo en pequeña burguesía (y los lumpen se autoexcluyen de la escena política), el fascismo encontrará su público en esta nueva mayoría. 


7. A los que carecen de una identidad social cualquiera, el Ur-Fascismo les dice que su único privilegio es el más vulgar de todos, haber nacido en el mismo país. Es éste el origen del «nacionalismo». Además, los únicos que pueden ofrecer una identidad a la nación son los enemigos. De esta forma, en la raíz de la psicología Ur-Fascista está la obsesión por el complot, posiblemente internacional. Los secuaces deben sentirse asediados. La manera más fácil para hacer que asome un complot es apelar a la xenofobia. Ahora bien, el complot debe surgir también del interior: los judíos suelen ser el objetivo mejor, puesto que presentan la ventaja de estar al mismo tiempo dentro y fuera. En América, el último ejemplo de la obsesión del complot está representado por el libro The New World Order de Pat Robertson





8. Los secuaces deben sentirse humillados por la riqueza ostentada y por la fuerza de los enemigos. Cuando era niño, me enseñaban que los ingleses eran el «pueblo de las cinco comidas»: comían más a menudo que los italianos, pobres pero sobrios. Los judíos son ricos y se ayudan mutuamente gracias a una red secreta de recíproca asistencia. Los secuaces, con todo, deben estar convencidos de que pueden derrotar a los enemigos. De este modo, gracias a un continuo salto de registro retórico, los enemigos son simultáneamente demasiado fuertes y demasiado débiles. Los fascismos están condenados a perder sus guerras, porque son incapaces constitucionalmente de valorar con objetividad la fuerza del enemigo. 


9. Para el Ur-Fascismo no hay lucha por la vida, sino más bien, «vida para la lucha». El pacifismo es entonces colusión con el enemigo; el pacifismo es malo porque la vida es una guerra permanente. Esto, sin embargo, lleva consigo un complejo de Harmaguedón: puesto que los enemigos deben y pueden ser derrotados, tendrá que haber una batalla final, de resultas de la cual el movimiento obtendrá el control del mundo. Una solución final de ese tipo implica una sucesiva era de paz, una Edad de Oro que contradice el principio de la guerra permanente. Ningún líder fascista ha conseguido resolver jamás esta contradicción. 


10. El elitismo es un aspecto típico de toda ideología reaccionaria, en cuanto fundamentalmente aristocrático. En el curso de la historia, todos los elitismos aristocráticos y militaristas han implicado el desprecio por los débiles. El Ur-Fascismo no puede evitar predicar un «elitismo popular». Cada ciudadano pertenece al mejor pueblo del mundo, los miembros del partido son los ciudadanos mejores, cada ciudadano puede (o debería) convertirse en miembro del partido pero no puede haber patricios sin plebeyos. El líder, que sabe perfectamente que su poder no lo ha obtenido por mandato, sino que lo ha conquistado con la fuerza, sabe también que su fuerza se basa en la debilidad de las masas, tan débiles que necesitan y se merecen un «dominador». Puesto que el grupo está organizado jerárquicamente (según un modelo militar), todo líder subordinado desprecia a sus subalternos, y cada uno de ellos desprecia a sus inferiores. Todo ello refuerza el sentido de un elitismo de masa.  


11. En esta perspectiva, cada uno está educado para convertirse en un héroe. En todas las mitologías, el «héroe» es un ser excepcional, pero en la ideología Ur-Fascista el heroísmo es la norma. Este culto al heroísmo está vinculado estrechamente con el culto a la muerte: no es una coincidencia que el lema de los falangistas fuera «¡Viva la muerte!». A la gente normal se le dice que la muerte es enojosa, pero que hay que encararla con dignidad; a los creyentes se les dice que es una forma dolorosa de alcanzar una felicidad sobrenatural. El héroe Ur-Fascista, en cambio, aspira a la muerte, anunciada como la mejor recompensa de una vida heroica. El héroe Ur-Fascista está impaciente por morir, y en su impaciencia, todo hay que decirlo, más a menudo consigue hacer que mueran los demás. 


12. Puesto que tanto la guerra permanente como el heroísmo son juegos difíciles de jugar, el Ur-Fascista transfiere su voluntad de poder a cuestiones sexuales. Éste es el origen del machismo (que implica desdén hacia las mujeres y una condena intolerante de costumbres sexuales no conformistas, desde la castidad hasta la homosexualidad). Y puesto que también el sexo es un juego difícil de jugar, el héroe Ur-Fascista juega con las armas, que son su Ersatz fálico: sus juegos de guerra se deben a una invidia penis permanente.  


13. El Ur-Fascismo se basa en un «populismo cualitativo». En una democracia los ciudadanos gozan de derechos individuales, pero el conjunto de los ciudadanos sólo está dotado de un impacto político desde el punto de vista cuantitativo (se siguen las decisiones de la mayoría). Para el Ur-Fascismo los individuos en cuanto individuos no tienen derechos, y el «pueblo» se concibe como una cualidad, una entidad monolítica que expresa la «voluntad común». Puesto que ninguna cantidad de seres humanos puede poseer una voluntad común, el líder pretende ser su intérprete. Habiendo perdido su poder de mandato, los ciudadanos no actúan, son llamados sólo pars pro toto a desempeñar el papel de pueblo. El pueblo, de esta manera, es sólo una ficción teatral. Para poner un buen ejemplo de populismo cualitativo, ya no necesitamos Piazza Venezia o el estadio de Nuremberg. En nuestro futuro se perfila un populismo cualitativo Televisión o Internet, en el que la respuesta emotiva de un grupo seleccionado de ciudadanos puede ser presentada o aceptada como la «voz del pueblo». En razón de su populismo cualitativo, el Ur-Fascismo debe oponerse a los «podridos» gobiernos parlamentarios. Una de las primeras frases pronunciadas por Mussolini en el parlamento italiano fue: «Hubiera podido transformar esta aula sorda y gris en un vivac para mis manípulos» siendo "manípulos" una subdivisión de la tradicional legión romana. De hecho, encontró inmediatamente un alojamiento mejor para sus manípulos, pero poco después liquidó el parlamento. Cada vez que un político arroja dudas sobre la legitimidad del parlamento porque no representa ya la «voz del pueblo», podemos percibir olor de Ur-Fascismo. 

Congreso del Partido Nazi en el Campo Zeppelín en 1937. Foto coloreada.


14. El Ur-Fascismo habla la «neolengua». La «neolengua» fue inventada por Orwell en 1984, como lengua oficial del Ingsoc, el socialismo inglés, pero elementos de Ur-Fascismo son comunes a formas diversas de dictadura. Todos los textos escolares nazis o fascistas se basaban en un léxico pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de limitar los instrumentos para el razonamiento complejo y crítico. Pero debemos estar preparados para identificar otras formas de neolengua, incluso cuando adoptan la forma inocente de un popular reality-show. 

George Orwell


Después de haber indicado los posibles arquetipos del Ur-Fascismo, concédanme que concluya. La mañana del 27 de julio de 1943 me dijeron que, según los partes leídos por radio, el fascismo había caído y Mussolini había sido arrestado. Mi madre me mandó a comprar el periódico. Fui al quiosco más cercano y vi que los periódicos estaban, pero los nombres eran diferentes. Además, después de una breve ojeada a los títulos, me di cuenta de que cada periódico decía cosas diferentes y compré uno al azar, y leí un mensaje impreso en la primera página firmado por cinco o seis partidos políticos, como Democracia Cristiana, Partido Comunista, Partido Socialista, Partido de Acción, Partido Liberal. Hasta aquel momento yo creía que había un solo partido por cada país, y que en Italia sólo existía el Partido Nacional Fascista. Estaba descubriendo que en mi país podía haber diferentes partidos al mismo tiempo. No sólo esto: puesto que era un chico listo, me di cuenta enseguida de que era imposible que tantos partidos hubieran surgido de un día para otro. Comprendí, así, que ya existían como organizaciones clandestinas. El mensaje celebraba el final de la dictadura y el regreso de la libertad: libertad de palabra, de prensa, de asociación política. Estas palabras, «libertad», «dictadura» —Dios mío— era la primera vez en mi vida que las leía. En virtud de estas nuevas palabras yo había renacido hombre libre occidental. Debemos prestar atención a que el sentido de estas palabras no se vuelva a olvidar. El Ur-Fascismo está aún a nuestro alrededor, a veces con trajes de civil. Sería muy cómodo, para nosotros, que alguien se asomara a la escena del mundo y dijera: «¡Quiero volver a abrir Auschwitz, quiero que las camisas negras vuelvan a desfilar solemnemente por las plazas italianas!». Por desgracia, la vida no es tan fácil. El Ur-Fascismo puede volver todavía con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas nuevas, cada día, en cada parte del mundo. Vuelvo a darle la palabra a Roosevelt: «Me atrevo a afirmar que si la democracia americana deja de progresar como una fuerza viva, intentando mejorar día y noche con medios pacíficos las condiciones de nuestros ciudadanos, la fuerza del fascismo crecerá en nuestro país» (4 de noviembre de 1938).


Libertad y liberación son una tarea que no acaba nunca. Que éste sea nuestro lema: «No olvidemos». Y permítanme que acabe con una poesía de Franco Fortini



En el pretil del puente


las cabezas de los ahorcados.


En el agua de la fuente


las babas de los ahorcados.


En el enlosado del mercado


las uñas de los fusilados.


En la hierba seca del prado


los dientes de los fusilados.


Morder el aire morder las piedras


nuestra carne no es ya de hombres.


Morder el aire morder las piedras


nuestro corazón no es ya de hombres.


Pero nosotros lo leímos en los ojos de los muertos


y en la tierra haremos libertad


pero apretaron los puños de los muertos


la justicia que se hará.


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Fragmento del Discurso pronunciado por Umberto Eco el 24 de abril de 1995 en la Universidad de Columbia, Nueva York, recogido después en Cinco escritos morales (Penguin Random House, 2010) y en Contra el fascismo (Lumen, 2018).


Traducción: Helena Lozano Miralles.


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Tomado CTXT


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miércoles, 24 de abril de 2024

Elon Musk, el Lado Inseguro de la Fuerza y La mezquindad de los multimillonarios que viene acompañada de un gran poder.

 

Imagen tomada de Cerebro digital


OPINIÓN

ENSAYO INVITADO


Elon Musk y el peligroso poder de los multimillonarios inseguros

4 de noviembre de 2021



Por Paul Krugman


Es columnista de Opinión.



Elon Musk no cree que los visionarios como él deban pagar impuestos como lo hace una persona común. Después de todo, ¿por qué entregar su dinero a burócratas aburridos? En Estados Unidos, solo lo despilfarrarán en planes insignificantes como… rescatar a su empresa, Tesla, en un momento crucial de su desarrollo. Musk tiene la vista puesta en cosas más importantes, como llevar a la humanidad a Marte para “preservar la luz de la conciencia”.


Verán, los multimillonarios tienden a estar rodeados de gente que les dice lo maravillosos que son y nunca, jamás, sugerirían que están haciendo el ridículo.



Pero no te atrevas a burlarte de Musk. El dinero de los multimillonarios les da mucha influencia política, la suficiente para que, en este país, logren bloquear los planes del Partido Demócrata de financiar un muy necesario gasto social con un impuesto que solo afectaría a unos cuantos cientos de personas en una nación de más de 300 millones. Ahora imagina lo que podrían hacer si creen que la gente se ríe de ellos.



De cualquier modo, la decidida y hasta ahora exitosa oposición de los estadounidenses increíblemente ricos a cualquier esfuerzo por gravarlos como personas normales plantea un par de preguntas. La primera: ¿hay algo de cierto en su insistencia en que cobrarles impuestos privaría a la sociedad de sus contribuciones únicas? La segunda: ¿por qué las personas que tienen más dinero del que cualquiera puede realmente disfrutar están tan decididas a quedarse con cada centavo?


En cuanto a la primera pregunta, la derecha siempre ha argumentado que gravar a los multimillonarios los disuadirá de hacer todas las cosas maravillosas que hacen. Por ejemplo, Mitt Romney ha sugerido que gravar las ganancias de capital hará que los ultrarricos dejen de crear puestos de trabajo y en su lugar compren ranchos y cuadros.


¿Hay, sin embargo, alguna razón para creer que los impuestos harán que los ricos se vuelvan como John Galt y nos priven de su genialidad?



Para los no iniciados, “volverse como John Galt” es una referencia a la novela La rebelión de Atlas de Ayn Rand, en la que los impuestos y la regulación motivan a los generadores de riqueza a retirarse a una fortaleza oculta, lo cual provoca el colapso económico y social. Resulta que la obra magna de Rand se publicó en 1957, durante la larga secuela del Nuevo Acuerdo, cuando el Partido Republicano y el Demócrata aceptaban la necesidad de una tributación muy progresiva, una fuerte política antimonopolio y un poderoso movimiento sindical. Por lo tanto, el libro puede verse en parte como un comentario sobre el Estados Unidos de Harry Truman y Dwight Eisenhower, una época en la que los impuestos a la actividad empresarial eran más del doble de lo que son ahora y la tasa impositiva máxima de las personas era del 91 por ciento.

Ayn Rand


Entonces, ¿los miembros productivos de la sociedad se pusieron en huelga y paralizaron la economía? No. De hecho, los años de la posguerra fueron una época de prosperidad sin precedentes; los ingresos familiares, ajustados a la inflación, se duplicaron en el transcurso de una generación.


Fuente: Wolfgangs



Y en caso de que se lo pregunten, los ricos no consiguieron esquivar todos los impuestos que se les imponían. Como documentó un fascinante artículo de Fortune de 1955, el estatus de los ejecutivos de las empresas había decaído bastante comparado con el de antes de la guerra. Pero, de algún modo, siguieron haciendo su trabajo.


Así que los superricos no se pondrán en huelga si se les obliga a pagar algunos impuestos. ¿Pero por qué les preocupan tanto?

Wall Street (1987) ORIGINAL TRAILER [HD 1080p]



No es que tener que prescindir, digamos, de 40.000 millones de dólares tenga un impacto visible en la capacidad de un Elon Musk o un Jeff Bezos para disfrutar de los placeres de la vida. Es cierto que muchas personas muy ricas parecen considerar que ganar dinero es un juego, en el que el objetivo es superar a sus rivales; pero la clasificación en ese juego no se vería afectada por un impuesto que todos los jugadores tuvieran que pagar.

Wall Street El poder y la avaricia Español Latino Fox Conoce a Gekko 1987 Doblaje Mexicano



Lo que sospecho, aunque no puedo probarlo, es que lo que en realidad mueve a alguien como Musk es un ego inseguro. Quiere que el mundo reconozca su grandeza inigualable; hacer que pague impuestos como un “tipo acartonado de Wall Street que gana 400.000 dólares al año” (mi frase favorita de la película Wall Street) sugeriría que no es un tesoro único, que tal vez no se merece todo lo que tiene.


No sé cuántos recuerdan la “ira contra Obama”, la furiosa reacción de Wall Street contra el entonces presidente Barack Obama. Si bien fue en parte una respuesta a los cambios reales en la política fiscal y regulatoria —en efecto, Obama les aumentó bastante los impuestos a los que más ganaban—, lo que hizo enfurecer a los financieros fue su sensación de haber sido insultados. Porque ¡incluso llamó a algunos de ellos peces gordos!



¿Acaso los muy ricos son más mezquinos que el resto de nosotros? En promedio, tal vez sí; después de todo, pueden permitírselo y los cortesanos y aduladores atraídos por las grandes fortunas sin duda facilitan que alguien pierda el piso.


Pero lo importante es que la mezquindad de los multimillonarios viene acompañada de un gran poder. Y el resultado es que todos nosotros acabamos pagando un precio muy alto por su inseguridad.


The Fountainhead (trailer)




Paul Krugman. 2008. Imagen tomada de Wikipedia


Paul Krugman ha sido columnista de Opinión desde 2000 y también es profesor distinguido en el Centro de Graduados de la Universidad de la Ciudad de New York. Ganó el Premio Nobel de Ciencias Económicas en 2008 por su trabajo sobre comercio internacional y geografía económica. @PaulKrugman




Tomada de New York Times



martes, 23 de abril de 2024

BANDERAS SOBRE EL ESEQUIBO

La sentida Crónica de una "Invasión" por Emilcen Rivero



Estimados Liponautas

Hoy tenemos el gusto de compartir con ustedes una sentida crónica hecha por Emilcen Rivero, de una toma simbólica del territorio en reclamación, El Esequibo, realizada por el doctor Alberto Solano, abogado y candidato presidencial del partido Fuerza Emancipadora para las elecciones presidenciales de 1983 en Venezuela. En esta expedición nacionalista el doctor Alberto Solano (2020+), fue acompañado por el poeta Gilberto Gil (2022+), por Emilcen Rivero y el barquero Antonio Da Silva.

El pasado referendum consultivo llegó bastante tarde.


Disfruten de la crónica de esta desconocida aventura escrita por Emilcen Rivero.


Atentamente

La Gerencia






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BANDERAS SOBRE EL ESEQUIBO

Escrito por Emilcen Rivero

Noviembre de 2023

 

 

Foto de estatua de Bolivar de Luis Chacín. Tomada de IAM

       Sumido en la angustia del final de la campaña electoral de la elección presidencial de 1983, el  doctor Alberto Solano (2020 +), se encontraba en Caracas un jueves al mediodía de un noviembre que agonizaba, tanto como sus pretensiones presidenciales. Empezó a salir  de cierta depresión  al ver lejos la estatua ecuestre del Libertador y una euforia repentina  le brotó en la mirada. Aquel era faro de su vida; claro, al recordar que anda quebrado se preocupa por el diario condumio de su familia, la deuda en la imprenta  y por los recursos para el viaje a sus convicciones, a cumplir su promesa estudiantil cuando soñaba en lo grandioso que volvería a ser Venezuela. Por eso era necesario emprender  un largo viaje a lo exótico y lo anhelado de la selva.

 

Foto de estatua de Bolivar de Luis Chacín. Tomada de IAM

       Entonces, le retorna el dolor que tenía incrustado en sus ideas de patria, desde que era un adolescente y entró a la academia Militar: Allí supo que  Bolívar era una lágrima, cayendo sin pañuelo y sin dolientes, en la Venezuela que el petróleo transformó  en derroche y corrupción, mientras ocurría una impactante  transformación económica y educativa, no obstante, desvinculadas de ideales superiores. Y eso tenía que cambiar, él lo cambiaría.

 


       Se dispone a regresar a su hogar después de reunirse con el secretario de su partido y discutir la actividad electoral y la toma del Esequibo, para ese fin de semana largo.  Era el candidato presidencial  de Fuerza Emancipadora, recordó que aún debía la mitad del pago de unos afiches y unos volantes. El impresor no quería entregarle la publicidad hasta que pagará y había que pegarlos, repartirlos, respectivamente  y ya quedaba poco  tiempo.  Ve la carpeta  y ojea el acta que habían discutido en la reunión del comando presidencial y vuelve a ver las curvas matemáticas de las intenciones de voto, las proyecciones, y se dio cuenta por datos que tenía de las encuestas, que iba muy mal, terriblemente mal, casi de último entre la chorrera de candidatos que se competían y caviló, o mejor reflexionó profundamente sobre lo que pensaba hacer, sobre el viaje que medio habían planificado, viaje que si lo lograba tomaría un segundo aire en la carrera presidencial.

 



       Tenía temor a quedar, como otras veces, en el palabrerío, no lograr ningún avance electoral,  y volvió a pensar que los políticos que pierden son como héroes desahuciados. Son seres que sufren, y no es para menos, nadie se acerca a un político perdedor, a menos para burlarse o verlo con lástima, tantas veces había pasado por esa y alegar que le habían robado los votos, era una excusa de tontos. Lamentó que su propuesta electoral: mejorar la situación económica de los más necesitados, castigar la corrupción de los funcionarios públicos, repotenciar los valores patrios y girar hacia la Gesta de los antiguos Libertadores; no había calado en los electores.  Total, era casi la propuesta de todos, pero que ninguno cumpliría si llegaba al poder (la corrupción era la meta subterránea y en Venezuela la mejor opción para joder al pueblo es hablarle de Bolívar y enternecerlo  con cuentos y batallas). Mientras tanto, andar en el huracán de la corrupción para ascender económicamente, y  por arte de birlibirloque permutar lo bolivariano en resultados malos y a punta de muela crear borracheras como parrandas interminables de promesas.

 


       Él era diferente, él quería fusilar o por lo menos encarcelar a los corruptos, pero los otros tenían economía, apoyo de los gremios y sindicatos, y del sector empresarial.  Muchísima publicidad, (por lo menos los que encabezaban la contienda, los partidos del status quo,) se repartían los votos y los partidarios a granel, además bien organizados, con dinero y palangre que es casi lo mismo en la época electoral. La publicidad es la clave, y un golpe de audacia publicitaria podía variar las cosas, golpe que procuraría, sin vender sus ideas, sino más bien volver a las ideas que cuando era joven insuflaron su voluntad, y hasta le hicieron acaudillar un levantamiento de la policía de Caracas contra uno de sus comandantes por pro yanqui y corrupto.

 


       En  la universidad, estudió Derecho, postulaba unas ideas nacionalistas que quedaban ahogadas en el internacionalismo proletario de casi todos los estudiantes, todos eran de izquierda, una izquierda exquisita y rochelera pero más atractiva que sus ideales nacionalistas y bolivarianos. Recordó los comentarios de Emilcen sobre su libro ASÍ SE TOMA EL PODER, y los volvió a disfrutar, pensó lo acertado de ellos. En la dedicatoria del libro de puño y letra le ofreció un Ministerio a Emilcen, recordó con dolor cuando Emilcen leyó la dedicatoria al poeta Gil (2020 +)y entre risas dijo:<<Esta promesa es como un fantasma a pleno día, sin conjuro ni impeler”.>>

 

El poeta Gil (2020 +) y Emilcen Rivero al fondo.

       Se acordó de los años y noches en los que leyó la epopeya de Bolívar. Leyó tanto y se convenció que si había un camino era el del Libertador y su fuerza emancipadora, siguió caminando, entró a una cafetería y  comió una arepa con queso y café y le vino a la mente la imagen de Guaicaipuro entregando cara la vida cuando fue atacado en su choza por muchos conquistadores, mando a varios al infierno antes de caer muerto. Eso era la vida, luchar o morir  y pelear por la tierra hasta que haya ríos de sangre o de alegría, recordó a Jorge Eliecer Gaitán y su asesinato en el Bogotazo y sus libros que tanto había leído, y pensó que los hombres que mueren por ideales son los que tienen un cielo en su mirada y caviló que luchar y perder puede ser la razón de los valientes de siempre. Vivir era menos importante que los ideales y su  combate y en la coherencia está el diapasón que afina nuestra felicidad.

  

       Él apenas contaba con algunos partidarios aventureros, románticos y atrevidos. Foquitas de vanguardia, solitarios que quizás por ser izquierdistas que no llegaron a tiempo a la aventura. Ahora lo  seguían, aunque a hurtadillas lo mentaban como el líder del desierto, lo que lo arrechaba, también tenía   muchos partidarios en los tres barrios y en el parcelamiento agrícola del Jabillar que había fundado en invasiones amparadas en interdictos agrícolas, que él presentaba en los tribunales en invasiones memorables por la pobreza y la necesidad, la aventura y el dolor, aunque también las fiestas y el aguardiente no faltan en esos parajes, y él siempre se oponía a esas francachelas, porque pensaba que un pueblo borracho siempre es de lo peor.

 

      Mientras caminaba hacia el estacionamiento pensó que Emilcen como manejaba sería muy necesario en el largo viaje de más de 1600 km, iría de segundo en la caravana con las banderas y los panfletos, con tristeza supo más adelante que los que se arriesgan siempre son pocos, solo los idealista o aventureros que viven con esperanzas el límite de su hastío y los que están claros en sus ideas arriesgan algo cuando la lucha es sin el pago del vil metal.

  

      Era como un hombre antiguo de la época de La Independencia, envuelto en unos valores desesperados, hablando de una patria y una honradez que tenía más de quijotismo y fantasía  y en su memoria arribaron como una ribazón los  despojos y cenizas de la patria arrodillada y también las luces como un arcoíris del otro lugar que quería rescatar: El Esequibo. Ya había participado en otras elecciones presidenciales obteniendo tan pocos votos que ni una diputación había ganado, no obstante imponiéndose sobre la realidad su voluntad era una flecha en sus vacíos, en sus cuitas contra la realidad, un hombre cuya victoria era no darse cuenta de su derrota. Y sabía que tenía que inventar algo que pegará y a la vez coincidiera con sus convicciones nacionalistas y cualquier riesgo es poco cuando por ideas se va el combate. Era romántico con sueños atrevidos, ilusiones perdidas y también en su desesperanza habían creado una partitura cuya música en clave de sol sonaría en el Esequibo.

 

       Cuando el doctor Solano llegó a su casa en el Concejo solo encontró desolación y nada organizado.

       Su mujer le informó que apenas en el mediodía había visto a Emilcen Rivero y Gilberto Gil (2020 +)y  habían ido a visitar el viejo Chucho, y este le dijo que estaba muy viejo para  esas cosas <<que él apoyaba moralmente - les dio 30 bolívares- él no iría, que las aventuras de Solano siempre terminan mal>>

 

       Eran como las ocho de la noche cuando  nos vimos con Solano en su casa. Fue duro decirle que las personas del Jabillar que estaban comprometidas, y que la semana pasada habían jurado que marcharían al Esequibo, los encontramos bebiendo,  bailando y jodiendo, muchos paloteados. Celebraban el cumpleaños de uno de ellos quién había matado un cochino y lo habían asado y al lado crujían en un enorme caldero los chicharrones. Comían, bebían  y bailaban como sí el mundo floreciese como una fiesta interminable. Le repetí con cierta arrechera que estaban bien rascados  y bailando y que  dijeron que dejáramos eso para después, nos vinimos cuando el dueño de la parcela donde celebraba la rumba le ofreció una cerveza a Emilcen y este volado como siempre se la echo encima y lo llamo traidor y coño de madre miserable. Estaban tan felices y borrachos que yo preferí dejar todo eso y jalé a Emilcen y nos vinimos, luego llegamos al otro barrio y visitamos las casas de las siete personas que estaban comprometidas y solo me queda la imagen de un Guardia Nacional ( había recibido de Solano una bella parcela con un jagüey y vivía allí, con una mulata de cuerpo torneado y acaramelado, hermosa), que siempre saludaba parándose firme y le decía a Solano que estaba con él, que teníamos que asaltar a plomo el Esequibo y había ofreció un fusil y un revolver para el viaje.

 

       Hablamos con la mamá y le preguntamos por su hijo, de parte del doctor Solano, pero la señora dijo que no había llegado a la casa, ya era oscuro y solo estaba prendida la luz de la sala, Emilcen me dijo a sotto voce, que buscaría por toda la casa y lo encontró metido y temblando bajo la cama. Nos fuimos desilusionados y dispuestos a contarle todo a Solano. Ya manejando hacia la casa de Solano, le dije a Emilcen que con esa gente no se podía, que le hacían la carantoña a Solano, porque éste con los fulanos interdictos judiciales los defendía y les regalaba las parcelas donde vivían, y a muchos les ayudaba a construir los ranchos ¡qué eran unos descarados! El agradecimiento que comienza en el esplendor del alba en los malagradecidos nunca pasa del atardecer, a menos que se refuerce con otros regalos y Solano no andaba para regalos ni dichas, sino para sus luchas, luchas que parecían  aventuras indomables. La mayoría de los militantes de su partido eran habitantes de los  cuatro barrios que había fundado sobre terrenos de baldíos que de repente les salía un dueño y la lucha terminaba en tribunales, donde él a veces ganaba. Pero los querellantes  al obtener sus tierras por las gestiones del doctor Solano y construir sus ranchos, se ablandaban y ya solo les interesaba culiar y tomar aguardiente. Y esperar alguna dádiva del gobierno de turno.

 

       Esa noche del jueves 24 de noviembre surcada con una brisa agradable que giraba lentamente mientras uno veía inquieto el titilar de la luz de una que otra estrella, estrellas que desaparecían al danzar entre nubarrones grises, aunque desde la desilusión de Solano siembre le brotaba un optimismo contagioso. Se notaba muy preocupado, porque la supuesta invasión del Esequibo, se la había llevado la borrachera y la chanza de sus militantes,  irresponsabilidad; o más bien, la fiesta interminable que se vive en Venezuela cuando toca cualquier hecho que puede ser trascendental. Recuerdo que cuando  Milagro la esposa de Solano, viendo jugar a su hijo Albertico con las banderas,  preguntó:<< ¿y ahora que harán, han quedado solos?>> Casi al unísono los tres dijimos: <<Irnos a la invasión y toma del Esequibo>>

 

Alberto Solano, Emilcen Rivero y el Lebaron azul.

       Colocamos las dos banderas en el Lebaron azul. Por cierto no tenía caucho de repuesto y el repuesto del carro de Emilcen no le servía. Decidimos  irnos  y nos fuimos  hablando de lo que haríamos y que pasaríamos por Valle La Pascua a retirar más banderas y donde se incorporarían miembros del partido que habitaban el Barrio Alberto Solano de esa ciudad. Nos fuimos sin cenar y sin agua para beber.  Anduvimos como cinco horas, al final ya cansados y durmiéndonos, preferimos aguantando en una bomba de gasolina que queda por la entrada hacia Cabruta, quedamos rendidos y durmiendo en el mismo carro como hasta las seis o seis y media de la mañana. A mí me parecía que realizábamos algo grande y no me importaba cualquier sacrificio. Y le echamos gasolina al carro y seguimos por los llanos inmensos, en una carretera solitaria donde los espejismos corrían hacia nosotros desde los primeros rayos del sol y fuimos directamente hasta el barrio Alberto Solano, donde se incorporaría más gente y más banderas. Las banderas nos la dieron y las metimos dentro de la maleta, eran como quince, pero solo nos esperó la señora que dirigía la junta de vecinos, muy amiga y agradecida con Solano.

Cabruta desde el cerro


     Éste se volvió a lamentar y dijo:<<Tenemos que seguir, ayer en la mañana en Caracas, le di unas declaraciones a un periodista de El Mundo, de que este fin de semana tomaríamos El Esequibo y no puedo regresarme y quedar como un pazguato o un embustero, además cuando el clarín de la patria suena hay que  luchar aunque  sea solo,  yo por lo menos voy con ustedes. Con esta gente sin conciencia y que se emborrachan no se puede contar, hoy ni uno solo tuvo el valor de incorporarse al viaje. Uno se cansa de vivir de derrota en derrota, porque la soledad no buscada duele, vamos>>

 

Alberto Solano y Emilcen Rivero.

       Emilcen ayudo a manejar  hasta la chalana para pasar el Caroní en el paso del Carruachi, allí nos tomamos fotos, y Emilcen y yo jodimos un poco, para bajar la tensión. Recuerdo y veo las fotos de Solano y Emilcen, Solano muy serio y circunspecto y Emilcen viendo el agua del río y pensando en el acontecimiento que le deparaba la vida. Ese día comimos   poco, porque casi no llevábamos dinero y ya en la tardecita terminamos en un hotelito en Tumeremos, donde averiguamos mucho sobre la vía al Cuyuní, sin hablar nada de nuestros propósitos, más bien decíamos para disimular que andábamos en campaña electoral, y enseñando el tarjetón de las elecciones del domingo 4 de diciembre. Noté que ya Solano no le interesaba lo de las elecciones, solo hablaba de Bolívar y recuperar el Territorio en disputa. Hablaba de guerra y esperanzas, del renacer de la patria. Un renacido. Misericordia.

 

       Nos tomamos unas sopas  y mucha agua y volvimos a echarle gasolina al carro. Dormimos en el hotel más barato del pueblo, en tres camas en una misma habitación, Solano dio un largo discurso, recuerdo cuando viendo por la ventana hacia una oscuridad de un cielo encapotado dijo que  la patria era su dolor más grande.

 

       En la mañana ya se veía en lontananza el sol venezolano naciendo en el Esequibo, coleándose entre nubes y esperanzas, surgiendo delicado y seguro sobre una selva intrincada, inhóspita que nosotros teníamos que cruzar y la batalla al final será bajo esas nubes, prefigurábamos misterios  e incógnitas, cuando veíamos el rostro de Solano nos sentimos alegres, pero algo preocupados porque ninguno de nosotros sabíamos qué encontraríamos en la frontera del río Cuyuní, que bordea al Esequibo.

 

Río Cuyuní. Foto de Viriginialo

       Vi al doctor Solano anotar algo en su agenda, extraído de un libro sobre la gesta fracasada de Valerie Paul Hart, una audaz líder indígena (enamorada de la rebelión de Guaicaipuro) que comandó un grupo de amerindios en Guyana  en enero de 1969,  la llamada  Insurrección de Rupununi, movimiento que tomó la zona en reclamación del Esequibo y la declaró venezolana. Mantuvieron libre el territorio durante tres días,  y al no recibir ayuda de Venezuela, fueron derrotados y como cien de ellos murieron en combate o por la tortura,  y por la combinación del ejercito guyanés, con  militares  ingleses y brasileños. Al final, Valerie  llegó piloteando una avioneta al territorio venezolano, le expropiaron todo su patrimonio en Guyana. Ella  murió abandonada y solitaria en estados Unidos.

 

Alberto Solano y Emilcen Rivero.

       El doctor Solano nos dijo que, la revindicaría y su gesta patriótica, en el acta que  escribiría al tomar el Esequibo, la nombraría en mayúsculas, que esa heroína tenía la belleza y valor de los que crean memoria con dignidad y coraje. Lamentó su final e hicimos un minuto de silencio. Siguió viendo la intrincada selva, ya no hablaba de votos ni le dijo a Emilcen  que el viaje servía para darle fuerza a la campaña electoral, eso ya no era importante, era bagatela, que debemos jugarnos algo grande al rescatar nuestro territorio, que los venezolanos deberían repetir la gesta de Valerie Paul Hart, eso sí era vibrar con el corazón  de la patria,  y no un poco de votos de gente cómoda o muertos de hambre que vende su voto por cualquier nimiedad.


 

       Continuó viendo hacia la selva,  parecía desarrollar alguna idea y se apartó algo de nosotros, entonces nos fuimos a comer una empanada con el dinero de don Chucho. Sentí que Solano había cambiado cuando nos habló de la heroína, se venía más serio y enigmático, desde  su rostro, ya tocado por arrugas, emergió su voz nacionalista, parecía otro, un soldado renacido en el clarín de los libertadores.

 

        Analicé con Emilcen por qué a Solano le había ido mal en la política venezolana,  en los quince años que había participado en la política  no había llegado ni diputado ni concejal  y pensé lo estricto que era en su lucha contra la corrupción y los vicios. Estaba en contra que sus militantes y la gente que andaba con él bebiera aguardiente, o si veía que alguien dispensaba alguna basura al suelo o  pasaba riéndose por la plaza Bolívar, lo reprimía con  un discurso nacionalista, quizás los veía como unos traidores, veía al dinero y a las borracheras como lo peor; para él, el dinero  todo lo corrompe,  tuerce los ideales y la pureza de espíritu, ante él uno no podía interesarse por el dinero, cuando a él le pagaban por sus casos de abogado, el dinero le duraba poco, era capaz de dárselo a cualquiera, incluso sin antes asegurarle a su familia el diario condumio, además era un excelente abogado( uno que otro profesor universitario estudiaba sus casos ante la Corte Suprema, por lo refinado y precisos de sus argumentos, además se le citaba en algunos libros sobre jurisprudencia y  ante los estudiantes)

 

       Era un hombre de armas tomar cuando iba a litigar ante los tribunales, temido y odiado; por muchos jueces, secretarios de los tribunales y los abogados de la otra parte, porque los dejaba en ridículo y su pasión por la verdad y la justicia, lo hacían meterse en tantos problemas. Ganaba muchos casos, pero cobraba poco o no cobraba por defender a las personas humildes. Era un gritón elegante  cuando encaraba un caso jurídico y eso ayuda, gritar más que los contrarios, quienes al amilanarse pierden. No tenía ningún problema de decirles a los abogados contrarios que eran unos mentirosos e ineptos, desconocedores de las leyes o simples arribistas vendidos por la paga.

 

       Era él mismo un caso de honradez, mezclado con  unos ideales  y testarudez ante la realidad. Siempre escribía artículos para la prensa, aunque siempre andaba bloqueado en los medios de comunicación, quizás las únicas sonrisas que se le veían eran cuando andaba con su hijo Albertico,  un niño precoz que con sus travesuras  y su elocuencia, imitando los discursos de su padre, lo hacían sonreír cada vez que perifoneaba en la campaña electoral y lanzaba tremendos insultos a los adecos y copeyanos que se turnaban en el poder. Tenía buena amistad con Emilcen quizás porque éste vivía una vida intelectual mezclada con la aventura, los viajes y siempre buscando un no sé qué, dispuesto y lanzado a cualquier viaje, o lucha o lectura, aunque parecía que Emilcen solo viajaba hacia sí mismo, hacía los arcanos de su espíritu y pasar con alegría la vida. Además Emilcen le decía:<< Tú eres la copia en el  Derecho, en los tribunales, en la ley como búsqueda de la verdad: el enantiómero del Venerable médico Dr. José Gregorio Hernández. Eres abogado para defender  viudas, menesteroso, la gente de los barrios pobres, o a los obreros para que no le violen sus derechos, a todos de gratis; el problema es que también defiendes  a gentes con recursos económico que tampoco te pagan, o te pagan muy poco,  he ahí el detalle; sin dinero, es cuesta arriba avanzar en la lucha política>>

 

Dr. José Gregorio Hernández


       No sé, sí Emilcen decía eso por joder o porque lo creía, pero lo decía y a Solano le caían bien esas frases.

 

      La luz cuando caía sobre Solano se polarizaba de una manera donde solo fulguraba la soledad como si fuese el líder del desierto, un hombre que estaba atrapado por el olvido, lo seguía porque mi deseo de aventura y acción  es incontrolable, no me interesaban los resultados sino la adrenalina y ejercer mis destrezas en tiempos de violencia, de lucha, lucha que siempre se contamina con la maldad, y hay que andar con cuidado, ser  feliz en el caudaloso Cuyuní y en esa selva intrincada por donde corre, oscura como un túnel sin entrada ni salida, debo avanzar al combate. ¡Qué lástima que esta toma será simbólica, debimos traer armamento! Ni un fusil traemos porque el Guardia que lo prometió se escondió. Compensar y liberar aquella frustración que tengo desde hace unos años cuando me incorporé a un movimiento revolucionario, era más joven y más romántico, y cuando me seleccionaron en el grupo que secuestraría tres aviones en Maiquetía y Barcelona y lo llevaríamos para Cuba, para pedir la liberación de los presos políticos.

 

       Me sentí inmenso y realizado, me sentía feliz. Pero teníamos que buscar las armas, asaltando policías, o militares y con Miguel El Tuerto que era el jefe del comando que se encargaría del secuestro de uno de los aviones nos decidimos quitarles las armas a unos vigilantes de un centro comercial, pero tuve un percance y al tratar de desalmar a uno de los vigilantes, éste me pico adelante y  me dio un tiro y la bala me quedo alojada en una de las vértebras cercana a los pulmones y por eso me llaman el Poeta del Balazo.  Siempre me han gustado las armas, los tiros, las manifestaciones contra el Imperio y la revolución, las mujeres y el vino y fumar viendo caer la tarde mientras leo y escribo poesía, anda por allí mi poemario EL HUMO DE LA MADERA VERDE. Emilcen me lo editó y se arrechó muchísimo cuando el día del bautizo en la casa de la cultura de Los Teques, me dio por quemar cuatro de los ejemplares puestos en forma de cruz y el director me dijo que yo no era poeta sino un piromaniático; me importó poco lo que dijo el burócrata.  Disfrute ver el fuego mientras se quemaban los poemarios,  es que el fuego es mi dios particular y le rindo culto.

 

      El secuestro de los aviones se hizo. No pude participar porque estaba recuperando de la herida de bala. ¡Cómo me dolió por no poder participar! Por eso me encanta esta toma del territorio Esequibo, lástima que solo llevamos banderas y no armas. Porque hay cosas que solo se pueden resolver con la violencia, el combate y correr riesgos, eso es emocionante, quizás al final solo escriba un verso épico sobre este viaje. Pero me gusta andar cruzando el peligro y el combate, es una manera de ser realmente feliz y como dice Solano, amar a nuestra patria es guerrear por su grandeza, aún desalmados. Lo de desalmados no lo entiendo cuando de luchas se trata.

 

       Mejor es seguir con el relato del viaje, que estas digresiones a veces tuercen el interés por la crónica y le quitan ritmo a la narración y cuando una narración pierde su ritmo, también pierde sus verdades y su belleza. Todos ya sabemos, porque  lo hemos descubierto los poetas oscuros, melancólicos y profundos como filósofos: verdad y belleza son las dos alas de un ave que planea cantando y extendiendo su plumaje con  optimismo y que termina cantando sobre un ramaje sin importarle  el gavilán  ni el cazador ni la muerte ni la lluvia, aunque  sea un aguacero, el vuelo es su felicidad para mí es este viaje a una región donde debe darse una gran batalla en el futuro, esto es el abrebocas pletórico de alegrías. Nos faltan armas para que los invasores griten misericordia.

   

Puesto militar venezolano en la isla de Anacoco.
Ricardo Salvador de Toma - Viaje personal 2010.


       De repente llegando a la isla de Anacoco nos topamos con una alcabala de militares venezolanos, que no nos quería permitir continuar.  Emilcen peló por el tarjetón electoral y se lo enseñó al guardia, quien se acercó a Solano para ver si era el mismo de la foto y dijo que por primera vez un candidato presidencial andaba por esos lares, aunque se puso un poco remolón porque en la foto de Solano en el tarjetón, se veía mucho más joven y él dudaba, pero al fin aceptó.

 

Barrio las Colinas de San Martin de Turumbán.
Humberto Lezama.


      Como a las nueve de la mañana llegamos al pueblo de San Martín de Turumbán, que está a tres kilometros de la isla, anclado en las riberas de un caudaloso río Cuyuní.

 

     Ya Solano no estaba para campaña electoral y  Emilcen con una lona, a hurtadilla envolvió las banderas venezolanas, y luego se acercaron a la margen derecha del río de un marrón intenso, con tonos negros y amarillos, era ancho y medio peligroso.  El río avanza  hacia el lejano río Esequibo, la verdadera frontera de nuestros adversarios, si seguimos el curso del agua  que anda como solapada y tensa. Allí todo se ve solitario, pero invita a cruzar el río. Varios parroquianos nos dijeron que no se podía cruzar hasta  la mitad del río Cuyuní, que los soldados guyaneses no  permiten ir más lejos. Emilcen les preguntó a los parroquianos sobre una embarcación que estaba amarrada a la orilla, y le informaron que era de Antonio da Silva, un venezolano descendiente de brasileños que vivía como a unos trecientos metros en una calle solitaria. Y con uno de  los chamos se fue a buscarlo.

 

       Regresé con Antonio Da Silva, quien se puso temeroso cuando Solano le dijo que lo llevara a conocer  el río, incluso la costa del Esequibo y Antonio le respondió que los soldados guyaneses no lo permiten, que lo podían apresar como ha pasado varias veces, que nosotros solo podemos navegar y pescar hasta la mitad, que el río es ancho y tiene parajes bonitos. Yo le dije arranca y empezamos a avanzar por el río, era inmenso, y volteé a ver la estela de espuma que marcaba el alejamiento de San Martín de Turumbán, llegamos al medio y Antonio Da Silva no quiso seguir a hacia las costas del  Esequibo. Y siguió por el medio del río con mucho cuidado de no alejarse de la costa, la selva caía sobre las aguas como si fueran manglares gigantes, los árboles eran enormes, en una degradación de verdes como un calidoscopio, andando vimos al frente dos soldados guyaneses.

 

       Gilberto y yo le dijimos que avanzará hacia alguna playa que estuviese del lado de allá. Solano iba en la punta delantera del peñero, que era bastante largo, parecía un capitán preparado para un abordaje. Entonces Gilberto con astucia y muy seguro le dijo al chamo  que esto era la toma militar del Esequibo. Antonio Da Silva se puso pálido,  le  regalé un de los tarjetones, y me dijo que la foto del tarjetón el candidato se veía más joven y nosotros le dijimos que era el mismo Solano. Y le dije arranca hacia la primera playita que veas, esto está ganado. Solano, parecía ensimismado, taciturno, como asombrado ante la inmensidad del río y la totalidad de verdes de hojas, en una selva intrincada, donde la vida vibra en las aves y sus diferentes cantos, era como si se encontrará con todo lo que en su vida había anhelado, a su manera se veía feliz.

 

       Gilberto se acercó para hablarle del efecto propagandístico que tendría algunas fotos de él, izando banderas en la embarcación y en la Zona en Reclamación del Esequibo, no obstante Solano le dijo que ya eso no era importante, que se jugaba algo mayor, que la patria no es una elección sino algo terrible cuando no se le ama, que siempre soñó con este día, que  elección era por esta liberación, que la vida estaba aquí, comenzaba en este río en estas riveras, que el carnaval electoral de Caracas ya no le importaba.

 

        Luego Gilberto regresó y le refirió a Antonio Da Silva que ya esto estaba ganado, que lamentaba no haber traído armamento, que con él ya hubiese dejado fuera de combate a los soldados que habían dejado atrás y le mintió al decirle que ya el ejército venezolano estaba entrando y tomando El Esequibo, por múltiples zonas, desde hacía varias horas y que avanzará hacia la primera playita que encontrará del otro lado del río, y Antonio enfilo la nave y terminamos en una pequeña playa donde izamos banderas tricolor con ocho estrellada, esta vez las vi más radiantes. Solano alzo la primera y dijo algo que no logré escuchar porque  le estaba pasando banderas a Gilberto, entonces Antonio dijo que regresáramos al peñero, que eso puede ser peligroso si los soldados guyaneses se enteraban podían dispararnos y  preguntó:<< ¿Por qué no suenan los tiros si el ejército venezolano está tomando esos terrenos?>>,preguntó. Sabía que esos soldados guyaneses son capaces de cualquier cosa, y  no se entregarían así como así.

 

        Le dijimos que siguiéramos avanzando hacía Anacoco y buscando claros  y playitas en la orilla para seguir clavando banderas y cuando vimos una playita como a cien metros Gilberto me dice  en voz baja para que escuchara Antonio Da Silva y  no escuchará Solano: <<mira, Emilcen, esa playa llevara mi nombre, de aquí en adelante será nombrada playa poeta Gilberto Gil>> Antonio Da Silva  escuchó con asombro y al pararse Gilberto saltó primero y colocó una bandera y continuamos navegando y más adelante vimos una pequeña ensenada en el río y le dije a Antonio esta playa se llamará Emilcen,  nos paramos y junto a Solano colocamos cuatro banderas.

      

       Antonio seguía navegando, pero por la orilla del Esequibo, ya sin miedo ni precaución. No regresaba el peñero a la mitad del río, sino que veía todo y tenía el rostro  alegre, ahora iba más seguro, potente. Quería decir algo y no se atrevía y al final no se aguantó y nos preguntó que sí podía nombrar algún lugar del Esequibo como de él, que tenía familia, y necesitaba tener alguna parcela, mejor apartar un terreno para crear una finca grande, antes de que llegaran los  soldados venezolanos y que le dijéramos al doctor que se la diera con algún papel, que la firma de este vale (señaló el tarjetón y puso el dedo índice en la foto de Solano). Seguimos navegando y Antonio estaba como ambicioso, viendo con mucho cuidado el río y la selva intrincada.

 

       Al final llegó a una ensenada y playa muy grande y bastante despejada, con un terrero plano sobre rocas altas y arrimó el peñero a la orilla y fue a clavar las cinco banderas que quedaban, Solano tomaba notas o escribía algo en una agenda, Antonio se nos acercó y nos dijo que esta parte del río tenía buena pesca y que sería la de él y su familia, que él y su mujer estaban viviendo con la suegra y era hora de tener algo propio y siempre le gustó esta zona del río, además está cerca de la Isla de Anacoco y continuo navegando hacia el lado derecho donde nos paramos un rato y tomamos fotos, Antonio Da Silva iba contento cuando regresamos por el río hacia San Martín de Turumbán.

 

       Allí Solano se puso a redactar el acta de la toma del Esequibo, la fecha que la encabezaba era 26 de noviembre de 1983 y en ella decretó el nuevo estado Piar, escribió contra los ingleses, que los llamo La Pérfida Albión aclaró todo lo que había que aclarar sobre el territorio que acabamos de pisar e izar banderas, era venezolano. Mientras Solano redactaba el documento, Gilberto se alejó hacia el puesto de mando de unos soldados venezolanos, estaban hablando amigablemente hasta que les propuso que le prestaran un fusil, les dijo que lo mejor era dispararles a los soldados guyaneses que estaban de la otra margen del río y estos le dijeron que lo mejor era que se retirara. Sin embargo, el hizó el aguaje de dispararle colocando las manos como si tuviese un fusil.

 

       Era un acta  de dos folios en papel sellado y varios lo firmamos, Antonio Da Silva, lo leyó detenidamente y después de firmar me llamó aparte y me dijo que en ese papel no aparecía lo de su terreno y que era una tierra y una costa muy bella y grande y allí se trasladaría con su familia, pero que tenía que tener la propiedad registrada.

 

       Entonces nos comimos unas arepas de pescado y jugo de papelón con limón y nos dispusimos regresar como a las cuatro de la tarde, nos despedimos y Gilberto le dijo a Antonio que lo de él estaba seguro, que le mandaría los papeles de propiedad a la isla de Anacoco[E1] . Y partimos de regreso pero como a la media hora se espicho un caucho y Solano se para en plena selva y de repente una camioneta cargada de mercancía iba rumbo al pueblo de San Martín de Turumbán y le hicimos señas para que se parará. Y le comentamos nuestro problema y el propuso vendernos un caucho con ring, pero no teníamos dinero y Solano se acercó y le habló de la patria y la solidaridad y que nos prestará ese caucho que nosotros  se lo dejaríamos en la cauchera que está en la bomba de gasolina de la salida del pueblo. El hombre no quiso y hasta discutió con Solano, luego se fue.

 

Alberto Solano y Emilcen Rivero.

       Entonces, empezó a caer la noche, donde se confundían el sonido de los grillos, las hojas que temblaban y la lobreguez que cada vez era más intensa, esperábamos que alguien pasara para auxiliarnos, pero el reloj y nuestra angustia avanzaban en la noche, sin comida, solo un litro de agua y la noche cada vez se tornaba más negra, trancada, empezó una garúa y ceso y levanto más calor. Pensé  en los animales salvajes ese sitio era un paso de jaguares hacia el Roraima y las culebras hacen ola, creo que pasaron guácharos y  murciélagos, la oscuridad aumentaba.

 

       Nos metimos en el Lebarón, pero el calor era insoportable, y al abrir la puerta llegaban los fastidiosos mosquitos. Entonces Gilberto y yo, nos dijimos que debíamos trancar la calle con ramas y palos porque en la oscuridad nadie se pararía; sí es que pasaba alguien y sí regresaba el viajante, esta vez no le pediríamos el caucho sino se lo quitaríamos. Ese carajo solo pensaba  en dinero y nosotros no lo teníamos. Gilberto cortó chamizas y ramas pequeñas, más unos leños que encontramos y tapamos la calle al lado del Lebarón. Vinos dos luces en el horizonte combinadas  con muchas luces de las luciérnagas. Ya cerca nos metimos en el medio de la calle y se detuvo la camioneta del mismo viajante, quien al ver a Gilberto con el cuchillo, seguramente pensó que esto ya no sería por las buenas y dijo bueno les presto el caucho hasta Tumeremos, así fue y nosotros regresamos emocionados.

 

 

                                                                FIN

 




EMILCEN RIVERO

Noviembre de 2023        


 [E1] 


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Emilcen Rivero y su hijo Iván Rivero



Emilcen Rivero

(Venezuela)


Nació el 9 de julio de 1954. Estudió primaria en el colegio "Cecilio Acosta" y a secundaria en el liceo  "Francisco de Miranda" ambos en los Teques.

Se graduó de ingeniero químico en la universidad "Simón Bolivar".

Fue directos fundador de la revista Lanterios y Crosogramas y actualmente dirige la colección Ateneo de los Teques.

Ha publicado los libros de cuentos Cuando la soledad no termina y Fantasías como historias y es coautor de Los poetas de los Teques.