jueves, 31 de agosto de 2023

Milan Kundera: La prosa que despierta el alma.

 

Milan Kundera en París. 1975.


MILAN KUNDERA


 


Es por demás sabido que en el mundo de la literatura, hay creadores cuyas obras transcienden el tiempo y se erigen en verdaderas joyas  literarias que avivan el alma del lector. Entre estas obras se ubican las del reconocido escritor de origen checo y francés por adopción, Milan Kundera, quien es uno de esos escritores que ha dejado una huella -pudiéramos decir que ya  indeleble- en el cosmos de las letras. Y es que su estilo de prosa, enmarcado en la belleza y la poesía, posee una particular capacidad de tejer y destejer esa complejidad de la existencia humana en una prosa realmente delicada y profunda, invitando a mirar y explorar con la palabra ese laberinto de emociones y reflexiones que conforman la condición humana. Porque Kundera, recurriendo a una inteligente combinación de ideas y escritura,  le permite a sus lectores, aproximarse al misterio que ocultan las palabras, palabras estas cargadas de gran musicalidad. ( Por cierto que no estaría demás recordar que Kundera tenía habilidades musicales que tal vez influyeran en esa musicalidad de su estilo narrativo). El gran novelista que era el autor checo-francés  logra decir entre líneas, con cada frase cuidadosamente construida, verdades sobre la vida, la identidad y la fugacidad del tiempo, zurcidos por la cotidianidad y la fragilidad pero también la belleza de esa vida, particularidades que destacan en una narrativa desafiante y cuestionadora de un tiempo histórico, a veces amargo y lamentable, pero también a veces propicio para el sueño y la esperanza. 


Fue un escritor culto y de allí que su obra esté amalgamada de referentes culturales. Cuidadoso  también por las traducciones de sus libros, un hombre que vivió y plasmó su tiempo en su producción intelectual. Tuvo larga vida y  murió a los 94 años un 11 de julio de este año 2023, pero quedará vivo en la historia literaria universal. Y no le decimos adiós, lo celebramos con una frase suya " Los que contemplan las ventanas de Dios no se aburren; son felices".


Seguidamente les brindamos la historia 1 y la historia 51, contenidas en su novela "La lentitud "


María Sorquíbea Garzón.




historia 1


Se nos antojó pasar la tarde y la noche en un castillo. En Francia, muchos se han convertido en hoteles: un espacio perdido de verdor en una extensión de fealdad sin verdor; una parcela de alamedas, árboles y pájaros en medio de una inmensa red de carreteras. Voy conduciendo y, por el retrovisor, observo un coche que me sigue. El intermitente izquierdo parpadea y todo el coche emite ondas de impaciencia. El conductor espera la ocasión para adelantarme; aguarda ese momento como un ave de rapiña acecha un ruiseñor.

Vera, mi mujer, me dice: «Cada cincuenta minutos muere un hombre en las carreteras de Francia. Mira todos esos locos que conducen a nuestro alrededor. Son los mismos que se muestran extraordinariamente cautos cuando asisten en plena calle al atraco de una viejecita.

¿Cómo es que no tienen miedo cuando van al volante?».

¿Qué contestar? Tal vez lo siguiente: el hombre encorvado encima de su moto no puede concentrarse sino en el instante presente de su vuelo; se aferra a un fragmento de tiempo desgajado del pasado y del porvenir, ha sido arrancado a la continuidad del tiempo; está fuera del tiempo; dicho de otra manera, está en estado de éxtasis; en este estado, no sabe nada de su edad, nada de su mujer, nada de sus hijos, nada de sus preocupaciones y, por lo tanto, no tiene miedo, porque la fuente del miedo está en el porvenir, y el que se libera del porvenir no tiene nada que temer.

La velocidad es la forma de éxtasis que la revolución técnica ha brindado al hombre. Contrariamente al que va en moto, el que corre a pie está siempre presente en su cuerpo, permanentemente obligado a pensar en sus ampollas, en su jadeo; cuando corre siente su peso, su edad, consciente más que nunca de si mismo y del tiempo de su vida. Todo cambia cuando el hombre delega la facultad de ser veloz a una máquina: a partir de entonces, su propio cuerpo queda fuera de juego y se entrega a una velocidad que es incorporal, inmaterial, pura velocidad, velocidad en sí misma, velocidad éxtasis.

Curiosa alianza: la fría impersonalidad de la técnica y el fuego del éxtasis. Recuerdo una norteamericana, a la vez ceñuda y entusiasta, especie de apparatchik del erotismo, que hace treinta años me dio una lección (gélidamente teórica) sobre la liberación sexual; la palabra más recurrente en su discurso era la palabra <<orgasmo»; conté las veces: cuarenta y tres. El culto al orgasmo: el utilitarismo puritano proyectado en la vida sexual; la eficacia contra la ociosidad; la reducción del coito a un obstáculo que hay que superar lo más rápidamente posible para alcanzar una explosión extática, única meta verdadera del amor y del universo.

¿Por qué habrá desaparecido el placer de la lentitud? Ay, ¿dónde estarán los paseantes de antaño? ¿Dónde estarán esos héroes holgazanes de las canciones populares, esos vagabundos que vagan de molino en molino y duermen al raso? ¿Habrán desaparecido con los caminos rurales, los prados y los claros, junto con la naturaleza? Un proverbio checo define la dulce ociosidad mediante una metáfora: contemplar las ventanas de Dios. Los que contemplan las ventanas de Dios no se aburren; son felices. En nuestro mundo, la ociosidad se ha convertido en desocupación, lo cual es muy distinto: el desocupado está frustrado, se aburre, busca constantemente el movimiento que le falta. 

Miro por el retrovisor: siempre el mismo coche que no consigue adelantarme por culpa del tráfico en sentido contrario. Al lado del conductor va una mujer; ¿por qué el hombre no le cuenta algo gracioso?, ¿por qué no descansa una mano en su rodilla? En lugar de eso, maldice al automovilista que, delante de él, no avanza lo bastante rápido; tampoco la mujer piensa en tocar al conductor con la mano, conduce mentalmente con él, y ella también me maldice.

Entretanto pienso en aquel otro viaje de París a un castillo en el campo, que tuvo lugar hace más de doscientos años, el viaje de Madame de T. y el joven caballero que la acompañaba. Es la primera vez que están tan cerca el uno del otro y la indecible atmósfera de sensualidad que les envuelve nace precisamente de la lentitud de la cadencia: mecidos por el movimiento del carruaje, los dos cuerpos se rozan, primero sin querer, luego queriéndolo, y se traba la historia.



  

historia 51



Vera viene a instalarse a mi lado en el coche.

 -Mira allí -le digo.

-¿Dónde?

-¿Vincent? ¿El que se sube a la moto?

-¡Alli! ¡Es Vincent! ¿No lo reconoces?

 -Sí. Temo que vaya demasiado deprisa. Sufro de verdad por él.

-¿A él también le gusta ir rápido?

-No siempre. Pero hoy, irá como un loco.

-Este castillo está embrujado. Traerá mala suerte a todo el mundo. Por favor, iarranca! 

-Espera un segundo.

Quiero contemplar todavía a mi caballero que se dirige lentamente hacia la calesa. Quiero saborear el ritmo de sus pasos: cuanto más avanza más lentos son. Creo reconocer en esa lentitud una señal de felicidad.

El cochero le saluda; él se detiene, se acerca los dedos a la nariz, luego sube, se sienta, se arrellana en un rincón, las piernas agradablemente alargadas, la calesa se tambalea, pronto se adormilará, luego se despertará y, durante todo ese tiempo, se esforzará por permanecer lo más cerca posible de la noche, que, inexorablemente, se funde en la luz.

Sin mañana.

Sin oyentes.

Por favor, amigo, sé feliz. Tengo la vaga impresión de que de tu capacidad para ser feliz depende nuestra única esperanza.

La calesa ha desaparecido en la niebla y yo arranco.


Octubre de 1993 -abril de 1994


Fuente: La lentitud, Milan Kundera: Tusquets Editores, 1995





Tomado de Donde el Tiempo pierde el tiempo



miércoles, 30 de agosto de 2023

Cuando el futuro llegue James Bond andará en bicicleta

 

Sean Connery


Estimados Liponautas

El 25 de agosto pasado el fallecido actor Sean Connery hubiese celebrado otro cumpleaños, en Venezuela, debido a una terrible costumbre adquirida, es probable que hubiese  tenido que apagar 93 velitas. Pero él ya no está con nosotros y solo nos resta disfrutar de los filmes que pudo legarnos.

El tema de esta entrada es el desplazamiento en bicicleta pero debido al título decidimos abrir la publicación con una imagen de Sean Connery en bicicleta.


Como cosa curiosa podemos decirle que existe una bicicleta llamado B.O.N.D. ( las siglas de Built of Notorious Deterrents -algo así como, “Construida con elementos disuasorios notorios”) con oruga, esquíes, sillín eyectable y que arroja fuego por el manillar o manubrio.

Me llamo BOND, James BOND; y ésta es mi bicicleta


En la entrada podrán ver a Pierce Brosnan y a Daniel Craig, ambos interpretes de Bond, en bicicleta.


 Vista de Ciclovía  cerca de la avenida Monseñor Adam. Fotografía de Richard Montenegro

En Venezuela la pandemia despertó el interés por el ciclismo urbano y de montaña a causa del cierre de locales comerciales y de los sitios típicos de reunión como bares y discotecas.  En Valencia ahora es muy común ver grupos de ciclistas urbanos circulando por las calles de la ciudad. A causa del aparente interés ciclístico la gobernación del estado Carabobo habilitó unos metros de carril ciclístico, en la Avenida Bolívar norte, por el lado del carril rápido, el carril izquierdo (vaya falta de sentido común). Al sur de la ciudad también hay un tramo de ciclovías pero esta ubicado igualmente del lado del carril rápido.  

Normalmente cuando hablamos de la extensión de  las ciclovías en otros países se habla de kilómetros pero en Valencia hablamos de metros por la pobre extensión de estas. En Valencia tenemos un Metro al que pusieron a rodar sin haber culminado la Linea 1 y que la gente de a pie llama el Centímetro por lo corto de su trayecto. Riamos para no llorar y esperemos como dicen los cultores del New Age que el Universo siempre conspira a nuestro favor. Ummm, pensar en los inicios de Hitler y de Pinochet (procuremos no pensar mucho en desalmados vigentes) nos despierta una gran desconfianza en el Universo... y en eso de que estamos en el mejor de los mundos posibles...



Carro invadiendo la zona de seguridad de la ciclovía. Fotografía de Richard Montenegro

Lo que es seguro en Venezuela, es que rodar en bicicleta es muy peligroso ya que ningún chofer, conductor, es capaz de  ver a cualquier objeto que sea mas pequeño que un carro. Los perros, gatos , personas y bicicletas entran dentro de ese rango de invisibilidad. Esa incapacidad, ademas de que los choferes no cumplen muchas  normas de transito, favorecen los arrollamientos de los ciclistas y hace que estas desgracias sean pan nuestro de cada día. También debemos incluir en este ramo a los motorizados que a decir verdad tienen globalmente un pésimo desempeño, frente al mostrado por los  conductores de vehículos de cuatro o más ruedas, pareciera que los motorizados son incapaces de ver algo que no sean ellos mismos. Recuerdo como hace algún tiempo fue arrollada una mujer en la avenida Bolívar frente al centro comercial Camoruco por un motorizado que era agente de la policía municipal de Valencia. Últimamente pareciera que los funcionarios públicos son zamuros cuidando carne...



Cuando llegue el futuro esperamos que nosotros seamos más solidarios y amables y no necesitemos de guerras y agente secretos, un par de razones por las cuales James con seguridad andará en bicicleta, cantará bajo la lluvia y quizá sea repartidor de pan.



Esperamos disfruten de la entrada y de los recuerdos del futuro...

Atentamente

La Gerencia


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CIUDADES DE BICICLETAS

“Debería ser normal que James Bond anduviera en bicicleta”


EV


 Eleonore  von Bothmer


Bienvenidos a la ciudad de las bicicletas: en Bremen, uno de cada cuatro desplazamientos se hace en bicicleta. | Foto (detalle): © picture alliance / Bildagentur-online/Schoening


La ciudad hanseática de Bremen está entre las primeras ciudades del mundo que promueven el uso de la bicicleta, incluso está mejor posicionada que Bogotá o Tokio. Pero ¿cómo se logra convertir una ciudad de autos en una ciudad de bicicletas? Michael Glotz-Richter, de la municipalidad de Bremen explica qué hay que tener en cuenta.


Desde 1996, Michael Glotz-Richter, responsable de movilidad sostenible en el Ayuntamiento de Bremen, ha estado trabajando para mejorar la ciudad para el tráfico de bicicletas.
Foto (detalhe): © Glotz-Richter/Stadt Bremen


En los últimos años, Bremen tomó muchas medidas para diseñar un tránsito más favorable a las bicicletas. ¿Tuvo éxito la estrategia?

                                                                           

En Bremen se mueven muchas personas en bicicleta, sean hombres o mujeres, ricos o pobres, estudiantes o directores de bancos. Uno de cada cuatro desplazamientos se hace en bicicleta, y en el centro de la ciudad esta cifra aumenta. Pero no es algo nuevo: la ciudad siempre tuvo una cultura de la bicicleta y por eso también la infraestructura estaba mejor preparada que la de otras ciudades. Es semejante a los que ocurre en los vecinos Países Bajos, donde andar en bicicleta es algo totalmente normal.

 

¿En qué lugar está Bremen comparada con ciudades de otros países?


Bremen está en el lugar 11 del índice internacional Copenhagenize, que clasifica a las ciudades según el grado en que son amigables para las bicicletas. Los primeros lugares los ocupan Copenhague y Ámsterdam. También Francia, con Estrasburgo, Burdeos y París, está por delante de las ciudades alemanas. Estas son todas ciudades europeas, pero inmediatamente después de Bremen viene Bogotá y un poco más abajo Tokio.


¿Qué influencia tiene esa promoción de la bicicleta en el paisaje urbano?


En todo el centro de la ciudad hay ahora muchas calles para bicicletas. También pueden circular por allí automóviles pero las bicicletas tienen prioridad. Y además están vigentes nuevas reglas muy concretas, por ejemplo, el permiso expreso para que los ciclistas circulen uno al lado del otro. Por el momento, los automovilistas tienen que acostumbrase al ritmo nuevo. Pero no se trata de generar una polarización política entre amantes y opositores de los autos, sino sencillamente de otra dinámica en la que el auto no siempre tiene prioridad.

En las calles dedicadas al tráfico de bicicletas se aplican otras normas: en ellas se permite expresamente pedalear codo con codo.
Foto (detalhe): © Glotz-Richter/Stadt Bremen


¿En qué cosas hay que pensar para poder rediseñar así una ciudad?


De hecho hay algunos aspectos que deben considerarse. Para empezar, tiene que haber suficientes lugares de estacionamiento para bicicletas; en este punto probaron su eficacia los “ganchos” de Bremen, a los que uno puede atar la bicicleta. Para un mejor deslizamiento cambiamos los adoquines por asfalto. También tuvimos que planificar cruces en los recorridos de los tranvías. Desde el punto de vista administrativo fue muy trabajoso, pero vale la pena. Desde hace veinte años hay puntos de movilidad, desde los cuales se puede compartir el auto, lo que constituye una alternativa muy importante al auto propio. Además tenemos muchas estaciones donde cargar aire o donde se pueden recargar las bicicletas eléctricas y hasta un café-taller de bicicletas. En 2020 se implementó en Bremen la primera zona de circulación de bicicletas de toda Alemania. Todo eso hace que nuestra ciudad sea muy amigable para las bicicletas, pero por supuesto, también aquí en Bremen quedan cosas por hacer.

 

Pierce Brosnan. Imagen tomada de El Mundo.

Desde hace décadas trabaja para que la bicicleta se convierta en el medio de transporte más importante. ¿Por qué?


Dicho simplemente, el auto propio ya no debería ser el centro del sistema. Se trata de la protección del clima y de una cuestión de espacio, pero eso es no es todo. Los autos son cada vez más grandes y cuando se los estaciona cierran las calles. A la vez, los niños dejan de jugar afuera porque casi no hay espacio y el tránsito es peligroso. Si uno hace sus desplazamientos cotidianos en bicicleta se ahorrará tiempo y dinero. Todos sufrirán menos embotellamientos. Se tenderá a comprar en la tienda de la esquina más que en el centro comercial, o sea que además se apoyará al comercio local. Por otro lado, es sano y relajante ponerse en moverse un poco, algo que la mayoría de la gente no hace. Cuanto más amigables para las bicicletas es una ciudad, tanto menos se necesita un auto propio.


¿Y todos acompañan ese cambio o hay resistencias?


Por supuesto, no somos los favoritos de todos. En Alemania, el automóvil tiene una fuerte carga emocional y por eso muchas ciudades apenas si se atreven a tocar el tema. En el fondo estamos trastocando un paradigma. A diferencia de lo que se hizo hasta ahora, le damos prioridad a la circulación en bicicleta y así derribamos antiguos privilegios. Queremos que la regla sea: “Si uso el auto, seré un invitado”. Hasta ahora valía casi siempre lo contrario. Lo más importante es tener el valor de trabajar en esas representaciones. De hecho, muchos procesos se dan en las mentes. Hay determinadas ideas dominantes sobre cómo debe ser la movilidad. Nosotros queremos alejarnos de la imagen de la movilidad que hubo entre los años sesenta y los ochenta y llegar en 2030 a una imagen de una movilidad sustentable.


¿Por dónde comenzar?


La infraestructura y la cultura de la movilidad siempre tienen que ver con posturas anteriores y estas no cambian de un día para el otro. En las películas viejas se fumaba con total naturalidad, hoy eso es impensable. Actualmente el auto está presente en todas las películas. Tal vez, cuando veamos dentro de veinte años un capítulo de la serie policiaca Tatort, nos decepcionemos un poco sobre el papel que los automóviles tuvieron allí. Para mejorar en nuestro país la imagen de la bicicleta, habría que hacer que los policías de Tatort investiguen andando en bicicleta o que compartan el auto. Eso ya lo propuse para los episodios de la serie de Bremen, pero fracasé. Tendría que ser normal que un James Bond ande en bicicleta... así ya estaría establecido el fundamento para una cultura de la movilidad sustentable.


Bremen está muy adelantada. ¿Cómo está el resto de Alemania?


En todo el país se trabaja mucho, tanto en las grandes ciudades como en las pequeñas. En Berlín ya hay ciclovías emergentes. Stuttgart se está esforzando por mejorar la calidad del aire, y está bien que lo haga. Cuantas más bicicletas, menos embotellamientos.

 

¿Qué método les recomienda a las otras ciudades?


Buscar modelos internacionales. Tener valentía. No sólo hablar sino también hacer. Dialogar y tolerar las contradicciones, no dejarse frenar por los conflictos. Pues estas transformaciones casi nunca se producen sin roces.


Daniel Craig acompañado con su bicicleta. Imagen tomada de Pinterest

PROYECTO BREMEN AMIGABLE PARA LAS BICICLETAS

En Bremen hay dos barrios modelos respecto al tránsito de bicicletas: uno es la zona de edificios antiguos llamada Alte Neustadt, al borde del centro de la ciudad, y el otro es una zona más bien periférica, de construcciones nuevas, llamada Ellener Hof. Ambos barrios están diseñados de modo de promover el uso de la bicicleta. En julio de 2020 surgió en la Alte Neustadt la primera zona de bicicletas de Alemania, con 12 calles que en total abarcan 2, 5 kilómetros.


Además, Bremen trabaja en una red de “rutas de bicicletas premium” que comunicarán a los distintos barrios de la ciudad. Y en cada barrio, las ciclovías completan la red. Los ciclistas disponen en todas partes de lugares para estacionar. En caso de construcción de nuevos edificios deben contemplarse estacionamientos de bicicletas. La estrategia se completa con la posibilidad de compartir autos como alternativa al vehículo propio. De las aproximadamente 20.000 personas que comparten auto en Bremen, más de 6.000 dejaron de tener auto o nunca lo adquirieron. Para las calles de Bremen y alrededores esto constituye una descomprensión equivalente a una hilera de autos estacionados de treinta kilómetros.

mayo 2021

Sean Connery



Eleonore von Bothmer


Eleonore von Bothmer es periodista y traductora independiente. 


Traducción: Nicolás Gelormini


Tomado de Revista Humboldt


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Richard MontenegroPerteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas tangibles y electrónicas hispanas Fantastic-Films NeutrónAlfa Eridiani, Valinor. miNatura, Tiempos Oscuros y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.




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A favor del ciclismo urbano en Venezuela. Un comunicado emitido por diversas asociaciones de ciclistas




Decálogo de la bicicleta. Recomendaciones para que conozca sus derechos y deberes en la vía siempre y cuando no estemos en Venezuela.




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Bicicletas y Poesía.

Las ciclovías de Fernando Pessoa en Portugal


martes, 29 de agosto de 2023

FREDY REYNA: EL JUGUETERO RETRATADO

Un texto de José Pulido

 

Fredy ReynaFotografía de Marietta Perez



Hoy estaba recordando a un valor humano de esos que le dan esperanzas al país desde lo que hicieron en el pasado: Fredy Reyna. La foto del angelito se la hizo su padre Federico Reyna Herrera.


EL JUGUETERO RETRATADO


En una fotografía que le tomaron hace pocos años, con su melena blanca conduciendo electricidad, Fredy Reyna tiene la mano derecha sobre las cuatro cuerdas, como si estuviera enhebrando hilos de luz. Y la mano izquierda, indudablemente, aprieta la herida desde la cual pugna por salir a borbotones esa luminosidad.

Los ojos de Fredy miran hacia un punto que sólo él sabía ubicar, una especie de hoyo sideral que se hallaba a centímetros de sus ojos y sus manos, y cuya abertura le mostraba un mundo paralelo, repleto de imágenes y sonidos que él extraía de acuerdo a las necesidades de su alma y de las almas de aquellos que estaban escuchándolo.

Cuando era un niño construyó un bergantín, tan parecido a un bergantín verdadero, que en la fotografía tomada por su padre, Fredy se veía como un gigante metido hasta la cintura en el mar. En esa fotografía su posición es idéntica a la gráfica donde está tocando el cuatro. Su mano derecha sostiene la blancura de las velas y su mano izquierda aferra el mástil como si fuera un diapasón. Y ahí aparecen sus ojos, concentrados. Ahí está esa observancia cautiva, atrapada en el túnel misterioso que se abría para él como la boca de un frasco caramelero.

Estudió artes plásticas y guitarra clásica, fue integrante del Orfeón Lamas y jamás dejó de crear juguetes, títeres, marionetas, muñecas. Fue titiritero y fundó junto con su esposa Lolita, el Teatro de Títeres Tamborón, uno de los más afortunados eventos culturales que nutrió los inicios de la televisión en Venezuela. Tamborón, (según relata el guitarrista y escritor Alejandro Bruzual, en el inigualable ensayo biográfico que escribió sobre Reyna) mostraba personajes que enseñaban a los niños lo importante que era para el país conservar la flora, la fauna y el sentido común.

Fredy Reyna era un creador de juguetes, porque como él mismo afirmaba, toda la vida tuvo seis años de edad. Crecía hacia la sinceridad espiritual y la creatividad desprejuiciada de los niños. Era un niño en potencia. Por eso veía más allá que los demás. Ojos de periscopio en un océano de adultos.

En una ocasión, Fredy descubrió que el cuatro escondía en su seno toda la música que se había compuesto desde que el hombre produjo un sonido agradable por primera vez. Todo: Mozart, tambores, cantos gregorianos, Vivaldi, vihuela, flauta, gaita, parranda, joropo, serenata, Beethoven, corridos.

Toda la música desde que el ser humano captó por primera vez la belleza de una gota cayendo ¡plum¡ o de un pájaro cantando. Pero para poder abrir esa puerta musical era necesario fabricarle un juguete al cuatro. Aunque nadie lo creyera, el cuatro tenía necesidad de jugar también y Fredy le hizo un juguete al cuatro cambiándole la afinación a las cuerdas.   

Fredy coleccionaba juguetes de todas partes y de todas las épocas, como siguiendo una senda. Títeres, marionetas, columpios, monos tamborileros, circos, cajas de música, trompos, yoyos, carros, trenes, diligencias, animalitos de Dios. Cuando observaba un juguete indígena precolombino o cualquier juguete antiguo de cualquier continente, hurgaba en sus detalles como si adivinara los gestos y los pensamientos de aquellos jugueteros antiguos que habían sucumbido a la fascinación por los juguetes.

Jugueteros del pasado que habían tenido su misma inquietud, y que tal vez también curioseaban a través de un boquete expresado en el vacío. A lo mejor esos antiquísimos jugueteros otearon innumerables veces el futuro desde ese extraño ventanal y seguramente en una de esas alcanzaron a ver el estilo con que Fredy Reyna inventaba, de la nada, una canción o un bergantín.

Fredy Reyna también fue un juguete construido por él mismo. Voy a hacer un señor que jamás deje de tener seis años de edad y que nunca deje de conmover a los demás con ese juego de manos. Y, en efecto, ocurrió de esa manera. El niño de cabellera blanca dedicó su existencia a demostrar que los juguetes hablan, cantan, enseñan y que en cada objeto hecho por el hombre hay un juguete básico rechazando la violencia y tendiendo a la búsqueda del bien común.

EL TERCER FEDERICO

Cerca del Capitolio dos músicos de mediana edad, de mediana estatura y con medianas ganas de tocar bajo el sol pervertido del centro de Caracas, le sacan pedazos desgreñados a sendos cuatros de “Amalia Amalia Amalia Amalia Amalia Rosa, esa es la que yo me llevo, esa es la que yo me llevo porque es la más buenamoza”. Y los hombres cantan con alegre desidia, a sabiendas de que los billetes escasearán en el pote.

Viendo esos instrumentos grasientos, aporreados, humildes y llevacoñazos, no es posible olvidar a Fredy Reyna, ni a esa carga de magia que transportó humildemente a lo largo de su vida y que repartió a diestra y siniestra sin que se le agotara jamás. Porque está clarísimo que esos cuatros de la calle saben que cualquier día pueden convertirse en instrumentos sublimes si el espíritu de Fredy Reyna pone un dedo en sus cuerdas.

Fredy Reyna existió, de eso no cabe duda, y esa existencia se confirma aún más cuando se recuerda todo lo que fue capaz de hacer con su juguete preferido: el cuatro.

Federico Reyna Revenga nació en La Candelaria, Caracas, el 3 de abril de 1917. Hijo del pintor, dibujante y fotógrafo Federico Reyna Herrera, quién era a su vez hijo de Federico Reyna Francia

Federico Reyna Herrera, era primo hermano de Antonio Herrera Toro, quien dirigió la Academia de Bellas Artes a principios del siglo pasado (XIX).



Ese padre de Fredy Reyna, que llamó a su hijo Fredy para que no anduvieran llamándolo Federiquito, era un fotógrafo inquieto, humorístico, creativo. Y retrataba constantemente a Fredy. En una ocasión, cuando Fredy era un recién nacido, lo fotografió metido en una cesta llena de legumbres y frutas, y tituló la obra “Buena compra”. Una vez lo captó recostado en un mueble, con cara de fastidio. También lo retrató usando alas de ángel. Era un angelito que estaba medio arrecho ese día. Y logró también, don Federico, una imagen de Fredy, que lo perfila para siempre: el niño aparece vestido de marinero. Se halla recostado a un porrón y a su lado hay un juguete muy hermoso: un caballo de madera uncido a una carreta y el caballo está como esperando a que Fredy termine de ver lo que está mirando hacia su lado derecho.

En todas esas fotografías, Fredy Reyna es un ser concentrado en ese punto maravilloso que sólo sus ojos fueron capaces de descubrir. El ojo de una cerradura en el tiempo, la grieta de un cielo creativo, algo que está enfrente de todos, pero que casi nunca se revela a los seres humanos. Porque es bien sabido que cuando las personas crecen, pierden las pupilas hipersensibles de la infancia.



Ese redondo e invisible hoyo universal que es fuente de magia para los escasos magos verdaderos que ha habido, se parece una barbaridad al hueco del cuatro y sin ninguna duda, desde el otro lado, Federico Reyna Revenga está mirando para acá, silbando para acá, cantando para acá. Epa, mira, no me olvides.

Y frente al Capitolio, la muchedumbre se deja llevar, se entrega al calor y al ritmo, ensayando un movimiento de marionetas, al compás de dos cuatros que ya quisieran haber conocido a Federico.


El Maestro Fredy Reyna.


Encuentro con Fredy Reyna.


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José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne

José Pulido

Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.

Vive en Génova, Italia. 

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este  correo: jipulido777@gmail.com)

Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en SalamancaEn el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova. 

Publicaciones más recientes:

El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.

Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.

Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà  (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores

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