viernes, 30 de agosto de 2019

Gabriel Bermúdez Castillo partió a los puertos grises.







Estábamos en plena fiesta del género fantástico, en el ecuador del Celsius 232 del 2019 (Avilés, Asturias), el viernes 19 de julio de 2019 a las 20:35 horas el escritor y colaborador de este blog, Alejandro Castroguer publica este mensaje en las redes sociales comunicando el fallecimiento de Gabriel Bermúdez Castillo, nos dejó a todos desolados:

“…Ya puedo decirlo. Y es muy triste para mí. Uno de los padres de la Ciencia Ficción Española, uno de los escritores más originales, no de España, sino de todo el mundo en cuanto a la Cifi se refiere, don GABRIEL BERMÚDEZ CASTILLO ha fallecido. Se nos fue hoy hace dos meses (concretamente el 19 de mayo). Es una gran pérdida en lo personal y en lo profesional para mí porque estábamos empeñados ambos en que él pudiese acabar la reescritura de las "Memorias de un astronauta del Siglo XIX".

Descanse en paz, maestro, amigo. En su recuerdo, escribí este texto/poema en mi blog: elperrodeamadeus.blogspot.com




Dedicado a un amigo

Nubes en Sol mayor: ¡Debussy que estás en los cielos!
Hermanos alados que dibujan el firmamento de colores invisibles:
¡Messiaen que estás en nuestros corazones!
Estrella madre que renuevas tanta vida y tanta muerte:
¡Universo que estás en nuestras vibraciones!

Si la mañana y la tierra mantienen en pie mi desasosiego,
dejad, nubes, hermanos, estrella, que la música
restañe heridas y allane caminos.

De momento, me basta ser la sombra sonora y
visible de quienes me preceden

(El dedicatario de este poema es Gabriel Bermúdez Castillo, amigo, maestro, compañero.)  …”

La familia de Gabriel pidió expresamente a Alejandro que retrasase la noticia del óbito dos meses, cuestión que respeto escrupulosamente.

Soy un voraz lector de la obra de Gabriel Bermúdez Castillo y tuve la suerte de coincidir con él en octubre de 1994 en la HispaCon de Burjassot (Valencia, la de España). Fue muy amable, tuvimos una breve conversación sobre las implicaciones del transporte interplanetario de contenedores no tripulados. Hoy hubiera sido más osado y le habría robado más tiempo, preguntadole aspectos interesantes y controvertidos de su Hombre Estrella o sobre su magnífica El señor de la Rueda, pero esos momentos los dejé pasar y se perdieron para siempre, entre los desechados universos alternativos.

Paco y Gabriel



En el blog grupo Li Po publiqué una de las dos reseñas que realicé sobre las obras de Gabriel, en esta primera incluso hice un pequeño esbozo de las etapas del maestro según fecha de publicación e impacto en el fandom.


En el blog de Alejandro publiqué ambas reseñas, y en particular la segunda:


Alejandro mantenía un fluido contacto con el maestro, que estaba corrigiendo quizás su obra más ambiciosa; Las memorias de un astronauta del Siglo XIX pero varios problemas de salud nos han privado de ella.

Comparto con Alejandro la devoción por el maestro pero para mi desgracia no comparto la gracia de su verbo. Por ello le cedo la palabra y reproducimos el contenido integro del artículo que publicó en malagaldia.es el 20 de julio de 2019 dedicado al maestro.




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In Memoriam Gabriel Bermúdez Castillo (1934-2019)










Se fue sin despedirse, como si nadie se hubiese atrevido a redactar un final así de injusto. Le ocurrió lo que a Mozart: los viejos laureles se habían marchitado hacía ya tiempo. Sólo el futuro medirá el verdadero valor de su obra.

Hace más de un mes recibí una llamada suya: en la pantalla del móvil se iluminaba con el rostro y el nombre de don Gabriel Bermúdez CastilloHombre, el maestro, me dije, ¿qué querrá? De inmediato supe que algo se rompería de manera definitiva en cuanto descolgase. No era él, sino su hija Isabel. Como había intuido, el presente se hizo añicos. Todo el dolor del mundo cabía en la voz desportillada de Isabel. Tragué saliva y apreté los dientes con la certeza de que el pasado me había atropellado sin concederme el desquite de la despedida: el maestro volaba ya muy lejos, rumbo a su propio destino Wu Wei.



A Gabriel, de profesión corredor de comercio colegiado y notario, le conocí en el Festival Celsius de Avilés (de aquella ocasión es la foto de arriba). Allí estaba él con su nueva novela, la Biblioteca del Laberinto le había publicado “Espíritus de Marte”. Corría el año 2012. Allí tuve ocasión de conocerle y de admirar su humildad y franqueza. Yo, que me había apresurado a rendir justa pleitesía a varios de sus títulos como “Viaje a un planeta Wu Wei” y “El señor de la rueda”; yo, que llevaba por aquel entonces apenas unos añitos en el mundillo escritoril del género, era valorado de igual a igual como un colega de profesión. No me llames maestro, dime compañero, me regañaba.
Enseguida la amistad se consolidó con el paso de los años, los mails y las llamadas telefónicas más interminables. Con su beneplácito, planeamos la reescritura y posterior publicación de uno de sus más viejos proyectos: “Las memorias de un astronauta del Siglo XIX”. Un par de desgraciados accidentes y la enfermedad final han dejado inconclusa por segunda vez esta gran novela. Por expreso deseo de la familia, no se facilitó la noticia de su fallecimiento hasta ayer día 19 de julio, dos meses después de su precipitada marcha. Ahora únicamente resta llorar a todo un maestro de la literatura y devolverle el hueco que la desmemoria y las nuevas generaciones de editores, lectores y escritores desmemoriados le han arrebatado.



La enorme fuerza y pasmosa originalidad de todos sus temas y personajes, el erotismo que destilan muchas de sus descripciones, y el sarcasmo y la socarronería de la picaresca barroca le habrían bastado para, de haber nacido en Inglaterra o en los Estados Unidos, asegurarle un asiento en el Olimpo de los maestros de la Ciencia Ficción. Sin embargo tuvo la desgracia literaria de venir a este mundo en un país “de cuyo nombre no quiero acordarme”, y así le ha lucido. Es por ello que los que quedamos aquí, y valoramos su talla artística, estamos obligados a luchar porque se valore en su justa medida semejante legado narrativo.
En esa guerra nos encontrará siempre, maestro, amigo, por muchos años que transcurran. Palabra de compañero. D. E. P.
Enlace a su página personal: http://www.gabrielbermudez.es/index.html





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by PacoMan 

En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de tres lustros.

Economista y de vocación docente. En la actualidad, trabaja de Director Técnico.


Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog.

Y colabora con el blog de Grupo Li Po



miércoles, 28 de agosto de 2019

30 / 50 (Aproximación antológica a los poetas vinculados con la UCAB en sus 50 años).






Crónicas del Olvido

30 / 50
(Aproximación antológica a los poetas vinculados con la UCAB en sus 50 años)



1.-

30 voces venezolanas vinculadas con la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. 30 voces que han transitado por esa hermosa casa de estudios durante su medio siglo de existencia, hacen vida en este libro titulado “30 / 50 Aproximación antológica a los poetas vinculados con la UCAB en sus 50 años”, Caracas, 2005. De modo que se trata de una larga vida de palabras que ha dado aliento a una universidad que sabe que, en sus aulas, patios y salas de exposiciones, así como en el ánimo de sus habitantes, respira poesía.

 Miguel Marcotrigiano 

Para alcanzar este logro que aviva y alegra al país, estuvieron la pasión, el talento y el ánimo de Miguel Marcotrigiano y Jorge Gustavo Portella como seleccionadores de los autores que ahora le dan cuerpo a este tomo de tapa azul y negro y que contó también con las palabras de Francisco Javier Pérez como prologuista.

Es una fiesta que la poesía conserva casi en silencio, porque el país no sabe de este libro que ya tiene varios años impreso, y que La Poeteca de Caracas gentilmente le ha regalado a este cronista. Y ese gesto se convierte en nota que revela, descubre textos que en otras páginas han sido leídos pero que ahora hacen anatomía verbal, compartida en este sello que la UCAB, sabiamente, ha lanzado al mundo.

Francisco Javier Pérez dejó escrito al comienzo de su texto, lo siguiente: “Todo reunir es un acto de amor. En “Mal de archivo” (1995) queda dicho en la voz impostergable de Jacques Derrida, el gramatólogo freudiano. Resulta un amor que es, por encima de cualquier otro, paternal y cuidadoso, que guarda y conserva, tras prisión o celosiía, como si encarcelara celoso”.

Y más adelante, ya superado el camino del inicio que siempre se hace al desarrollar un texto de presentación, Pérez afirma: “Estas ideas y estas pulsiones –amorosas y carcelarias, como las de todo gran amor- vienen a nuestro encuentro en presencia de este nuevo y novedoso trabajo de compilación poética que representa…” este título de la Universidad Andrés Bello.

Y así es, son 30 para voces para celebrar 50 años. Son 30 poetas para festejar medio siglo de éxitos, de estudiantes y profesionales que le han brindado a Venezuela la calidad que demuestra a diario en todo el mundo.

2.-

Aquí están Antonia Palacios, Efraín Subero, BasilioTejedor B., Hugo Achugar, Armando Rojas Guardia, Edgar Vidaurre, Noraj Vaamonde, Yolanda Pantin, Miguel Márquez, Javier Lasarte, Carlos Brito Reyes, Rafael Arráiz Lucca, Leonardo Padrón, Patricia Guzmán, Alberto Márquez, Teresa Casique, Luis Pérez Oramas, Alicia Torres, Sonia Chocrón, Horacio Biord, Alfredo Herrera, Salas, Neveska Rodríguez M., Miguel Marcotrigiano, José Gregorio González, César Uzcátegui, Alexis Romero, Carmen Verde Arocha, Eleonora Requena, Jorge Gustavo Portella y Sandra Timaure.


Voces de todos los perfiles. Hombres y mujeres de Venezuela que han sido parte de esa universidad por donde han pasado miles de nombres y apellidos que han marcado el destino de nuestra educación, de nuestra cultura, de nuestras ciencias. 
Nombres y apellidos de poetas que hoy son parte del mapa literario de nuestro país.


Francisco Javier Pérez cierra su prólogo con estas líneas:

“Si la cosecha ha sido tan fértil en los tiempos de fundación, siempre descampados e inhóspitos, creo que, cincuenta añpos más tarde, la próxima antología de poesía ucabista llevará por título, ya no un 30 de 50, sino, rotundamente, un 100 de 100”.

Que así sea.

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Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Gallina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 

miércoles, 14 de agosto de 2019

ROSTRO Y POESÍA (Poetas de la Universidad de Carabobo).








Crónicas del Olvido

ROSTRO Y POESÍA

(Poetas de la Universidad de Carabobo)


**Alberto Hernández**

1.-

De Sur a Norte, Valencia era sólo un pueblo grande, de larga avenida. La ciudad que no conocía. La ciudad que comencé a caminar desde La Isabelica, en plena zona industrial, hasta Naguanagua y más allá, hasta La Entrada, donde estaban los locos y los estudiantes de la Universidad de Carabobo, porque la UC limita por el Sur con Bárbula, un feo, como todos, sanatorio para dementes.

Arco de Bárbula


Estaba este cronista recién llegado del monte llanero. Sí, de la provincia guariqueña, y quería ser médico, razón por la cual viajaba a pie con mucha frecuencia a esa casa de estudios donde nunca pude ingresar porque me dediqué a otros asuntos que vendrán al caso en otra oportunidad.

Eugenio Montejo. Fotografía de Héctor López Orihuela. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996


Y como todo joven es parte de un manicomio, no hacía mucha falta para que los universitarios se hicieran los locos, porque enfermos mentales y jóvenes de medicina, ingeniería, educación, economía, etc. eran parte de esa alucinación rebelde que consagra hoy a quienes andan o han andado por calles en medio de cuadernos, libros, humo, pólvora, pedradas y luego retomaron los senderos de una profesión, para luego jubilarse o morir.



También podría afirmar sin temor a ser tildado de loco, que la Revista Poesía, el Departamento de Cultura y la Coordinación de Literatura, conjugaban sus investigaciones, sílabas y gramáticas con el alelamiento producto de la elaboración de tesis, prácticas clínicas, logaritmos, ecuaciones, rumbas y demás yerbas, como también la fabricación de mundos, universos y cosmos que provenían de los sabios de Bárbula, tan dados a andar desnudos y felices por esa amplia avenida con puente del Norte de Naguanagua.

Alejandro Oliveros. Fotografía de Yuri Valecillo. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996



La poesía de la Universidad de Carabobo, sus poetas, mejor dicho, nacieron de esa conjunción de fuerzas volitivas. La locura siempre anduvo cerca, como debe ser.

Teófilo Tortolero. Fotografía de Yuri Valecillo. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996


Ser loco es una gran ventaja, sobre todo si se escribe poesía. Por supuesto, se trata de una demencia no medicada, aunque algunos se empinaban botellas, botellones donde cabía toda la imaginación posible. Y otros, juzgados por depresiones y despechos, se hacían de píldoras y llanto.

2.-

En esos días de travesía valenciana supe de algunos de los poetas que hacían vida en la UC. Años después, Luis Alberto Angulo, quien formaba parte de la segunda generación de esa tribu, reunió los varios nombres que han pasado por ese sanatorio del conocimiento y tituló su aventura “Rostro y Poesía/ Poetas de la Universidad de Carabobo”, una publicación de la misma UC, Valencia, 1996.

Luis Alberto Angulo. Fotografía de Yuri Valecillo. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996


La primera parte de este escrito es muy personal. Formé parte de esa existencia juvenil. Dos o tres años me mantuvieron en vilo en aquella ciudad que amo. Valencia es para mí parte de mis afectos geográficos. Desde el Liceo “Enrique Bernardo Núñez”, donde terminé el bachillerato, luego de haber pasado por liceos de Calabozo y Valle de la Pascua, fue Valencia mi destino. Y en ese lugar comenzaron a llegar las lecturas que Luis Alberto Angulo recogió en esta antología.

Harry Almela. Fotografía de Leonor Basalo. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996



Han pasado muchos años. Años que reservan en estas páginas la más rica existencia poética de esa Universidad que tiene en Carabobo asiento.

Efraín Inaudy Bolívar  (24 de enero de 1930-8 de enero 2012). Fotografía de Antonio González Boscan. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996


El compilador afirma:

“Esta primera antología de poetas de la Universidad de Carabobo, reúne textos de treinta autores vinculados a la institución a partir de 1958, fecha de la reapertura de nuestra casa de estudios. Profesores regulares, contratados u honorarios, egresados, estudiantes, talleristas y miembros del personal administrativo u obrero, son las categorías que a los fines de este trabajo expresan nuestro propósito de señalar la importancia de los llamados intangibles académicos en el desarrollo y trascendencia de la labor desplegada por la Universidad de Carabobo en los 38 años de su etapa democrática”.

Enrique Mujica. Fotografía de Yuri Valecillo. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996


Por supuesto, los autores que están en esta puesta en escena poética pertenecen a un pasado reciente. Ojalá el tiempo y los cambios que amerita el país sean buenos para aumentar las páginas de este libro con los nombres y poemas de los soñadores que han emergido en los últimos años. Ojalá el tiempo sea benigno y la UC se recupere de esta ignominia en la que está sumergida por factores ideológicos perversos.



Gelindo Casasola. Fotografía de Gabriel Pilonieta. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996

3.-

Aquí están:

Vicente Gerbasi (1913-1992), Felipe Herrera Vial (1913-1995), Ana Enriqueta Terán (1919), Juan Sánchez Peláez (1922), Efraín YNaudy Bolívar (1930), J.M. Villarroel París (1932-1995), Rómulo Aranguibel Egui (1933-1980), Teófilo Tortolero (1936-1990), Eugenio Montejo (1938), Rafael Humberto Ramos Giugni (1940), José Rafael Urbáez (1940), Luis Azócar Granadillo (1942-1978), José Barroeta (1943), Gabriel De Santis (1943), Faver Páez (1943), Reinaldo Pérez-Só (1945), Enrique Mujica (1945), Juan Medina Figueredo (1947), Alejandro Oliveros (1948), Francisco Martínez Liccioni (1948), Luis Alberto Angulo (1950), Roldán Montoya (1953), Harry Almela (1953), Carlos Ochoa (1953), Ramón Elías Pérez (1954), Iris Meneses (1955), Adhely Rivero (1956), Gelindo Casasola (1956-1980), Danny Giannitsópulos (1960) y Carlos Villaverde (1961).

Adhely Rivero. Fotografía de Yuri Valecillo. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996


Y los rostros fijados por Vasco Szinetar, Yuri Valecillo, Juan García, Héctor López Orihuela, Antonio González Boscán, Virgilio González, Douglas Chirino, Rafael González, LAAR, Leonor Basalo y Gabriel Pilonieta.

Fáver Páez. Fotografía de Yuri Valecillo. Tomada del libro Rostro Y Poesía. 1996



“Rostro y poesía” fija un tiempo creativo, magnífico, de la Universidad de Carabobo a través de sus poetas.

 Yuri Valecillo.

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Luis Alberto Angulo (Barinitas -Estado Barinas, 1950). Los libros "La sombra de una mano" (Monte Ávila Editores, Colección Altazor. Caracas, 2005), y "Fusión poética" (Universidad de Carabobo, Valencia - Venezuela, 2000), recogen cinco de sus poemarios publicados a partir de 1982. Premio del IV Concurso Internacional Poesía UC, por "Antípodas" (1994). Premio de la Bienal de Poesía del Ateneo de Calabozo Dr. Francisco Lazo Martí, por "Fractal". Premio de Poesía Universidad Rómulo Gallegos por "De Norte a sur". Es coautor de "Viento barinés" (UC, 1978), "Rostro y poesía" (UC, 1996), "Setenta poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano" (Minci, 1977), y antólogo de "Poemas de San Juan de la Cruz" (Cuadernos Cardinal, UC 1992), Poemas de Miguel Hernández (El perro y la rana, 2006), "Antología poética de Ernesto Cardenal" (Monte Ávila, 2005). 


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Enlaces Relacionados:


Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Gallina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés.