Una particular crónica del covid
(A propósito de la exposición fotográfica “Crónicas de la incertidumbre” de Yuri Valecillo).
Carlos Yusti
San Martino del Carso
Valloncello dell' Albero Isolato, 27 de agosto de 1916
De estas casas
no ha quedado
más que algún
fragmento de muro
De tantos
que me querían
no ha quedado
ni siquiera eso
Pero en el corazón
ninguna cruz falta
Es mi corazón
el pueblo más devastado
El World Press Photo del año 2024 ha seleccionado la foto hecha por el fotoperiodista palestino Mohammed Salem. En la fotografía una mujer abraza a una niña que acaba de fallecer en la Franja de Gaza. No se muestra ni el rostro de la mujer ni el de la niña. La mujer, cuyo rostro, el espectador no puede ver, ya que está oculto por su brazo, viste un atuendo largo de color azul y un velo marrón que le cubre el cabello, mientras el cuerpo y la cabeza de la niña que la mujer rodea con un abrazo, están envueltos en una tela blanca, señal dolorosa de que ya no está con vida.
La foto me recuerda un verso del poema “San Martino de Carso”, de Giuseppe Ungaretti: “Mi corazón es el país más devastado”. Ambos condesan una crónica de ese horror doloroso que desata toda guerra.
Susan Sontag escribió: “Todas las fotografías son memento mori. Hacer una fotografía es participar de la mortalidad, vulnerabilidad, mutabilidad de otra persona o cosa. Precisamente porque seccionan un momento y lo congelan, todas las fotografías atestiguan la despiadada disolución del tiempo”. Pero es también una forma de capturar un instante que se volverá historia; es como una crónica del tiempo que discurre inexorable con su gloriosa (o terrible) carga de acontecimientos.
Esta exposición de Yuri Valecillo “Crónicas de la incertidumbre” (que se exhibe en la SAQ gallery, dirigida por Sebastián Monjarás) busca ser algo así como una crónica del día a día de la pandemia del covid-19. No son fotos que retratan el doloroso espanto de la pandemia; mucho menos el horror vacui del encierro y la soledad por cuarentena. Las fotografías van al encuentro del individuo común quien, a pesar de todas las contingencias que la pandemia impone, sale a la calle a buscar el sustento ensayando así una doble supervivencia. Todo desde esa perspectiva de la incertidumbre y ganándole otro día al contagio o a la muerte.
Yuri sale a la calle y va registrando con su cámara la realidad cernida por la pandemia y los actores (o actrices) principales de sus fotografías son músicos callejeros, vendedores ambulantes, caleteros, dueños de pequeños negocios, limpiabotas, estudiantes en protesta, etc. En suma, gente que necesita trabajar y la cual dándole la espalda a la ciudad desolada y a los titulares de los periódicos reportando los contagios o los decesos a causa de la pandemia.
De izquierda a derecha los poetas Mario Rey, Jorge Jurado, Jocabeth Ochoa, Yuri Valecillo, Mario Guzmán(poeta), Pascual Borzell Iglesias (Fotográfo). |
Luego de un tiempo y disipada la niebla desquiciada de la pandemia el fotógrafo tropezó con un dilema. ¿Cómo presentarlas para una exposición? Yuri estuvo cavilando por meses hasta que encontró la solución. Algunas fotos irían acompañadas por la primera plana de algún periódico, detallando el macabro balance de la pandemia.
Como fotógrafo Yuri intenta ir en sentido contrario. Detesta que lo incluyan en ese bando de los artistas de la fotografía.
No por falsa modestia, sino que está como más a sus aires en esa trinchera de los fotoperiodistas. No sin gran acierto Roland Barthes escribió: “La sociedad se empeña en hacer sentar cabeza a la Fotografía, en templar la demencia que amenaza sin cesar con estallar en el rostro de quien la mira. Para ello tiene a su disposición dos medios. El primero consiste en hacer de la Fotografía un arte, pues ningún arte es demente. De ahí la insistencia del fotógrafo en rivalizar con el artista, sometiéndose a la retórica del cuadro y a su modo sublimado de exposición.
La Fotografía puede ser efectivamente un arte: cuando no hay en ella ya demencia alguna, cuando su noema es olvidado y por consiguiente su esencia no actúa más sobre mí (…) El otro medio para hacer sentar cabeza a la Fotografía consiste en generalizarla, en gregarizarla, en trivializarla hasta el punto de que no haya frente a ella otra imagen con relación a la cual pueda acentuar su excepcionalidad, su escándalo, su demencia”.
Público asistente a la exposición. |
Yuri busca en sus fotos que la demencia siga fraguando su decidida conmoción y avive alguna chispa en el espectador.
El fotógrafo Yuri Valecillo. Foto de Pascual Borzelli Iglesias |
Hoy con todos esos adminículos tecnológicos cualquiera puede hacer fotos y como asevera Susan Sontag se ha transformado en una diversión tan rutinaria como el sexo o el baile.
Pero la foto que se detiene con paciencia y pasión en lo cotidiano, buscando esa estética del asombro, de lo mágico a pesar de crudeza, es una opción que es cultivada por una minoría de fotógrafos que todavía piensan que la demencia sigue intacta, acechante, y se puede encuadra en un instante.
Esta exposición de Yuri “Crónicas de la incertidumbre” condensa un poco su estilo; esa manera de interrogar a la realidad, de buscarle una estética sin afeites ni maquillaje.
Durante la pandemia todo fue jugar en esa ruleta de lo incierto. Sobrevivir y no dejarse doblegar por todos los apremios que conlleva la cuarentena es una experiencia poco agradable. Creo que en el fondo estas fotos de Yuri son una crónica particular/visual de la pandemia. No hay patetismo y si hay solo gente expuesta en su lucha silenciosa contra la pandemia. En las fotos la heroicidad está como velada, pero está allí como latido, como disposición a resistir, a sobreponerse al horror y valorar la vida como un don preciado que bien vale muchos y nuevos amaneceres.
Sebastián Monjarás y Yuri Valecillo durante la apertura de la muestra fotográfica. |
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Carlos Yusti y Yuri Valecillo. Fotografía de Luis Alberto Angulo. |
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Yuri Valecillo nació en Valencia en 1960. Desarrolla su actividad de manera continua en el diseño gráfico. Publica actualmente en más de veinte medios de Europa y América Latina, cuenta con 41 exposiciones individuales de fotografía y más de cincuenta portadas de revistas y libros, colaborador incesante en medios de Venezuela y América Latina, habla y lee francés, expositor de la Cátedra de Fotografía para la Revista Generación (México). Ha impartido cursos y talleres de fotografía en la Universidad de Carabobo (Venezuela). Coordinador de Fotografía de la revista Rino (México), Colaborador de la revista El Cotidiano (UAM), Cofundador de la Revista Generación, cuenta con varios escritos publicados.
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Carlos Yusti
(Valencia, Venezuela, 1959) es pintor, editor y escritor. Como editor, fue cofundador de la revista Zikeh y del grupo literario Animales Krakers en Valencia; formó parte del equipo de la revista cultural Predios y fungió como director de editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. En la web ha coordinado las páginas Arteliteral. Como escritor ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (1991), Vírgenes necias (1994), Cuaderno de argonauta (1996), De ciertos peces voladores (1997), Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión (2006), Dentro de la metáfora: absurdos y paradojas del universo literario (2007), Para evocar el olvido y otros ensayos inoportunos (2007) y Poéticas del ojo (escritos sobre arte). En 1996 obtuvo el Premio de Ensayo de la Casa de Cultura “Miguel Ramón Utrera” con el libro Cuaderno de Argonauta. En el 2006 ganó la IV Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”, en la categoría Crónica, por su libro Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión. Como pintor ha realizado 40 exposiciones individuales.
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