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jueves, 24 de febrero de 2022

Mario Torrealba Lossi, poeta venezolano: El aprendizaje literario debe contribuir fervientemente al logro de una conciencia nacional y cívica


Mario Torrealba Lossi. Imagen tomada de Urbe.Edu.


Entrevista con el profesor Mario Torrealba Lossi


 (Reproducimos a continuación esta entrevista realizada al Prof. Mario Torrealba Lossi, la cual ha sido extraída de la Revista Pasos (mayo, 1968, año I, número 1), órgano de divulgación periodística del Liceo “José Manuel Núñez Ponte”. Material que, sin duda alguna, resulta de una altísima vigencia en los tiempos actuales).

-¿Hasta dónde ha tenido proyección universal la novelística venezolana contemporánea?

-La novelística venezolana vivió entre los años comprendidos desde 1928 hasta 1945, su mejor época. Los nombres de Gallegos, Uslar Pietri, Díaz Sánchez Arráiz y Julián Padrón, la proyectaron a un ámbito continental y la hicieron conocer, por vez primera en Europa. La novelística criolla de ese ciclo del costumbrismo y del paisajismo brilló a la par del esplendor que en dicho instante hubo en la literatura de ficción en Hispanoamérica. Pero, como en la literatura se cumple la ley de flujos y reflujos de que hablaba Vico, a ese período de ascenso y plenitud le sucedió otro de receso y decadencia. Todavía Venezuela no se ha repuesto de ese letargo. Pienso que tardará algunos años para que volvamos a ocupar un sitio preponderante en el proceso novelístico del continente. Países de mayor tradición y relieve –como Méjico, Argentina y Chile- constituyen hoy en día los pioneros, los que marcan pautas en creación literaria y artística. El triunfo último de Adriano González León, en España, parece indicar que comienza un como nuevo despertar en nuestra novelística. Después de todo, tenemos pleno derecho a cumplir con un rol trascendente en las letras de América y en el mundo.

-¿Es equivocado el establecer diferencias entre cuento y novela?

-La verdad es que hoy no se sabe con certeza hasta dónde un cuento es novela y viceversa. Los críticos prefieren hablar de literatura de ficción. Con este término comprenden toda creación en donde se cumplen aquellas exigencias del ensayista norteamericano Van Doren: “Donde haya personajes ambiente y mensaje, habrá creación novelística y cuentística” No obstante resulta muy difícil para un profesor de educación media o para un estudiante de bachillerato desestimar o rechazar las diferencias que tradicionalmente se han establecido entre una y otra formas. Tanto los arquetipos como las situaciones que se encuentran en una novela aparecen como más distendidos y ricos en detalles que en el cuento. Por ejemplo, lo que sabemos de un personaje central que participa en un cuento siempre es menos de lo sabemos o sabremos de ese mismo personaje proyectado dentro de una novela. En esta, el autor se halla obligado a profundizar en situaciones que darían una visión mayor de los tipos que componen la trama o se desenvuelven en ella. En la cuentística, por el contrario, no sucede esto puesto que allí la insinuación y la aproximación están por encima de todo lo demás. Ello implica el que la novela se acerque más como creen muchos teóricos a la epopeya, en tanto que el cuento sea como un primo hermano de la poesía lírica. Un personaje de cuento, puede ser, apenas un simple nombre. Un personaje de novela debe ser más que un nombre. Un ambiente espacial de cuento, puede ser sólo tres o cuatro líneas o rasgos. En tanto que el escenario de una novela aparece variado y múltiple. La novela se aparece más compleja en su horizontalidad. Pero, en cuanto a la profundidad lo vertical, en suma, uno y otro pueden serlo intensamente.

-¿Cómo cree usted que debe enseñarse la literatura en bachillerato o en la Educación Media en general?

Los estudiantes de literatura no aprecian la materia porque los profesores contribuimos muy poco a ello. Creemos, por lo común, que enseñar tal asignatura consiste en hacer malos recuentos de autores y de obras. De ese modo, el proceso del aprendizaje se desvirtúa y se vuelve tedioso e insulso. He comprobado por mi modesta experiencia que cuando el alumno se le compenetra con la obra, lectura, exámenes, discusiones y apreciaciones directas en clase, esta se torna más dinámica y se forjan valores e inquietudes de sumo interés. El “pastillaje”, el “apuntismo” y el “verbalismo” son acérrimos enemigos de esa didáctica y de cualquier otra. El fin que se persigue con la enseñanza de dicha materia no debe ser solo el acopio de conocimiento, sino la preparación del estudiante para la cultura y para la vida. El aprendizaje literario debe contribuir fervientemente al logro de una conciencia nacional y cívica, puesto que, lo mismo que la historia y la filosofía, el acervo artístico dignifica y enaltece los altos valores del espíritu.


Tomado de Scielo.org.ve 





Entrevista en familia a Mario Torrealba Lossi. Primera Parte