domingo, 3 de noviembre de 2024

Julio E. Miranda y su Vida del otro

 






Vida del otro, de Julio E. Miranda


Alberto Hernández lunes 29 de junio de 2020



a Mharía Vázquez Benarroch

1

El poeta se deposita en el otro. Sí, se deposita, porque el cuerpo y el alma no reniegan de ser contenidos y también hacerse continentes en el otro, en quien se refleja desde el afuera y el adentro.


La alteridad, la otredad, dos semejanzas, ser el otro sin saberse ajeno. Serlo por Ser, por estar y respirar el mismo aire y ser consumidos en el futuro por el mismo fuego o por la misma biología que el cuerpo inventa desde la descomposición de la carne.


No obstante, el otro sigue estando en los huesos.



Vida del otro”, de Julio E. Miranda Vivir en el otro razona una posible impostura para quienes no tienen reflejo y han perdido el eco. Vivir en el otro va más allá de saberse uno. Y mientras se suda para seguir siendo único, el resto se multiplica desde el cuerpo ajeno, el que transpira, saliva, eyacula, lagrimea, tose, suspira y muere.


La “Vida del otro” promete un ‘argumento’:


pero no caigas

en la trampa


escribe siempre

la vida del otro


Y así lo ha hecho Julio E. Miranda en aquel ya lejano volumen con ese título, publicado por Ediciones Con Textos en la Colección Plural del PEN Club de Venezuela, Nº 1, en marzo de 1982. Para esa fecha nuestro autor se hacía nombrar con una E incorporada al Julio y al Miranda. Luego se la quitó, desnudó sus apelativos para ser más directo, más el otro, más él desde el otro y desde él mismo. O ser en la “Vida del otro” la poesía que él pudo escribir.


Creo que este libro de Miranda es uno de los más importantes de toda su creación. Y lo digo porque la búsqueda se hizo patente en el otro, a través de una imaginación que celebra la hondura ajena desde la perspectiva de un discurso donde la voz que nos habla suscita la búsqueda de ese otro que el humano lleva en su interior, por eso:


me pregunto con quién y dónde / he despertado esta mañana // abro los ojos: no adivino / (de todos modos nunca es ella) // toso al incorporarme, busco / mis lentes, mi ropa, mis cigarros // y escupo trozos de mi cuerpo / que no logro identificar


Son trozos del otro que han vivido en él.


Y así, “Vivir del otro”, que es vivir en el otro.


 


2

He aquí, en consecuencia, esa “Complicidad”, estar en el otro:


Te comerá la muerte incluso el rostro, dejando libre tu calavera: la que te ha soportado tantos años, sin traicionar tu verdad ni tus mentiras, oscura y fiel, enterrada en tu carne, recibirá al fin su recompensa.


Tócala con respeto y agradecimiento, sin olvidar piedad y cierto humor: después de todo, su futuro es sólo un poco mayor que el tuyo.


Carne de otra carne, carne propia: el poema se ajusta al cuerpo del que desaparece y sigue siendo.


 


3

Dar paso al “Otro”, al cuerpo geográfico afectivo. La tierra donde se nace y se multiplican las almas. Donde ser uno arropado por el gentilicio.


Miranda regresa a una isla, que no es tal pero sí mapa ancestral, al yo que lo conmueve desde España, al otro que no ha dejado de ser. A la vida lejana que se acerca en la memoria a través del que quedó varado como un barco.


España, madre, para morir / más cerca de la tierra // España para dejarme caer de bruces / y dejarme caer de espaldas / y, quizás, madre, no levantarme // mis amigos más bellos y más tristes / mis amigas más tristes y más bellas / los más tiernos, las más fuertes / España, madre, para morir con ellos // y con ellos pudrirme / en la fosa común / que nos espera (…) patria dispersa, pedazos de mi cuerpo / mis amigos no cesen / el simulacro que me salva // pero tampoco me dejen / morir el último.


La patria, la otra, concedida en la vida de todos. La poesía de Miranda se crece en la solidaridad, en el apego a la existencia del otro que lo cubre, que lo celebra y lo salva.


 


4

“Poéticas” saberse desde el otro, el que se concibe y concibe el poema, su esencia y su relevancia. Decir con el otro, en el otro:


¿quien escribe la vida del otro / tiene la muerte de quién? // ¿quien escribe la muerte del otro / muere la vida de quién? // ¿quien del uno y del otro / escribe sobre quién? / ¿quien escribe o quien vive / quien se oculta quién ama // quién se nombra quién muere / al fin detrás de quién? // ¿quién del uno o del otro / sueña escribiendo a quién?


La iteración se ofrece barroca, repetitiva la muerte en la vida del otro, en la secuencia de la respiración, en la fragmentación de la existencia hasta la muerte.


La poética se concentra en el texto: “antes que el poema la situación del poema”, ese otro que estuvo antes del nacimiento de las palabras, y “la situación del poema es el poema”. En otro, en el otro, texto humano, humano texto.


Y en tanto, contradicción, como la poesía:


el poema es una trampa de sentido / que captura nada.


 


5

El otro en la pantalla, la vida en el “Cine”, en ese ajeno que nos mira en gigante desde la tela que fue blanca y ahora es imagen, movimiento sonido, memoria: vida y muerte.


(Por ahí debe andar Cabrera Infante)


¿cómo podría la cámara filmar / la mano que dispara / la bala que atraviesa la habitación / y el cuerpo desplazándose (…) hay muchos trucos en el cine, es cierto / pero ¿cómo podría la mano disparar / y filmar?


Prosa y cine: “travelling” y “fuego”: dos poemas.


(Se me vuelve a ocurrir la presencia de Cabrera Infante y las sardinas. Un desliz. Sólo para recordar que el cine es ese otro donde cabe el otro, en vida y en ficción).


 


6

Elementales:


1

la muerte, entonces ¿se parece a esto?


2

cuando yo me muera / una vez más / nadie lo sabrá / una vez más


3

mi calavera sonríe bajo mi piel / cada vez más descaradamente


4

sonríe / bajo la lluvia / no como un sabio / sino como un tonto / es la última lección / desnudo y solo / con las manos abiertas / bajo la lluvia / sonríe / cuando llegue la muerte


5

este es el mundo / implacable y perfecto


Y así desde el otro, la vida, la ajena y la propia.





https://letralia.com/ciudad-letralia/cronicas-del-olvido/2020/06/29/vida-del-otro-de-julio-e-miranda/


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Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Galina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 


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