miércoles, 26 de julio de 2017

Julio E. Miranda: Me parece peligrosísimo depender editorialmente del Estado. Es mejor depender de los lectores



Julio E. Miranda. fotografía de Miguel Gracia.


Estimados liponautas.


Hoy compartimos con ustedes esta vieja entrevista al escritor venezolano, ya desaparecido, de origen cubano Julio E. Miranda (La Habana, Cuba,1945- Mérida, Venezuela,1998).


En estos momentos donde se debate si hubo  o no un Pum (Boom) editorial, literario o lector en 1998Miranda aporta su opinión de forma contundente sobre el papel que ha tenido el estado venezolano en el mundillo literario local. La entrevista toca otros temas y no tiene desperdicio.

Disfruten de la entrevista.


*******



JULIO MIRANDA: "ESCRIBIR ES UN ACTO  IMPÚDICO..."


Entrevista: Libia Planas
Casi como en el lugar de siempre, posiblemente el más frecuentado por poetas, escritores e intelectuales en Mérida -en la Librería Universitaria- fue la cita con Julio Miranda. La idea de que compartiríamos uno de esos cigarrillos de tabaco fresco y fuerte que él solía fumar, animaba el encuentro, cosa que fue imposible disfrutar esta vez, porque ahora procura, al menos en las mañanas, no cargar de humo sus resentidos pulmones, y porque aquellos ya no se venden en el mercado.
Sin embargo, a tiempo nos fue servido un café, con la libertad de elegir un lugar entre los espacios de libros.
A la espera, y haciendo alarde de mi puntualidad, nos remontamos por aquellos tiempos de Granada, por esa novela corta que es Ciudad con nombre de mujer.
Cansado, o como el dice, más viejo, la entrevista -en relación a otros encuentros- no estuvo impregnada de aquella energía que solía transmitir en sus inicios. No obstante, las pilas se fueron cargando paulatinamente para llegar a aquella ciudad hispana.



-La novela trata de la ciudad de Granada, donde viví y estudié por los años sesenta. Entonces recree un poco el mundo de la época, de un grupo de gente joven que está estudiando y comenzando a escribir y publicar. Que está, a su manera, haciendo cierta oposición. Acuérdese que era el tiempo de Franco. Entonces, por ejemplo, una de las cosas que hacen es organizar un recital de García Lorca, que era un poeta prohibidísimo en Granada, casi un subversivo. Es una novela que ronda a cinco o seis personajes y, por supuesto, habla mucho de la ciudad.
¿Es casi autobiográfica; se podría decir?
- Siempre, aunque escribiera ciencia-ficción, estaría trabajando con elementos autobiográficos. Lo que pasa es que yo he juntado y sintetizado en varios personajes cosas que me han sucedido en otros momentos de la vida y los he retrotraído a Granada. Es una novela que yo llevaba pensando mucho tiempo y al fin la escribí. Claro, es una novela corta.
¿A qué atribuye usted que haya sido galardonada en la IV Bienal de Literatura "Mariano Picón Salas", y qué es lo novedoso en ella?.
No sé. Habría que conocer el resto de las obras que concursaron para dar una opinión. En mi caso, es una novela muy fragmentaria, que trabaja con pequeñas escenas, un poco como lo que hice en Casa de Cuba, donde algunas de las fuentes narrativas son poemas. Pensé que, siendo un grupo de poetas, los poemas tenían que aparecer, pues es lo que ellos escriben. Quizás lo más difícil fue producir poemas que respondieran a los distintos personajes: cada uno tenia una personalidad, preocupaciones, en fin, toda esa carga de cada cual y, desde luego, cada uno tenía que escribir una poesía distinta.
Y, bueno, ya que me preguntas por lo novedoso, quizás pueda ser eso: cada capítulo se cierra con un poema de uno de los personajes. Uno de los capítulos se cierra con varios poemas sobre el mismo tema, y otro de los capítulos se cierra con un poema que han hecho entre varios.


En el 61, a los 17 años, Miranda sale de Cuba, su país natal, para estudiar Filosofía en Granada. Allí permanece por el lapso de cinco años, un tiempo que considera muy importante, muy marcante , como el mismo afirma, agregando que en esa etapa, "aunque suene tonto, te haces hombre". En su caso, también se trataba de hacerse escritor. Es la fuerza de la búsqueda, de la adolescencia hecha furor, y con esa determinación escribe cosas personales, casi un diario.
Es esa literatura melancólica que haces, en primer lugart pensando en que no la lea nadie; pero hay un momento en que pasa a ser una cosa que haces pensando en que se va a publicar, y que la van a leer otros. Digamos que hay un corte, y quizás un momento en que decides acabar con el pudor. Escribir es un acto impúdico, finalmente.



Del Jurado que lo calificó en este género, ¿qué opina?.
-Me pareció realmente un jurado muy riguroso, muy exigente, el cual estuvo integrado por Noé Jitrik, de Argentina, Oscar Rodríguez Ortiz y Antonio López Ortega. Siento una especial de que me haya premiado ese jurado.
De su incursión en distintos géneros; ¿qué ha sido para usted lo más difícil de abordar como creador?
Yo creo que lo que me cuesta más trabajo es la narrativa, finalmente. Primero, siempre tiendo a hacer una narrativa muy breve, y creo que eso es un vicio de poeta, que se acostumbra a escribir unos cuantos versos, lo esencial. Entonces, cuando tienes que narrar, te fastidias. O sea: si el personaje entró, salió, cómo está vestido, etc. Ese tipo de cosas te producen eso. Es tan así que las dos novelas, Casa de Cuba y esta última, son de ochenta a setenta páginas, no llegan a más.

Lo mismo me pasa con el cuento. Yo tengo muchos cuentos, incluso de una página, que no son propiamente minicuentos. Son cuentos, si se quiere, encogidos. Si en una página he dicho todo, eso basta. Pero yo me siento mucho más cómodo en la poesía (que cada vez escribo menos), como en el ensayo, que es un género que me gusta mucho. Permite jugar, narrar. Creo que se puede considerar muchas veces casi un género de ficción. He estado casi seis años sin escribir poesía, y llevaba sin escribir novela desde el noventa.
Al parecer lo fuerte en él es el ensayo. Actualmente sigue escribiendo ensayo, a propósito de un curso que dicta sobre cine, literatura y artes plásticas, cuyos materiales está elaborando.
Son muy conocidos sus ensayos en torno al cine venezolano y cubano Sigue escribiendo sobre este arte, pero más sobre la relación de éste con la literatura.



De ese trabajo, vida, hombre, medio ambiente, ¿Cuál cree usted que debe ser la posición del escritor?.
El escritor debe ser lo más auténtico posible, y no fijarse temas ni necesidades exteriores. Tiene que tratar de escuchar sus voces interiores y responder a ellas lo mejor que pueda. No creo que deba plantearse nada más.
¿Cómo cree que está el movimiento literario; tras la realización de esta última Bienal?.
La Bienal [de Literatura Mariano Picón Salas] de Mérida es un evento distinto de los que se hacen aquí. Las Bienales, hasta ahora, han sido unos concursos con unos premios. Mientras que la Bienal "Mariano Picón Salas" -que ya tiene cuatro convocatorias y ocho años- instauró otro tipo de Bienal: con invitados extranjeros y venezolanos, los mejores posibles, que dan una serie de ponencias, hay lecturas de cuentos, de poemas... Un tipo distinto de Bienal que, por ejemplo, la ha retomado la Bienal "Ramos Sucre" de Cumaná, y ahora, en la convocatoria de este año, la Bienal de Valencia.


Mariano Picón Salas cerca de 1940.

Creo, sin duda, que la Bienal de Mérida ha creado escuela. No es simplemente que se reúne un jurado y hay unos premios, o que se publican los libros alguna vez, sino que se convierte realmente en un evento cultural. En Mérida hay una garantía, la Bienal realmente se desborda sobre la ciudad. Tú ves un interés, ves sesiones donde hay doscientas a trescientas personas, eso es muy importante.
En otras Bienales a las que he ido, sólo ves en las sesiones de conferencias y lecturas de textos de veinte a treinta personas, donde a veces la mitad la conforman los invitados a ese evento.



¿Como escritor, ¿usted vive de su oficio?.
Vivo de lo que hago, en un sentido muy amplio. Aquí no hay un mercado para vivir de lo que uno escribe. Yo hago muchos trabajos infraestructurales para editoriales: corrección de pruebas, de estilo, lecturas de originales. La mitad de lo que gano es de eso.
¿Proyectos particulares?
No. Ninguno. En el campo editorial todas esas que se llaman editoriales alternativas dependen del CONAC (Consejo Nacional de la Cultura, un órgano desaparecido sustituido por el Ministerio de Cultura en la actualidad), sencillamente. Aquí la edición sigue siendo en gran parte un asunto de estado. Del Estado en cualquiera de sus modalidades. Cuando el estado da dinero, se produce, digamos que hay un florecimiento, y cuando no lo da, se distrae.




¿ Ud piensa que el Estado es el que debería dar esos respaldos?
Pienso que debería haber un mercado, pero no lo hay Me parece peligrosísimo depender del Estado. Es mejor depender de tres mil, cinco mil personas, que conocen o no el libro o, en el caso del cine, de un millón o dos millones de personas que van a ver o no la película Si de los libros de literatura vendes mil ejemplares estás muy contento, pero con eso ni vive una editorial ni vive un autor
De lo transitado por ese mundo de vida y letras, ¿qué es lo que más le importa?.
A mi lo único que me importa es que la literatura es mi vida. Yo tengo que escribir, eso es una necesidad absoluta. Trato de expresar lo que debo expresar No vería más nada.



Temas, ¿cualquier tema?.
No cualquier tema. Por ejemplo, yo no voy a escribir de física, yo no sé nada de eso Hay persistencia. Mis campos de trabajo, desde hace años, son la literatura y el cine venezolanos. Pero, digamos, yo no le doy mayor importancia a mi narrativa, o a mi poesía, que a mi trabajo como ensayista o como crítico.

[Esta entrevista, realizada por la periodista Libia Planas, se realizó en enero de 1998, meses antes de la sorpresiva muerte del escritor].

Voz y Escritura (Mérida) (8-9): 221 -234. Diciembre, L 999. 222



No hay comentarios:

Publicar un comentario