Estimados Amigos
No resulta sencillo presentar un artículo del genial Paco Mancera,
alias byPacoMan. Este hombre, al que tengo el placer de llamar
amigo, es un prodigio de la naturaleza, una mente preclara como pocas. Y es que
a su enorme talento como economista se aúna el vasto conocimiento que posee del
género literario, en especial dentro de sus vertientes en la serie negra y la
ciencia ficción. Es todo un erudito al que da gusto leer o escuchar,
preferiblemente con una buena cerveza en la mano.
Un servidor siempre se siente inquieto ante la tesitura de prologar
alguno de sus escritos, todos ellos lecciones magistrales; siempre flota en mi
ánimo el temor de no estar a la altura. Poco se puede añadir a sus palabras sin
pecar de pretencioso, evidenciando un nivel insuficiente de conocimiento. Pero
quienes me conozcan ya sabrán que soy tan inconsciente y temerario como para al
menos intentarlo. Y a eso vamos.
Paco Mancera es un excelente profesor, y eso
se nota; así nos presenta una lección magistral sobre tres conceptos en
apariencia divergentes. Aunque pueda parecer a priori que aunar Economía,
Ciencia Ficción y Feminismo sea un trabajo titánico, más bien una quimera,
resulta una tarea fácil en las manos expertas de este hombre. Con una facilidad
pasmosa, nuestro guía sabe engarzar el hilo conductor y tender un relato no
sólo instructivo, también apasionante.
Las nuevas tecnologías, con la irrupción imparable de la robótica y la
Inteligencia Artificial (IA) en el tejido productivo, han sacudido las bases
del trabajo de una forma drástica. Su crecimiento exponencial no ha hecho más
que comenzar. Una nueva revolución industrial, que no sólo será informática,
también es robótica, amenaza la existencia de millones de puestos de
trabajadores humanos. El luddismo vuelve a extenderse ante la amenaza de una
oleada creciente de paro. Porque los robots y los programas informáticos son
mejores, más baratos y eficaces que los operarios. El ser humano, como parte
del engranaje de la producción, se está volviendo obsoleto. Es innecesario.
No sabemos hacia dónde nos llevará la senda por la que hemos empezado a
circular. Cual vehículo autónomo de Tesla o Uber, avanzamos por la carretera
sin nadie a los mandos, confiados en que todo irá bien. El final puede ser un
precipicio o un muro, desde luego;
todavía es pronto para asegurar nada. Como bien dice uno de los más fervientes
ideólogos del Decrecimiento, el economista francés Serge Latouche: “Quien
cree que un crecimiento infinito es compatible con un planeta finito, o es un
loco, o es un economista”.
La cuestión es que nos planteamos la disyuntiva de seguir creciendo,
gastando recursos hasta explotarlos todos, o bien tratar de no malgastar y
aprender a vivir en un entorno sostenible. Sirva de ejemplo la bombilla de Livermore
en California. Una simple bombilla de 60 watios y con un filamento creado por
Adolphe Chaillet en 1895, la cual todavía sigue encendida de forma
ininterrumpida en la caserna de bomberos de dicha localidad… ¡desde 1901! Hace
ya 117 años, y sigue sin fundirse.
Lejos quedan los tiempos del Cártel Phoebus, el cual acordó que la vida
máxima de las bombillas fuera de 1.000 horas para seguir vendiendo, a la vez
que penalizaba a las empresas que hacían bombillas más duraderas. O del
resistente coche Ford T, del cual todavía circula alguno, derrotado por la
General Motors con su política de cambio de modelos en el Chevrolet. Lo cual
“obligaba” al usuario a cambiar de coche cada tres años. O, como no, de las
medias de nylon, cuya fibra fue retocada para hacerla más frágil y se rompiera
con el tiempo, logrando que las mujeres compraran más. La obsolescencia
programada siempre ha sido una baza en las empresas, una estrategia diseñada
para generar mayor consumo.
La duda que nos asalta es si ahora, con los robots y la IA, también
sucederá lo mismo. Ya sucede con las impresoras, con los componentes
electrónicos y con los programas informáticos. Llegado un punto, dejan de
funcionar, y ya ni siquiera son actualizables. La solución más “barata”, nos
dicen, es comprar un modelo nuevo y desechar el viejo. ¿Sucederá lo mismo con
los robots? ¿Y quién pagará semejante dispendio?
Resulta comprensible que la Ciencia Ficción trate sobre el impacto de
la Economía aplicada a los cambios sociales; después de todo se trata de un género
prospectivo, al menos ésa es su función primordial. Paco Mancera así nos
lo cuenta, pero tiene la habilidad de remontar su mirada hacia el pasado,
buscando el origen primigenio de esta yuxtaposición. No se detiene en Isaac
Asimov, un autor evidente, y se adentra todavía más hacia atrás. Hasta
finales del siglo XIX.
Y al mostrarnos semejante hallazgo, también saca a la luz el tercer
concepto que yo mencionaba al principio. Ya tenemos Economía y Ciencia Ficción,
una combinación que se nos asemeja plausible, al menos a quienes hayamos leído
“Mercaderes del espacio”. Ahora sólo nos falta compaginarlo todo con el
Feminismo. Y ahí es donde surge la figura de la escritora estadounidense Adeline
Knapp (1860-1909). En concreto, sus tres relatos sociales, basados en las
teorías sobre el sufragio universal y la creación de asociaciones de producción
que promulgaba el socialista Ferdinand Lassalle. Todo un avance en
aquella sociedad imperante, incluso en la nuestra.
Sospecho serán pocas las personas que hayan oído hablar de esta mujer,
todo un hito de su tiempo. Escritora, periodista, activista social, educadora,
sin duda más conocida por su tempestuosa relación lesbiana con la también
activista Charlotte Perkins Gilman que por su propia obra, es una
muestra que ya desde antiguo las mujeres escritoras, aún más en la Ciencia
Ficción, han sido ninguneadas y ocultadas al público en general. Más aún dentro
de la cultura hispana, siempre un paso atrás y más conservadora si cabe en
aspectos sociales como pueda ser el feminismo. Una pena, porque el talento de
ésta y otras muchas mujeres es innegable.
Pero no deseo desvelar nada más. Mejor que sea Paco Mancera
quien relate con su prosa precisa y certera la fascinante historia que ha
desempolvado: la unión entre Economía, Ciencia Ficción y Feminismo. Una unión
que, a pesar de provenir de hace más de un siglo atrás, es capaz de crear una
sociedad futura como pudiera ser la nuestra. Con sus claroscuros, sus aciertos
y sus errores. Una sociedad que nos obligue a pensar, haciéndonos mirar en
dirección a ese volante sin conductor que antes mencionaba.
¿Hacia dónde vamos realmente?
¿Hacia dónde vamos realmente?
Economía, Ciencia Ficción y Feminismo, en tan imponente conjunción de
planteamientos se halla la clave. El insigne Paco Mancera nos lo
explicará con precisión; dejémonos arrastrar por su prosa, sin duda será un
guía excepcional en tan extraordinario trayecto.
Pasen y lean, el futuro nos está esperando.
Joan Antoni Fernández.
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Introducción
En estos momentos asistimos
a una curiosa petición: el pago de impuestos a los robots. La Unión Europea está regulando los aspectos jurídicos-éticos del uso y abuso derobots en las fábricas, y también aborda el controvertido tema del pago de
impuesto por robot empleado. Esta cuestión saltó al candelero cuando Bill Gates lo aborda
explícitamente en Febrero de 2017, literalmente opina:
“…"Sin duda,
habrá impuestos relacionados con la automatización. En este momento, si una persona
hace un trabajo valorado en US$50.000 en una fábrica, ese monto es sometido a
impuestos sobre la renta, impuestos de la seguridad social y todas esas cosas.
Si un robot viene para hacer el mismo trabajo, pensarías que habría que ponerle
un impuesto del mismo nivel" …”
Lo diré sin
tapujos, esta propuesta es un verdadero dislate, una estupidez. Mi profesor del
Instituto de Empresa, Enrique Dans, realiza una acertada crítica de toda esta
boutade, en este brillante artículo: Robots e impuestos. Poco añadiré salvo dos
comentarios.
Helicopter Drop |
El progreso SIEMPRE ha beneficiado a la humanidad en su
conjunto, pero no se ha repartido equitativamente: los
que ganaron no compensaron a los que perdieron. Es decir, los ganadores del
progreso son los empresarios que lo pilotan y los consumidores que acaban
obteniendo los bienes producidos a un menor precio. Los perdedores son los
trabajadores que pierden el puesto de trabajo por culpa de la innovación y no
consiguen “reciclarse” y encontrar otro puesto de trabajo. Esto último no
acontece siempre, salvo que la aplicación de la innovación tecnológica sea
masiva y en un reducido periodo de tiempo. Es en este marco de análisis donde
si tiene sentido retardar el uso de robots o dedicar recursos económicos para
el “reciclaje” de los trabajadores despedidos y este impuesto sería una forma
de obtener los recursos necesarios. Pero es curioso que sea Bill Gates, el
responsable del despido masivo de administrativos de millones de oficinas, el
que saque este tema. Bajo sus mismos argumentos, los beneficios de Microsoft
debían haber sido grabados con un impuesto como el que propone por todas
aquellas mecanógrafas, auxiliares administrativos y contables que fueron
despedidos tras adquirir sus programas informáticos. Seguro que de haberse diseñado
e implementado un impuesto semejante al que propone ahora no opinaría así.
Ilustración de Nishant Choksi |
El segundo
comentario es de Ciencia Ficción. Hablamos de robots y pensamos en Isaac Asimov
y su Yo, robot (I, Robot, 1950). Pero Asimov no fue el primero que describió una
máquina con sentimientos, con capacidad de habla e incluso conciencia,
conciencia de clase. Hablo de la escritora de ciencia ficción norteamericana: Adeline Knapp que en su
antología de cuentos de ciencia ficción de 1894: Estudio sobre economía práctica (Studies in Practical Economics, The Arena, Boston) describió una
máquina que fue a la huelga para exigir un aumento de sueldo, ofreciendo los
mismos argumentos que Bill Gates. Adeline es una de las pioneras en la defensa
de lo que actualmente se conoce renta básica universal, es decir el derecho de todo ciudadano a percibir una
cantidad periódica que cubra, al menos, las necesidades vitales sin que por
ello deba contraprestación alguna. No satisfecha con eso, también predijo el Helicopter drop de las modernas teorías de macroeconomía
monetaria y novelizó el modelo del Flujo circular de la Renta.
Adeline Knapp. 1892 |
Pese a todo ello,
Adeline Knapp ha pasado desapercibida en el mundo de la Ciencia Ficción,
incluidos el fandom mundial y español. Tres son las razones para tan injusto
olvido: La primera es por ser mujer, la segunda es por ser de izquierda y la
tercera por cultivar una ciencia ficción soft, muy alejada de los space
opera y el hard. La historia de la Ciencia
Ficción se ha construido a la imagen y semejanza de un joven varón americano
liberal e ingeniero.
Entradilla a la antología
Se Fabrican Esposas por Encargo y Otros Relatos
El mundo asiste a
una ola de feminismo y España se encuentra en la cresta. No es sólo la
demostración de fuerza que supuso la exitosa manifestación del 8 de marzo de 2018 (8-M) pese al nulo apoyo de los partidos de derechas.
Esta ola se percibe en todos los ámbitos: desde la contestación ciudadana a sentencias judiciales como en el caso de la manada hasta llegar a la reivindicación de mayor publicación de las autoras de género fantástico.
El fandom
fantástico no podía por menos que sumarse a esta corriente. Maravilla la gran
cantidad de antologías exclusivamente de escritoras publicadas en estos últimos
años. También han aumentado el número de libros escritos en solitario por
autoras. Todos los movimientos nacen, crecen y mueren. Este también morirá, el
escritor Armando Boix dice que los movimientos literarios son como las crecidas
del Nilo (antes de la construcción de la presa de Asuán) pasan, pero dejan un
limo que rejuvenece la tierra. Espero que la carga de limo de esta ola feminista
sea densa y provechosa para el género fantástico.
Todos los fandoms
son ególatras y les cuesta mirar otra cosa que no sea su ombligo. Esta es la
única explicación que la antología Se
fabrican esposas por encargo y otros relatos (2017) haya pasado casi desapercibida.
A día de hoy (22 de agosto de 2018) no tiene ficha en el repositorio Tercera Fundación, no ha aparecido
reseñada en ningún sitio (salvo en una muy honrosa excepción que ahora comentaré),
ni ha sido nominada a los Ignotus,
ni es posible comprarla en las tiendas especializadas que abastecen al fandom
usualmente (excepto en Estudio Escarlata (Madrid) donde yo la compré, enlace de compra). Esto tiene una explicación lógica, esta antología se ha
realizado fuera de la zona de confort del fandom. La antología ha sido
realizada por dos catedráticas de instituto: Isabel Alquézar Artal y Berta Lázaro
Martínez y editada por una pequeña editorial: IRIS LAZARO EDITORA. Se han
realizado actos de presentaciónen la FNAC de Zaragoza el 20 de Octubre de 2017 este evento se recogió en
el Heraldo de Aragón. Se presentó en Logroño el 8 de Noviembre de 2017 en el ateneo riojano y el evento apareció en Rioja Hoy. Por último se presentó en la sede de la UNED en Tudela el 11 de
abril de 2018. Isabel y Berta ya tradujeron otra antología de una pionera de la
ciencia ficción: Los derechos de los hombres y otras utopías
escrito por Annie Denton Cridge publicado originalmente en 1870 en los EE.UU. y
editado por SININDICE en Marzo de 2013, ni que decir tiene que esta publicación
pasó completamente desapercibida en el fandom.
Berta Lázaro con las manos bajo la barbilla, Isabel Alquezar en medio. Editora María Luisa Lázaro con los brazos cruzados |
La única honrosa excepción
del fandom es la extensa reseña de un viejo conocido: el editor de Fanzine Elfstone
(1989) y los Lothlórien
hablo del zaragozano Santiago García Solans. Esta reseña se público en la web Origen Cuántico el 8 de Enero de 2018, su webmaster Arkaitz Arteaga, hizo un
gran trabajo localizando portadas originales de los distintos textos que
conforman la antología. Origen Cuántico
está nominada a mejor web en los premios Ignotus de 2017, por lo que podemos
asegurar que es popular en el fandom y una buena vía para dar a conocer
novedades a nuestro, siempre endogámico, grupo de aficionados.
Sobre el objetivo y alcance de la antología
voy a ceder la palabra a la prologuista y editora de la antología, María Luisa
Lázaro (tomado del prólogo páginas de 10 a 12):
“… En la actualidad
cada vez se levantan más voces reclamando la inclusión de obras de mujeres, y
de colectivos generalmente olvidados, en los cánones tradicionales y también en
los universitarios, como hace Carmen Servén cuando señala que
“… la especial posición de las mujeres
escritoras en el pasado, su peculiar forma de intervención en el dialogo social
y en el mundo artístico, forman parte de las experiencias creativas a lo largo
de la historia y deben ser objeto de
revisión en clase, si queremos lograr una educación plural y una visión cabal
de los hechos literarios. …”
Tomado de OCNOS. Revista de Estudios
sobre Lectura nº 4 (2008)
(…)
su creciente interés
(el de las antologistas) en un corpus
concreto : ciencia ficción y utopía escrita por mujeres en el siglo XIX hasta
los albores del XX. La ciencia ficción y la utopía femeninas de ese periodo han
sido sistemáticamente relegadas hasta el punto de que su participación en la
creación y expansión de este género puede parecer un fenómeno reciente, que
comenzó en los años sesenta con autoras como Ursula K. Le Guin, Alice B.
Sheldon, Anne McCaffrey y Joanna Russ, entre otras.
La historia oficial
omite en muchas ocasiones la contribución de las escritoras del siglo XIX y
principios del XX pero las obras de Mary Griffith (Three Hundred Years Hence,
1836), Elizabeth Burgoyne Corbett (New Amazonia, 1889), Anna Adolph (Arqtip,
1899), Mary E. Bradley y la ya mencionada Annie Denton Cridge, representaron en
su momento significativos ejemplos de ciencia ficción utópica. Sin embargo, su
aportación, y la de otras muchas mujeres que publicaron sus relatos en las
revistas literarias de la época, al desarrollo de este género ha sido
invariablemente infravalorada e incluso deliberadamente olvidada. Tanto es así
que a pesar del empeño de Isabel y Berta, y del mío, apenas hemos podido
recabar información sobre quienes fueron y qué hicieron estas mujeres, además
de escribir estupendos relatos. …”
Berta Lázaro e Isabel Alquezar |
Dentro de los textos de la Antología sobresalen los tres de Adeline Knapp que conforman un libro. Libro creado con una clara vocación pedagógica. Cedo de nuevo la palabra a María Luisa Lázaro para la presentación de la autora (tomado del prólogo páginas 16 y 17):
“… Adeline Knapp,
periodista, escritora y ensayista, fue en sus comienzos una firme sufragista
que defendió el papel de las mujeres en la vida económica del país y abogó por
la igualdad de sexos. Aunque a lo largo de los años fue evolucionando hacia una
fría indiferencia para terminar siendo una convencida opositora del voto
femenino, Knapp se distinguió por sus esfuerzos a favor de reformas sociales
entre las que destacó su lucha para terminar con el trabajo infantil y extender
la educación obligatoria. Fue también una decidida defensora del medio ambiente
y, como podremos comprobar, fiel seguidora de las ideas de Ferdinand Lassalle.
Efectivamente, en la
Introducción a sus Estudios sobre economía práctica, Knapp se adhiere a las
teorías de Lassalle para denunciar el poder del capital y la no participación
de los trabajadores de los beneficios originados por su esfuerzo. La
preocupación por el impacto de la economía en la sociedad y la situación de los
trabajadores constituía también una de las principales líneas editoriales de The Arena, revista mencionada
anteriormente, por lo que no es extraño que fuera precisamente esta editorial
la que publicara el texto de Knapp, que pone su imaginación al servicio de
estas ideas en los relatos. Las historias, sin embargo, son mucho más
entretenidas, interesantes e inquietantes de lo que el título del libro
sugiere. En ellas se mezclan de forma excelente la utopía y la ciencia ficción
con una fina ironía y una caracterización crítica que ridiculiza ciertos
arquetipos de la sociedad. …”
Berta Lázaro |
La introducción de Estudios sobre economía práctica escrito por la propia autora es esclarecedor: “resolver los problemas económicos que nos apremian”. Para mí, que soy un friki de la ciencia ficción económica estos tres cuentos me saben a gloria. Voy a centrar mi interés en el primero de ellos: La maquina descontenta, en el anexo comento los otros dos cuentos. Pero antes leeremos la introducción completa de la autora y evidenciaremos que básicamente está justificando el cuento que voy a analizar detalladamente. Seguirá lo que opinaron del primer cuento la prologuista y el reseñador García Solans.
Isabel Alquézar Artal |
Introducción al
libro Estudios sobre economía práctica
(Studies in Practical Economics, The Arena, Boston, 1894) de Adeline
Knapp.
Portada original de Studies in Practical Economics, tomada de la web Origen Cuántico. |
“… Desde mi punto de
vista los relatos que componen este volumen son muy oportunos en el momento
actual. La sociedad en su conjunto debe reflexionar para intentar resolver los
problemas económicos que nos apremian, y cualquier circunstancia que ayude a
dirigir la atención del público a tan insólita tarea será bienvenida.
Sobre uno de estos, La máquina descontenta, se ha vertido
la crítica de que defiendo un principio de economía falso, por ello desearía
aclarar algunos aspectos.
Es frecuente oír que
nunca antes en la historia de la humanidad se ha asignado al trabajo un
porcentaje tan alto de los beneficios, que de otra forma recaerían sobre el
capital, pues el noventa por cierto de todos los ingresos de los Estados Unidos
se destinan a salarios.
Por otro lado, es
evidente que el obrero vive hoy peor en este país libre que hace diez o incluso
veinte años. Según los datos del censo de 1880, el salario medio de los
trabajadores estaba entonces ligeramente por debajo de los siete dólares
semanales, mientras que en el censo de 1890 nuestra que es inferior a cinco.
Y a pesar de eso,
resulta que el trabajo absorbe el noventa por ciento de los ingresos
nacionales. Sin duda se trata de un porcentaje altísimo dedicado a una sola
partida, lo que ciertamente contrasta con la queja de los trabajadores de que
es insuficiente.
Este estado de cosas
nos lleva a preguntarnos si de verdad el trabajador percibe lo que le
corresponde por su trabajo, y en La
máquina descontenta he intentado abordar este problema desde un punto de
vista que creo que nadie ha planteado anteriormente.
Partimos de la
premisa de que los sueldos se adaptan, a largo plazo, a lo que una sociedad
necesita, de acuerdo con su nivel de vida, para conservar la vida y perpetuar
la especie. Es lo que se conoce como Ley de los sueldos. Según Lasalle (nota) eso significa, lisa y llanamente,
que los ingresos del trabajador siempre deben ajustarse a lo que se precisa
para vivir con el nivel de vida propio del momento.
La cuestión que
surge ahora es la siguiente: según la denominada Ley de los sueldos el
asalariado no recibe nada para sí. Haciendo un análisis desde una perspectiva
meramente comercial podríamos decir que el trabajo recibe su paga pero ¿qué
recibe el trabajador?
En cualquier empresa
de producción el coste inicial de la maquinaria, el importe de las
reparaciones, recambios, etcétera se detraen de los ingresos brutos de la
compañía. Hoy en día para el patrono la mano de obra es simplemente un
accesorio de su negocio, al igual que las máquinas, y de la misma forma que
estas conllevan ciertos desembolsos en carbón, fuel, repuestos, etcétera para
su correcto funcionamiento, aquella también precisa para producir cierta
inversión en alimentos, vivienda y vestido, que equivalen, por así decirlo, al
carbón, el fuel y el equipamiento de las máquinas. Estos costes están regulados
por la ley arriba mencionada, y para sufragarlos se paga un sueldo a los
empleados, para que puedan vivir. Es, ni más ni menos, lo que les permitirá
ejecutar sus funciones, y la cantidad requerida se carga al apartado de trabajo
en la contabilidad de la empresa, igual que la inversión en maquinaria. Aparte
de esta cuenta de gastos, el asalariado no percibirá nada para sí.
Puede que realmente
el obrero no tenga derecho a nada y que este estado de cosas sea resultado de
su mala suerte. Y ciertamente no puede afirmarse que sea responsabilidad del
patrono el hecho de que cuando el trabajador cumple con su obligación, que no
es sino aportar su trabajo, tenga también que entregarse él mismo. Ese es el
aspecto más trágico de esta situación. La mano de obra, la fuerza de trabajo, es
el propio hombre, y al ofrecer su mercancía no le queda más remedio que
ofrecerse a sí mismo, como individuo, con todo su talento y sus derechos. Y lo
hace de forma literal, aunque lo que se requiere de él, aquello por lo que se
le paga, es solo su mercancía. El ser humano en sí es un elemento superfluo,
además de un inconveniente.
¿Y
el obrero qué opina? Simplemente aguarda, preguntando unas veces de manera
discreta, y otras con clamorosa insistencia; pero también él, como los demás,
debe reflexionar para encontrar una solución real a este problema. …”
Nota: Ferdiand Lasalle (1825 –
1864), sindicalista y uno de los fundadores del Partido Socialdemócrata Alemán,
en su teoría de la Ley del Bronce o del salario.
Es tiempo de leer
la opinión de María Luisa Lázaro, prologuista del libro (tomado del prólogo
página 17):
“… En el primer
relato, “La máquina descontenta”, unos empresarios ávidos de beneficios y
cansados de las exigencias de sus trabajadores deciden sustituirlos por una
máquina capaz de llevar a cabo el trabajo de forma impecable. “La máquina
descontenta” puede clasificarse como ciencia ficción utópica. Ciencia ficción
porque la máquina, protagonista de la historia, aunque carezca de forma humana,
no deja de ser un robot que termina por desarrollar sentimientos similares a
los de los operarios a los que ha sustituido. Y utópica, o más bien distópica,
porque, siguiendo la tendencia de la época, tiene un significativo peso
filosófico que evoca teorías sociales y económicas determinadas. …”
Leamos ahora los
comentarios de la reseña de García Solans sobre el primer cuento:
“…. El primero es
«La máquina descontenta: Un estudio sobre economía», que presenta de forma muy
irónica el tema de la rebelión de las máquinas, aunque con una visión económica
y social y un resultado muy diferente al de «Terminator». Unos empresarios del
sector del calzado instalan en una de sus fábricas una máquina troqueladora que
realiza el trabajo de una cuarta parte de sus operarios, así que pueden
ahorrarse toda esa mano de obra. Sin embargo, algo no va a salir como esperaban
y la consecuente discusión posterior refleja una feroz crítica al sistema que
no permite disfrutar de los beneficios de su trabajo a quien lo ha producido.
…”
Ilustración de Tom Sloan |
Análisis del cuento La máquina descontenta: Un estudio sobre economía (1894) Adeline Knapp.
Dos ideas fuerzas
se constatan en el cuento que avocan a una conclusión no expresada, pero
fácilmente deducible. La primera está relacionada con la Ley de Bronce económica que Adeline Knapp denomina “Ley de los
sueldos” en su introducción, ley reelaborada por el político socialista alemán Ferdinand Lasalle.
Lasalle murió con 39 años lo que troncó una brillante carrera. Conoció a Karl
Mark con el que se carteó y se influenciaron mutuamente. Su "Ley de bronce
económica" (Das echerne
ökonomishe Gesetz, 1863) describe básicamente como los sueldos reales
(elimina el efecto de la inflación en los sueldos nominales o corrientes)
tiende a largo plazo al nivel mínimo que garantiza la subsistencia de los
trabajadores. Si cobran más aprovechan ese excedente para tener más hijos, que
aumentarán la fuerza de trabajo y por tanto aumentará la competencia por
obtener un trabajo lo que acabará bajando los sueldos reales. Si cobran por
debajo, parte de los trabajadores morirán reduciendo la fuerza de trabajo y por
tanto disminuirá la competencia por obtener un trabajo lo que acabará subiendo
los sueldos reales. Ni que decir tiene que este tipo de razonamiento es la base
del cuerpo teórico de la economía neoclásica o marginalista (precisamente por este tipo de análisis en el margen
del equilibrio (fuera del equilibrio)). El concepto original del equilibrio a
largo plazo de los sueldos se remonta al siglo XVIII. El genial economista
inglés David Ricardo publicó un libro titulado Ley de hierro de los sueldos (Iron law of wags, 1817) donde sofisticó
esta teoría del siglo XVIII y que sin duda alguna está en la base del
pensamiento marxista y su premonición del fin del capitalismo.
Knapp en su cuento
nos quiere transmitir en todo momento que el sueldo que perciben los
trabajadores es el de subsistencia, y que por tanto no perciben nada “para
ellos”, nada por encima de lo necesario para su pervivencia. Oigamos a unos de
los empresarios explicárselo a la máquina en huelga reivindicativa de un
aumento del sueldo “para ella” (sin contar el coste de su subsistencia). Página
77 y 78:
“…
—Sí, claro, les pagamos un sueldo, en algunos
casos hasta cuatrocientos dólares al año; pero la mayoría cobran menos de
trescientos. Para que te enteres, la renta media per cápita en los Estados
Unidos es poco más de trescientos dólares, y con ello cada trabajador tiene que
procurarse alimento, que es como el carbón y el aceite para ti; ropa y
mobiliario, que equivalen a la transmisión y las correas; alojamiento; además
tiene que cuidarse para estar sano y, por regla general, mantener a su familia.
En resumen, tiene que hacer por sí solo todo lo que nosotros hacemos por ti, y
que nos supone un coste de más de quinientos dólares al año.
(…)
¿Aún no te ha
quedado claro que solo reciben lo justo para vivir y que nos estamos
enriqueciendo con ellos igual contigo? …”
Para los no
iniciados en la ciencia arcana que es la teoría económica esta forma de pensar
puede parecer confusa, sin embargo es la base misma, es su santo grial, es el coste de oportunidad. La escuela neoclásica usa este mismo
esquema con la retribución del capital pero no la usa con la del trabajo, como
si hace Knapp en el cuento. Para los teóricos de la economía el beneficio
empresarial es lo que sobra del ingreso de la empresa tras pagar a todos los
factores productivos su justo precio: salario de mercado a los trabajadores e
intereses y dividendos de mercado al capital (a los accionistas). Es decir los
accionistas perciben su dividendo según lo fija el mercado y si la empresa ha
ido bien; el beneficio económico (puro remanente). Véase la similitud del
dividendo según mercado con el salario de subsistencia y el beneficio remanente
con el sueldo “para ellos” de los trabajadores. Un ejemplo lo aclarará,
situémonos durante el acoso al gobierno español del socialista Zapatero por
parte de los periódicos económicos de derechas (es decir todos) y el auge sin
precedentes de la prima de riesgo española. La prensa salmón narraba día a día,
hora a hor los movimientos de la prima de riesgo, tras las elecciones nunca más
se supo de la prima, ni de la tía. La prima de riesgo es el diferencial del
tipo de interés que paga la deuda española menos el tipo de interés que paga la
deuda alemana. Así si lo que cobra el poseedor de un título de deuda pública
española es la suma de dos retribuciones (realmente es una, pero es la forma
que los economistas “hacemos” las cosas): la primera es la que fija el mercado
como justa, que en este caso es el tipo de interés de la deuda alemana y la
segunda retribución es la prima de riesgo por tener deuda pública española, que
sería ese sueldo “para los trabajadores” del cuento.
El otro concepto
casi obsesivo que impregna el cuento es el creciente porcentaje de la renta
(básicamente el PIB) que se dedica a sueldos y lo poco que queda para retribuir
al capital. Knapp ya lo citó en la introducción y lo vuelve a hacer en el
cuento. Página 69 y 70:
“… Los empresarios y
nuestro capital nos sentimos desvalidos; somos atacados y casi puestos contra
la pared por las insaciables demandas de los asalariados. La mano de obra va a
acabar absorbiendo todas nuestras ganancias, de hecho, el noventa por ciento de
la renta de los Estados Unidos se va en pagar los sueldos, mientras que solo el
diez por ciento vuelve al capital como remuneración por haber invertido en
empresas útiles. Admito que a veces hemos tenido la tentación de cerrar
nuestros negocios e invertir nuestro dinero de forma más segura y conservadora,
y dedicarnos a disfrutar de la vida sin las molestias que nos causan los
trabajadores, ni el fastidio de las huelgas o los tribunales de arbitraje. …”
El padre de la Contabilidad Nacional estadounidense es el premio Nobel de economía de 1971; Simon Kuznets. Parece
ser que existen estimaciones desde 1843 de la renta nacional americana pero no comenzaron a publicarse
hasta que el congreso de los EE.UU. autorizó al Ministerio de Comercio a
hacerlo tras la crisis de 1929. En el gráfico adjunto se ha representado el
porcentaje que los sueldos representan en la renta nacional desde que se
permitió su publicación. Los datos (descargables aquí)
los he tomado del Bureau of Economic Analysis (bea)
dependiente del Ministerio de Comercio de los EE. UU. Como se observa el
porcentaje en ningún momento supera el 70%. A la luz de esta información es muy
sorprendente la estimación del 90% que utiliza Knapp.
No me ha sido
posible acceder a estimaciones de la renta nacional en la época del cuento que
documenten ese 90%, por lo que es difícil saber que medían exactamente.
Pensando además que no es hasta el siglo XX que se desarrolla las actuales
normas de medición es difícil especular sobre las razones de ese valor tan
elevado, si eran intoxicaciones de la patronal del momento para debilitar la
posición negociadora de los sindicatos o simplemente invención de la autora,
cuestión que descarto.
La sensación que
transmite el cuento es angustiosa, a pesar de que los sueldos no superan el
nivel de subsistencia, cada vez se dedica mayor porcentaje de la producción a
cubrir los sueldos de los trabajadores (el 90%) y las reivindicaciones
salariales en forma de huelgas no paran de crecer. El final de todo esto está
claro: el fin del capitalismo. Knapp no lo enuncia en ningún momento pero como
buena socialista debía conocer perfectamente las premoniciones de El capital. Crítica de la economía política
(Das Kapital, Kritik der politischen
Ökonomie, 1867) de Karl Marx. En el capital se describe el final del
capitalismo por un procedimiento parecido al del cuento, aunque sustancialmente
distinto y más sofisticado. No me extenderé ya que este asunto ya lo analicé en
este
otro artículo donde analizaba el cuento de ciencia ficción económica: Las tijeras (1895) de Nilo Fabra.
Existen en el
cuento dos desarrollos económicos extraños. El
primero es una falacia: “las máquinas no hacen huelgas”, el otro es el
sorprendente mecanismo de competencia que la innovación introduce, aunque en
este caso es fácil entender la razón que lleva a esta situación.
Empecemos con la huelga de las máquinas. En la
página 70:
“… Esa es una de las
cosas buenas que tiene la máquina: no puede hacer huelga. …”
Esa es una leyenda
urbana muy extendida. Aún no existe ninguna empresa del mundo que no requiera
de la intervención de un mínimo de trabajadores humanos para realizar el
proceso productivo, por muy robotizada que esté, aunque simplemente sea el
mantenimiento de los robots. Por lo tanto, sólo se necesita que estos humanos
vayan a la huelga para que las máquinas queden paradas, como si estuvieran en
huelga. En el propio cuento se evidencia lo sencillo que es declarar en huelga
la fábrica: cuando la máquina se declara en huelga los dueños corren a buscar
al humano que cuida de la máquina, un tal Johnson. Página 71:
“… -Perdone que
interrumpa, señor, pero hay un problema con la cortadora grande. Se ha parado.
-¿Y sabe a qué se
debe? Quizás se ha roto alguna pieza… ¿Por qué no se ocupa de ello el
maquinista? ¿Dónde está Johnson? Que yo sepa es él quien tiene que hacerse
cargo. …”
Vaya, para reducir
la posibilidad de huelgas la nueva máquina ha facilitado sobre manera su
exposición, sólo hace falta que Johnson quiera. Eso le da mucho poder… y a la
larga ese poder debe convertirse en un mayor sueldo. Pero no me voy a
adelantar. Pero incluso la autora lo sabe, en la página 78:
“ … Tú no siquiera
podrías trabajar sin su ayuda, es más, incluso te fabricaron ellos, y hoy en
día estás mejor atendida que cualquier operario de la empresa. …”
Veamos ahora la
intención de los empresarios de reducir los sueldos a aquellos empleados que no
fueron despedidos. Páginas 70 y 71:
“…
el señor Horne y el señor Hyde se hallaban anticipando cuál sería la reacción
de sus empleados ante una rebaja generalizada de sus salarios.
(…)
Lo siento por ellos,
pero el negocio es el negocio. Ahora llevamos la delantera y debemos conservar
esa posición. …”
La introducción de
la máquina permite reducir los costes de producción siempre que el ahorro en
sueldos (al despedir a parte de la plantilla) sea mayor que el coste de
mantenimiento de la máquina más su amortización. La amortización es un gasto
que permite recuperar el precio de compra de la máquina. Este ahorro de mano de
obra permite bajar el precio de la producción pero no se traslada todo el
ahorro a un menor precio, entre otras cosa porque hay que amortizar la máquina
como hemos visto, y porque ningún empresario es una ONG,
si invierten es para ganar más, no igual o menos. Luego lo lógico es que el
beneficio del empresario aumente. Recordemos que la competencia aún no tiene
estas máquinas por lo que sus costes siguen siendo los mismos, no pueden
competir con Hyde & Horne.
Evidentemente si la
empresa Hyde & Horne lleva la
delantera es porque ya despidieron a un buen montón de trabajadores. Una bajada
de sueldos a los trabajadores que siguen trabajando, como muy bien predice
Knapp provocará, con alta probabilidad, una huelga. Ya que ahora los débiles
son los empresarios. A parte del coste variable de la producción (aquellos
coste que se tienen si se produce: sueldos, materias primas, combustibles, fungibles
varios) tiene que hace frente a un coste fijo que antes no tenían: la
amortización de la máquina. Si bien es cierto que si se deja de producir (en
caso de huelga por ejemplo) no se incurre en el coste variable, el coste fijo
es cierto se produzca nada, cien o diez mil. Por lo tanto en caso de huelga la
empresa tiene pérdidas reales y no como antes de la adquisición de la máquina,
que sólo se enfrentaban al coste de oportunidad de no estar en huelga: el lucro
cesante del beneficio no realizado. Nadie despide al entrenador cuando va
primero en la tabla… excepto claro está, el Real Madrid con Radomir Antic que fue despedido en la liga 1991-1992 cuando encabezaba la
clasificación, tras finalizar la primera vuelta del campeonato de liga de
fútbol.
Mendoza: ¡Despedido! Antic: Pero si vamos primeros. Mendoza: Pero no das espectáculo. Antic: Eso ya lo das tú… despidiéndome. |
¿Es factible esta
estrategia de bajar sueldos cuando se es el líder del mercado y alguna otra
empresa también ha introducido (o va introducir como en el cuento) la nueva
maquinaria? Sí, si es factible, pero no es necesaria. El mínimo coste de la
nueva competencia será igual que el suyo, salvo que hayan introducido una
reducción adicional de salarios a los trabajadores que no hayan despedido, lo
que de trasladarse al precio de venta reduciéndolo llevaría a una guerra de
precios. Esta espiral de bajar sueldos-precios de venta en las empresas con
maquinaria, no hace más que vaticinar huelgas en ambas empresas. Esta
posibilidad de huelgas en las empresas innovadoras será motivo de alegría en
las empresas que no han introducido todavía las máquinas. Lo normal es que
coludan, igualen sus precio de venta que les permita recuperar la inversión
(vía amortización) y aumentar sus beneficios mientras destruyen a las empresas
que no han comprado la nueva maquinaria. Será más adelante, a medio y largo
plazo, cuando sólo queden empresas con nueva maquinaria cuando la competencia
entre ellas pueda cambiar o no. Pudiendo esta nueva forma de competencia tomar
muchos aspectos: no necesariamente una guerra de precios. Pero como decía más o
menos Keynes a largo plazo todos estaremos calvos.
Uno de los aforismos más destacados del keynesianismo que reivindica la importancia del corto plazo frente al largo plazo reivindicado por la escuela clásica. |
En la realidad
histórica lo que pasó es que los sueldos de los trabajadores de las empresas
líderes en innovación fueron mayores que en el resto de la competencia y el
grado de conflictividad laboral fue menor. Cuando aumenta la productividad
aumenta el pastel a repartir entre trabajadores y empresarios, pudiendo
aumentar su porción todas las partes. Pero recordemos que este cuento nace en
la tradición pesimista marxista, por lo tanto se requiere un mecanismo que haga
decrecer la tasa de beneficio de las empresas, disminuyan los sueldos y
aumenten las huelgas como antesala del fin del capitalismo, de ahí la necesidad
de la estrategia (factible eso sí) descrita por la escritora.
Para finalizar el
análisis del cuento haré dos breves comentarios, que poco o nada aportan al
argumento del cuento.
El primero es
conceptual, el concepto de empresa innovadora. En la página 67 y 68:
“… Ninguna otra
empresa del ramo fabricaba tantos zapatos con esa calidad, acabado, estilo y a
un precio tan bajo como Hyde & Horne. La máquina nueva los producía de
forma mucho más económica que otras firmas con métodos más antiguos y
rudimentarios, así que el deseo de innovar se convirtió en la principal
preocupación de los fabricantes. Hyde
& Horne agotaron su producción nada más comenzar la temporada, y
estaban considerando la posibilidad de incorporar nueva maquinaria. Llegados a
este punto, sus competidores ya se habían convencido, por fin, de que también
ellos debían espabilar o sus productos no tendrían cabida en los mercados. …”
En realidad la
única empresa innovadora es la primera que introduce un cambio en el proceso productivo,
las demás que realizan el mismo cambio son simplemente seguidoras, no
innovadoras. Rizando el rizo, incluso podría decirse que la verdadera
innovación la realiza el fabricante de la máquina que compra Hyde & Horne. Página 67:
“… Era una pieza de
maquinara magnífica y su adquisición había supuesto un enorme desembolso. …”
El último detalle
chirriante es la facilidad con la que Hyde
& Horne acceden a ser visitados por la competencia, lo que facilitará
sobre manera que les copien, reduciendo drásticamente su ventaja competitiva
frente a ellos. Hoy en día eso sería completamente impensable. Página 68:
“… Así pues, una
hermosa mañana los socios de una firma de la competencia, Russett & Tan, visitaron la fábrica de Hyde & Horne y solicitaron examinar la máquina nueva.
—Desde luego, no
faltaba más —replicó Horne cortésmente, y los acompañó al departamento donde se
cortaban las piezas, charlando cordialmente por el camino. …”
Conclusión
Deseo que el trabajo
de Isabel Alquézar y Berta Lázaro permita colocar a este puñado de autoras en
el lugar que les corresponde en la historia de la ciencia ficción. De entre
ellas destaca la figura de Adeline Knapp que no duda en instruir deleitando en una materia árida como la economía. Knapp es
pionera en el uso de la economía como eje de su narración, se adelantó en más
de cincuenta años a las narraciones de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth. No
sólo anticipa modernas y complejísimos teorías macroeconómicas monetarias como
el “lanzamiento de dinero desde un helicóptero”, es una precursora de la renta
mínima básica, anticipa el debate de la regulación de la automatización en la
industria e ilustra conceptos fundamentales de la macroeconomía como el flujo
circular de la renta. Su visión progresista de la economía y de la sociedad la
mueven a cambiar la sociedad en la que vive, escogiendo para ello el vehículo
de la concienciación de clase a través de sus narraciones.
by
PacoMan
ANEXOS, LOS OTROS DOS CUENTOS
El segundo cuento, es
el que más llama la atención: Mil dólares al día: Un experimento
financiero y el que más juego da en su análisis. Veamos qué opina
García Solans de este cuento:
“…El segundo, «Mil
dólares al día: Un experimento financiero», incide en el tema del reparto
universal de la riqueza y sus consecuencias, entre las que se encuentra el
valor de las personas por sus capacidades y no por sus posesiones. El gobierno introduce una radical medida anti
pobreza, el reparto a cada uno de sus ciudadanos de mil dólares al día de forma
continuada. Pero, si todo el mundo tiene sus necesidades económicas, ¿qué
necesidad tiene nadie de trabajar? Y si nadie trabaja, ¿cómo se mantendrán
cubiertas las necesidades mínimas de los ciudadanos, no sólo alimenticias, sino
también energéticas o de transporte? La respuesta no es inesperada, pues ya
antes de la existencia del dinero las sociedades prosperaban. …”
Y la prologuista
del libro. Tomado de la página 17 y 18:
“… En el siguiente
relato incluido en Estudios sobre
economía práctica, “Mil dólares al día”, Knapp propone una reflexión sobre
el impacto que una economía utópica tendría en la sociedad. Imaginen que un día
al abrir el periódico leyeran que el gobierno de los “anti-probeza” ha decidido
repartir el dinero, todo el dinero, entre los habitantes de la nación mayores
de dieciocho años, que a partir de ese momento recibirán mil dólares al día. Antes
de frotarse las manos con la simple idea es necesario recordar que, aunque el
dinero, como señala Brian Stableford (2066:145) (nota), fue una de las primeras y más significativas innovaciones
tecnológicas y permitió establecer una escala externa y exacta que llamamos
precio, no deja de ser la representación de una idea, de una convención
socialmente aceptada sin ningún valor intrínseco. Por lo tanto ¿qué valor
tendría aquel, si todo el mundo tuviera tanto que no necesitara trabajar para
conseguirlo? ¿Qué sucedería? Tras la muy entretenida lectura de “Mil dólares al
día” encontraremos la respuesta de la autora a la pregunta. …”
Nota: Science Fact and Science
Fiction: An Encyclopedia. Routdege, 2006.
Este cuento está
construido sobre una falacia inicial y todo hay que decirlo, sorprendente en la
autora, dada su formación económica. Nada más arrancar el cuento Knapp va
directa al grano (página 83).
“… lo que hace falta
es un distribución equitativa de la riqueza del mundo. A los abotagados
propietarios de bonos de banco, a los ociosos, a los aristócratas de manos
blancas y a los políticos que roban a la gente, a todos hay que tener en
cuenta. Deseamos un reparto del dinero y de los recursos del país tal que haga
a cada hombre independiente de su vecino. Así, de esta manera, el mundo
prosperará realmente, y hasta que eso no ocurra no veremos el fin de la
pobreza, de la miseria y de la interminable lucha que está conduciendo a los
hombres a la desesperación y a la mujeres a la perdición. …”
El gobierno aprueba
(página 86):
“… De momento, y
hasta que el caudal acumulado se redujera, todos los hombres y mujeres del país
mayores de dieciocho años recibirán mil dólares al día. …”
No podría estar más
de acuerdo con la primera frase inicial. Pero confundir dinero con riqueza es
erróneo.
En las decisiones
de cartera de los individuos (en que activos financieros o bienes distribuye su
patrimonio o riqueza los individuos) se tienen en cuenta tres cuestiones de
cada uno de los candidatos: rentabilidad, riesgo y liquidez. Siempre que no se
sea el tío Gilito, el único ser (de ficción o no) que obtiene
satisfacción/utilidad del dinero directamente, no olvidemos su baño diario en
su inmensa caja fuerte de oro.
Tío Gilito o Tío Rico (Creado en 1947 por Carl Barks para Disney) bañándose en su dinero. |
Dentro de los
candidatos a servir de trasvase en el tiempo de la riqueza, uno de ellos es el
dinero, junto a acciones, bonos, joyas, edificios, plazos fijos en el banco, sellos,
tierras y un largo etcétera. El dinero es un activo extremo: es el activo de
mayor liquidez (tiempo y/o pérdida de valor de un activo para convertirse en
dinero), nula rentabilidad y menor riesgo. Del dinero que manejamos sólo una
pequeña fracción es debido a la decisión de cartera. El resto del dinero lo
mantenemos por el motivo transacción (para realizar nuestras compras requerimos
dinero para el pago). Por lo tanto la inmensa mayoría del dinero de una
economía no es riqueza simplemente es dinero transaccional que se usa en las
compras ventas de la economía. Es decir el dinero transaccional está
constantemente cambiando de mandos a una encomiable velocidad.
Distribuir las
reservas de la Reserva Federal (El banco Central de los EE.UU.) no es
distribuir riqueza. Para distribuir la riqueza habría que haber repartido las
acciones, los bonos, las joyas, los edificios y el largo etcétera de activos
que conforman la riqueza.
El dinero tiene el
valor de lo que puede comprar, no tiene valor intrínseco. Bueno eso no es
cierto en 1894. El patrón oro (es decir se podía cambiar el dinero por su
equivalente en oro) estuvo en funcionamiento hasta 1971 cuando el presidente
Nixon rompe el acuerdo de Bretton Woods (desde 1944 sólo el dólar era convertible en oro)
y los EE.UU. dejan de cambiar dólares por oro. Desde entonces el dinero es
fiduciario, no está respaldado por nada, no tiene valor intrínseco (la ley de
la moneda no tiene metales preciosos) solo vale, lo que vale la confianza de
que será aceptada por los demás y el respaldo del estado que la acuña.
Por eso distribuir
las reservas de oro desvaloriza el dinero ya existente. El valor del dinero en
circulación preexistente está respaldado (está valorizado) por las reservas que
se atesoran en la Reserva Federal, por lo que ponerlas en circulación están disminuyendo
valor al dinero. El dinero vale menos, puede comprar menos bienes es como si
los precios de los bienes subieran. Es decir, repartir las reservas de la
Reserva Federal aumentará la inflación
Distribuir mil
dólares diarios cuando el sueldo diario es de dos dólares y medio va a generar
inflación, no un aumento de riqueza permanente y no hará volver al trueque como
forma principal de intercambio. Voy a considerar como no leído el episodio del relato
donde unos fulanos deciden acuñar moneda sin ley (es decir sin metales
preciosos).
Ante una inundación
de dinero los precios y también los salarios nominales crecerán
exponencialmente hasta mantener una relación “adecuada” con la inundación de
efectivo (es decir mantener invariados los salarios reales). Sin embargo en el
cuento los precios permanecen invariables al igual que los salarios nominales…
lo que es del todo incomprensible. Estamos ante una hiperinflación de
libro de texto. Pero libro de texto del siglo XX no del XIX que es cuando
escribe Knapp, en su descarga hay que decir que el mundo aún no había conocido
ningún fenómeno hiperinflacionista que quedara documentado. Además el patrón
oro estaba vigente, (en la ley de la moneda todavía hay una pequeña porción de
oro), lo que es fácil de confundir con riqueza, si a esto le añadimos que el
concepto de dinero es escurridizo es fácil interpretar el “error” de Knapp.
Pero sin duda esta distribución de la riqueza (que no de
las reservas de oro de la Reserva Federal) está íntimamente ligado con el
actual movimiento que reclama una renta
básica para cada individuo, que a su vez enlaza con la cuestión de grabar a
los robots. Veremos que la definición de Wikipedia encaja como un guante en la
premisa de Knapp en este cuento:
“… La renta básica
universal (RBU), también llamada renta básica incondicional (RBI), ingreso
ciudadano, universal demogrant o basic income, es una forma de sistema de
seguridad social en la que todos los ciudadanos o residentes de un país
reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones, ya sea desde un
gobierno o alguna otra institución pública, además de cualquier ingreso
recibido de otros lugares. La recibe todo miembro de pleno derecho o residente
de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en
consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de
cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quién
conviva. …”
Incluso una de las
formas que planteas para financiar esta renta básica es a través de la
impresión de nuevo dinero, exactamente como hace Knapp.
Fue el premio Nobel
de Economía de 1976, Milton Friedman, quien acuñó el término “dinero
de helicóptero” en 1968, para definir una estrategia de la política
monetaria para superar la temible trampa de liquidez (situación que impide que la política
monetaria expansiva tenga efectos positivos en la renta nacional). Esta estrategia
consiste en que la Reserva Federal entregue directamente el nuevo dinero creado
al público, como si fuera lanzado desde un helicóptero, que es exactamente lo
que describe la autora en el cuento. Por desgracia Friedman nunca leyó a Adeline
Knapp, de haberlo hecho esta teoría habría recibido su nombre.
Lo dejo aquí, tengo
pendiente escribir un ensayo sobre el dinero y como ha sido visto por la
Ciencia Ficción, sin duda este cuento será uno de los analizados. Pero eso es
otra historia que merece contarse en otro momento.
El tercer relato El
enfermo: Fábula para adultos, hombres y
mujeres explica la economía como si del sistema sanguíneo se tratase. Sin
duda es el cuento de mayor dificultad en su análisis y del que me atrevo a
comentar poco y lo poco que comento lo hago de puntillas, con más dudas que
certezas. Leamos lo que dice Santiago
García Solans sobre él.
“… Cierra el terceto «El enfermo: Fábula para adultos, hombres y mujeres» donde el cuerpo humano es visto como un sistema productivo, toda la sociedad en conjunto en realidad, y la enfermedad refleja las consecuencias del desequilibrio entre los acumuladores de riqueza y los que la producen pero no la disfrutan. Utilizando de forma poco sutil, al menos para los ojos de un lector del siglo XXI, los resortes de la alegoría en un texto donde cada elemento del cuerpo representa a su vez un elemento de la cadena productiva, desde los obreros —con una triste mirada al trabajo infantil— hasta los acaparadores empresarios, la autora se permite una acerada crítica a la sociedad que la rodea, no tan distinta de la de hoy en día. …”
No comparto la
opinión de la prologista, María Luisa Lázaro, pero creo que enriquece el
análisis de este cuento. Tomado del Prólogo en su página 18:
“… El último de los
relatos de Adeline Knapp que se incluye en este volumen es “El enfermo”, una
historia que constituye, como se indica en el título de la colección, una
lección práctica de economía. “El enfermo” toma la forma de una alegoría, o de
una parábola, para explicar en términos de hematología los aspectos más
negativos de la economía capitalista y sus consecuencias si no se les pone freno.
Como en cualquier alegoría digna de tal nombre, casi todos los elementos de la
historia tienen un valor simbólico. Así, el enfermo sirve como símbolo de la
sociedad en su conjunto, mientras que distintos tipos de glóbulos rojos
representan los diferentes estamentos: trabajadores, empresarios, policías e
incluso inmigrantes en busca de trabajo; los globuillos blancos a los niños
obligados a realizar tareas de adultos; el hígado, a los conglomerados
empresariales que controlan la economía.
A pesar del tono
ligero del relato, la situación que plantea resulta tremendamente inquietante,
sobre todo teniendo en cuenta que no nos retrotrae a tiempos pretéritos sino
que nos recuerda situaciones incómodamente familiares. …”
No conozco teoría
económica que encaje con lo descrito por Knapp en su cuento alegórico. El
arancel con que cada órgano graba el paso de los glóbulos (como los impuestos
que en la edad media se pagaba por cruzar un puente) podría interpretarse como
el beneficio de cada empresa en el eslabón de producción (ejemplo: trigo,
harina, pan) que obtiene el empresario tras pagar el coste de producción,
incluido el coste de capital. Lo que Mark llamó plusvalía y luego la Teoría
Económica llama beneficio (que no coincide con el beneficio contable). Pero no
quedo muy convencido de mi propio argumento.
Ahora bien el
sistema sanguíneo descrito es bastante análogo al flujo circular de la renta
que los economistas franceses Richard Cantillon y François Quesnay
desarrollaron en los Tableau économique en 1758. Está
compuesto de dos flujos: el real (trazo continuo negro en el gráfico adjunto)
que une a las familias y las empresas: las familias ceden los factores
productivos a las empresas para que produzcan y estas a cambio le dan la
producción obtenida. Para facilitar los flujos reales, existen los flujos
monetarios (trazo discontinuo rojo) que contrarrestan los reales. Así de las
empresas a las familias se mueven las
rentas: el pago con dinero a las familias por la venta de los factores
productivos. Con ese dinero las familias pagan la compra de la producción a
través del flujo monetario denominado: gasto. Uniendo un flujo real y su
contraflujo monetario se crea un mercado: el de factores productivos (trabajo,
capital…) y el de bienes y servicios.
Flujo Circular de la
Renta. Elaboración propia.
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Joan Antoni Fernández nació en Barcelona el año 1957, actualmente vive retirado en Argentona. Escritor desde su más tierna infancia ha ido pasando desde ensuciar paredes hasta pergeñar novelas en una progresión ascendente que parece no tener fin. Enfant terrible de la Ci-Fi hispana, ha sido ganador de premios fallidos como el ASCII o el Terra Ignota, que fenecieron sin que el pobre hombre viera un céntimo. Inasequible al desaliento, ha quedado finalista de premios como UPC, Ignotus, Alberto Magno, Espiral, El Melocotón Mecánico y Manuel de Pedrolo, premio éste que finalmente ganó en su edición del 2005. Ha publicado relatos, artículos y reseñas en Ciberpaís, Nexus, A Quien Corresponda, La Plaga, Maelström, Valis, Dark Star, Pulp Magazine, Nitecuento y Gigamesh, así como en las webs Ficción Científica, NGC 3660 y BEM On Line, donde además mantenía junto a Toni Segarra la sección Scrath! dedicada al mundo de los cómics. Que la mayoría de estas publicaciones haya ido cerrando es una simple coincidencia... según su abogado. También es colaborador habitual en todo tipo de libros de antologías, aunque sean de Star Trek ("Últimas Fronteras II"), habiendo participado en más de una docena de ellas (Espiral, Albemuth, Libro Andrómeda, etc.). Hasta la fecha ha publicado siete libros: "Reflejo en el agua", "Policía Sideral", "Vacío Imperfecto", “Esencia divina”, “La mirada del abismo”, “Democracia cibernética” y “A vuestras mentes dispersas”. Además, amenaza con nuevas publicaciones. Su madre piensa que escribe bien, su familia y amigos piensan que sólo escribe y él ni siquiera piensa.
by PacoMan
En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de tres lustros.
Economista y de vocación docente. En la actualidad, trabaja de Director Técnico.
Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog.
Y colabora con el blog de Grupo Li Po
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Actualizada el 02/03/2024