martes, 28 de agosto de 2018

¿COPIÓ BILL GATES LOS ARGUMENTOS DE LA ESCRITORA DEL XIX ADELINE KNAPP? Se Fabrican Esposas por Encargo y Otros Relatos.

Por PacoMan





Estimados Amigos

No resulta sencillo presentar un artículo del genial Paco Mancera, alias byPacoMan. Este hombre, al que tengo el placer de llamar amigo, es un prodigio de la naturaleza, una mente preclara como pocas. Y es que a su enorme talento como economista se aúna el vasto conocimiento que posee del género literario, en especial dentro de sus vertientes en la serie negra y la ciencia ficción. Es todo un erudito al que da gusto leer o escuchar, preferiblemente con una buena cerveza en la mano.

Un servidor siempre se siente inquieto ante la tesitura de prologar alguno de sus escritos, todos ellos lecciones magistrales; siempre flota en mi ánimo el temor de no estar a la altura. Poco se puede añadir a sus palabras sin pecar de pretencioso, evidenciando un nivel insuficiente de conocimiento. Pero quienes me conozcan ya sabrán que soy tan inconsciente y temerario como para al menos intentarlo. Y a eso vamos.

Paco Mancera es un excelente profesor, y eso se nota; así nos presenta una lección magistral sobre tres conceptos en apariencia divergentes. Aunque pueda parecer a priori que aunar Economía, Ciencia Ficción y Feminismo sea un trabajo titánico, más bien una quimera, resulta una tarea fácil en las manos expertas de este hombre. Con una facilidad pasmosa, nuestro guía sabe engarzar el hilo conductor y tender un relato no sólo instructivo, también apasionante.

Las nuevas tecnologías, con la irrupción imparable de la robótica y la Inteligencia Artificial (IA) en el tejido productivo, han sacudido las bases del trabajo de una forma drástica. Su crecimiento exponencial no ha hecho más que comenzar. Una nueva revolución industrial, que no sólo será informática, también es robótica, amenaza la existencia de millones de puestos de trabajadores humanos. El luddismo vuelve a extenderse ante la amenaza de una oleada creciente de paro. Porque los robots y los programas informáticos son mejores, más baratos y eficaces que los operarios. El ser humano, como parte del engranaje de la producción, se está volviendo obsoleto. Es innecesario.

No sabemos hacia dónde nos llevará la senda por la que hemos empezado a circular. Cual vehículo autónomo de Tesla o Uber, avanzamos por la carretera sin nadie a los mandos, confiados en que todo irá bien. El final puede ser un precipicio o un  muro, desde luego; todavía es pronto para asegurar nada. Como bien dice uno de los más fervientes ideólogos del Decrecimiento, el economista francés Serge Latouche: “Quien cree que un crecimiento infinito es compatible con un planeta finito, o es un loco, o es un economista”.

La cuestión es que nos planteamos la disyuntiva de seguir creciendo, gastando recursos hasta explotarlos todos, o bien tratar de no malgastar y aprender a vivir en un entorno sostenible. Sirva de ejemplo la bombilla de Livermore en California. Una simple bombilla de 60 watios y con un filamento creado por Adolphe Chaillet en 1895, la cual todavía sigue encendida de forma ininterrumpida en la caserna de bomberos de dicha localidad… ¡desde 1901! Hace ya 117 años, y sigue sin fundirse.

Lejos quedan los tiempos del Cártel Phoebus, el cual acordó que la vida máxima de las bombillas fuera de 1.000 horas para seguir vendiendo, a la vez que penalizaba a las empresas que hacían bombillas más duraderas. O del resistente coche Ford T, del cual todavía circula alguno, derrotado por la General Motors con su política de cambio de modelos en el Chevrolet. Lo cual “obligaba” al usuario a cambiar de coche cada tres años. O, como no, de las medias de nylon, cuya fibra fue retocada para hacerla más frágil y se rompiera con el tiempo, logrando que las mujeres compraran más. La obsolescencia programada siempre ha sido una baza en las empresas, una estrategia diseñada para generar mayor consumo.

La duda que nos asalta es si ahora, con los robots y la IA, también sucederá lo mismo. Ya sucede con las impresoras, con los componentes electrónicos y con los programas informáticos. Llegado un punto, dejan de funcionar, y ya ni siquiera son actualizables. La solución más “barata”, nos dicen, es comprar un modelo nuevo y desechar el viejo. ¿Sucederá lo mismo con los robots? ¿Y quién pagará semejante dispendio?

Resulta comprensible que la Ciencia Ficción trate sobre el impacto de la Economía aplicada a los cambios sociales; después de todo se trata de un género prospectivo, al menos ésa es su función primordial. Paco Mancera así nos lo cuenta, pero tiene la habilidad de remontar su mirada hacia el pasado, buscando el origen primigenio de esta yuxtaposición. No se detiene en Isaac Asimov, un autor evidente, y se adentra todavía más hacia atrás. Hasta finales del siglo XIX.

Y al mostrarnos semejante hallazgo, también saca a la luz el tercer concepto que yo mencionaba al principio. Ya tenemos Economía y Ciencia Ficción, una combinación que se nos asemeja plausible, al menos a quienes hayamos leído “Mercaderes del espacio”. Ahora sólo nos falta compaginarlo todo con el Feminismo. Y ahí es donde surge la figura de la escritora estadounidense Adeline Knapp (1860-1909). En concreto, sus tres relatos sociales, basados en las teorías sobre el sufragio universal y la creación de asociaciones de producción que promulgaba el socialista Ferdinand Lassalle. Todo un avance en aquella sociedad imperante, incluso en la nuestra.

Sospecho serán pocas las personas que hayan oído hablar de esta mujer, todo un hito de su tiempo. Escritora, periodista, activista social, educadora, sin duda más conocida por su tempestuosa relación lesbiana con la también activista Charlotte Perkins Gilman que por su propia obra, es una muestra que ya desde antiguo las mujeres escritoras, aún más en la Ciencia Ficción, han sido ninguneadas y ocultadas al público en general. Más aún dentro de la cultura hispana, siempre un paso atrás y más conservadora si cabe en aspectos sociales como pueda ser el feminismo. Una pena, porque el talento de ésta y otras muchas mujeres es innegable.

Pero no deseo desvelar nada más. Mejor que sea Paco Mancera quien relate con su prosa precisa y certera la fascinante historia que ha desempolvado: la unión entre Economía, Ciencia Ficción y Feminismo. Una unión que, a pesar de provenir de hace más de un siglo atrás, es capaz de crear una sociedad futura como pudiera ser la nuestra. Con sus claroscuros, sus aciertos y sus errores. Una sociedad que nos obligue a pensar, haciéndonos mirar en dirección a ese volante sin conductor que antes mencionaba.

 ¿Hacia dónde vamos realmente?

Economía, Ciencia Ficción y Feminismo, en tan imponente conjunción de planteamientos se halla la clave. El insigne Paco Mancera nos lo explicará con precisión; dejémonos arrastrar por su prosa, sin duda será un guía excepcional en tan extraordinario trayecto.

Pasen y lean, el futuro nos está esperando.



                                                                                                         Joan Antoni Fernández.


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Introducción

En estos momentos asistimos a una curiosa petición: el pago de impuestos a los robots. La Unión Europea está regulando los aspectos jurídicos-éticos del uso y abuso derobots en las fábricas, y también aborda el controvertido tema del pago de impuesto por robot empleado. Esta cuestión saltó al candelero cuando Bill Gates lo aborda explícitamente en Febrero de 2017, literalmente opina:

“…"Sin duda, habrá impuestos relacionados con la automatización. En este momento, si una persona hace un trabajo valorado en US$50.000 en una fábrica, ese monto es sometido a impuestos sobre la renta, impuestos de la seguridad social y todas esas cosas. Si un robot viene para hacer el mismo trabajo, pensarías que habría que ponerle un impuesto del mismo nivel" …”

Lo diré sin tapujos, esta propuesta es un verdadero dislate, una estupidez. Mi profesor del Instituto de Empresa, Enrique Dans, realiza una acertada crítica de toda esta boutade, en este brillante artículo: Robots e impuestos. Poco añadiré  salvo dos comentarios.


Helicopter Drop

El progreso SIEMPRE ha beneficiado a la humanidad en su conjunto, pero no se ha repartido equitativamente: los que ganaron no compensaron a los que perdieron. Es decir, los ganadores del progreso son los empresarios que lo pilotan y los consumidores que acaban obteniendo los bienes producidos a un menor precio. Los perdedores son los trabajadores que pierden el puesto de trabajo por culpa de la innovación y no consiguen “reciclarse” y encontrar otro puesto de trabajo. Esto último no acontece siempre, salvo que la aplicación de la innovación tecnológica sea masiva y en un reducido periodo de tiempo. Es en este marco de análisis donde si tiene sentido retardar el uso de robots o dedicar recursos económicos para el “reciclaje” de los trabajadores despedidos y este impuesto sería una forma de obtener los recursos necesarios. Pero es curioso que sea Bill Gates, el responsable del despido masivo de administrativos de millones de oficinas, el que saque este tema. Bajo sus mismos argumentos, los beneficios de Microsoft debían haber sido grabados con un impuesto como el que propone por todas aquellas mecanógrafas, auxiliares administrativos y contables que fueron despedidos tras adquirir sus programas informáticos. Seguro que de haberse diseñado e implementado un impuesto semejante al que propone ahora no opinaría así.


Ilustración de Nishant Choksi 

El segundo comentario es de Ciencia Ficción. Hablamos de robots y pensamos en Isaac Asimov y su Yo, robot (I, Robot, 1950). Pero Asimov no fue el primero que describió una máquina con sentimientos, con capacidad de habla e incluso conciencia, conciencia de clase. Hablo de la escritora de ciencia ficción norteamericana: Adeline Knapp que en su antología de cuentos de ciencia ficción de 1894: Estudio sobre economía práctica (Studies in Practical Economics, The Arena, Boston) describió una máquina que fue a la huelga para exigir un aumento de sueldo, ofreciendo los mismos argumentos que Bill Gates. Adeline es una de las pioneras en la defensa de lo que actualmente se conoce renta básica universal, es decir el derecho de todo ciudadano a percibir una cantidad periódica que cubra, al menos, las necesidades vitales sin que por ello deba contraprestación alguna. No satisfecha con eso, también predijo el Helicopter drop de las modernas teorías de macroeconomía monetaria y novelizó el modelo del Flujo circular de la Renta.


Adeline Knapp. 1892


Pese a todo ello, Adeline Knapp ha pasado desapercibida en el mundo de la Ciencia Ficción, incluidos el fandom mundial y español. Tres son las razones para tan injusto olvido: La primera es por ser mujer, la segunda es por ser de izquierda y la tercera por cultivar una ciencia ficción soft, muy alejada de los space opera y el hard. La historia de la Ciencia Ficción se ha construido a la imagen y semejanza de un joven varón americano liberal e ingeniero.




Entradilla a la antología 

Se Fabrican Esposas por Encargo y Otros Relatos

El mundo asiste a una ola de feminismo y España se encuentra en la cresta. No es sólo la demostración de fuerza que supuso la exitosa manifestación del 8 de marzo de 2018 (8-M) pese al nulo apoyo de los partidos de derechas. Esta ola se percibe en todos los ámbitos: desde la contestación ciudadana a sentencias judiciales como en el caso de la manada hasta llegar a la reivindicación de mayor publicación de las autoras de género fantástico.



El fandom fantástico no podía por menos que sumarse a esta corriente. Maravilla la gran cantidad de antologías exclusivamente de escritoras publicadas en estos últimos años. También han aumentado el número de libros escritos en solitario por autoras. Todos los movimientos nacen, crecen y mueren. Este también morirá, el escritor Armando Boix dice que los movimientos literarios son como las crecidas del Nilo (antes de la construcción de la presa de Asuán) pasan, pero dejan un limo que rejuvenece la tierra. Espero que la carga de limo de esta ola feminista sea densa y provechosa para el género fantástico.




Todos los fandoms son ególatras y les cuesta mirar otra cosa que no sea su ombligo. Esta es la única explicación que la antología Se fabrican esposas por encargo y otros relatos (2017) haya pasado casi desapercibida. A día de hoy (22 de agosto de 2018) no tiene ficha en el repositorio Tercera Fundación, no ha aparecido reseñada en ningún sitio (salvo en una muy honrosa excepción que ahora comentaré), ni ha sido nominada a los Ignotus, ni es posible comprarla en las tiendas especializadas que abastecen al fandom usualmente (excepto en Estudio Escarlata (Madrid) donde yo la compré, enlace de compra). Esto tiene una explicación lógica, esta antología se ha realizado fuera de la zona de confort del fandom. La antología ha sido realizada por dos catedráticas de instituto: Isabel Alquézar Artal y Berta Lázaro Martínez y editada por una pequeña editorial: IRIS LAZARO EDITORA. Se han realizado actos de presentaciónen la FNAC de Zaragoza el 20 de Octubre de 2017 este evento se recogió en el Heraldo de Aragón. Se presentó en Logroño el 8 de Noviembre de 2017 en el ateneo riojano y el evento apareció en Rioja Hoy. Por último se presentó en la sede de la UNED en Tudela el 11 de abril de 2018. Isabel y Berta ya tradujeron otra antología de una pionera de la ciencia ficción: Los derechos de los hombres y otras utopías escrito por Annie Denton Cridge publicado originalmente en 1870 en los EE.UU. y editado por SININDICE en Marzo de 2013, ni que decir tiene que esta publicación pasó completamente desapercibida en el fandom.


Berta Lázaro con las manos bajo la barbilla, Isabel Alquezar en medio. Editora María Luisa Lázaro con los brazos cruzados


La única honrosa excepción del fandom es la extensa reseña de un viejo conocido: el editor de Fanzine Elfstone (1989) y los Lothlórien hablo del zaragozano Santiago García Solans. Esta reseña se público en la web Origen Cuántico el 8 de Enero de 2018, su webmaster Arkaitz Arteaga, hizo un gran trabajo localizando portadas originales de los distintos textos que conforman la antología. Origen Cuántico está nominada a mejor web en los premios Ignotus de 2017, por lo que podemos asegurar que es popular en el fandom y una buena vía para dar a conocer novedades a nuestro, siempre endogámico, grupo de aficionados.

Sobre el objetivo y alcance de la antología voy a ceder la palabra a la prologuista y editora de la antología, María Luisa Lázaro (tomado del prólogo páginas de 10 a 12):

“… En la actualidad cada vez se levantan más voces reclamando la inclusión de obras de mujeres, y de colectivos generalmente olvidados, en los cánones tradicionales y también en los universitarios, como hace Carmen Servén cuando señala que

“… la especial posición de las mujeres escritoras en el pasado, su peculiar forma de intervención en el dialogo social y en el mundo artístico, forman parte de las experiencias creativas a lo largo de la historia  y deben ser objeto de revisión en clase, si queremos lograr una educación plural y una visión cabal de los hechos literarios. …”

Tomado de OCNOS. Revista de Estudios sobre Lectura nº 4 (2008)

(…)
su creciente interés (el de las antologistas) en un corpus concreto : ciencia ficción y utopía escrita por mujeres en el siglo XIX hasta los albores del XX. La ciencia ficción y la utopía femeninas de ese periodo han sido sistemáticamente relegadas hasta el punto de que su participación en la creación y expansión de este género puede parecer un fenómeno reciente, que comenzó en los años sesenta con autoras como Ursula K. Le Guin, Alice B. Sheldon, Anne McCaffrey y Joanna Russ, entre otras.




La historia oficial omite en muchas ocasiones la contribución de las escritoras del siglo XIX y principios del XX pero las obras de Mary Griffith (Three Hundred Years Hence, 1836), Elizabeth Burgoyne Corbett (New Amazonia, 1889), Anna Adolph (Arqtip, 1899), Mary E. Bradley y la ya mencionada Annie Denton Cridge, representaron en su momento significativos ejemplos de ciencia ficción utópica. Sin embargo, su aportación, y la de otras muchas mujeres que publicaron sus relatos en las revistas literarias de la época, al desarrollo de este género ha sido invariablemente infravalorada e incluso deliberadamente olvidada. Tanto es así que a pesar del empeño de Isabel y Berta, y del mío, apenas hemos podido recabar información sobre quienes fueron y qué hicieron estas mujeres, además de escribir estupendos relatos. …”

Berta Lázaro e Isabel Alquezar

Dentro de los textos de la Antología sobresalen los tres de Adeline Knapp que conforman un libro. Libro creado con una clara vocación pedagógica. Cedo de nuevo la palabra a María Luisa Lázaro para la presentación de la autora (tomado del prólogo páginas 16 y 17):

“… Adeline Knapp, periodista, escritora y ensayista, fue en sus comienzos una firme sufragista que defendió el papel de las mujeres en la vida económica del país y abogó por la igualdad de sexos. Aunque a lo largo de los años fue evolucionando hacia una fría indiferencia para terminar siendo una convencida opositora del voto femenino, Knapp se distinguió por sus esfuerzos a favor de reformas sociales entre las que destacó su lucha para terminar con el trabajo infantil y extender la educación obligatoria. Fue también una decidida defensora del medio ambiente y, como podremos comprobar, fiel seguidora de las ideas de Ferdinand Lassalle.

Efectivamente, en la Introducción a sus Estudios sobre economía práctica, Knapp se adhiere a las teorías de Lassalle para denunciar el poder del capital y la no participación de los trabajadores de los beneficios originados por su esfuerzo. La preocupación por el impacto de la economía en la sociedad y la situación de los trabajadores constituía también una de las principales líneas editoriales de The Arena, revista mencionada anteriormente, por lo que no es extraño que fuera precisamente esta editorial la que publicara el texto de Knapp, que pone su imaginación al servicio de estas ideas en los relatos. Las historias, sin embargo, son mucho más entretenidas, interesantes e inquietantes de lo que el título del libro sugiere. En ellas se mezclan de forma excelente la utopía y la ciencia ficción con una fina ironía y una caracterización crítica que ridiculiza ciertos arquetipos de la sociedad.  …”

Berta Lázaro

La introducción de Estudios sobre economía práctica escrito por la propia autora es esclarecedor: “resolver los problemas económicos que nos apremian”. Para mí, que soy un friki de la ciencia ficción económica estos tres cuentos me saben a gloria. Voy a centrar mi interés en el primero de ellos: La maquina descontenta, en el anexo comento los otros dos cuentos. Pero antes leeremos la introducción completa de la autora y evidenciaremos que básicamente está justificando el cuento que voy a analizar detalladamente. Seguirá lo que opinaron del primer cuento la prologuista y el reseñador García Solans.


Isabel Alquézar Artal

Introducción al libro Estudios sobre economía práctica (Studies in Practical Economics, The Arena, Boston, 1894) de Adeline Knapp.

Portada original de Studies in Practical Economics, tomada de la web Origen Cuántico.


“… Desde mi punto de vista los relatos que componen este volumen son muy oportunos en el momento actual. La sociedad en su conjunto debe reflexionar para intentar resolver los problemas económicos que nos apremian, y cualquier circunstancia que ayude a dirigir la atención del público a tan insólita tarea será bienvenida.

Sobre uno de estos, La máquina descontenta, se ha vertido la crítica de que defiendo un principio de economía falso, por ello desearía aclarar algunos aspectos.
Es frecuente oír que nunca antes en la historia de la humanidad se ha asignado al trabajo un porcentaje tan alto de los beneficios, que de otra forma recaerían sobre el capital, pues el noventa por cierto de todos los ingresos de los Estados Unidos se destinan a salarios.
Por otro lado, es evidente que el obrero vive hoy peor en este país libre que hace diez o incluso veinte años. Según los datos del censo de 1880, el salario medio de los trabajadores estaba entonces ligeramente por debajo de los siete dólares semanales, mientras que en el censo de 1890 nuestra que es inferior a cinco.
Y a pesar de eso, resulta que el trabajo absorbe el noventa por ciento de los ingresos nacionales. Sin duda se trata de un porcentaje altísimo dedicado a una sola partida, lo que ciertamente contrasta con la queja de los trabajadores de que es insuficiente.
Este estado de cosas nos lleva a preguntarnos si de verdad el trabajador percibe lo que le corresponde por su trabajo, y en La máquina descontenta he intentado abordar este problema desde un punto de vista que creo que nadie ha planteado anteriormente.
Partimos de la premisa de que los sueldos se adaptan, a largo plazo, a lo que una sociedad necesita, de acuerdo con su nivel de vida, para conservar la vida y perpetuar la especie. Es lo que se conoce como Ley de los sueldos. Según Lasalle (nota) eso significa, lisa y llanamente, que los ingresos del trabajador siempre deben ajustarse a lo que se precisa para vivir con el nivel de vida propio del momento.
La cuestión que surge ahora es la siguiente: según la denominada Ley de los sueldos el asalariado no recibe nada para sí. Haciendo un análisis desde una perspectiva meramente comercial podríamos decir que el trabajo recibe su paga pero ¿qué recibe el trabajador?
En cualquier empresa de producción el coste inicial de la maquinaria, el importe de las reparaciones, recambios, etcétera se detraen de los ingresos brutos de la compañía. Hoy en día para el patrono la mano de obra es simplemente un accesorio de su negocio, al igual que las máquinas, y de la misma forma que estas conllevan ciertos desembolsos en carbón, fuel, repuestos, etcétera para su correcto funcionamiento, aquella también precisa para producir cierta inversión en alimentos, vivienda y vestido, que equivalen, por así decirlo, al carbón, el fuel y el equipamiento de las máquinas. Estos costes están regulados por la ley arriba mencionada, y para sufragarlos se paga un sueldo a los empleados, para que puedan vivir. Es, ni más ni menos, lo que les permitirá ejecutar sus funciones, y la cantidad requerida se carga al apartado de trabajo en la contabilidad de la empresa, igual que la inversión en maquinaria. Aparte de esta cuenta de gastos, el asalariado no percibirá nada para sí.
Puede que realmente el obrero no tenga derecho a nada y que este estado de cosas sea resultado de su mala suerte. Y ciertamente no puede afirmarse que sea responsabilidad del patrono el hecho de que cuando el trabajador cumple con su obligación, que no es sino aportar su trabajo, tenga también que entregarse él mismo. Ese es el aspecto más trágico de esta situación. La mano de obra, la fuerza de trabajo, es el propio hombre, y al ofrecer su mercancía no le queda más remedio que ofrecerse a sí mismo, como individuo, con todo su talento y sus derechos. Y lo hace de forma literal, aunque lo que se requiere de él, aquello por lo que se le paga, es solo su mercancía. El ser humano en sí es un elemento superfluo, además de un inconveniente.
¿Y el obrero qué opina? Simplemente aguarda, preguntando unas veces de manera discreta, y otras con clamorosa insistencia; pero también él, como los demás, debe reflexionar para encontrar una solución real a este problema. …”

Nota: Ferdiand Lasalle (1825 – 1864), sindicalista y uno de los fundadores del Partido Socialdemócrata Alemán, en su teoría de la Ley del Bronce o del salario.

Es tiempo de leer la opinión de María Luisa Lázaro, prologuista del libro (tomado del prólogo página 17):

“… En el primer relato, “La máquina descontenta”, unos empresarios ávidos de beneficios y cansados de las exigencias de sus trabajadores deciden sustituirlos por una máquina capaz de llevar a cabo el trabajo de forma impecable. “La máquina descontenta” puede clasificarse como ciencia ficción utópica. Ciencia ficción porque la máquina, protagonista de la historia, aunque carezca de forma humana, no deja de ser un robot que termina por desarrollar sentimientos similares a los de los operarios a los que ha sustituido. Y utópica, o más bien distópica, porque, siguiendo la tendencia de la época, tiene un significativo peso filosófico que evoca teorías sociales y económicas determinadas. …”
Leamos ahora los comentarios de la reseña de García Solans sobre el primer cuento:

“…. El primero es «La máquina descontenta: Un estudio sobre economía», que presenta de forma muy irónica el tema de la rebelión de las máquinas, aunque con una visión económica y social y un resultado muy diferente al de «Terminator». Unos empresarios del sector del calzado instalan en una de sus fábricas una máquina troqueladora que realiza el trabajo de una cuarta parte de sus operarios, así que pueden ahorrarse toda esa mano de obra. Sin embargo, algo no va a salir como esperaban y la consecuente discusión posterior refleja una feroz crítica al sistema que no permite disfrutar de los beneficios de su trabajo a quien lo ha producido. …”


Ilustración de Tom Sloan

Análisis del cuento La máquina descontenta: Un estudio sobre economía (1894) Adeline Knapp.

Dos ideas fuerzas se constatan en el cuento que avocan a una conclusión no expresada, pero fácilmente deducible. La primera está relacionada con la Ley de Bronce económica que Adeline Knapp denomina “Ley de los sueldos” en su introducción, ley reelaborada por el político socialista alemán Ferdinand Lasalle. Lasalle murió con 39 años lo que troncó una brillante carrera. Conoció a Karl Mark con el que se carteó y se influenciaron mutuamente. Su "Ley de bronce económica" (Das echerne ökonomishe Gesetz, 1863) describe básicamente como los sueldos reales (elimina el efecto de la inflación en los sueldos nominales o corrientes) tiende a largo plazo al nivel mínimo que garantiza la subsistencia de los trabajadores. Si cobran más aprovechan ese excedente para tener más hijos, que aumentarán la fuerza de trabajo y por tanto aumentará la competencia por obtener un trabajo lo que acabará bajando los sueldos reales. Si cobran por debajo, parte de los trabajadores morirán reduciendo la fuerza de trabajo y por tanto disminuirá la competencia por obtener un trabajo lo que acabará subiendo los sueldos reales. Ni que decir tiene que este tipo de razonamiento es la base del cuerpo teórico de la economía neoclásica o marginalista (precisamente por este tipo de análisis en el margen del equilibrio (fuera del equilibrio)). El concepto original del equilibrio a largo plazo de los sueldos se remonta al siglo XVIII. El genial economista inglés David Ricardo publicó un libro titulado Ley de hierro de los sueldos (Iron law of wags, 1817) donde sofisticó esta teoría del siglo XVIII y que sin duda alguna está en la base del pensamiento marxista y su premonición del fin del capitalismo.

Knapp en su cuento nos quiere transmitir en todo momento que el sueldo que perciben los trabajadores es el de subsistencia, y que por tanto no perciben nada “para ellos”, nada por encima de lo necesario para su pervivencia. Oigamos a unos de los empresarios explicárselo a la máquina en huelga reivindicativa de un aumento del sueldo “para ella” (sin contar el coste de su subsistencia). Página 77 y 78:

“… Sí, claro, les pagamos un sueldo, en algunos casos hasta cuatrocientos dólares al año; pero la mayoría cobran menos de trescientos. Para que te enteres, la renta media per cápita en los Estados Unidos es poco más de trescientos dólares, y con ello cada trabajador tiene que procurarse alimento, que es como el carbón y el aceite para ti; ropa y mobiliario, que equivalen a la transmisión y las correas; alojamiento; además tiene que cuidarse para estar sano y, por regla general, mantener a su familia. En resumen, tiene que hacer por sí solo todo lo que nosotros hacemos por ti, y que nos supone un coste de más de quinientos dólares al año.
 (…)
¿Aún no te ha quedado claro que solo reciben lo justo para vivir y que nos estamos enriqueciendo con ellos igual contigo? …”

Para los no iniciados en la ciencia arcana que es la teoría económica esta forma de pensar puede parecer confusa, sin embargo es la base misma, es su santo grial, es el coste de oportunidad. La escuela neoclásica usa este mismo esquema con la retribución del capital pero no la usa con la del trabajo, como si hace Knapp en el cuento. Para los teóricos de la economía el beneficio empresarial es lo que sobra del ingreso de la empresa tras pagar a todos los factores productivos su justo precio: salario de mercado a los trabajadores e intereses y dividendos de mercado al capital (a los accionistas). Es decir los accionistas perciben su dividendo según lo fija el mercado y si la empresa ha ido bien; el beneficio económico (puro remanente). Véase la similitud del dividendo según mercado con el salario de subsistencia y el beneficio remanente con el sueldo “para ellos” de los trabajadores. Un ejemplo lo aclarará, situémonos durante el acoso al gobierno español del socialista Zapatero por parte de los periódicos económicos de derechas (es decir todos) y el auge sin precedentes de la prima de riesgo española. La prensa salmón narraba día a día, hora a hor los movimientos de la prima de riesgo, tras las elecciones nunca más se supo de la prima, ni de la tía. La prima de riesgo es el diferencial del tipo de interés que paga la deuda española menos el tipo de interés que paga la deuda alemana. Así si lo que cobra el poseedor de un título de deuda pública española es la suma de dos retribuciones (realmente es una, pero es la forma que los economistas “hacemos” las cosas): la primera es la que fija el mercado como justa, que en este caso es el tipo de interés de la deuda alemana y la segunda retribución es la prima de riesgo por tener deuda pública española, que sería ese sueldo “para los trabajadores” del cuento.

El otro concepto casi obsesivo que impregna el cuento es el creciente porcentaje de la renta (básicamente el PIB) que se dedica a sueldos y lo poco que queda para retribuir al capital. Knapp ya lo citó en la introducción y lo vuelve a hacer en el cuento. Página 69 y 70:

“… Los empresarios y nuestro capital nos sentimos desvalidos; somos atacados y casi puestos contra la pared por las insaciables demandas de los asalariados. La mano de obra va a acabar absorbiendo todas nuestras ganancias, de hecho, el noventa por ciento de la renta de los Estados Unidos se va en pagar los sueldos, mientras que solo el diez por ciento vuelve al capital como remuneración por haber invertido en empresas útiles. Admito que a veces hemos tenido la tentación de cerrar nuestros negocios e invertir nuestro dinero de forma más segura y conservadora, y dedicarnos a disfrutar de la vida sin las molestias que nos causan los trabajadores, ni el fastidio de las huelgas o los tribunales de arbitraje. …”

El padre de la Contabilidad Nacional estadounidense es el premio Nobel de economía de 1971;  Simon Kuznets. Parece ser que existen estimaciones desde 1843 de la renta nacional americana pero no comenzaron a publicarse hasta que el congreso de los EE.UU. autorizó al Ministerio de Comercio a hacerlo tras la crisis de 1929. En el gráfico adjunto se ha representado el porcentaje que los sueldos representan en la renta nacional desde que se permitió su publicación. Los datos (descargables aquí) los he tomado del Bureau of Economic Analysis (bea) dependiente del Ministerio de Comercio de los EE. UU. Como se observa el porcentaje en ningún momento supera el 70%. A la luz de esta información es muy sorprendente la estimación del 90% que utiliza Knapp.

Elaboración propia a partir de datos del Ministerio de Comercio de los EE.UU.

No me ha sido posible acceder a estimaciones de la renta nacional en la época del cuento que documenten ese 90%, por lo que es difícil saber que medían exactamente. Pensando además que no es hasta el siglo XX que se desarrolla las actuales normas de medición es difícil especular sobre las razones de ese valor tan elevado, si eran intoxicaciones de la patronal del momento para debilitar la posición negociadora de los sindicatos o simplemente invención de la autora, cuestión que descarto.

La sensación que transmite el cuento es angustiosa, a pesar de que los sueldos no superan el nivel de subsistencia, cada vez se dedica mayor porcentaje de la producción a cubrir los sueldos de los trabajadores (el 90%) y las reivindicaciones salariales en forma de huelgas no paran de crecer. El final de todo esto está claro: el fin del capitalismo. Knapp no lo enuncia en ningún momento pero como buena socialista debía conocer perfectamente las premoniciones de El capital. Crítica de la economía política (Das Kapital, Kritik der politischen Ökonomie, 1867) de Karl Marx. En el capital se describe el final del capitalismo por un procedimiento parecido al del cuento, aunque sustancialmente distinto y más sofisticado. No me extenderé ya que este asunto ya lo analicé en este otro artículo donde analizaba el cuento de ciencia ficción económica: Las tijeras (1895) de Nilo Fabra.

Existen en el cuento dos desarrollos económicos extraños. El  primero es una falacia: “las máquinas no hacen huelgas”, el otro es el sorprendente mecanismo de competencia que la innovación introduce, aunque en este caso es fácil entender la razón que lleva a esta situación.

Empecemos con la huelga de las máquinas. En la página 70:
“… Esa es una de las cosas buenas que tiene la máquina: no puede hacer huelga. …”

Esa es una leyenda urbana muy extendida. Aún no existe ninguna empresa del mundo que no requiera de la intervención de un mínimo de trabajadores humanos para realizar el proceso productivo, por muy robotizada que esté, aunque simplemente sea el mantenimiento de los robots. Por lo tanto, sólo se necesita que estos humanos vayan a la huelga para que las máquinas queden paradas, como si estuvieran en huelga. En el propio cuento se evidencia lo sencillo que es declarar en huelga la fábrica: cuando la máquina se declara en huelga los dueños corren a buscar al humano que cuida de la máquina, un tal Johnson. Página 71:

“… -Perdone que interrumpa, señor, pero hay un problema con la cortadora grande. Se ha parado.
-¿Y sabe a qué se debe? Quizás se ha roto alguna pieza… ¿Por qué no se ocupa de ello el maquinista? ¿Dónde está Johnson? Que yo sepa es él quien tiene que hacerse cargo. …”
Vaya, para reducir la posibilidad de huelgas la nueva máquina ha facilitado sobre manera su exposición, sólo hace falta que Johnson quiera. Eso le da mucho poder… y a la larga ese poder debe convertirse en un mayor sueldo. Pero no me voy a adelantar. Pero incluso la autora lo sabe, en la página 78:

“ … Tú no siquiera podrías trabajar sin su ayuda, es más, incluso te fabricaron ellos, y hoy en día estás mejor atendida que cualquier operario de la empresa. …”

Veamos ahora la intención de los empresarios de reducir los sueldos a aquellos empleados que no fueron despedidos. Páginas 70 y 71:

“… el señor Horne y el señor Hyde se hallaban anticipando cuál sería la reacción de sus empleados ante una rebaja generalizada de sus salarios.

(…)
Lo siento por ellos, pero el negocio es el negocio. Ahora llevamos la delantera y debemos conservar esa posición. …”

La introducción de la máquina permite reducir los costes de producción siempre que el ahorro en sueldos (al despedir a parte de la plantilla) sea mayor que el coste de mantenimiento de la máquina más su amortización. La amortización es un gasto que permite recuperar el precio de compra de la máquina. Este ahorro de mano de obra permite bajar el precio de la producción pero no se traslada todo el ahorro a un menor precio, entre otras cosa porque hay que amortizar la máquina como hemos visto, y porque ningún empresario es una ONG, si invierten es para ganar más, no igual o menos. Luego lo lógico es que el beneficio del empresario aumente. Recordemos que la competencia aún no tiene estas máquinas por lo que sus costes siguen siendo los mismos, no pueden competir con Hyde & Horne.

Evidentemente si la empresa Hyde & Horne lleva la delantera es porque ya despidieron a un buen montón de trabajadores. Una bajada de sueldos a los trabajadores que siguen trabajando, como muy bien predice Knapp provocará, con alta probabilidad, una huelga. Ya que ahora los débiles son los empresarios. A parte del coste variable de la producción (aquellos coste que se tienen si se produce: sueldos, materias primas, combustibles, fungibles varios) tiene que hace frente a un coste fijo que antes no tenían: la amortización de la máquina. Si bien es cierto que si se deja de producir (en caso de huelga por ejemplo) no se incurre en el coste variable, el coste fijo es cierto se produzca nada, cien o diez mil. Por lo tanto en caso de huelga la empresa tiene pérdidas reales y no como antes de la adquisición de la máquina, que sólo se enfrentaban al coste de oportunidad de no estar en huelga: el lucro cesante del beneficio no realizado. Nadie despide al entrenador cuando va primero en la tabla… excepto claro está, el Real Madrid con Radomir Antic que fue despedido en la liga 1991-1992 cuando encabezaba la clasificación, tras finalizar la primera vuelta del campeonato de liga de fútbol.

Mendoza: ¡Despedido! Antic: Pero si vamos primeros. Mendoza: Pero no das espectáculo. Antic: Eso ya lo das tú… despidiéndome.


¿Es factible esta estrategia de bajar sueldos cuando se es el líder del mercado y alguna otra empresa también ha introducido (o va introducir como en el cuento) la nueva maquinaria? Sí, si es factible, pero no es necesaria. El mínimo coste de la nueva competencia será igual que el suyo, salvo que hayan introducido una reducción adicional de salarios a los trabajadores que no hayan despedido, lo que de trasladarse al precio de venta reduciéndolo llevaría a una guerra de precios. Esta espiral de bajar sueldos-precios de venta en las empresas con maquinaria, no hace más que vaticinar huelgas en ambas empresas. Esta posibilidad de huelgas en las empresas innovadoras será motivo de alegría en las empresas que no han introducido todavía las máquinas. Lo normal es que coludan, igualen sus precio de venta que les permita recuperar la inversión (vía amortización) y aumentar sus beneficios mientras destruyen a las empresas que no han comprado la nueva maquinaria. Será más adelante, a medio y largo plazo, cuando sólo queden empresas con nueva maquinaria cuando la competencia entre ellas pueda cambiar o no. Pudiendo esta nueva forma de competencia tomar muchos aspectos: no necesariamente una guerra de precios. Pero como decía más o menos Keynes a largo plazo todos estaremos calvos.

Uno de los aforismos más destacados del keynesianismo que reivindica la importancia del corto plazo frente al largo plazo reivindicado por la escuela clásica.


En la realidad histórica lo que pasó es que los sueldos de los trabajadores de las empresas líderes en innovación fueron mayores que en el resto de la competencia y el grado de conflictividad laboral fue menor. Cuando aumenta la productividad aumenta el pastel a repartir entre trabajadores y empresarios, pudiendo aumentar su porción todas las partes. Pero recordemos que este cuento nace en la tradición pesimista marxista, por lo tanto se requiere un mecanismo que haga decrecer la tasa de beneficio de las empresas, disminuyan los sueldos y aumenten las huelgas como antesala del fin del capitalismo, de ahí la necesidad de la estrategia (factible eso sí) descrita por la escritora.

Para finalizar el análisis del cuento haré dos breves comentarios, que poco o nada aportan al argumento del cuento.

El primero es conceptual, el concepto de empresa innovadora. En la página 67 y 68:

“… Ninguna otra empresa del ramo fabricaba tantos zapatos con esa calidad, acabado, estilo y a un precio tan bajo como Hyde & Horne. La máquina nueva los producía de forma mucho más económica que otras firmas con métodos más antiguos y rudimentarios, así que el deseo de innovar se convirtió en la principal preocupación de los fabricantes. Hyde & Horne agotaron su producción nada más comenzar la temporada, y estaban considerando la posibilidad de incorporar nueva maquinaria. Llegados a este punto, sus competidores ya se habían convencido, por fin, de que también ellos debían espabilar o sus productos no tendrían cabida en los mercados. …”

En realidad la única empresa innovadora es la primera que introduce un cambio en el proceso productivo, las demás que realizan el mismo cambio son simplemente seguidoras, no innovadoras. Rizando el rizo, incluso podría decirse que la verdadera innovación la realiza el fabricante de la máquina que compra Hyde & Horne. Página 67:

“… Era una pieza de maquinara magnífica y su adquisición había supuesto un enorme desembolso. …”

El último detalle chirriante es la facilidad con la que Hyde & Horne acceden a ser visitados por la competencia, lo que facilitará sobre manera que les copien, reduciendo drásticamente su ventaja competitiva frente a ellos. Hoy en día eso sería completamente impensable. Página 68:

“… Así pues, una hermosa mañana los socios de una firma de la competencia, Russett & Tan, visitaron la fábrica de Hyde & Horne y solicitaron examinar la máquina nueva.

—Desde luego, no faltaba más —replicó Horne cortésmente, y los acompañó al departamento donde se cortaban las piezas, charlando cordialmente por el camino. …”

Conclusión

Deseo que el trabajo de Isabel Alquézar y Berta Lázaro permita colocar a este puñado de autoras en el lugar que les corresponde en la historia de la ciencia ficción. De entre ellas destaca la figura de Adeline Knapp que no duda en instruir deleitando en una materia árida como la economía. Knapp es pionera en el uso de la economía como eje de su narración, se adelantó en más de cincuenta años a las narraciones de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth. No sólo anticipa modernas y complejísimos teorías macroeconómicas monetarias como el “lanzamiento de dinero desde un helicóptero”, es una precursora de la renta mínima básica, anticipa el debate de la regulación de la automatización en la industria e ilustra conceptos fundamentales de la macroeconomía como el flujo circular de la renta. Su visión progresista de la economía y de la sociedad la mueven a cambiar la sociedad en la que vive, escogiendo para ello el vehículo de la concienciación de clase a través de sus narraciones.
by PacoMan


ANEXOS, LOS OTROS DOS CUENTOS


El segundo cuento, es el que más llama la atención: Mil dólares al día: Un experimento financiero y el que más juego da en su análisis. Veamos qué opina García Solans de este cuento:

“…El segundo, «Mil dólares al día: Un experimento financiero», incide en el tema del reparto universal de la riqueza y sus consecuencias, entre las que se encuentra el valor de las personas por sus capacidades y no por sus posesiones.  El gobierno introduce una radical medida anti pobreza, el reparto a cada uno de sus ciudadanos de mil dólares al día de forma continuada. Pero, si todo el mundo tiene sus necesidades económicas, ¿qué necesidad tiene nadie de trabajar? Y si nadie trabaja, ¿cómo se mantendrán cubiertas las necesidades mínimas de los ciudadanos, no sólo alimenticias, sino también energéticas o de transporte? La respuesta no es inesperada, pues ya antes de la existencia del dinero las sociedades prosperaban. …”
Y la prologuista del libro. Tomado de la página 17 y 18:

“… En el siguiente relato incluido en Estudios sobre economía práctica, “Mil dólares al día”, Knapp propone una reflexión sobre el impacto que una economía utópica tendría en la sociedad. Imaginen que un día al abrir el periódico leyeran que el gobierno de los “anti-probeza” ha decidido repartir el dinero, todo el dinero, entre los habitantes de la nación mayores de dieciocho años, que a partir de ese momento recibirán mil dólares al día. Antes de frotarse las manos con la simple idea es necesario recordar que, aunque el dinero, como señala Brian Stableford (2066:145) (nota), fue una de las primeras y más significativas innovaciones tecnológicas y permitió establecer una escala externa y exacta que llamamos precio, no deja de ser la representación de una idea, de una convención socialmente aceptada sin ningún valor intrínseco. Por lo tanto ¿qué valor tendría aquel, si todo el mundo tuviera tanto que no necesitara trabajar para conseguirlo? ¿Qué sucedería? Tras la muy entretenida lectura de “Mil dólares al día” encontraremos la respuesta de la autora a la pregunta. …”

Nota: Science Fact and Science Fiction: An Encyclopedia. Routdege, 2006.

Este cuento está construido sobre una falacia inicial y todo hay que decirlo, sorprendente en la autora, dada su formación económica. Nada más arrancar el cuento Knapp va directa al grano (página 83).

“… lo que hace falta es un distribución equitativa de la riqueza del mundo. A los abotagados propietarios de bonos de banco, a los ociosos, a los aristócratas de manos blancas y a los políticos que roban a la gente, a todos hay que tener en cuenta. Deseamos un reparto del dinero y de los recursos del país tal que haga a cada hombre independiente de su vecino. Así, de esta manera, el mundo prosperará realmente, y hasta que eso no ocurra no veremos el fin de la pobreza, de la miseria y de la interminable lucha que está conduciendo a los hombres a la desesperación y a la mujeres a la perdición. …”

El gobierno aprueba (página 86):

“… De momento, y hasta que el caudal acumulado se redujera, todos los hombres y mujeres del país mayores de dieciocho años recibirán mil dólares al día. …”

No podría estar más de acuerdo con la primera frase inicial. Pero confundir dinero con riqueza es erróneo.

En las decisiones de cartera de los individuos (en que activos financieros o bienes distribuye su patrimonio o riqueza los individuos) se tienen en cuenta tres cuestiones de cada uno de los candidatos: rentabilidad, riesgo y liquidez. Siempre que no se sea el tío Gilito, el único ser (de ficción o no) que obtiene satisfacción/utilidad del dinero directamente, no olvidemos su baño diario en su inmensa caja fuerte de oro.

Tío Gilito o Tío Rico (Creado en 1947 por Carl Barks para Disney) bañándose en su dinero.

Dentro de los candidatos a servir de trasvase en el tiempo de la riqueza, uno de ellos es el dinero, junto a acciones, bonos, joyas, edificios, plazos fijos en el banco, sellos, tierras y un largo etcétera. El dinero es un activo extremo: es el activo de mayor liquidez (tiempo y/o pérdida de valor de un activo para convertirse en dinero), nula rentabilidad y menor riesgo. Del dinero que manejamos sólo una pequeña fracción es debido a la decisión de cartera. El resto del dinero lo mantenemos por el motivo transacción (para realizar nuestras compras requerimos dinero para el pago). Por lo tanto la inmensa mayoría del dinero de una economía no es riqueza simplemente es dinero transaccional que se usa en las compras ventas de la economía. Es decir el dinero transaccional está constantemente cambiando de mandos a una encomiable velocidad.

Distribuir las reservas de la Reserva Federal (El banco Central de los EE.UU.) no es distribuir riqueza. Para distribuir la riqueza habría que haber repartido las acciones, los bonos, las joyas, los edificios y el largo etcétera de activos que conforman la riqueza.

El dinero tiene el valor de lo que puede comprar, no tiene valor intrínseco. Bueno eso no es cierto en 1894. El patrón oro (es decir se podía cambiar el dinero por su equivalente en oro) estuvo en funcionamiento hasta 1971 cuando el presidente Nixon rompe el acuerdo de Bretton Woods (desde 1944 sólo el dólar era convertible en oro) y los EE.UU. dejan de cambiar dólares por oro. Desde entonces el dinero es fiduciario, no está respaldado por nada, no tiene valor intrínseco (la ley de la moneda no tiene metales preciosos) solo vale, lo que vale la confianza de que será aceptada por los demás y el respaldo del estado que la acuña.

Por eso distribuir las reservas de oro desvaloriza el dinero ya existente. El valor del dinero en circulación preexistente está respaldado (está valorizado) por las reservas que se atesoran en la Reserva Federal, por lo que ponerlas en circulación están disminuyendo valor al dinero. El dinero vale menos, puede comprar menos bienes es como si los precios de los bienes subieran. Es decir, repartir las reservas de la Reserva Federal aumentará la inflación

Distribuir mil dólares diarios cuando el sueldo diario es de dos dólares y medio va a generar inflación, no un aumento de riqueza permanente y no hará volver al trueque como forma principal de intercambio. Voy a considerar como no leído el episodio del relato donde unos fulanos deciden acuñar moneda sin ley (es decir sin metales preciosos).

Ante una inundación de dinero los precios y también los salarios nominales crecerán exponencialmente hasta mantener una relación “adecuada” con la inundación de efectivo (es decir mantener invariados los salarios reales). Sin embargo en el cuento los precios permanecen invariables al igual que los salarios nominales… lo que es del todo incomprensible. Estamos ante una hiperinflación de libro de texto. Pero libro de texto del siglo XX no del XIX que es cuando escribe Knapp, en su descarga hay que decir que el mundo aún no había conocido ningún fenómeno hiperinflacionista que quedara documentado. Además el patrón oro estaba vigente, (en la ley de la moneda todavía hay una pequeña porción de oro), lo que es fácil de confundir con riqueza, si a esto le añadimos que el concepto de dinero es escurridizo es fácil interpretar el “error” de Knapp.

Pero sin duda esta distribución de la riqueza (que no de las reservas de oro de la Reserva Federal) está íntimamente ligado con el actual movimiento que reclama una renta básica para cada individuo, que a su vez enlaza con la cuestión de grabar a los robots. Veremos que la definición de Wikipedia encaja como un guante en la premisa de Knapp en este cuento:

“… La renta básica universal (RBU), también llamada renta básica incondicional (RBI), ingreso ciudadano, universal demogrant​ o basic income,​ es una forma de sistema de seguridad social​ en la que todos los ciudadanos o residentes de un país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones, ya sea desde un gobierno o alguna otra institución pública, además de cualquier ingreso recibido de otros lugares. La recibe todo miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma, independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quién conviva. …”
Incluso una de las formas que planteas para financiar esta renta básica es a través de la impresión de nuevo dinero, exactamente como hace Knapp.

Fue el premio Nobel de Economía de 1976, Milton Friedman, quien acuñó el término “dinero de helicóptero” en 1968, para definir una estrategia de la política monetaria para superar la temible trampa de liquidez (situación que impide que la política monetaria expansiva tenga efectos positivos en la renta nacional). Esta estrategia consiste en que la Reserva Federal entregue directamente el nuevo dinero creado al público, como si fuera lanzado desde un helicóptero, que es exactamente lo que describe la autora en el cuento. Por desgracia Friedman nunca leyó a Adeline Knapp, de haberlo hecho esta teoría habría recibido su nombre.

Lo dejo aquí, tengo pendiente escribir un ensayo sobre el dinero y como ha sido visto por la Ciencia Ficción, sin duda este cuento será uno de los analizados. Pero eso es otra historia que merece contarse en otro momento.

El tercer relato El enfermo: Fábula para adultos, hombres y mujeres explica la economía como si del sistema sanguíneo se tratase. Sin duda es el cuento de mayor dificultad en su análisis y del que me atrevo a comentar poco y lo poco que comento lo hago de puntillas, con más dudas que certezas. Leamos lo que dice  Santiago García Solans sobre él.

“… Cierra el terceto «El enfermo: Fábula para adultos, hombres y mujeres» donde el cuerpo humano es visto como un sistema productivo, toda la sociedad en conjunto en realidad, y la enfermedad refleja las consecuencias del desequilibrio entre los acumuladores de riqueza y los que la producen pero no la disfrutan. Utilizando de forma poco sutil, al menos para los ojos de un lector del siglo XXI, los resortes de la alegoría en un texto donde cada elemento del cuerpo representa a su vez un elemento de la cadena productiva, desde los obreros —con una triste mirada al trabajo infantil— hasta los acaparadores empresarios, la autora se permite una acerada crítica a la sociedad que la rodea, no tan distinta de la de hoy en día. …”
No comparto la opinión de la prologista, María Luisa Lázaro, pero creo que enriquece el análisis de este cuento. Tomado del Prólogo en su página 18:

“… El último de los relatos de Adeline Knapp que se incluye en este volumen es “El enfermo”, una historia que constituye, como se indica en el título de la colección, una lección práctica de economía. “El enfermo” toma la forma de una alegoría, o de una parábola, para explicar en términos de hematología los aspectos más negativos de la economía capitalista y sus consecuencias si no se les pone freno. Como en cualquier alegoría digna de tal nombre, casi todos los elementos de la historia tienen un valor simbólico. Así, el enfermo sirve como símbolo de la sociedad en su conjunto, mientras que distintos tipos de glóbulos rojos representan los diferentes estamentos: trabajadores, empresarios, policías e incluso inmigrantes en busca de trabajo; los globuillos blancos a los niños obligados a realizar tareas de adultos; el hígado, a los conglomerados empresariales que controlan la economía.
A pesar del tono ligero del relato, la situación que plantea resulta tremendamente inquietante, sobre todo teniendo en cuenta que no nos retrotrae a tiempos pretéritos sino que nos recuerda situaciones incómodamente familiares. …”
No conozco teoría económica que encaje con lo descrito por Knapp en su cuento alegórico. El arancel con que cada órgano graba el paso de los glóbulos (como los impuestos que en la edad media se pagaba por cruzar un puente) podría interpretarse como el beneficio de cada empresa en el eslabón de producción (ejemplo: trigo, harina, pan) que obtiene el empresario tras pagar el coste de producción, incluido el coste de capital. Lo que Mark llamó plusvalía y luego la Teoría Económica llama beneficio (que no coincide con el beneficio contable). Pero no quedo muy convencido de mi propio argumento.

Ahora bien el sistema sanguíneo descrito es bastante análogo al flujo circular de la renta que los economistas franceses Richard Cantillon y François Quesnay desarrollaron en los Tableau économique en 1758. Está compuesto de dos flujos: el real (trazo continuo negro en el gráfico adjunto) que une a las familias y las empresas: las familias ceden los factores productivos a las empresas para que produzcan y estas a cambio le dan la producción obtenida. Para facilitar los flujos reales, existen los flujos monetarios (trazo discontinuo rojo) que contrarrestan los reales. Así de las empresas a  las familias se mueven las rentas: el pago con dinero a las familias por la venta de los factores productivos. Con ese dinero las familias pagan la compra de la producción a través del flujo monetario denominado: gasto. Uniendo un flujo real y su contraflujo monetario se crea un mercado: el de factores productivos (trabajo, capital…) y el de bienes y servicios.



 Flujo Circular de la Renta. Elaboración propia.


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Joan Antoni Fernández nació en Barcelona el año 1957, actualmente vive retirado en Argentona. Escritor desde su más tierna infancia ha ido pasando desde ensuciar paredes hasta pergeñar novelas en una progresión ascendente que parece no tener fin. Enfant terrible de la Ci-Fi hispana, ha sido ganador de premios fallidos como el ASCII o el Terra Ignota, que fenecieron sin que el pobre hombre viera un céntimo. Inasequible al desaliento, ha quedado finalista de premios como UPC, Ignotus, Alberto Magno, Espiral, El Melocotón Mecánico y Manuel de Pedrolo, premio éste que finalmente ganó en su edición del 2005. Ha publicado relatos, artículos y reseñas en Ciberpaís, Nexus, A Quien Corresponda, La Plaga, Maelström, Valis, Dark Star, Pulp Magazine, Nitecuento y Gigamesh, así como en las webs Ficción Científica, NGC 3660 y BEM On Line, donde además mantenía junto a Toni Segarra la sección Scrath! dedicada al mundo de los cómics. Que la mayoría de estas publicaciones haya ido cerrando es una simple coincidencia... según su abogado. También es colaborador habitual en todo tipo de libros de antologías, aunque sean de Star Trek ("Últimas Fronteras II"), habiendo participado en más de una docena de ellas (Espiral, Albemuth, Libro Andrómeda, etc.). Hasta la fecha ha publicado siete libros: "Reflejo en el agua", "Policía Sideral", "Vacío Imperfecto", “Esencia divina”, “La mirada del abismo”, “Democracia cibernética” y “A vuestras mentes dispersas”. Además, amenaza con nuevas publicaciones. Su madre piensa que escribe bien, su familia y amigos piensan que sólo escribe y él ni siquiera piensa.

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by PacoMan 

En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de tres lustros.

Economista y de vocación docente. En la actualidad, trabaja de Director Técnico.


Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog.

Y colabora con el blog de Grupo Li Po


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                                                                                                        Actualizada el 02/03/2024

1 comentario:

  1. Muchas gracias a Joan Antoni Fernández y a Paco Mancera por su interés en el libro Se fabrican esposas por encargo y otros relatos y por sus comentarios y amplia reseña. Soy Berta Lázaro, co-traductora del mismo. Sacar adelante este tipo de proyectos, totalmente independientes, supone esfuerzo y trabajo y agradecemos mucho su difusión. Además de las referencias que se mencionan sobre nuestro trabajo en prensa y blogs me permito añadir la de José Manuel Blanco en Hoja de Router (eldiario.es) "Se fabrican esposas":la tecnología que predijeron las mujeres hace un siglo y la de TERBI (Tertulia fantástica de Bilbao)
    También me gustaría aclarar que en las fotografías que se adjuntan no es correcta la identificación: las imágenes y los nombres de Isabel ALquézar y el mío, Berta Lázaro, están intercambiados. La persona que nos acompaña en la mesa es Mª Luisa Lázaro, que es la prologuista, no la editora.
    Por último comentar que el libro está disponible y recomendado en muchas librerías de España (Las Heras de Soria, Cerezo en Logroño, La Puerta de Tannhauser en Plasencia, Louise Michell en Bilbao, Cálamo, Fnac, Casa del Libro, La Pantera Rosa, Central de Zaragoza, Mujeres y Compañía en Madrid, y muchas más, y disponible en Distribuciones Circula de Zaragoza.
    Repito nuestro agradecimiento y os mando un saludo afectuoso.

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