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miércoles, 27 de diciembre de 2023

“Caroní. Polvo de oro”: Una mirada de Marisol Marrero que nos descubre Guayana

 


“Caroní. Polvo de oro”, volvamos la mirada a Guayana


“Adentrarse en las páginas de esta gran novela permite acercarse y conocer la magnitud del regalo divino que hemos recibido y a la vez nos impulsa a corresponder con nuestros esfuerzos y afán de logros, a encontrar los caminos para preservar lo natural. ¿Estamos al nivel de este patrimonio no calificable o cuantificable que yace en el sur del territorio?, ¿estamos a la altura ética como seres humanos de esta ofrenda divina que representa Guayana?”.


ISABEL PEREIRA PIZANI | 16 OCTUBRE 2023


Si pudiéramos unir los trozos de un país que a ratos nos luce, o sentimos, invertebrado, nos veríamos obligados a aferrarnos a las páginas de este libro “Caroní. Polvo de oro” que no sabemos cómo calificar, acaso, una novela o una cosmogonía, un principio o umbral de nuestro universo ¿Infierno o paraíso?


Abrir sus páginas es penetrar en el mundo de la desmesura, la naturaleza protagonista con su soberbio poder, un lugar donde se puede creer que nació el cosmos. Allí están los rastros en piedra, los Tepuy que muy poco sabemos del misterio que albergan ¿serán las piedras más antiguas del mundo? Perduran allí los vestigios de lo que después sería el planeta tierra, con sus abismos, sus saltos de agua, el elemento que circula como una savia por todos los rincones, da la vida, pudre y transforma toda partícula que nace en sus torrentes. Cuevas, meandros inimaginables donde coexisten las más exóticas plantas, desconocidas, extrañas, flores capaces de devorar cualquier elemento que se atreva a merodear, a intimar con su aparente intrascendencia.


Sumergirse en esta novela es comprender lo salvaje, lo divino y lo irracional que vivimos en estas tierras, pero que a la vez nos obliga a topamos con lo inimaginado. Es la naturaleza más grandiosa del planeta convertida en sentimientos, en sensaciones, en dolor y en alegría.


“Será esta tragedia que ocurre en esa parte del país un grito de alarma que nos convoca a responsabilizarnos con todo lo que inmerecidamente hemos recibido”


A veces me recuerda a Joseph Conrad en sus viajes al Congo, al “Corazón de las tinieblas” que entrelaza las respuestas humanas, los hechos reales con una naturaleza que parece sentir, tener sentimientos que asustan, siembran pánico que conmueve hasta los tuétanos cuando se penetra en esos ignotos mundos.


Marisol Marrero Higuera, se atreve a contarnos sensaciones indescriptibles “Sólo sé que cuando me tocó, se abrió el resplandor de un sol interno que alumbro mis colinas y valles, los ríos impetuosos que moraban en mi vientre. El cielo bajaba como una extraña raíz, y sentía las nubes muy adentro. De pronto el sol explotaba en mil pedazos se inundaban los ríos, se salían de sus madres, entrechocaban los distintos mares, rodaban las piedras de sus orillas y se incrustaban en mis profundas mareas de manera extraordinaria. Los árboles florecían allá adentro, daban hojas y frutos de distintos colores. En mis entrañas descubrí un mundo que primero fue imaginario y después se hizo realidad. Luego una bandada de garzas rojas picoteo mis muslos. Y las blancas se posaron en mi vientre. Los azulejos recorrían mis profundidades y sus ojos penetraban la oscuridad de mi adentro”.


Al leer sientes como si te acompañara el sonido magnifico de la Novena sinfonía de Beethoven. Guayana, la naturaleza agresiva, desafiante con una belleza tan inmensa que dejamos de comprender, no hay razones, ni explicaciones. Si Dios es el máximo creador esta es su obra magna.


Himno de la Alegría - Novena Sinfonía de Beethoven


Durante los últimos años he perseguido, buscado aquello que pueda unirnos como seres humanos, que nos incruste en la carne y en el espíritu el sentimiento que los habitantes de este pedazo de trópico, tenemos lazos, venas, arterias y motivos que nos unen y que en esta posibilidad de unirnos está la rendija capaz de redimirnos, cesar de ser víctimas y culpables y saltar al otro estado de ánimo que comience por reconocer que habitamos, que albergamos en nuestras entrañas a uno de los lugares más fantásticos de este planeta. Donde el creador dejo libre su potencia ilimitada e inventó, materializó lo mejor de su obra natural en la tierra, creó Guayana con sus ríos, Orinoco y Caroní, los eternos amantes que corren uno al lado del otro juntos y separados para al final convertirse en una sola esencia. Quizás sea una metáfora divina que estos grandes caudales circulen, se toquen y solo lleguen a unirse al pasar alguna frontera.


Con mucha delicadeza la autora se atreve a decirnos: “El paraíso terrenal no estuvo entre el Tigris y el Éufrates como dice la Biblia de los capuchinos, sino entre el Orinoco y el Caroní, la fruta del bien y el mal no fue la manzana, fue el merey, el más hermoso de la cosecha. Dios lo plantó en estas tierras, la más antigua del mundo. Tierra agridulce en sus entrañas donde reinan la primera mujer y el merey del amor. Esta semilla contiene todos los elementos y sabores del universo dulce, agrio y astringente. Esta es una tierra salvaje y sagrada”.

Merey.Franz Eugen Köhler, Köhler's Medizinal-Pflanzen - List of Koehler Images


En medio de la lectura surge la interrogación ¿cuál será la clave divina oculta que contiene el hecho de que en nuestros límites se encuentre Guayana, esa inmensa creación natural cargada de oro, diamantes, agua, pájaros de exótico plumaje, insectos, víboras, vida, muerte y quizás algunos elementos minerales que aun desconocemos? Cómo puede atesorar este territorio del planeta todas las riquezas, maravillas naturales, la belleza que se trasciende así misma hasta volverse incalificable por sus armonías, por el derroche de colores, majestuosas montañas, vegetación desconocida.


Es una especie de paradoja, recibimos, no sabemos de dónde, una carga natural fantástica que aún no conocemos, casi como una herencia de algún poder o de otro mundo y no lo hemos sabido apreciar, no nos hemos dedicado con reverencia a admirar. “Aquí, en los espejismos, somos y dejamos de ser, la palabra Tepuy así lo dice. Para los pemones son brotes de piedra que revientan en la selva, donde todo lo que nace es retoño. Los tepuyes son eso, emergen en la sabana, nacen en ella, se manifiestan en la niebla. Nos asombran por momentos para luego desaparecer. Qué símil más terrible de lo que estoy viviendo en este mundo aislado en el espacio y en el tiempo, lo que da lugar a lo que hoy están viendo mis ojos: una flora y una fauna que no existen en otros lugares del mundo. Los frutos brotan como recuerdos. Nadie los siembra y solo el viento los cuida, pues ellos son los encargados de los brotes. Los indios dicen que lo verde nació en una noche y que al despertar todo había cambiado. Al rocío de la mañana lo llamaron saliva de las estrellas: a las lágrimas que corrían por mis mejillas, guarapo de los ojos, y al corazón que me dolía, semillas del viento. Para consolarme decían que el alma es el sol del pecho, y que ella, lamiendo mis recuerdos, sería la encargada de curarme”.

Caroní, polvo de oro, de Marisol Marrero Higuera (Círculo de Escritores de Venezuela, 2023). Disponible en Amazon

Me estremezco al calibrar la gran paradoja, como un pedazo del planeta tierra, que alberga riquezas inimaginables, que no reverenciamos, tenemos bajo los pies la fuente de energía que ha movido el mundo en los últimos tiempos y no hemos alcanzado la altura del legado divino que nos ha hecho ricos sin esforzarnos, que nos ha deslumbrado con una naturaleza cuyo esplendor nos puede dejar ciegos, pero que cuesta mucho para armonizar entre nosotros mismos. 


¿Desconocer la magnitud del patrimonio natural depositado que crece, se expande entre nuestras fronteras será el mismo designio que nos domina para convivir sobre nuestra tierra? Un espacio donde en un recodo brota un paisaje que pueden llamar la cima del cielo: “De una enorme grieta salía un chorro de nubes hacia el cielo”. Parecía un río que corría impetuosamente hacia arriba. Una gran cascada invertida.


Hundirse en esta novela fantástica de Marisol Marrero Higuera es un privilegio que nos hace felices, nos insufla el pecho con un sentimiento extraño de saber que no puede haber nada mejor, ni superior, desde el punto de vista natural que la riqueza depositada en nuestra Guayana. Nos llena de gozo Valentina, la aviadora audaz, inquieta, que remonta su “tarita” siguiendo las curvas de los ríos, mujer atrevida que osa ir más allá de una aventura comercial e intenta comulgar con la grandiosidad de Guayana, con su gente, aventureros, sus pobladores ancestrales con su sabiduría ignorada, buscadores de una vida distinta.


A la vez sentimos la pulsión, la necesidad de estar acorde con las maravillas como regalo divino de examinarnos, mirarnos hacia adentro ¿estamos a la altura ética como seres humanos de esta ofrenda divina que representa Guayana? Cuál es el esfuerzo que tenemos en mora con nuestro país, dotado de riquezas inimaginables, muchas desconocidas, en cada uno de nuestros actos como creadores de cultura, de modos de vivir cercanos ¿estamos al nivel de este patrimonio no calificable o cuantificable que yace en el sur del territorio?


Mientras, Marisol  nos recuerda que ocurren eventos destructivos que asombran: “Escuchaba el grito prolongado de la selva, su corazón palpitaba lentamente, sus arterias se obstruían, el salto se aquietaba, ya no rugía, mientras seguían talando árboles para ampliar la zona aurífera. Las riberas eran desbastadas inmisericordemente. Las aves que pasaban sobre el río morían, las atrapaban en el vuelo los efluvios de mercurio”. Será esta tragedia que ocurre en esa parte del país un grito de alarma que nos convoca a responsabilizarnos con todo lo que inmerecidamente hemos recibido. Podemos salvar esa Guayana que describe Marisol Marrero  con su exquisita escritura, que descubre tesoros no imaginados, es posible tolerar la devastación de ese pedazo de regalo divino que albergamos sin siquiera inmutarnos. Cuál es la magnitud del robo que se está realizando a las nuevas generaciones cuándo se destruye Guayana, el mayor patrimonio natural que hemos recibido sin buscar.


A cualquier venezolano que se encuentre en otras tierras, que se haya visto forzado a emigrar, a trabajar fuera de este país, le sería una compañía fantástica adentrarse en las páginas de esta gran novela “Caroní. Polvo de oro” que le permitirá acercarse y conocer la magnitud del regalo divino que hemos recibido; y a la vez nos impulsa a corresponder con nuestros esfuerzos y afán de logros, a encontrar los caminos para preservar lo natural y la dimensión cultural de la cual nos jactamos y nos obliga a ser cada vez mejores.


Oigamos la confesión de Valentina (Marisol ) al final: “¡Aquí me encuentro en lo profundo de mi inconsciente! Ella me lee, me escudriña: estuvo rastreando desde el inicio a esa que yo he buscado y que al final soy yo misma. Las fantasías que me movilizan internamente. Tengo que reconocer que fue una época de transformaciones vertiginosas: la intervención del Caroní, el oscurecimiento espiritual para comprender especialmente el de los indígenas, sus tradiciones ancestrales que fueron menospreciadas por los prejuicios. Nunca nos imaginamos el desenlace apocalíptico que tendría todo este desarrollo invasivo y transformador de la región”.


Volvamos la mirada a la Guayana que nos descubre Marisol Marrero Higuera en su poderosa novela y tratemos de enderezar los caminos. Gracias Marisol por este inesperado regalo: “Caroní. Polvo de oro”.


Tomado de La Gran Aldea


Video de la presentación de la novela CARONÍ, POLVO DE ORO, de Marisol Marrero en la Filuc 2023.



RENNY OTTOLINA Y SU SALTO ANGEL. ARJONAVISION1 HD






Yo hablo a Caracas - Carlos Azpúrua (1978)





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Marisol Marrero Higuera

Nació en Tenerife, España, desde niña vive en Venezuela. Es socióloga y psicologa social, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Tiene una maestría en Psicología social.Se ha desempeñado como profesora universitaria. Tiene varios libros publicados en poesía,novela y ensayos.En narrativa destacan: Las brujas modernas vuelan en la red (Editorial universitaria Tropykos,2001). Llote von Indien. La coloniera de Tovar (Caracas, Fundación Ludovico Silva, 2001); Segunda edición, 2003. Alonso e Isabel (2006). Niebla de pasiones Editorial Planeta, Autores Españoles e Iberoamericanos (2007). Rosas y duraznos (2011). Buitres en la sabana (2015). Chichiriviche ¿Primer pueblo fundado en Tierra firme? (Mérida, Editorial La Escarcha azul,2000).Tributo  de sangre. Saga Familiar (Ayuntamiento de Candelaria. Culturalias. Santa Cruz de Tenerife, España, 2022.)

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Socióloga egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Cuenta con un doctorado en Sociología del desarrollo de la Universidad de París I, Panteón – Sorbona, Francia. Es directivo de Cedice, organismo encargado de la promoción y defensa de la libertad de personas y propiedades en Venezuela. Tiene experiencia con trabajos investigativos de empresas expropiadas. Participó en el proyecto para la superación de la pobreza Copre, en el programa de formación para el trabajo de jóvenes que no estudian ni trabajan en Catia y Valencia, y en “Una nueva mirada sobre los Consejos Comunales”, proyecto aplicado en el estado Lara encargado de superar la polarización política. Ha sido consultora de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Banco Mundial, entre otras organizaciones.




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sábado, 4 de noviembre de 2023

Alberto Hernandez: CARONÍ, POLVO DE ORO, de Marisol Marrero , es el encuentro de la realidad y del mito en esa parte de Venezuela donde sucede el ecocidio más escandaloso del mundo

 



Crónicas del Olvido

CARONÍ, POLVO DE ORO, DE MARISOL MARRERO HIGUERA

**Alberto Hernández**


“Bocas del Orinoco. Puertas, apenas entornadas todavía, de una región donde imperan tiempos de violencia y de aventura…Una ceja de manglares flotantes, negros, en el turbio amanecer. 

Las aguas del río ensucian el mar y saturan de olores terrestres el aire yodado”.

**Rómulo Gallegos: ´Canaima´**



1.-

En las primeras líneas del último capítulo de la novela Caroní, polvo de oro, la narradora afirma:

“¡La novela me está escribiendo desde el principio! Aquí me encuentro con la profundidad de mi inconsciente. Ella me lee, me escudriña; estuvo rastreando desde el inicio a esa que yo he buscado y que al final soy yo misma”.

Quien habla, narradora y personaje en varios puntos de vista, recurre a la estrategia de decirnos al final de la lectura que estamos frente a una novela en plena formación, que el lector se mueve en una lectura que se está elaborando porque quien la escribe es un señuelo. Y el lector, no avisado, delega la responsabilidad a quien al final se descubre, pese a que en el transcurso de la historia hay una escritora que aparece y desaparece de la trama. 

Valentina es la voz varia o plural de esta novela que Marisol Marrero Higuera acaba de poner a la disposición del público. 

Todo lo señalado arriba nos conduce a pensar en una técnica que intenta ordenar todo lo escrito a través de 248 páginas en las que las metáforas del aire y del agua juegan al ritmo de una geografía inmensa donde se mueve el universo de una parte de Venezuela: el Escudo Guayanés, donde se ordena el cosmos de esta historia que nuestra autora cuenta desde la poesía y un manejo preciso de los narradores que tejen las anécdotas, donde los distintos personajes destacan como un conjunto de percepciones: la aventura inicial de un vuelo en avioneta conducida por Valentina sobre el mapa del estado Bolívar y el Amazonas y un recorrido por el desolado paisaje donde aún se advierte la Tragedia de Vargas, ocurrida en medio de un clima político que mostró el rostro de lo que sería después el país que hoy se vive.

Caroní, polvo de oro (Círculo de Escritores de Venezuela, Caracas, 2023) es el encuentro de dos miradas, la de la realidad y la del mito, que se traduce en el también encuentro de los ríos que forman parte de la geográfica acuática de esa región de Venezuela, convertida desde hace algunos años en centro de explotación minera, donde la ambición es la protagonista de uno de los ecocidios más escandalosos del mundo.

Pero también es el punto donde arriban los visitantes a esa tierra ignota: un burdel que lleva por nombre El Polvo de Oro, el coito o los coitos de quienes trabajan en las minas con las mujeres que allí conviven en busca de fortuna, en busca de los diferentes polvos de oro que la vida puede ofrecerles. Polvo aurífero, polvo seminífero.

Polvo de oro es el orgasmo donde la vida y la muerte juegan con quienes se atreven a surcar las aguas y los cielos de ese mundo siempre por descubrir, siempre por maltratar. 

Pero la novela va mucho más allá. Es ese más allá donde el mito y la realidad se reúnen para mostrar el poder del misterio y el peligro instalados en el aire y en el agua. Esta es una escritura que retorna a un tema olvidado: la fuerza telúrica de la naturaleza y la fuerza hipnótica de los elementos, a los que se le suma la porfía aventurera del ser humano, quien explora en procura de descubrir los más escondidos lugares habitados por riquezas vigiladas por el magma del tiempo, ahora explotadas indiscriminadamente por quienes son los dueños del poder político.  

2.-

Polvo de oro, polvo de río, polvo de aire, polvo de tierra, polvo de luz, polvo de sangre, polvo de miedo, polvo de selva, polvo de sol, polvo de malaria, polvo de luna, polvo de estrellas, polvo de semen, oro de Guayana, oro del Orinoco, oro del Caroní, oro de Macagua, oro de los tepuyes, oro del miedo, oro de aves, oro de los muertos, oro de la magia, oro del misterio, oro de huesos, oro de carne, oro de niebla, oro de ojos, oro de tentaciones, oro de muerte, oro de vida. Oro de nada. Oro.

3.-

El Dorado en los ojos nuevos de quienes son el pasado y el presente, juntos, domados por el tiempo cósmico. Los personajes que Marrero Higuera imagina se presentan como un futuro que avanza hacia el pasado. Walter Raleigh redivivo, fantasma de la invasión y la poesía. Oro de los relámpagos desde un avión que planea sobre la antigüedad de esa tierra donde pernoctan la aventura y las desventuras. Valentina pilota un avión pequeño, de carga y pasajeros, desde donde mapea el mundo aborigen, el mundo de la magia y el mito.

Las primeras palabras que comienzan esta novela:

“Aún dormida pudo sentir las ráfagas de energía que entrelazaban sus dedos como mano de luz.

Algo más fuerte que la propia vida musitó en sus oídos: “Valentina, cuando dos espíritus se acercan tanto el uno al otro, se comunican por el tacto; es como si intercambiaran impulsos eléctricos (…)

Valentina era gente de los cielos. Ese día llegó al Aeroclub justo a la hora en que se abría el bar. Lucía tranquila, pese a lo reciente de la tragedia de su vida. Allí se encontraban sus amigos, a los que dirigió preguntando directamente:

-¿Cómo se hace dinero fácil con un avión? Me pagaron una deuda con uno, y ando escasa de fondos. La finca está llena de deudas, la mitad expropiada y la otra invadida; la verdad es que no sé qué hacer. Vamos directamente a la bancarrota. Ya estoy pensando en tirar la toalla”.

Y la novela empieza a asomar la realidad de un país tomado por asalto, convertido en una mina, en una selva contaminada. Transformado en un saco sin fondo.

Caroní, polvo de oro, de Marisol Marrero Higuera (Círculo de Escritores de Venezuela, 2023). Disponible en Amazon





4.-

Polvo de lágrima, polvo de ensueños, polvo de pesadillas, polvo de heridas, polvo de dolor, polvo de vientre hinchado, polvo de vulva hambrienta, polvo de útero, polvo de pelvis rota, polvo de caída, polvo de cuerpos podridos, polvo de olvido, polvo de cenizas, polvo de tiempo perdido, polvo de pasos borrados, polvo de altura, polvo sin fondo. Polvo prohibido. Polvo de oro maldito. Polvo del polvo. Polvo de oro del Caroní.

5.-

Aterrizar una avioneta en una estrecha calle invadida por el barro, encharcada, es toda una proeza. Venir del aire y desplazarse por la tierra antigua para dejar constancia de una porfía. Establecerse un tiempo en un burdel con título cuya metáfora recoge sexo, erotismo y riesgos es igual toda una proeza. Y desde el mismo instante del aterrizaje se abre el mundo donde Valentina es la representación de una historia que ha sido recorrida desde hace siglos, desde los días de la colonización, de la invasión de españoles e ingleses hasta este ahora donde el llamado Arco Minero es el ojo de un huracán de ambiciones, crímenes y persecución contra los nativos.

Novela que describe los elementos donde se mueven los actantes. Novela que se cuenta desde ella. Desde el pasado y desde el presente. 

Novela de una poética de la novela:

“Casi todos los personajes de los cuales hablo son seres excepcionales, gente del aire, del agua, del fuego de la tierra (p. 34) (***) en los misteriosos caudales de un río que se hará verdad en la pasión de los personajes” (p. 35).

Y desde esa perspectiva: “Valentina comenzó a narrar la leyenda de los grandes ríos que la rodeaban, en cuyas proximidades solía aterrizar”.

Caronicuar, Caroní, y Orinoco, personajes que representan la unidad: “Orinoco hombre y Caroní mujer”

El río habla para decir de Cachamay. El río palabrea para informar que Caroní llegó a las aguas del Cachamay. Una llovizna permanente cobija el paisaje. Polvo de agua, polvo de oro. Polvo eterno.

Y una mujer que cuenta su pasado prostibulario. Sus amores y su venganza. Tierra de delirio y delitos. De fiebres y malaria. Tierra de Canaima, de cielo abierto. Tierra de “Gente del río, gente oscura y ningún mar que recuerde”.

Hombres de ensueños, de marcas en la sombra y en la luz de los metales, de las piedras que refulgen en los tepuyes y cuevas donde comenzó el mundo. Y Wenceslao, el de carne y hueso, el de coito y polvo de oro para el cuerpo. Mientras tanto, la voz de Walter Raleigh relampaguea en sus sobresaltos verbales. 

La voz de Valentina:

“Ahora que estoy en este sitio, me siento el vientre de Guayana. Por mis venas corre la sangre de Caroní, añoro las caricias de Orinoco, lo busco desesperada y no me doy tregua en ello. Vuelo en mi avión y rastreo sus orígenes, sus leyendas, veo el dedo de Dios que lo traza sobre el macizo duro y pétreo, para aplacar la sed de sus habitantes” (p. 65).  

6.-

Fantasmas de la selva. El pasado enclaustrado en el presente de quien sueña, conversa e interactúa con personajes de tiempos remotos. Valentina asaltada durante sus sueños por el ruido de los metales de los conquistadores, por la mirada aguda del pirata y poeta inglés, por los chamanes que por las noches aparecen y hacen de la selva un mundo de maravillas, de miedos.

Los tiempos se trastocan, se tocan: el presenta se funda en el futuro y regresa al pasado. Y así, el Caroní se convierte en un centro de atención mundial a través de la construcción de las cinco centrales hidroeléctricas del Guri, en el cañón del Nekuima. Y el lugar, siglos atrás, toma nombre de los indios Guayanos, cuando Juan González, en 1532, conquistador español, se llegó a las boca del Caroní. Y más tarde Antonio de Berrío funda Santo Tomé de Guayana. Tiempos enlazados, ambiciones que el tiempo no ha borrado: el Dorado del engaño y el Dorado de la realidad. El Arco Minero, el Dorado de este hoy donde la corrupción y el asalto nacional e internacional es el legado de una demencia. Pemones y naturaleza vegetal, las serpientes acuáticas, el Roraima: víctimas de esta intromisión de personajes que han hecho de la selva un caos. Y todo porque “el río Winocapora, que es el Caroní arrastrando mucho oro en el arrebato de sus saltos…”. La voz de Raleigh en la conciencia de Valentina. Polvo de oro, polvo de sueños.

Y del mito esta declaración: “En el lugar de su nacimiento reina Canaima, el dios malo, el tenebroso, el que se esconde en los saltos de agua, el dios de la muerte”. (p. 88).

La diosa Malawi, la mujer sombría, vigilada por las tinieblas de los tepuyes. Y Kukenan, el hermano perverso de Roraima. El principio del mundo, la edad remota de la tierra: el oro escondido, el polvo de la ilusión. Y los Makunaimas, los ancestros pemones. La desviación del río Macagua para poder empozar el agua y fundar un lago que sirva de acopio para poder construir la presa. Y los duendes, fantasmas y las sombras a la expectativa. El eterno sueño: “el futuro estaba en el presente”.

El relato es muy rico en anécdotas: Marisol Marreo Higuera cuenta con todos los detalles, no deja cabo suelto. Valentina la guía. Ella podría ser Valentina. Antonio de Berrío, otro acompañante. Escritores de la selva, porque no la olvidan, la dejan escrita en los mismos petroglifos que sus ojos advierten en la maraña de los arbustos, en las piedras desnudas bajo el sol y bajo el agua.

Un referente/ abuelo de Antonio aparece como novelista, quien trabajó la magia, los mitos y la realidad de la selva. A este cronista se le atraviesa la mirada de Gallegos, quien se adentró en Canaima y la compuso como un gran cuadro en el que se precipita una gran cosmovisión. 

Pero todo comenzó en un burdel, en esa metáfora que recoge la entrepiernas de unas putas y la elegancia de unos visitantes venidos de Europa, también prostitutas, chulos y aventureros que llegaron a buscar el oro, a pulverizar cuerpos a través de orgasmos repentinos y a sufragar con la vida la porfía de andarse entre tepuyes, cuevas, alturas y bajíos de la Guayana

Valentina soñaba. Es también un sueño, una mujer que ha dormido con “un hombre antiguo a su lado”, con el eco viril del pasado, ese pasado que produjo “la encarnadura al comer el merey” (p. 155), suerte de símil que alude la manzana del Edén bíblico. Don creencias, dos génesis, dos primigenias. El merey es el fruto de la creación, “pepita de ají picante, esa cosita que hace disfrutar a las mujeres”. El erotismo está encerrado en esta tesis de la creación del mundo. Hombre y mujer. Orinoco y Caroní. Dos sexos para el relato de Kukenan. El árbol de la vida de esta otra tierra.

Y así, para más iluminación:

“Yo solo escribo de fantasmas. Me doy cuenta en este sitio, donde escucho el lejano rumor de los ríos subterráneos, esos ríos de los cuales él me hablaba”. (p. 167).

La poesía es un legado oral: 

“Los indios dicen que lo verde nació en una noche, y que al despertar todo había cambiado. Al rocío de la mañana lo llamaron saliva de la estrellas; a las lágrimas que corrían por mis mejillas guarapo de los ojos, y al corazón que me dolía, semilla del viento. Para consolarme, me decían que el alma es el sol del pecho, y que ella, lamiendo mis recuerdos, sería la encargada de curarme” (p. 167). “La lengua del caos original, del gran estallido; mágicas palabras que parecen pedazos de cielo pegados a la boca, en los senderos, en las monstruosas grietas que te tragan si te acercas mucho o si el viento te empuja…” (p. 169).

Se define la voz, la voz plural de Valentina o de los fantasmas que la habitan:

“Y yo era eso, aire. Y venía de los cielos” (p. 179).

Poesía que narra y poesía del silencio. Poesía aérea. Y poesía del agua. Un mapa acuático que se refleja en el cielo.  

7.-

Cada capítulo es un registro de la geografía, tanto de la de abajo como la de arriba. Valentina vuela sobre las minas. Y Antonio Baamonde, un vuelo onírico, amoroso, corporal, ventral, aéreo, en la vida de esta mujer que acciona y narra, que cuenta y ordena una escritura que al final se vierte declaración de una poética vital. Es decir, el personaje, los personajes, llegan a formar parte del “acto cosmogónico de la creación del mundo” a través de la memoria de los habitantes de la región, delos fantasmas que ambulan por las cuevas de los tepuyes y por las aguas misteriosas de los tantísimos ríos de la región.

La voz del personaje narra:

“En todas las culturas, meditaba yo, el simbolismo del vuelo siempre expresa la abolición de la condición humana, la trascendencia y la libertad. Lo que más sorprende del “vuelo mágico” es su arcaísmo y su difusión universal. Es uno de los temas más antiguos, y se encuentra en todas partes. Estrictamente hablando, no se trata de un vuelo, sino de una trayectoria vertiginosa, mayormente horizontal…” (p. 211).

Alucinante, el río continúa su curso en el mismo curso de los personajes, de allí que “el agua tiene memoria”, guía, conduce: “el río hacia otro río” (p. 233).

La selva, esa mole memoriosa por estar surcada por tantos ríos, es también un complejo sistema arterial por donde circulan los tantos mitos que el hombre de hoy no ha terminado de descubrir. Y del misterio, la voz y el eco de los fantasmas del sueño, la voz de los muertos, la del dolor que Valentina y sus pasajeros llevan siempre como valijas. Oro cochano en los ojos. Polvo de oro en la mirada. 

Piedra Kueka en Tiergarten. Fotografía de Kamahel. 2007. Imagen tomada de Wikipedia



Y para dejar constancia de la realidad, el nombre de Raiza Ruiz, aquella médica que se perdió en la selva producto de un accidente aéreo. Y la piedra Kueka, tan nombrada hoy, que regresó al predio de los pemones desde Alemania, país al que fue llevada y que produjo un revuelo local porque la separaron de su pareja ancestral.

Tanta profanación, tanto vuelo rasante, tanto desquiciamiento. Así se vierte el destino, el que se desplazó al centro del país, a la costa del estado Vargas: la tragedia que dejó una herida que aún no se cierra, y que mostró el lado perverso de un supuesto proceso revolucionario que no admitió la ayuda internacional para salvar vidas y propiedades. 

Esta novela no termina de cerrar sus páginas. Polvo de oro, polvo de tiempo, polvo de cielo, polvo del polvo, polvo de nada, polvo de todo.



Video de la presentación de la novela CARONÍ, POLVO DE ORO, de Marisol Marrero en la Filuc 2023.



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ENHORABUENA, QUERIDA MARISOL:

Para felicitar desde el alma a mi querida amiga Marisol Marrero Higuera por la publicación de su nueva y preciosa novela "Caroní, Polvo de Oro" (*), en cuya dedicatoria tuvo la enorme generosiodad de nombrarme.

Gracias, mi niña (a mí me gusta llamarte así, no sé por qué), que la mejor de las fortunas sea con tu libro y tu palabra en ese vuelo libre y alto que hoy emprenden).

Este poema se lo dediqué hace tiempo, mas hoy, que la conozco mejor, me parece mucho más vigente que entonces.

Te quiero mucho, te abrazo fuerte.(* sobre la novela escribiré proximamente). 

Zoilo Abel Rodríguez. 2 de octubre de 2023.




 


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Muchos se ven obligados a trabajar en las minas ilegales de oro, mientras el gobierno dice que estas minas causan un daño terrible al medio ambiente. Los pemones denuncian una creciente intrusión del gobierno en su territorio. 
Al menos tres indígenas murieron en protestas desde diciembre. Decenas más resultaron heridos y otros fueron arrestados. 
Guillermo Olmo, corresponsal de BBC Mundo en Venezuela, viajó hasta allí.


Pronunciamiento de COIBA sobre el asesinato de indígenas yanomamis en el Alto Orinoco
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La Confederación Indigena Bolivariana de Amazonas se pronuncia sobre la Masacre Yanomami perpetrada por militares venezolanos en la comunidad de Parima B , Alto Orinoco




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Marisol Marrero Higuera

Nació en Tenerife, España, desde niña vive en Venezuela. Es socióloga y psicologa social, egresada de la Universidad Central de Venezuela. Tiene una maestría en Psicología social.Se ha desempeñado como profesora universitaria. Tiene varios libros publicados en poesía,novela y ensayos.En narrativa destacan: Las brujas modernas vuelan en la red (Editorial universitaria Tropykos,2001). Llote von Indien. La coloniera de Tovar (Caracas, Fundación Ludovico Silva, 2001); Segunda edición, 2003. Alonso e Isabel (2006). Niebla de pasiones Editorial Planeta, Autores Españoles e Iberoamericanos (2007). Rosas y duraznos (2011). Buitres en la sabana (2015). Chichiriviche ¿Primer pueblo fundado en Tierra firme? (Mérida, Editorial La Escarcha azul,2000).Tributo  de sangre. Saga Familiar (Ayuntamiento de Candelaria. Culturalias. Santa Cruz de Tenerife, España, 2022.)

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Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Galina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 

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Actualizada el 27/12/2023