miércoles, 26 de octubre de 2016

Juan Manuel De Prada, escritor español: Para ser escritor reconocido tienes que ser un lacayo del régimen.

Una Entrevista a





Amigos

Hoy es miércoles de estrenos cinematográficos e Venezuela. LA entrevista que compartimos con ustedes no es inédita en la red pero el hecho de que tenga 4 entradillas si lo es. Aquí 4  venezolanos y dos españoles nos dan su parecer sobre este escritor que algunos tildan de niño terrible.

Deseamos disfruten de la entrada.

Atentamente

La gerencia


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Feliz miércoles, amigos de la pagina LiPo
Lo que sigue es una entrevista al escritor español Juan Manuel de Prada a propósito de su novela "Mirlo Blanco, Cisne Negro".
Aunque los lectores de este lado del charco no nos movemos en los cánones editoriales de la península, será muy interesante leer las opiniones de este autor acerca del éxito editorial, de logros en publicaciones, temas de libros apropiados o no y también acerca de la ambivalencia que maneja el creador al filo entre la autobiografía y la libre ficción.
Por supuesto, más de uno de nosotros se sentirá identificado en ese juego de la razón.
Gracias a este espacio por acercarnos reflexiones que nos llevarán a pensar más en nuestra labor creativa.

Graciela Bonnet


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Estimados Amigos
Hoy el Grupo Li Po  les propone un curioso manjar, una delicatessen para paladares exquisitos. La entrevista realizada al escritor español Juan Manuel de Prada es sin duda exótica. Personaje inclasificable, a caballo entre la osadía y el respeto, pretende ser el eterno enfant terrible de las letras. De Prada juega a ser un pez globo, a las primeras de cambio se infla y muestra todas sus espinas para no ser devorado. Ojo con él y su veneno mortal, aunque los críticos corten y cocinen su obra, como si se tratara de fugu japonés. 
El peligro siempre está latente.
En la entrevista que sigue, de Prada habla de su libro “Mirlo blanco, cisne negro”. La obra pretende ser una velada autobiografía de su paso por el mundo editorial. Un muy particular ajuste de cuentas de un autor que, tal vez, sea víctima de su propia confusión. No obstante, su experiencia de “juguete roto” es muy significativa. Interesante, sin duda nos hará reflexionar.
Sin más preámbulos, les dejo con las opiniones de quien fuera La Gran Esperanza Blanca de las letras hispanas. Una vana esperanza, todo hay que decirlo.
Pasen y lean.

                                                                                                                    Joan Antoni Fernández

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LA LENGUA DE JUAN MANUEL DE PRADA NO DEJA TÍTERE CON CABEZA

Alberto Hernández

Una larga entrevista en la que no queda títere con cabeza. Juan Manuel de Prada no se muerde la lengua. Habla para decir lo que lleva en ancas su poética, su novelística. En este andar se aproxima a los rasgos de sus maestros (como él los reconoce) Camilo José Cela y Francisco Umbral a través del personaje Saldaña, con quienes comparte el humor y la acidez de sus reflexiones.

En tal sentido, trae a su momento el nombre de César González Ruano, quien al parafrasear a Eugenio D´Ors, afirma que “Todo lo que no es autobiografía es plagio”. De modo que en su novela “Mirlo blanco, cisne negro” (Editorial Espasa, 2016) se mueven personajes donde la ficción también forma parte de su biografía. Todo lo que se escribe es ficción, dice, pero con algo de uno.
-El que es y el que uno cree ser-, deja correr mientras confirma mezclarse con los personajes y ser parte de la novela.

El autor –dice quien esto escribe- se ficcionaliza para poder ser realidad.

No deja de fajarse contra quienes se reúnen alrededor de la fogata de un grupo para poder respirar y ser nombrado.

-El escritor mediocre siempre trata de acogerse a marbetes colectivos para ocultar su mediocridad-, palabras más, palabras menos salidas de la boca de Juan Manuel de Prada, quien destapa el nombre de la generación “Nocilla” como representación de la dicha mediocridad de algunos de sus integrantes.

Y así, lengua suelta, se declara opositor al régimen cultural, al régimen de la modernidad, porque “soy un desclasado”.

Por esa ya trazada ruta toca a los críticos, en el mismo tono de su Saldaña, de “eunucos que saben cómo se hace pero no pueden hacerlo”. Pero precisa que su opinión “no sería tan brutal”, por ser más caritativo.

-La crítica es un oficio en vías de extinción, porque siguen siendo los artífices del “canon literario falso”. Y revuelve la bilis española al pisar callos: “Para ser un escritor de mérito tienes que ser lacayo del régimen de turno”.

Cauce que deriva en un “público cretinizado”.

En definitiva, el autor español rubrica su acento al apuntar que el mundo cultural español está en manos de mafias.  

-Soy un escritor maldito y denostado-, cierra la puerta.

Y mira con desdén hacia la posibilidad de haber sido una promesa juvenil y luego un escritor recordado. Se burla de eso, como se burla de la retórica canónica.


De las lenguas de otros: las del poder y sus glorias.


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De Prada, ha pasado de describir Coños a azote a los mafiosos de Grupo Prisa



Es la primera vez que escribo una entradilla de un texto que no he acabado de leer: en este caso una entrevista al escritor Juan Manuel de Prada con motivo de la presentación de su nueva novela. El motivo es que no soporto el personaje público en que se ha convertido Prada. En Septiembre del año 2000 nos presentaron en el Festival de cine Fantástico de Estepona, intercambiamos las habituales palabras cordiales que en estas circunstancias se suelen decir y tras comentar nuestro más que evidente parecido físico nos despedimos sin más. Mi parecido  varía en función de la longitud de mi pelo y la prominencia de mi barriga, que en estos 16 años ha subido,  bajado y vuelto a subir como si de una montaña rusa se tratara. El parecido ha llegado a tal extremo que hasta en dos veces me han confundido con él, mientras tomaba café en un bar… y no, su popularidad no da para que le inviten al café.  


Parecidos razonables o separados al nacer. PacoMan y Juan Manuel de Prada


Por lo tanto puedo afirmar que no conozco a la persona. El personaje en un particular Efecto Doppler ideológico se ha corrido al azul más intenso, propio de las camisas de los falangistas. Sorprende que el autor de Coños (1994) haya llegado a tal situación. Pero lo que me ha soliviantado es este maniqueísmo:

“…para ser escritor de mérito en España tienes que ser un lacayo del régimen establecido. Es decir, tienes que ser un escritor «progresista», un lacayo de los paradigmas culturales que determinados poderes oscuros han establecido para tener a la gente convertida en un rebaño. Los críticos han formado parte de un negociado dentro de esa gran estrategia cultural de embrutecimiento de las masas y de conversión del mundo cultural en un cipayo. Pero bueno, es una responsabilidad subalterna. Que en los últimos 40 años de vida española todos los escritores supuestamente importantes se hayan amamantado en las ubres de determinado grupo mediático es un chiste.  …”

Donde viene a decir que había que lamerle el culo a Polanco y/o Cebrian (Presidente y Consejero delegado del Grupo Prisa (donde destaca el periódico El País)). Ya les hubiera gustado dominar el establishment español en estos últimos cuarenta años. Si bien es cierto que el Grupo Prisa ha apoyado al poder y el poder lo ha favorecido, esto es especialmente cierto con el PSOE del presidente Felipe González (1982 a 1996) y que Prisa no fue especialmente crítico con los gobiernos del presidente Aznar (PP, 1996  a 2004). Con el presidente Zapatero (PSOE, 2004 a 2011) estas relaciones idílicas se acaban rompiendo. Y no es hasta que Rajoy (PP, 2011 hasta hoy) aprueba la conocida “Tasa Google” (Ley de la propiedad intelectual Enero 2015) cuando Grupo Prisa ha vuelto a apostar por apoyar (y ser apoyado recíprocamente) al poder. Bueno para ser honestos la Tasa Google ha conseguido que todos los periódicos nacionales con edición en papel se plegaran a defender al PP de Rajoy. Desde el 2004 Prisa ha ido perdiendo influencia en la sociedad española a ojos vistas. Por eso sorprende que alguien como Prada, que medra a la perfección en los medios de comunicación ultraconservadores siga apegado a una situación sociopolítica del pasado.

Es cierto que cuanto más lejos se está del poder, más se confunden sus límites y más complicado es identificar a quienes lo detentan. Si nos ponemos en la piel de uno del más de un millón de andaluces (casi el 13% de la población) que vive en pobreza extrema diferenciar entre PP y PSOE, jueces, periódistas, empresarios, sindicalistas es una quimera: todos son lo mismo. Ahora bien, desde la atalaya privilegiada que ocupa Prada en el panorama cultural y periodístico español: uno de los imprescindibles del periódico ABC (sólo hay que consultar los premios literarios (y quien los otorgaba) que ha ido ganando),  de la radio COPE y Intereconomíatelevisión,  deben de existir abismales e insalvables diferencias entre las facciones-familias políticas dentro del partido en el gobierno. A pesar que el PP en la versión más conservadora de su historia gobierna desde 2011, debe ser demoledor ver como los dos representantes del OpusDei en el gobierno en funciones, están amortizados  y no renovaran cargo de ministro en el cada vez más probable nuevo gobierno de Rajoy. Hablo del ministro de Economía Luis de Guindos y del funesto ultra católico ministro de interior JorgeFernández Díaz. Por no añadir la “espantá” del también miembro del Opus Dei, esperpéntico y lamentable exministro de Educación, Cultura y Deportes José Ignacio Wert. Y seguro que le tiene que escocer que Javier Ignacio MarotoAranzábal fuera nombrado vicesecretario del PP en junio de 2015 y a los pocos días se casase con un hombre.  Es comprensible, pero de ahí a querer presentarse como un outsider del poder, un librepensador perseguido por su ideología no sólo hay un abismo, sino muy poca vergüenza.
by PacoMan

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Para ser escritor reconocido tienes que ser un lacayo del régimen.
Una Entrevista a Juan Manuel De Prada




Juan Manuel de Prada: «Para ser escritor de mérito tienes que ser un lacayo del régimen establecido»


Juan Manuel de Prada, fotografiado en un hotel de la Gran Vía madrileña - MAYA BALANYÁ


El autor ajusta cuentas consigo mismo y con el mundo editorial en su nueva novela, «Mirlo blanco, cisne negro»


Madrid 05/10/2016 20


En este caso, cualquier parecido entre la ficción y la realidad no es fruto de la casualidad, sino de la causalidad. Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970) se ha valido de toda la experiencia acumulada desde que empezara a publicar, mediada la década de los 90, para construir un retrato, duro y satírico, del mundo editorial en «Mirlo blanco, cisne negro» (Espasa). La novela, que hoy llega a las librerías y esta tarde será presentada en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid, tiene mucho de confesional, sí, pero también escarba en los pecados capitales que todo escritor se aventurará a cometer a lo largo de su carrera.

Define la novela como un ajuste de cuentas consigo mismo y con el mundo editorial. ¿Por qué? ¿A qué se debe ese ajuste de cuentas?

Porque uno, de vez en cuando, tiene que hacer una recapitulación de la vida, de las circunstancias ambientales que te han marcado, pero también de tus errores propios. Hacerlo al modo convencional, autobiográfico, me parecía excesivamente pomposo e incluso grotesco. En cambio, sublimarlo literariamente y hacer una pura ficción, pero amasada con mi experiencia personal, me parecía un proyecto literario interesante. En toda mi literatura siempre hay una confrontación entre quien uno es y quien cree ser, y aquí lo planteé entre dos figuras literarias, que podrían ser dos alter ego de mí mismo, mezclados con elementos de pura ficción, que me permitieran contemplarme con cierta ironía y al mismo tiempo ser muy sincero con el lector a la hora de mostrar mis preocupaciones literarias, mis inquietudes, mis pesares, mis entusiasmos, etc, etc.
Ha reconocido que el 90% de la novela es ficción, pero hay un 10% que no lo es.

Todo lo que se cuenta en la novela es ficción. No hay ninguna cosa que se cuente que me haya ocurrido a mí.

Pero sí ha visto que ha sucedido.

Es una destilación de mi experiencia, de las vicisitudes por las que ha atravesado mi vocación literaria.
Lo que quiero decirle es que existen claras similitudes entre Álex, Saldaña y usted.

Sí, es una mezcla, tienen elementos míos y elementos que nada tienen que ver conmigo.
Por no mencionar al famoso escritor, que todos sabemos quién es, que tiraba a la piscina los libros que no le gustaban.

Inevitablemente, puesto que narro una relación de magisterio, la experiencia que yo he tenido como discípulo de mis maestros, desde UmbralCela, está presente en la novela. Lo cual no quiere decir que el personaje de Saldaña sea Umbral, ni Cela, pero sí tiene rasgos de su personalidad, como los tiene de la mía, junto con otros puramente ficticios.



En ese sentido, me gustaría plantearle el debate, que ahora está encima de la mesa, sobre los límites entre realidad y ficción, dónde termina una y empieza la otra.

César González Ruano, parafraseando a Eugenio D’Ors, que había dicho que todo lo que no es tradición es plagio, dijo: «Todo lo que no es autobiografía es plagio». Es decir, la escritura se alimenta de la experiencia propia, es algo inevitable y natural. Es perfectamente legítimo utilizar tu propia vida y tu experiencia como materia prima literaria, y eso de forma radical.
Como hace en esta novela.

Como en este caso, claro. Más allá de que yo en este libro haga un striptease personal, muy profundo y muy duro conmigo mismo, todo está muy sublimado. Esto me parece perfectamente legítimo. El escritor percibe el mundo a través de sus lentes, con su propio cristal coloreado, y esto a algunos les gustará y a otros no. Frente a cualquier pretensión de leer este libro como una novela en clave, y más allá de que tenga un componente de sátira del mundo literario, fundamentalmente es una purga del corazón y la persona más vapuleada soy yo.
Pero todos ponemos nombres a esas «jóvenes promesas» y «viejas glorias» que aparecen en la novela.

Pero sería falso, porque las «jóvenes promesas», englobadas bajo el nombre de «nocilleros»…

Hombre, es la Generación Nocilla, dígalo.

Sí, Generación Nocilla que nunca se reconoció en esa designación. Es un término que todos han rechazado de forma unánime y compulsiva.
Y también paraguas bajo el que alguno se ha resguardado.

Bueno, el escritor mediocre siempre trata de acogerse a marbetes colectivos para disfrazar su mediocridad. En mi época también ocurrió con la Generación X o la del Kronen, etc, etc.
Bueno, usted en su momento fue una «joven promesa».

Yo dejé de ser una joven promesa, primero por razones cronológicas inevitables, y segundo porque quienes vieron en mí una promesa rápidamente dejaron de verla porque se dieron cuenta de que no iba a ser un escritor que siguiera los cauces establecidos. Y nunca seré vieja gloria porque no me reconocerán la gloria dada mi trayectoria.
¿En qué sentido? Porque es cierto que es un escritor premiado, reconocido.

De opositor al régimen.
¿A qué régimen? ¿Al político, al cultural?

Al régimen cultural, al régimen establecido, a la modernidad. Yo soy un escritor que me precio de no haber caído en la degradante esclavitud de ser un hijo de mi tiempo. Esta es una novela escrita desde ese no lugar que es saber que eres un desclasado o una persona rechazada de ese mundo que satirizas, pero que has llegado a conocer.
¿Le preocupan, en ese sentido, las reacciones de aquellos que se sientan aludidos? Estoy pensando en personajes de la novela como Fumanchú o el Chulo de Cervantes.

Pero es que no hay una alusión directa. Me encantará ver quiénes se dan por aludidos porque he pretendido simbolizar tipos humanos: el escritor casticista, el escritor con pretensiones cosmopolitas, el escritor de éxito que escribe literatura esotérica… Son tipos literarios que no pretenden…
«Nunca seré vieja gloria porque no me reconocerán la gloria dada mi trayectoria de opositor al régimen»
Es decir, que no le preocupan sus reacciones.

No, por favor, yo ya he recibido todos los varapalos habidos y por haber.
En la novela se define a los críticos como «eunucos que saben cómo se hace pero no pueden hacerlo».

Tiene que ser una putada, saber cómo se hace, pero no poder hacerlo.
¿Es esa la opinión que usted tiene de la crítica en España?

No, esa es la opinión de Saldaña.
Bueno, pues le pregunto por la suya.

No, la mía no sería tan brutal, entre otras razones porque Saldaña es una persona impía, inclemente. Yo soy una persona mucho más caritativa y que mira con mayor comprensión las debilidades humanas. La llamada crítica literaria es un oficio en vías de extinción que ha cooperado en la creación de una gran mentira, que es un canon literario falso, en donde para ser escritor de mérito en España tienes que ser un lacayo del régimen establecido. Es decir, tienes que ser un escritor «progresista», un lacayo de los paradigmas culturales que determinados poderes oscuros han establecido para tener a la gente convertida en un rebaño. Los críticos han formado parte de un negociado dentro de esa gran estrategia cultural de embrutecimiento de las masas y de conversión del mundo cultural en un cipayo. Pero bueno, es una responsabilidad subalterna. Que en los últimos 40 años de vida española todos los escritores supuestamente importantes se hayan amamantado en las ubres de determinado grupo mediático es un chiste.
¿Tan importante es salir en Barataria, aunque aparezcas en la foto con cara de «Jonathan Franzen con almorranas», como usted dice en el libro?

Bueno, lo fue. Yo he sido, con perdón por la inmodestia, el único escritor de relieve que ha logrado afianzar una carrera literaria al margen de esta mafia de décadas. Todavía hoy conozco a escritores de mi generación, o más jóvenes que yo, que fingen adhesión a los paradigmas culturales vigentes para que esta mafia les de una limosnilla. Lo cual es trágico, porque ya es una mafia en descomposición, lo que pasa es que las mafias en descomposición son más peligrosas todavía porque asesinan con mayor virulencia y crueldad.


O sea que sí cree que es una mafia terminal.

Sí, sin duda. La pena es que han arrastrado consigo a lo que es la vida cultural, porque han creado un público cretinizado.
Ha mencionado la responsabilidad, subalterna, de los críticos y yo voy más allá y le planteo la que tenemos los medios, los periodistas. En la novela hay una crítica muy clara al periodismo cultural.

Sí. El periodismo cultural, en su época más floreciente, hacía seguidismo de esta mafia repugnante. Desgraciadamente, los periodistas de otros medios más independientes del dinero, que al final es la dependencia mayor de esta mafia, hicieron seguidismo de esto, de tal manera que aceptaron de forma demencial que los únicos escritores buenos que había en España eran los que le lamían el ojete a esta mafia. Esto ha sido así durante décadas. La dura realidad es que todo periodista cultural miraba a esta mafia para ver si le pasaba la mano por el lomo y le perdonaban la vida. Hoy, con la descomposición de esta mafia, te puedes encontrar con un periodismo cultural más libre, pero también la dramática precarización del periodismo ha impedido esa liberación de rehenes de forma plena. Hoy el periodismo cultural se desarrolla en unas condiciones mucho más precarias que hace veinte años. Quizás, la mayor diversidad o la mayor amplitud de miras que pueda haber hoy en muchos periodistas es aplastada por la precariedad de los medios para los que trabajan.
¿Le preocupa la reacción de los lectores? Porque describe un mundo que a la gente que te encuentras por la calle le puede interesar menos que a usted, o a mí, o al mundo editorial y periodístico en general.

Yo me precio y me glorío de tener unos lectores no sólo muy leales sino sobre todo muy militantes. Quizás por ser un escritor maldito y denostado por toda esta mafia, también hay unos lectores, evidentemente pocos, porque vivimos en una sociedad cretinizada, que saben lo que encuentran en mí: una contestación sin componendas al mundo. En este sentido, creo que estos lectores van a disfrutar con este libro tan confesional, tan sincero.
¿Y qué les diría a quienes usted considera parte de esa «mafia» y, al escucharle, digan que esta novela está escrita desde el resentimiento?

Bueno, eso cualquier persona que lo lea sabrá que es mentira, porque es una novela donde, sobre todo, hay una terrorífica fustigación a mí. Es un libro escrito contra mí, donde la censura mayor es a quien traiciona la vocación. Está la tentación del joven escritor, que busca el éxito, el aplauso del mundo, y está la tentación de quien, habiendo vencido ese reclamo del éxito, traiciona su vocación por otras razones.
«Que en los últimos 40 años todos los escritores supuestamente importantes se hayan amamantado en las ubres de cierto grupo mediático es un chiste»
La descripción que hace del panorama editorial en España es bastante desalentadora. Yo me imagino a un joven escritor leyéndolo y diciendo: «¡Dios mío, dónde me estoy metiendo!».

Pero esto no nace del resentimiento, en el sentido de que soy un escritor que nunca ha tenido problemas para publicar, pero hay una visión muy crítica, sí. Es que yo a un joven escritor le digo: no traiciones nunca tu vocación, es sagrada, es la llama que Dios puso dentro de ti, pero ten cuidado, porque si entregas esa llama a los mercaderes la van a sofocar. A un joven escritor le recomiendo que, hoy por hoy, se busque un medio de vida, porque eso le va a permitir ser más fiel a su vocación. Y lo hago desde el escarmiento, de quien quiso convertir su vocación en un medio de vida.
¿En qué momento Juan Manuel de Prada dejó de ser un mirlo blanco y se convirtió en un cisne negro?

Mirlo blanco quisieron que fuera, incluso los jefes de la mafia, para hacer la literatura que a ellos les convenía; en cuanto vieron que no la iba a hacer me convirtieron en un maldito que corrió el riesgo de convertirse en un cisne negro, en el sentido que le da la novela, de una persona con el alma anegada de alquitrán, con el corazón endurecido y destruido. En mis comienzos, hasta que gano el Planeta, corro el riesgo de convertirme en ese mirlo blanco halagado por la mafia, y en un determinado momento de mi vida, en el que sufro una quiebra personal muy profunda, que hace que pierda la fe en mi vocación, pude haberme convertido en un cisne negro, pero afortunadamente no fue así.
En la novela, Saldaña le dice a Álex que «la literatura es el arte de escribir algo que se leerá dos veces». ¿Usted escribe para ser recordado?

Hombre, al menos para ser leído dos veces sí, porque todas las masas cretinizadas y sus apóstoles de la mafia dicen que soy un escritor muy pedante, o sea que se ve que soy un escritor al que hay que leer dos veces para entenderlo bien (ríe)... No, no creo nada en la posteridad literaria. A medida que he ido creyendo más en la inmortalidad del alma y en la resurrección de la carne, la gloria literaria me ha ido pareciendo más banal porque, si voy a disfrutar de una maravillosa vida eterna, ¿qué más me da que cuatro merluzos me reconozcan y me metan en un canon absurdo que dentro de veinte años estará reducido a escombros?


En el libro dice dice que «las novelas ya no pueden competir con la vida en estos tiempos tan turbulentos». Viendo lo sucedido en las últimas semanas con el PSOE y el estancamiento político que vivimos, se comprende esa frase. El esperpento se queda corto; nuestros políticos han inventado un nuevo género literario.

Todos los estrépitos que te provoca la realidad no son historias novelescas, porque no son historias humanas. En el fondo, todo ese estrépito es algo deshumanizado, en donde la disputa por el poder se produce entre lacayos que sirven a otros poderes que están por encima de ellos. Por referirnos a la facción o negociado de izquierdas, que ahora ha tenido esta crisis: la dura realidad es que el PSOE ha sido siempre un lacayo de un poder plutocrático, al que han obedecido siempre de forma rigurosa; desde los pactos de la Moncloa, contribuyendo a la destrucción de las garantías laborables del trabajador; luego realizaron la reconversión industrial y destruyeron la agricultura; redujeron a fosfatina la industria naval y siderúrgica; y así sucesivamente, hasta llegar a la reforma del artículo 135 de la Constitución. Entonces, claro, que estos pájaros, estos cipayos de la plutocracia se nos vendan como los defensores de los trabajadores es un chiste que solamente gente cretinizada puede aceptar. Solamente gente en quien puede más la reacción pavloviana de ver un puño y una rosa, o de ver en unas siglas la palabra socialista y obrero, puede pensar que estos señores están defendiendo sus necesidades y sus aspiraciones.
Bueno, teniendo en cuenta que en nuestra última charla me dijo que la mitad de los españoles no tenía a quién votar…

Y no lo tiene, pero tampoco tiene unos artistas, o unos pensadores, o unos escritores que le represente. Ya basta de condenar a la clase política. Cuando la gente se refiere a esta mafia de la que he hablado, lo simplifica diciendo que es una mafia de izquierdas y que el artista que no es de izquierdas no tiene entrada. Esto no es del todo falso. Izquierdas y derechas son aceptadas mientras sean sistémicas. Esta mafia acepta a escritores de derechas, ahí tiene a Vargas Llosa, pero siempre y cuando ese derechismo acepte los paradigmas culturales del sistema. Muchos de esos presuntos intelectuales de izquierdas con los años se han ido haciendo de derechas; los grandes escritores consagrados por esta mafia eran señores que de jóvenes hacían mucho aspaviento izquierdista y que ahora se han convertido en unos buenos burgueses que defienden los intereses de su clase social. Pero el auténtico intelectual de izquierdas, el pensador radical, el que se enfrenta a las convenciones establecidas, tampoco es admitido. Es algo mucho más profundo. Es que en realidad se ha generado, en términos políticos, pero también culturales, un ecosistema, unas oligarquías, que se protegen mutuamente y expulsan a las tinieblas exteriores a quien no acepte compartir sus códigos de reparto de poder. Y, efectivamente, han dejado fuera a la mitad de la población española. Por eso yo, a pesar de ser un maldito, todavía tengo a gente que cree en mí y compra mis libros, milagrosamente.

Tomado de ABC



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Graciela Bonnet


 Nació en Córdoba, Argentina, en 1958. Es Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela (1984). Ha trabajado 25 años como correctora de pruebas y supervisora de ediciones por contrato para todas las editoriales venezolanas, entre ellas Monte Avila, Planeta, Biblioteca Ayacucho, ediciones de la Casa de la Poesía, Pomaire, Eclepsidra, Santillana, Editorial Pequeña Venecia, La Liebre Libre. Experiencia de tres años como redactora free lance para una editorial de libros de autoayuda. Escritora fantasma (sin firma) realizó investigaciones para crear libros, novelas, tesis y monografías.Es dibujante amateur. En 1997 el grupo editorial Eclepsidra publicó su poemario "En Caso de que Todo Falle." En 2013 editorial Lector Cómplice editó "Libretas Doradas, Lápices de Carbón" En el año 2000 participó del encuentro de Mujeres Poetas en Cereté, Colombia.




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Joan Antoni Fernández nació en Barcelona el año 1957, actualmente vive retirado en Argentona. Escritor desde su más tierna infancia ha ido pasando desde ensuciar paredes hasta pergeñar novelas en una progresión ascendente que parece no tener fin. Enfant terrible de la Ci-Fi hispana, ha sido ganador de premios fallidos como el ASCII o el Terra Ignota, que fenecieron sin que el pobre hombre viera un céntimo. Inasequible al desaliento, ha quedado finalista de premios como UPC, Ignotus, Alberto Magno, Espiral, El Melocotón Mecánico y Manuel de Pedrolo, premio éste que finalmente ganó en su edición del 2005. Ha publicado relatos, artículos y reseñas en Ciberpaís, Nexus, A Quien Corresponda, La Plaga, Maelström, Valis, Dark Star, Pulp Magazine, Nitecuento y Gigamesh, así como en las webs Ficción Científica, NGC 3660 y BEM On Line, donde además mantenía junto a Toni Segarra la sección Scrath! dedicada al mundo de los cómics. Que la mayoría de estas publicaciones haya ido cerrando es una simple coincidencia... según su abogado. También es colaborador habitual en todo tipo de libros de antologías, aunque sean de Star Trek ("Últimas Fronteras II"), habiendo participado en más de una docena de ellas (Espiral, Albemuth, Libro Andrómeda, etc.). Hasta la fecha ha publicado siete libros: "Reflejo en el agua", "Policía Sideral", "Vacío Imperfecto", “Esencia divina”, “La mirada del abismo”, “Democracia cibernética” y “A vuestras mentes dispersas”. Además, amenaza con nuevas publicaciones. Su madre piensa que escribe bien, su familia y amigos piensan que sólo escribe y él ni siquiera piensa.




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Alberto Hernández

Nació en Calabozo, estado Guárico, el 25 de octubre de 1952. Poeta, narrador y periodista. Se desempeña como secretario de redacción del diario “El Periodiquito” de la ciudad de Maracay, estado Aragua. 

Fundador de la revista literaria Umbra, es miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo y colaborador de publicaciones locales y  extranjeras. Su obra literaria ha sido reconocida en importantes concursos nacionales. En el año 2000 recibió el Premio “Juan Beroes” por toda su obra literaria.

Ha publicado los poemarios La mofa del musgo (1980), Amazonia (1981), Última instancia (1989), Párpado de insolación (1989), Ojos de afuera (1989), Bestias de superficie (1993), Nortes (1994) e Intentos y el exilio (1996). Además ha publicado el ensayo Nueva crítica de teatro venezolano (1981), el libro de cuentos Fragmentos de la misma memoria (1994) y el libro de crónicas Valles de Aragua, la comarca visible (1999).  Recientemente ha publicado «Poética del desatino» y «El sollozo absurdo».



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by PacoMan 

En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de tres lustros.

Economista y de vocación docente. En la actualidad, trabaja de Director Técnico.


Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog.

Y colabora con el blog de Grupo Li Po



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                                                                                                        Actualizada el 02/03/2024


19/06/2024

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