La nave Entreprise (NX-01) |
Queridos amigos del grupo LiPo
Como es nuestro propósito, hoy tenemos en nuestra página algo fascinante relacionado con la literatura y la creación.
Se trata de una entrevista al escritor polaco Stanislaw Lem.
Probablemente algunos de ustedes están familiarizados con este notable creador, fallecido en el año 2006, otros, como yo, tendrán una puerta abierta al asombro.
Lem nació en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, y le tocó padecer la dureza de la realidad de muchas maneras durante su vida. Fue un escritor de Ciencia Ficción, pero tal vez no debería definirse sólo así, puesto que también fue un científico, y un filósofo. Su obra ha sido traducida a 40 lenguas y se calcula que ha vendido 27 millones de ejemplares alrededor del mundo.
Es de los pocos autores de ciencia ficción de lengua no inglesa que ha destacado notablemente.
La tripulación de la nave Entreprise (NX-01) |
Sugeriría comenzar a leer su obra de inmediato, que es lo que pienso hacer. Sus dos libros más conocidos son Ciberiada y Solaris.
Gracias grupo LiPo.
Graciela Bonnet
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http://libros-gratis.com/ebooks/ciberiada-stanislaw-lem/
ENTREVISTA CON STANISLAW LEM
Traducción: Pablo Contursi
Wojciech Orlinski: Sus libros muestran no sólo un conocimiento y
una imaginación excepcionales, sino un gran sentido del humor. Es
increíble cuán poco se los analiza desde este punto de vista...
Stanislaw Lem: Yo recurría al humor por varias
razones. Primero, porque algunos temas no eran apropiados para un
tratamiento serio, como las cuestiones sobre genética. Los bocetos de
los extraños esqueletos que dibujé en los "Diarios de las estrellas"
apuntaban a que el asunto fuera menos horrible. Cuando escribí el libro
no había punks, nadie usaba peinados "mohawk", los hombres jóvenes no se
pintaban la cara. Y sin embargo me parecía que cuando el género humano
adquiriese control sobre su propia genética podrían ocurrir cosas así de
descabelladas. Y que la irresponsabilidad de los seres humanos nos
llevaría a situaciones absurdas. Para presentar esas situaciones
absurdas tuve que crear un trasfondo frívolo.
El personaje de T'Pol es una buena razón para ver Star Trek Enterprise |
Por otro lado,
escribí muchos de mis trabajos bajo el dominio del comunismo, y debí
tener en cuenta la existencia de la censura. Por ejemplo, al escribir la
historia de la primera persona congelada en "Edukacja Cyfrania" (acerca
de una orquesta cuyos miembros eran comidos vivos uno a uno por un
cruel Goryllium, y todos fingían no darse cuenta de nada) tuve que
disimularla bajo un disfraz nada serio, y añadir la historia sobre la
segunda persona congelada, cosa que no tenía significados políticos
ocultos. Eso hizo que fuera más fácil publicar el cuento. Muchas veces
tuve que usar esos trucos.
Si trataras de analizar mis libros de
acuerdo al periodo político adecuado (la "helada" de Stalin, o el
"deshielo" de Krustchev) casi con seguridad encontrarías algunas
correlaciones. Aparte, siempre traté de ser lo más independiente
posible. Obviamente que nunca amé el totalitarismo, y siempre me
parecieron descabelladas esas ideas de felicidad para la humanidad. Yo
quería exponer lo ridículas que eran. Ahí está el origen de muchas de
las fallas que mis héroes cometen en sus proyectos para mejorar mundo,
los cuales terminan siempre muy mal. Algunas cosas están ocultas con
apodos. Malapucyus Pandemonius es Karl Marx. Gengenx de "Regreso a
Entia" es Friedrich Engels. Lo interesante es que, por lo general, estas
cosas no han sido reconocidas. En "La voz de su amo", que no es para
nada una historia cómica, hay un agente de la CIA, Wilhelm Eeney, que
supervisa a los científicos norteamericanos. Y era Janusz Wilhelmi,
entonces a cargo de la cultura polaca. Nadie lo reconoció. Esos son los
placeres del escritor; puede encriptar esta clase de mensajes en sus
libros.
Hay, por ende, dos modalidades de mi humor: la primera es
como una cobertura de camuflaje; la segunda consiste en microvenganzas
que el autor puede ejercer contra la realidad circundante. Tengo que
mencionar algo que no puedo comprender: aquí puedes ver un anaquel con
las traducciones de mis libros al japonés. Los japoneses nunca han
podido entender mi humor. Para ellos no hay nada de divertido en mis
libros. Los "Diarios de las estrellas" se publicaron en Japón, pero sin
el menor éxito; como si hubieran sido escritos con absoluta seriedad. Es
una cultura completamente extraña a nosotros.
Por otro lado,
durante la época de Stalin fui con mi esposa a Praga. No entendíamos
cómo en ese sistema no puedes viajar adonde quieras y hospedarte en un
hotel. Todos los hoteles estaban "ocupados". Pero en Vinohrady un
recepcionista, después de informarnos que no había cuartos disponibles,
reconoció mi nombre en el pasaporte y repentinamente preguntó: "¿Tú
escribiste Edén? ¡Entiendo, entiendo!". Entonces nos dio la llave. Hubo
casos en que los lectores extranjeros entendieron perfectamente los
relatos, si vivían del mismo lado de la Cortina de Hierro.
W. O.: Sería un tema para otra entrevista más: ¿en qué medida su prosa es traducible?
S. L.:
Bueno, depende más de la semejanza entre entornos culturales que de las
destrezas del traductor. No hablo japonés, y no sé qué es lo que los
lectores japoneses encuentran en mis libros. Recibo algunas cartas desde
Japón, lo que prueba que al menos entienden algo. El pico de
popularidad de mi prosa se mueve. Hace algún tiempo yo era muy popular
en la República Democrática Alemana. Entendían perfectamente todos los
mensajes políticos encubiertos porque tenían el mismo sistema. De todos
modos, puedo decir con orgullo que mis libros no murieron con el colapso
del comunismo.
Siempre estuve interesado en la promoción mundial
de la prosa polaca. Intervine con mi ayuda para que dos escritores
polacos aparecieran en el mercado literario de Alemania, pero ahora
escriben en alemán. Yo sólo escribí textos cortos en esa lengua. Uno de
ellos fue una polémica con Leszek Kolakowski. Hubo que publicarla en un
periódico alemán para permitirle que me contestara.
No todo el
mundo tiene la energía de Thomas Mann, que dictó a su traductor la
versión en inglés de "La montaña mágica". Hace algún tiempo yo tenía una
excelente traductora en Austria, la señora Zimmermann. A veces
sobrevienen insólitos malentendidos. En EEUU, unas intelectuales,
actuando según el espíritu de Jacques Derrida y el posmodernismo,
descubrieron algunos significados freudianos en mi prosa, creados en
realidad sólo por las características del idioma inglés.
Las
particularidades regionales a veces son divertidas. La enciclopedia
alemana me llama "filósofo". Soy más popular allí que en Polonia. En
Rusia mis "Obras completas" están ahora en imprenta; allí más que nada
soy popular entre científicos. Y en Polonia soy comúnmente conocido como
escritor para niños: los "Relatos del piloto Pirx" y las "Fábulas de
robots" están ahora en las lecturas de la escuela primaria. Lo único
positivo del Premio Nobel es que crea un consenso para entender a un
escritor. No puedo decir que me guste esta situación, pero así es como
son las cosas. Los libros nacen y caminan por el mundo, tal cual lo
hacen los niños. Desde 1987 ya no escribo; a veces sí, algún cuento
corto, porque me lo piden con insistencia. Ahora estoy escribiendo
ensayos para "Tygodnik Powszechny" y "PC Magazine".
W. O.: A propósito, no veo una computadora en su cuarto...
S. L.:
Eso se debe a razones muy triviales. En mi vecindario hay frecuentes
cortes de electricidad, y la "computarización" sería muy mala para mí.
Ahora tengo mi propio generador en mi jardín, y podré instalar una
computadora y un fax. De cualquier modo, cuando tenía doce años mi padre
me compró mi primera máquina de escribir Underwood, y me acostumbré a
ella. La usé hasta que las letras se le salieron. Todo lo que escribí
fue tipeado en máquinas de escribir. Mi amigo Slawomir Mrozek tiene una
computadora pero escribe también manualmente, con lápiz. No interesa qué
es lo que uses para escribir; lo único importante es aquello que
escribes. Todavía no se ha inventado una máquina que escriba libros, y
probablemente no se invente nunca.
W. O.: Pero, ¿no será que a usted no le gusta el progreso tecnológico?
S. L.:
No me gusta el modo en que la gente usa los cada vez más grandiosos
frutos de la tecnología para sus perversas intenciones. Considera, por
ejemplo, la pornografía en Internet. No soy un enemigo de la
pornografía; tengo alguna experiencia en obstetricia y ginecología, y no
me alarma ver desnuda a una mujer. Pero se suponía que la red
conectaría universidades y permitiría un rápido intercambio de datos
científicos. Y en realidad se usa más frecuentemente para intercambiar
imágenes eróticas. ¿Y las otras tecnologías? Por ejemplo, el semtex,
¡qué fácil es hoy en día hacer explotar un aeroplano! No me resisto al
progreso, pero tengo una sensación creciente de que la humanidad lo
aprovecha para propósitos vergonzosos. Echa una mirada a esa zona tan
manchada de sangre, África. Todo el armamento que hay allí fue comprado a
países altamente civilizados. Leí hoy en "Herald Tribune" que los rusos
querían vender a los norteamericanos decenas de toneladas de uranio
enriquecido, que se usa únicamente para producir ojivas nucleares. El
sentido común y la "raison d'etat" podrían haberles sugerido a los
norteamericanos que las compraran, para así evitar que cayeran en manos
de algunos enemigos potenciales. Pero los norteamericanos dicen que las
pueden conseguir a un precio más barato en cualquier otro lado. Cuando
una contradicción aparece entre los intereses del libre mercado y la
"raison d'etat" de los EEUU, gana el mercado. Creo que la santa ley de
la propiedad privada, que es un fundamento del capitalismo, es su
amenaza principal. Veamos los derechos de autor. Siempre pensé que ya
había vendido todos los derechos de "Ciberíada", pero mi agente
norteamericano me llama repentinamente y dice que ha descubierto un
resquicio, un hueco legal. Cuando el contrato fue firmado no había
computadoras, y ahora podemos vender los derechos para publicar
"Ciberíada" en CD-ROM. Pero eso no es tan importante. EEUU exportaba
misiles Stinger a Afganistán, en donde se los usaba para bajar
helicópteros soviéticos. Ahora los Stinger se esparcieron por el mundo
entero y los norteamericanos están asustados, pues temen que ataquen sus
aviones civiles. La ley del libre mercado lo domina todo. Beate Uhse,
reina de la industria sexual alemana, vende anualmente seis millones de
artículos sexuales. Eso es tecnología, también. Dicen que las muñecas
para copulación estarán equipadas pronto con inteligencia artificial. No
me parece, ya que no hace falta inteligencia para copular, pero entre
hombres artificiales y mujeres artificiales hay ahora incluso una mano
artificial para realizar masturbación artificial. No hay todavía hijos
artificiales.
Ni Internet ni la World Wide Web me entretienen. No
creo, en general, que uno deba estar tan informado. Si tienes un
receptor satelital de TV, puedes concluir rápidamente que nada acontece
en el mundo excepto violaciones y asesinatos. Es como una escalada. Hace
algún tiempo el crimen era modesto (fíjate en Al Capone y sus mera
veintena de víctimas). Ahora tenemos la película "Independence Day", en
la que naves extraterrestres matan casi a la humanidad entera. Un
productor norteamericano proclama ahora que su nueva película será aun
más fuerte. Pero, ¿qué puede ser más fuerte? ¿Matar a la biósfera
entera? Esto me repugna tanto que he decidido abandonar el tranvía de la
ciencia-ficción y bajarme en una estación de escritura de ensayos.
Actualmente uno de los canales satelitales pasa las increíblemente
estúpidas series de "Star Trek Enterprise". No puedo comprenderlo. ¿No
hay suficientes problemas reales en este mundo como para que imaginemos
irreales?
W. O.: Hace quince años usted
escribió "Regreso a Entia", una novela sobre un planeta dominado por dos
superpoderes opuestos, la dictadura de Kurdlandia y la permisividad de
Luzania, basados en ideologías completamente diferentes. ¿Qué le parece
nuestro planeta, en el que Luzania ha logrado una victoria completa?
S. L.:
No era exactamente así. Yo quería ilustrar una oposición popperiana de
una sociedad cerrada y otra abierta. No parece que esta sociedad sea tan
abierta, ya que el dinero lo domina todo. Eso no es bueno, si no hay
otros valores. En la actualidad la economía decide aun en la valoración
del arte. A veces en los libros se ven avisos que dicen "más de un
millón de copias vendidas". ¿Qué clase de publicidad es esa? ¿Tengo que
ir corriendo a una librería sólo porque un millón de personas compró
algo? No me gusta eso, y punto.
En cuanto a Kurdlandia, me gustó
la idea de criaturas que viven dentro de animales gigantes. En algunas
dictaduras aun aquellos que son oprimidos están de algún modo orgullosos
de serlo. Tomemos a la Unión Soviética y la Segunda Guerra Mundial:
muchos héroes y generales fueron llevados directamente desde el frente
hacia los campos de concentración del Gulag, como por ejemplo el general
Rokossovski. El mejor ejemplo es Sergei Korolov, el famoso ingeniero de
cohetes que lanzó a Gagarin al espacio, y que creó sus cohetes en un
campo soviético de tareas. El famoso físico Landau fue salvado porque lo
respaldó Kapika, el ganador del Premio Nobel. Así es como funciona;
unos no son felices si no tienen a Mao encima, otros demandan libertad
absoluta.
Detrás de toda fachada magnífica siempre hay algo
horrible escondido. Cuando lees que esos maravillosos y democráticos
alemanes venden fábricas enteras de gas sarín a Khaddafi, ya no deseas
escribir historias románticas en el tono de William Wharton. Desde
siempre he tenido esperanzas en que el mundo avanzaría en la dirección
correcta. Ahora he perdido esa esperanza. La gente hace cosas
repugnantes con la libertad reconquistada.
Cracovia, verano de 1996
Tomado de Página Oficial de Stanislaw Lem
Graciela Bonnet
Nació en Córdoba, Argentina, en 1958. Es Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela (1984). Ha trabajado 25 años como correctora de pruebas y supervisora de ediciones por contrato para todas las editoriales venezolanas, entre ellas Monte Avila, Planeta, Biblioteca Ayacucho, ediciones de la Casa de la Poesía, Pomaire, Eclepsidra, Santillana, Editorial Pequeña Venecia, La Liebre Libre. Experiencia de tres años como redactora free lance para una editorial de libros de autoayuda. Escritora fantasma (sin firma) realizó investigaciones para crear libros, novelas, tesis y monografías.Es dibujante amateur. En 1997 el grupo editorial Eclepsidra publicó su poemario "En Caso de que Todo Falle." En 2013 editorial Lector Cómplice editó "Libretas Doradas, Lápices de Carbón" En el año 2000 participó del encuentro de Mujeres Poetas en Cereté, Colombia.
Y su blog es: Graciela Bonnet Vertiente Recíproca
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Buenísima entrevista y ojito a su análisis de las nuevas tecnologías
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita almirantev9.
EliminarSoy un gran admirador de Lem, pero no cabe duda que siempre ha tenido esa vena pesimista, solo que ya en su vejez se le acentuó.
ResponderEliminarQuizá solo era realista Lobo7922. Gracias por la visita.
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