Estimados Amigos
Hoy tenemos el gusto de compartir con ustedes otra deliciosa reseña sobre una historieta de nuestro amigo Joan Antoni Fernández. Esta vez nos adentra en las aventuras de Roco Vargas. Un personaje creado por el historietista español Daniel Torres. Como es usual en nosotros leer una reseña de Joan siempre implica aprender un poco más. Ya habíamos visto a Roco Vargas en las tiendas especializadas pero nunca hemos leído una de sus historias. Esa es otra tarea pendiente que tendremos que cumplir 😄
Roco es un nombre de de doble origen. Uno de ellos es germánico y puede asociarse su significado con el cuervo o con la gloria. El origen latino del nombre es muy evidente y deriva de roca. Podemos entonces decir que las características asociadas con el el personaje Roco Vargas son la capacidad de volar, y la dureza o resistencia personal.
No conocemos cuales fueron las razones para que Daniel escogiera este nombre y es bastante probable que nuestro estudio etimológico solo sea una tontería y que Torres solo haya escogido el nombre de Roco por su similitud con la palabra rocket (cohete en inglés)
Estás imágenes llenas de una belleza idealizada sirvieron de amuleto y estímulo a los soldados de la segunda guerra mundial. Era común que los aviadores dibujaran estas chicas de Vargas en el fuselaje de sus aeroplanos.
Quizá el bigote de Roco sea un préstamo del bigote que usaba Alberto Vargas o Alex Raymond, el creador de Flash Gordon, el mago de Oz para los soldados estadounidenses en la segunda guerra o simplemente Roco sólo sea el alter ego de Daniel Torres, que por cierto usa bigote.
Hay unas cuantas cosas que nos vinculan con Roco, el amor por el espacio , Flash Gordon y esa chaqueta de aviador que alguna vez tuvimos en nuestra niñez.
Esperamos que esta entrada sea el anzuelo que los enganche a conocer las historias creadas por Daniel Torres.
Disfruten de la entrada.
Hoy tenemos el gusto de compartir con ustedes otra deliciosa reseña sobre una historieta de nuestro amigo Joan Antoni Fernández. Esta vez nos adentra en las aventuras de Roco Vargas. Un personaje creado por el historietista español Daniel Torres. Como es usual en nosotros leer una reseña de Joan siempre implica aprender un poco más. Ya habíamos visto a Roco Vargas en las tiendas especializadas pero nunca hemos leído una de sus historias. Esa es otra tarea pendiente que tendremos que cumplir 😄
IX semana del cómic de Tarragona 2016 |
Roco es un nombre de de doble origen. Uno de ellos es germánico y puede asociarse su significado con el cuervo o con la gloria. El origen latino del nombre es muy evidente y deriva de roca. Podemos entonces decir que las características asociadas con el el personaje Roco Vargas son la capacidad de volar, y la dureza o resistencia personal.
No conocemos cuales fueron las razones para que Daniel escogiera este nombre y es bastante probable que nuestro estudio etimológico solo sea una tontería y que Torres solo haya escogido el nombre de Roco por su similitud con la palabra rocket (cohete en inglés)
En cuanto al apellido Vargas lo más probable es que sea un homenaje velado al artista peruano Joaquín Alberto Vargas y Chávez artífice de esas hermosas pin up que salían en los años 40 en la revista estadounidense Esquire.
Tripulación del Memphis belle |
Alberto Vargas y una modelo |
Flash Gordon |
Esperamos que esta entrada sea el anzuelo que los enganche a conocer las historias creadas por Daniel Torres.
Disfruten de la entrada.
Richard Montenegro
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El inicio de
la “IX Semana del Cómic de Tarragona”, que este año 2016 tiene entre sus
ilustres invitados a Daniel Torres, me ha recordado su saga de cómics de
ciencia ficción, impregnada con un delicioso aire retro, que sin duda es la
obra más popular de tan original autor. Y no tan sólo por tratarse de un buen
producto autóctono, algo que desde luego tiene su mérito. En gran medida Roco
Vargas se ha convertido en todo un referente dentro del cómic español.
Pero para situarlo en su justo lugar hagamos primero un poco de historia.
En el año 1981 nace Cairo, una
revista de cómics (o historietas como se decía entonces) que marca un
antes y un después en el mercado español. Cierto que nunca tuvo un gran éxito a
nivel de público y que en sus momentos de mayor esplendor no llegó a sobrepasar
siquiera los 8.000 ejemplares de venta, a pesar de imprimirse tiradas de 20.000
copias por número. Pero sin duda la importancia de su obra ha quedado para la
historia. En contraposición a la línea underground de otras
publicaciones como El Víbora, en una apuesta personal de su
director Joan Navarro, se opta por potenciar en Cairo la
llamada línea clara. Así se trata de renovar la estética de las
historietas en España, apostando por el modelo del ya por entonces exitoso cómic
franco belga.
La
primera etapa de Cairo, la más pura en cuanto a su estilo,
finaliza en diciembre de 1984. Sus ventas han bajado en picado y Joan
Navarro arroja la toalla. Al cabo de unos meses la revista vuelve a los
kioscos de la mano de Rafael Martínez, Antoni Guiral y Montesol,
siendo más permeable a nuevos estilos y tendencias. No obstante, sólo aguantará
a duras penas hasta 1991, año en el que cerrará de forma definitiva.
Pero lo importante es el inmenso caldo de
cultivo que Cairo generó en su seno. Este “neo tebeo”,
como se subtitulaba en un principio, dio cancha en sus páginas a grandes
dibujantes autóctonos como Montesol, Sento, Micharmut, Gallardo,
Miquel Beltrán o el propio Daniel Torres. Toda una gozada de
genialidad, sin duda. Tampoco podemos olvidar que la revista fue en gran parte “responsable”
de la tardía recuperación de uno de los Grandes Clásicos de la historieta española,
el injustamente olvidado Josep Coll. Este Artista con mayúsculas,
quien tras su paso por TBO tuvo que trabajar de nuevo como albañil
para ganarse la vida hasta suicidarse en 1984, es sin duda uno de los ejemplos
más evidentes de que nadie resulta profeta en su tierra. Quede para otra ocasión
un estudio de su genial obra, tan inmensa y tan injustamente olvidada.
Centrándonos en la obra de Daniel Torres,
digamos que su colaboración con Cairo arranca en 1982 con la
publicación seriada de su primer gran éxito, la extraordinaria serie Opium,
a la que seguiría Tritón, primera aventura sideral de Roco
Vargas. Aunque vamos a centrarnos en este último personaje, sería injusto
no hacer referencia alguna al anterior. Opium ocupa un lugar de
honor en la historia de cómic español, y ello por varios motivos fundamentales.
Es obligatorio señalar que Opium está
considerada como la primera novela gráfica editada en España, así como el
personaje que generó el primer cómic book autóctono al ser continuado
por otros autores en seis números más. De hecho esta obra rompió moldes al
presentarnos con fuerza lo que sería uno de los componentes más destacados en
el dibujo de Daniel Torres: el llamado retrofuturismo. El estilo
de Daniel Torres ha sido catalogado de línea clara por unos y de
la nueva escuela valenciana por otros. Sin duda influenciado por
el gran maestro Miguel Calatayud, parece más evidente esta segunda teoría.
Lo que no puede negarse es que resulta muy personal.
En Opium asistimos a la
creación artística de todo un universo propio, un futuro imaginario que Daniel
Torres recrea y ensambla a la perfección con un pasado de lujo. En sus páginas
surgen ambientes urbanos típicos del mejor steampunk. Los edificios
dibujados reflejan una arquitectura futurista deudora del estilo arquitectónico
googie, popularizado por el arquitecto John Lautner a partir de
1949. Grandes edificios afilados y repletos de formas geométricas, donde
predomina el cristal y el neón. Por sus calles a diferentes niveles se deslizan
grandes automóviles basados en los Cadillacs o Buicks de los años
50, pero con un aire futurista y a la vez barroco. El propio vestuario de los
personajes presenta una estética entre retro y moderna que deja sin aliento.
Una ambientación coherente en su estética que conforma un universo fascinante.
Sin duda toda una gozada visual.
Daniel Torres nos presenta en Opium
un futuro digno de las historias de Fumanchú. El propio
personaje de Opium resulta un villano heredero directo de los antiguos pulps
anglosajones, con unos secuaces típicos y tópicos como la cruel Acapulco
o el musculoso Gulp. Los mismos antagonistas, el presentador de televisión
Rubén Plata y su siempre atribulada novia Blanca Clara, están
trazados con un humor refrescante. En resumen, una obra divertida sobre el
mundo de los folletines que nos recrea un futuro alternativo y estéticamente
impecable.
Tan sólo señalar que Norma editó no
hace mucho un tomo único de 240 páginas, bajo el título genérico de Opium,
donde recopila todas las aventuras del personaje. Aunque sin duda la novela gráfica
es superior a los seis cómic books realizados por otros dibujantes del
equipo de Torres, el conjunto resulta muy estimulante y con viñetas
antológicas. Muy recomendable para todo buen aficionado al cómic.
Pero centrémonos en la creación más famosa
de Daniel Torres. Es también en 1982 cuando en la revista Cairo
empiezan a publicarse las aventuras seriadas de Roco Vargas. Estas tiras
darán lugar a un primer tomo que en 1984 se publicará bajo el título de Tritón.
Es allí donde se perfilan los personajes principales de la serie. La historia
nos presenta en un año 1982 alternativo y futurista al escritor de ciencia
ficción Armando Mistral, quien oculta un turbulento pasado bajo el
nombre de Roco Vargas, siendo a la vez dueño del club nocturno “Mongo”.
De igual forma conoceremos a su ayudante marciano, el simpático Sansón,
su enamorada secretaria Rubí, un viejo conocido suyo, el doctor Pierre
Covalsky, así como a Jill, la bella hija de éste y también
enamorada del protagonista. Como se puede apreciar, tanto la ambientación como
el argumento son muy al estilo de un Buck Rogers o un Flash Gordon
del gran Alex Raymond.
Tritón aparece como un tomo
sencillo en su argumento, pero sienta las bases del universo habitado por Roco
Vargas. La historia, con un ritmo
siempre ascendente, sirve de excusa para presentar a los personajes y verlos
actuar de forma paulatina. La intriga, la lucha entorno a un campo de icebergs
en Tritón capaz de abastecer de agua a la Tierra, en realidad es una simple
excusa, una especie de ensayo general de cara a historias de mayor envergadura.
El dibujo de los personajes, aunque potente y personal, sigue siendo anguloso
en extremo, todavía deudor del mundo publicitario del que Torres
proviene. Todavía queda lejos de la perfección que alcanzará en La
estrella lejana, sin duda su obra cumbre. No obstante, este primer tomo
ya nos sumerge por entero en el complejo Universo Vargas. Así
descubrimos una Tierra alternativa que se ha extendido por todo el Sistema
Solar, colonizando sus planetas y creando en ellos megalópolis atestadas de
humanos y robots que a su vez cohabitan con formas de vida alienígenas de lo más
exótico. Toda una borrachera de mundos imaginarios para deleite del lector.
La segunda historia aparece en 1985 y se
titula El misterio de Susurro. Nuevos personajes se incorporan al
elenco: Chico Panamá, joven e intrépido amigo de juventud del
protagonista, Cosmo, el simpático y pequeño robot que genera situaciones
humorísticas, o Scarlet Trébol, aventurera de Rea que lucha contra el
misterioso traficante Susurro. Dentro de un entorno de Guerra Fría y tráfico
de drogas, un producto llamado krop que refinado se convierte en el
valioso alumax, Roco Vargas y Panamá se ven envueltos en
la lucha a muerte que mantienen Scarlet y Susurro, enigmático
personaje que parece conocer de antaño al protagonista.
En este segundo tomo el humor resulta más
patente y sirve para presentar situaciones que nos ayudan a conocer detalles
del día a día en el club Mongo. El estilo y el dibujo de Torres son
más precisos y se nota el cambio del rotring por el pincel. Por otra parte se
va perfilando un universo por completo steampunk, donde todo encaja a la
perfección, creando una atmósfera realmente atractiva y por completo única. No
hay fisuras en la narración y aunque la historia también sea bastante
convencional, funciona a la perfección en un universo de gran coherencia
visual.
La progresión en el estilo resulta patente
dentro del tercer tomo de la serie, Saxxon, que es publicado en
1986. El uso de pincel en el coloreado que ya se mostraba en el tomo anterior
aquí adquiere mayor relevancia. Al mismo tiempo la historia se complica con
conspiraciones políticas que pueden dar paso a una guerra colonial entre Venus
y Rea. Con un ritmo trepidante seguimos la marcha de Roco y sus amigos
hacia Rea, donde se encontrará con Saxxon, un viejo amigo y tal vez
nuevo enemigo. Acción sin límite esta vez en paisajes exóticos repletos de
razas extrañas y fascinantes, como los Etéreos o los Inmundos.
De todas formas, aquí ya se nota cierto
tono más introspectivo en el protagonista, se perciben sus sentimientos que lo
configuran como un personaje nada plano. Un final trágico, donde la muerte hace
mella en todos los personajes, nos muestra una historia mucho más distanciada
de la divertida evasión que representaba la primera aventura. Todo está a punto
en la obra para dar un paso definitivo hacia la genialidad.
Por fin llega el año 1986, saliendo a la
luz la que sin duda es la mejor historia de la serie. La estrella lejana
resulta una obra redonda en todo su esplendor. Su dibujo es por completo
impecable, trascendiendo a los grandes maestros de la línea clara como
el francés Yves Chaland (quien por cierto también triunfó en el mundo de
la publicidad y hasta coloreó Las aventuras de John Difool de Moebius
y Jodorowsky). Sin duda Daniel Torres ha alcanzado la cima de
su arte y nada tiene que envidiar a otros artistas de fama internacional, más
bien al contrario. Casi cada viñeta del tomo es por sí sola una pequeña joya
que exige una contemplación entusiasta.
Pero si el estilo de Daniel Torres roza
la perfección absoluta, con una estética propia y deslumbrante, no menos puede
decirse de la historia en sí misma. Narrada en un convincente flashback por
el propio Roco Vargas a sus amigos Rubí y Sansón, los
lectores asistiremos al glorioso pasado del protagonista. Así descubrimos a un Roco
niño, quien huyendo de las bombas que le han dejado huérfano es recogido
por el doctor Covalsky, siendo adoptado por él. Mención aparte merece
esa pequeña/gran viñeta de homenaje con el rostro del crío en primer plano,
fascinado por la contemplación de las estrellas, mientras en sus manos sostiene
una revista de Flash Gordon.
El relato
desgrana con gran maestría los años dorados de Roco Vargas, la
incorporación de Saxxon y Chico Panamá en el grupo hasta formar
los “Chicos siderales”. El
desarrollo del motor de propaxol y las luchas por su control hacen que
la historia adquiera ciertos tintes casi crepusculares, con un protagonista que
recuerda a veces un viejo vaquero del Oeste en su última aventura. Sin duda el
personaje de Roco alcanza una hondura como pocas veces se ha dado en los
cómics. Se muestra como un hombre que ve sus sueños truncados y huye para
empezar de nuevo, esta vez como escritor de ciencia ficción. Un intento por
alcanzar con la mente unos mundos lejanos que jamás podrá alcanzar de forma física.
Perfecto colofón a tan fascinante historia.
Señalar que en 1997 la editorial Norma publicó
los cuatro tomos unidos en un único volumen de 240 páginas, añadiendo bocetos y
escritos del propio autor, bajo el título genérico de Roco Vargas. Sin
duda merece la pena adquirir semejante maravilla. Leyéndola en orden cronológico
y sin falta de continuidad, se puede paladear mucho mejor esta pieza cumbre del
cómic.
Parecería que con esto ya está todo dicho
respecto a la serie Roco Vargas y en gran medida así es. Pero tras
publicar nuevas maravillas como El octavo día y su continuación
(1992 y 1996), crear el personaje entrañable de Tom (1995) o
realizar esporádicas colaboraciones en The Spirit y Sandman Mystery
Theatre entre otras, Daniel Torres vuelve a la carga con un
nuevo tomo de su famoso aventurero sideral. De tal manera Norma publica
en el año 2000 El bosque oscuro.
Este nuevo relato, con introducción y
bocetos del propio autor, presenta a nuestro protagonista ya liberado de la
pesada losa de su pasado. Simple hilo conductor de la historia, habrá de
enfrentarse a otra conspiración a gran escala, toda una amenaza para la raza
humana que se oculta en un mensaje críptico. Poco a poco se va perfilando una
nueva presencia, la IA (Inteligencia Artificial) que servirá para desarrollar
el argumento en números posteriores. Historia en cierta manera independiente y
autoconclusiva, aunque sus ecos resuenen en los volúmenes futuros. En esta
ocasión, no obstante, resulta un simple ejercicio que ni quita ni añade nada
nuevo a la saga. Lo mejor sin duda es el planteamiento y la consolidación de
las bases de esa nueva sociedad, así como la creación de la medusa, un
extraño ser cambiante capaz de transformarse en sus víctimas antes de matarlas.
Tras un lapso de tiempo más corto, en el año
2004 sale una nueva aventura de Roco Vargas. Su título es El juego
de los dioses. Aquí ya no se acompañan bocetos ni explicaciones, se va
de cara al grano. Un grano, todo hay que decirlo, no tan fructífero como otros
de su autor. Eso sí, hay acción a raudales en una aventura menor. Como rasgo más
distintivo se empieza a poner en tela de juicio las tres leyes de la robótica
de Asimov, a la vez que se amplía el reparto, destacando la creación de Mann
Offerat, directivo de Cyra Corp. Un personaje nada plano, que sin
duda resulta lo más elaborado de la historia junto con los “bastardos”,
robots con su logogén alterado y reprogramados para combatir, menospreciando
las vidas humanas. Un divertimento muy bien realizado pero que no va más allá.
Sin duda un Roco Vargas menor.
Llega el año 2005 y se publica Paseando
con monstruos, una obra tal vez mejor que la anterior aunque sólo sea
por su mayor complejidad argumental. En el terreno artístico hay que resaltar,
igual que en el tomo anterior, el excelente trabajo a la tinta y el color de Paco
Cavero. Impecable en el desarrollo
de la acción, aunque existen demasiados momentos alargados en la trama, como si
el autor realizara la historia con cierta desgana. Recuerda en algunos momentos
las peores historias de Asimov, como Fundación y Tierra, donde
los protagonistas se enzarzan en diálogos recurrentes sin que la narración se
desarrolle lo más mínimo.
Sin embargo, no podemos considerar que se
trate de un tomo fallido. A nivel argumental cada vez se halla mejor definida
una sociedad humana dispersa por todo el Sistema Solar. También la presentación
del personaje Dry Martini es un anticipo del siguiente relato, máxime
cuando el volumen acaba con un manido “Continuará”. Una vez aceptado no
se trata de una historia independiente y sí de la primera parte de un arco
argumental, deberemos reconocer su valía.
No tarda en llegar la octava y, hasta la
fecha, última entrega de las aventuras de Roco Vargas. En el año 2006 Norma
publica el tomo La balada de Dry Martini. Por fin podemos
reconciliarnos con el mejor Daniel Torres, de nuevo nos hallamos ante
una gran obra. Sin alcanzar toda la perfección de La estrella lejana,
su obra cumbre, aquí vuelve a resurgir de las cenizas el más puro Roco
Vargas. Y de forma paradójica sin los demás personajes de su universo, pues
sólo aparece el propio Roco, aunque perdiendo parte de su protagonismo.
Con un hilo argumental similar al
desarrollado en La estrella lejana, de nuevo nos encontramos ante
un personaje narrador, Dry Martini, quien explica en flashback la
historia de sus orígenes al propio Roco Vargas. Admirable resulta la
coherencia con la que ciertas acciones descritas en los dos tomos anteriores
vuelven a ser visionadas, esta vez desde la perspectiva del nuevo personaje. Es
un ejercicio de estilo que homenajea en cierta forma al célebre filme Rashomon
del maestro Akira Kurosawa. Aunque, a la hora de buscar
paralelismos, se ha de señalar que el estilo del dibujo se emparenta cada vez más
con el del más virtuoso Moebius.
Un sabor a Clásico
con mayúsculas impregna esta última aventura de Roco Vargas. De nuevo
notamos ese tono melancólico donde el mito del moderno Prometeo es
abordado de forma más desesperanzada que en los relatos optimistas de Asimov,
hasta ahora un puntal en los argumentos de Daniel Torres. Digamos que
aquí la trama resulta más bien deudora de Philip K. Dick, con sus mega
corporaciones manipuladoras y donde late la eterna incógnita de qué hace a
alguien humano. Incluso su final abierto resulta brillante y estimula la mente
del lector. Un cóctel de la mejor ciencia ficción expuesto con gran belleza y
precisión. Una pequeña maravilla del cómic que cierra la saga dejando un buen
sabor de boca.
No cabe añadir nada más. Sin duda, y por méritos
propios, el Roco Vargas de Daniel Torres debe figurar en la
Historia del Cómic como una de las mejores sagas de ciencia ficción.
Merece la pena disfrutarla, en muchos
aspectos resulta una auténtica obra de arte.
Joan Antoni Fernández
Ahora disfruten de una entrevista a Daniel Torres donde habla de su obra Burbujas. Hasta hora solo tiene 100 visualizaciones. Esperamos que con esta entrada mucha gente disfrute de esta entrevista.
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Richard Montenegro. Perteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.
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Joan Antoni Fernández nació en Barcelona el año 1957, actualmente vive retirado en Argentona. Escritor desde su más tierna infancia ha ido pasando desde ensuciar paredes hasta pergeñar novelas en una progresión ascendente que parece no tener fin. Enfant terrible de la Ci-Fi hispana, ha sido ganador de premios fallidos como el ASCII o el Terra Ignota, que fenecieron sin que el pobre hombre viera un céntimo. Inasequible al desaliento, ha quedado finalista de premios como UPC, Ignotus, Alberto Magno, Espiral, El Melocotón Mecánico y Manuel de Pedrolo, premio éste que finalmente ganó en su edición del 2005. Ha publicado relatos, artículos y reseñas en Ciberpaís, Nexus, A Quien Corresponda, La Plaga, Maelström, Valis, Dark Star, Pulp Magazine, Nitecuento y Gigamesh, así como en las webs Ficción Científica, NGC 3660 y BEM On Line, donde además mantenía junto a Toni Segarra la sección Scrath! dedicada al mundo de los cómics. Que la mayoría de estas publicaciones haya ido cerrando es una simple coincidencia... según su abogado. También es colaborador habitual en todo tipo de libros de antologías, aunque sean de Star Trek ("Últimas Fronteras II"), habiendo participado en más de una docena de ellas (Espiral, Albemuth, Libro Andrómeda, etc.). Hasta la fecha ha publicado siete libros: "Reflejo en el agua", "Policía Sideral", "Vacío Imperfecto", “Esencia divina”, “La mirada del abismo”, “Democracia cibernética” y “A vuestras mentes dispersas”. Además, amenaza con nuevas publicaciones. Su madre piensa que escribe bien, su familia y amigos piensan que sólo escribe y él ni siquiera piensa.
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Actualizada el 02/03/2024
Está muy bien el artículo. Es uno de mis comics favoritos y tengo alguna portada como decoración en casa
ResponderEliminarFantástico! ...y gracias por la mención a la semana del cómic de Tarragona!
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