Un humor de tranquila belleza
La luz de la tarde era como miel entre los árboles
cuando me dejaste y caminaste hasta el final de la calle
donde terminaba abruptamente el crepúsculo.
El puente levadizo, similar a un pastel de boda, descendió
hasta la tímida flor del nomeolvides.
Tú subiste a bordo.
Ardientes horizontes pavimentados de pronto con piedras de oro,
sueños que tuve, incluyendo el suicidio,
soplan el globo de aire caliente y lo alejan.
Está reventando, está a punto de reventar
con algo invisible
justo durante estos días.
Nosotros escuchamos, y a veces oímos,
algo que se acerca
cuando me dejaste y caminaste hasta el final de la calle
donde terminaba abruptamente el crepúsculo.
El puente levadizo, similar a un pastel de boda, descendió
hasta la tímida flor del nomeolvides.
Tú subiste a bordo.
Ardientes horizontes pavimentados de pronto con piedras de oro,
sueños que tuve, incluyendo el suicidio,
soplan el globo de aire caliente y lo alejan.
Está reventando, está a punto de reventar
con algo invisible
justo durante estos días.
Nosotros escuchamos, y a veces oímos,
algo que se acerca
y hacemos que la sangre descienda, y cosas así.
Los museos se tornaron entonces generosos, y vivieron en nuestro aliento.
Los museos se tornaron entonces generosos, y vivieron en nuestro aliento.
Rolando Peña (Santo Domingo 2019, foto de Alfredo Padrón) |
EL PRÍNCIPE NEGRO, UN ARTISTA EXTREMADAMENTE SENSITIVO. ENTREVISTA DE JOSÉ PULIDO
Estimados Amigos
Hoy leeremos al Principe Negro, pero no crean que hablamos de Eduardo de Woodstock, no tiene nada que ver con el festival de música rock de 1969, hijo de Eduardo III de Inglaterra o del actor estadounidense Alan Ladd haciendo del Caballero Negro.
No es así, nos referimos al artista venezolano Rolando Peña (Caracas, 1942), mejor conocido como El príncipe negro que en esta entrevista hecha por el destacado poeta, periodista y narrador venezolano José Pulido nos hará participes de su experiencia vital en el mundo del arte. La entrevista fue tomada del portal “Crear en Salamanca”.
Hoy leeremos al Principe Negro, pero no crean que hablamos de Eduardo de Woodstock, no tiene nada que ver con el festival de música rock de 1969, hijo de Eduardo III de Inglaterra o del actor estadounidense Alan Ladd haciendo del Caballero Negro.
No es así, nos referimos al artista venezolano Rolando Peña (Caracas, 1942), mejor conocido como El príncipe negro que en esta entrevista hecha por el destacado poeta, periodista y narrador venezolano José Pulido nos hará participes de su experiencia vital en el mundo del arte. La entrevista fue tomada del portal “Crear en Salamanca”.
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Rolando Peña, El príncipe negro: Por fortuna existe el arte para librarnos del horror de la verdad. Entrevista por José Pulido.
ROLANDO PEÑA, EXTREMADAMENTE SENSITIVO
Rolando Peña, a quien Andy Warhol llamaba El príncipe negro, escuchaba la voz de Jack Kerouac como si estuviera leyendo al lado nuestro, en aquella panadería que soltaba olores de pan dulce alborotando la calle Miguel Ángel de Colinas de Bello Monte:
Sé que lo escuchaba porque hablábamos de esos amigos que Rolando coleccionó de todo corazón y la conversación permitía que sus recuerdos surgieran como le sucede a todo el mundo: la juventud te marca con su cosecha de emociones.
Tri-Totem: Imagen tomada de aquí. |
Cuando pasaba al lado de la escultura Tri-Totem, realizada con barriles dorados y colocada en la calle Caurimare, no podía evitar las ganas de echarle una mirada, un poco más abajo, a la panadería café donde sin ninguna duda encontraría a Rolando Peña. Para mí no solo era encontrar al amigo de muchos años: también me permitía entrar a una especie de dimensión en la que podía intercambiar palabras con una alucinante caravana de creadores, representados en un artista que vivió en el ojo del huracán de una cultura cuyo significado persiste.
Doble Seat Barrel. Rolando Peña. Fotografía de Nelson Garrido.2014. |
Rolando se quedaba pensativo en la calle Miguel Ángel, como si estuviera sintiendo el olor a petróleo del lago de Maracaibo, como si estuviera escuchando a Carlos Contramaestre recitando uno de sus poemas o colgando la carne que se iba a descomponer en una exposición que todavía resuena como una gloria original.
Carlos Contramaestre |
La irreverencia, el atrevimiento y las ganas juveniles de romper esquemas, le abrieron las puertas de los lugares donde se estaba gestando buena parte de la historia del arte contemporáneo.
Su arte ha sido punzante como los poemas de la Generación Beat, pero centrado en un tema que ha tenido mucho que ver con su país, donde el petróleo no ha marcado la ruta de las tragedias sino el modo maldito en que se han empleado los dólares obtenidos con su venta.
Rolando Peña se acercó a la vanguardia de Nueva York, que además se convirtió en adelantada mundial, porque ya él estaba vinculado a la tendencia rompedora y puntera que en Caracas representaban los creadores, poetas, artistas, intelectuales del Techo de la ballena y otros escritores contundentes como José Ignacio Cabrujas.
Como no nos hemos visto más en la avenida Miguel Ángel de Bello Monte, y sus conversaciones forman parte de las tantas alegrías caraqueñas que añoro, le hice esta entrevista vía computadora y él la respondió el 27 de Mayo del 2020.
– Me gustaría oírte contar tu relación con Gregory Corso, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Lawrence Ferlinghetti y Philip Lamantia, Andy Warhol, Yoko Ono, John Ashbery, Basquiat, varios directores de cine, y otros tantos artistas que formaron parte contigo de ese grupo vanguardista inolvidable que marcó una época.
-Siempre tuve admiración y cercanía con los Beat desde muy joven: jamás me olvidaré cuando leí “En el Camino” (On The Road), de Jack Kerouac. Confieso que me marcó la vida. A comienzo de los años 60, se funda en el garaje de mi casa “El Techo de la Ballena”, y eso fue muy importante en mi formación de adolescente. Carlos Contramaestre, Caupolicán Ovalles, Rodolfo Izaguirre, Gonzalo Castellano, Gabriel Morera y Fernando Irazábal, eran los principales de este grupo; los oía hablar sobre literatura y arte en general. Esto me permitía preguntarle a cada uno sobre mis inquietudes con relación a la literatura y las artes. Ellos se portaron muy bien conmigo y les parecía insólito que un muchacho les preguntara sobre esos tópicos tan avanzados.
Cuento esto porque es importante para dejar claras mis cercanías con los Beatniks. Al llegar a Nueva York en 1965 para residenciarme (ya había estado antes en el 63), tuve la suerte de alquilar un pequeño estudio en la calle 10 y la Segunda Avenida en el Lower East Side del East Village, y da la casualidad de que en la calle 8 y la Segunda Avenida estaba un café, muy económico, donde desayunaban Ginsberg, Orlovsky, Corso y otros, y poco a poco me fui acercando a ellos y nos hicimos amigos. Le conté a Ginsberg, lo que hacía, le mostré los catálogos de “Testimonio” y “Homenaje a Henry Miller”, los dos espectáculos multimedia que había montado en Venezuela con la complicidad de José Ignacio Cabrujas. Estos eventos eran considerados pioneros en Venezuela y la América del Sur. A él por supuesto le encantó y cuando montaron “The Illumination of Buddha”, que fue el primer espectáculo psicodélico que se hizo en N.Y.C en 1966, y que sirvió para lanzar a Timothy Leary (el profeta del LSD), me propuso que trabajara con ellos en el montaje y por supuesto acepté. Ese espectáculo fue un suceso que impactó mucho toda la escena de la ciudad.
The Higgs Barrel, 2012,
|
La noche que leí con Allen Ginsberg los Cuadernos del Destierro, de Rafael Cadenas
Luego me cambié de residencia y no los vi por un tiempo, pero me mudé nuevamente a la calle 11 y la Segunda Avenida frente la Iglesia Saint Marks-in-the-Bowery, donde funcionaba el Poetry Center, fundado por ellos, y todos los viernes leían poesía. Fue la ocasión para volvernos a encontrar, y una noche leí con Ginsberg una parte de los Cuadernos del Destierro, de Rafael Cadenas, lo cual tuvo mucho éxito en la audiencia.
En cuanto a John Ashbery, cito un verso suyo: “The poem is sad because it wants to be yours, and cannot be.” (El poema es triste porque quiere ser tuyo y no puede). A Ashbery lo conocí por intermedio de Gregory Battcok, crítico de arte, y muy amigo de toda la vanguardia de la época. Con él fui a varios recitales de poesía, y Battcok, me escribió dos textos de presentación de exposiciones mías en N.Y., la “Santería”, y “The Seven Vanishing Points”. Tengo muchas más anécdotas con ellos, pero sería muy extenso contarlas, será para la próxima.
(Estoy a punto de preguntarle sobre su amistad con Warhol, que en todas las entrevistas es aludida, y en eso Rolando dice: “hay un bello poema de Ashbery… te lo buscaré… voy a buscarlo. Me gusta mucho).
WARHOL Y COMPAÑÍA
-Entre tanto: hablemos de Warhol.
-A Andy Warhol, lo conocí en el año 1963, en casa de Adelaide de Menil, y no lo vi más hasta mi regreso a N.Y. en 1965, donde fui invitado a la Escuela de Danza de Martha Graham para estudiar Danza Contemporánea. Una noche invité a una compañera de las clases a cenar y fuimos al restaurante español El Quijote, ubicado en el Chelsea Hotel, hotel muy emblemático para esa época. Ahí se hospedaba toda la vanguardia de Nueva York, la europea, etc.
Nos sentamos cerca de una mesa donde estaba Warhol con su grupo. Lo acompañaban Viva, Gerard Malanga, Nico, Ultraviolet, y otros. En un momento se acercó a la mesa Gerard Malanga, y me dijo “estoy sentado con Andy Warhol, y él te quiere conocer”. Nos acercamos a la mesa y Warhol me propuso participar en películas con ellos. Por supuesto le dije que sí. Luego de un tiempo cuando filmaron Four Stars, la película que dura 24 horas, dio la casualidad que una parte se filmó en la casa de Waldo Díaz-Balart, gran amigo de Warhol y miembro del grupo “Foundation For The Totality”, el cual yo acababa de fundar y dirigía junto con Juan Downey, Manuel Quinto, Jaime Barrios, José R. Soltero, Carmen Beuchat, Vicky Larraín, Ana María Fuenzalida, Alfonso y Jaime Barrios, y otros. Así que invité al grupo y participamos en esa increíble película.
En medio de la filmación armé un happening “The Paella-Bicicleta-Total-Crucificcion”, el cual fue filmado completo para la película. En esa época conocí a muchos increíbles personajes del cine, teatro, literatura, psiquiatras, artistas, poetas, músicos, Jim Morrison, Janis Joplin, Santana, John Lennon, Yoko Ono, Robert Rauschenberg, Nam June Paik, Philip Glass, Jean Michel Basquiat, Grace Jones, Nina Hagen, y tantos otros, la lista es muy larga.
-¿Puedes contar tu participación en las películas, los eventos protagonizados con ellos, las aventuras vanguardistas?
-Con el grupo de “Foundation for the Totality” organizamos muchos eventos de Teatro de Guerrilla, los cuales armábamos en plazas públicas y lugares emblemáticos. Participamos en muchas marchas… en Washington, Chicago, Nueva York y otros lugares, en contra de la guerra del Vietnam. También hicimos muchas películas: con José Rodríguez Soltero hicimos la primera película sobre el Che Guevara, “Che is Alive”, con la cual participamos en muchos festivales de cine como el Festival de Cine de Berlín, el de Cannes y la presentamos en el Palais du Challoit, cinemateca de París, la de Roma. Hicimos muchas anécdotas de esta película, ya que fue muy controversial en su momento en cualquier lugar donde se presentaba, y de la que hay mucha documentación. Más recientemente, en el 2017, fue presentada en el primer festival de cine “underground” de la América Latina en Los Ángeles, junto con otra película que realicé llamada “La Cotorra No. 2” con mi hermano Iván Loscher.
-Sería interesante conocer tu experiencia en Venezuela con Cabrujas y otros. Con Nelson Garrido. Con Sofía Imber.
-Mi experiencia con José Ignacio Cabrujas, fue extraordinaria. Me inscribo en la Facultad de Arquitectura y duro poco. Entonces descubro el Teatro Universitario, y me hago parte de él. Allí conozco a José Ignacio y eso fue fundamental. Ya había pasado por el teatro del Liceo Andrés Bello, por la Danza con Grishka Holguin, Sonia Sanoja. Sin embargo tampoco duré mucho en el Teatro Universitario porque su director Nicolás Curiel, me botó por mal comportamiento. Es allí cuando monto “Testimonio” y “Homenaje a Henry Miller”, con Cabrujas, que fueron los primeros espectáculos multimedia que se hacen en Venezuela y la América Latina. Y de ahí me voy a vivir a Nueva York.
Sofía Imber. Imagen tomada de aquí. |
A la gran y única Sofía Imber la conocí de muy joven y siempre me pareció un ser muy especial. Tuve contactos con ella en varias ocasiones y ella publicó varios artículos sobre mis montajes, “Testimonio” y “Homenaje a Miller” en la Revista CAL. Cuando ella iba a Nueva York me llamaba y nos encontrábamos. En Nueva York monté mi exposición “Santería” que a ella le interesó, y me propuso montarla en el Museo de Arte Contemporáneo, del que era fundadora y directora. Esa exposición inauguró la Sala Anexa con un gran suceso. Organizamos una serie de homenajes con Aquiles Nazoa, Pedro León Zapata, Simón Díaz, Vytas Brenner. Luego con los años monté otras exposiciones con Sofia, las cuales por supuesto fueron grandes éxitos. Siempre le agradeceré a Sofía Imber su inmensa generosidad conmigo. Sofía, donde estés te mando un enorme beso y una enorme Rosa Negra, gracias infinitas por tanto.
Con Nelson Garrido, me une una extrema complicidad de vieja data. He colaborado mucho con él y por supuesto con la ONG. Allí he organizado charlas, performances sonoros, proyecciones de cine, videos, recitales, etc. Somos grandes cómplices. Nelson es un gran artista, organizador y pedagogo. ¡Viva Nelson!
Sonia Sanoja |
-¿Cuándo comenzaste a sentir que formabas parte del arte?
-De muy jovencito, dibujaba en cuadernos con creyones prismacolor y sobre todo armaba mecanos, los cuales considero mi gran influencia en las instalaciones que hago con barriles de petróleo. Eso fueron los inicios que me marcaron hasta el sol de hoy. Siempre digo que mi arte, aunque no parezca, es una línea, viene de la misma intuición. Soy extremadamente intuitivo y le doy puertas abiertas a esa maravillosa intuición. El teatro, la danza, las instalaciones, los videos, los performances, los films, todos son parte de la misma raíz.
-¿Por qué son tan talentosos tus hermanos y tú? ¿Hubo una tradición o una trayectoria familiar al respecto?
-Bueno, nuestra santa madre doña Mercedes, escribía y leía mucho y era una persona sumamente curiosa. Mi padre Salvador, escribió y publicó varios libros, y por supuesto siendo el hermano mayor de Iván Loscher y Roberto Loscher, los influí de cierta forma. Eso pienso que es la explicación más correcta de por qué se dedicaron al arte y las comunicaciones.
Liceo Andrés Bello. Años 60 |
–Hubo un instante especial en el que Warhol dijo “ese es el príncipe negro”
-A Warhol le preguntaban con frecuencia, “¿quién ese muchacho que anda contigo, el cual siempre está vestido de negro y usa una capa?”. Y él les respondía “ahhh sí… él es un príncipe negro…”, lo dijo un poco en broma, y así se quedó hasta el sol de hoy.
Jean Michel Basquiat (+), Rolando Peña y Jesús Soto(+). |
–Hubo un día en que perdiste tus cuadros de Basquiat.
-Cierto, a Jean Michel Basquiat lo conocí en un curso que di en un espacio del East Village, frente a Tompkins Square Park. Entre el grupo de asistentes estaban él, Keith Haring y otros, que luego se destacaron con los grafitis de las calles. Con Jean Michel, inmediatamente nos caímos muy bien, él me llevó a su estudio, el cual era un desorden extremo, pero me di cuenta de que tenía un talento enorme y le dije te voy a presentar a Andy Warhol. Él me miró con ojos de sorpresa e incredulidad, y me dijo ¿es en serio? y le dije tan serio como un revólver. Así que un día lo llevé donde Andy. Antes le recomendé que llevará una carpeta con sus dibujos. Eso hizo. A Andy le sorprendió mucho y un día fuimos a su estudio, fue cuando Andy me dijo que le iba a organizar una exposición y eso hizo, en la Galería de Mary Boone, la cual fue un gran suceso. Jean Michel, en agradecimiento me dio unos cuadros hechos sobre pizarras negra, las cuales siempre le había comentado que me gustaban una barbaridad, y estas maravillosas obras, en viajes y mudanzas desaparecieron. En fin, la vida es así, nada fácil, esos cuadros actualmente están valorados en muchos miles de dólares. Aparte de lo que significaron para mí, afectivamente.
Vytas Brenner - Frailejon
– ¿Cómo era ir y venir y vivir en aquellas cuadras de Bello Monte? Hubo un día en que te sentiste con ganas de irte.
-Mi estadía en Colinas de Bello Monte fue muy hermosa, tengo muchos gratos y maravillosos recuerdos. Son anécdotas muy interesantes sin duda, pero cuando apareció Chávez, y asumió el poder, comencé a sentir que pronto todo se iría al diablo. Eso fue lo que sucedió, mi intuición no me falla y decidí que tenía que irme para poder continuar mi trabajo de artista, que es lo que soy. No soy político, soy artista, y eso es lo que me interesa en la vida, como político siempre seré incorrecto, por fortuna.
Colinas de Bello Monte. Mirador. Fotografia de Vicente Quintero. 2017. |
– Hubo un día en tu vida que dijiste “Voy a trabajar el tema del petróleo”.
-Te cuento una anécdota: siendo un niño me llevaron de visita a Maracaibo y con mi hermano mayor, Ramón, fuimos al lago. La sensación que tuve al mirar ese lago lleno de torres, balancines, el olor fuerte, esa sensación se quedó guardada en mi subconsciente, en mi ADN. Hay una maravillosa foto de esa anécdota, te la haré llegar…Y fue así como la imagen del petróleo aparecía de una manera recurrente, en mi fuero interno. Cuando monté la “Santería”, en el Museo de Arte Contemporáneo de Sofía Imber, siempre me iba caminando por el parque Los Caobos a la casa de mi madre en Bello Monte y un día con una linda chica que me acompañó, vi un barril mediano de petróleo, oxidado. Lo agarré, me lo llevé a la casa… eso fue en 1975. Lo limpié, le quité el óxido, le hice un tratamiento en un taller de herrería, lo pinté de dorado, y lo firmé: esa es mi primera obra del petróleo, se llama “Barril encontrado”, Caracas 1975. Y cuando regresé a Nueva York decidí que iba a trabajar el tema del petróleo, como concepto del arte contemporáneo. Cómo tú bien sabes, he desarrollado el tema del petróleo en grandes esculturas, instalaciones, videos, gráficas, imágenes digitales y he recorrido con esas obras gran parte de las ciudades importantes del mundo y es lo que he estado desarrollando hasta el día de hoy.
Karla Gómez y el Príncipe negro
Rolando Peña en el Lago de Maracaibo. Fotografía de Eddy Gómez. 1979 |
Karla Gómez y el Príncipe negro
–Hubo un día en que conociste a Karla.
-Sí. A Karla, mi ángel maravilloso, la vi por primera vez en el Teatro Teresa Carreño en el año 1985. Estaba sentado en el cafetín del Teatro con José Ignacio Cabrujas, y vi pasar a una niña de una belleza renacentista, que caminaba erguida, con mucha seguridad, distancia y aplomo. La vi y le dije a José Ignacio, qué chica tan interesante, ella no camina “levita”. José Ignacio me miró, se rio y me dijo, “Sí: es una especie de ángel, pero ojo que puede ser exterminador”. Pasaron muchos años y asistiendo a una exposición en homenaje a Luis Brito (el Gusano) aquí en Miami en el año 2016, vi a una mujer atractiva, y la saludé. Ella me respondió cortésmente, pero con distancia. Le pregunté ¿quién eres tú? ¿qué haces? Me miró de arriba a abajo y me dijo “eso no es su problema”, la miré y me dije “ojo, ella tiene un carácter atravesado”. Así que opté por darle mi tarjeta de presentación y le dije con el debido respeto “cuando te provoque llámame. Estoy a tus órdenes”. Así fue nuestro encuentro en Miami. Un día sonó mi teléfono, y ¡oh sorpresa! era Karla, invitándome a la inauguración de una exposición de un artista amigo de ella, la exposición no era muy buena, pero desde ese día jamás nos hemos separado… lo demás se los dejo a la imaginación de ustedes.
-¿Qué añoras de los años en que tenías el cabello negro y la barba negra?
-Son muchas cosas lindas, descubrimientos, aventuras, caídas, subidas, sorpresas de todo tipo, muchos sueños maravillosos, algunos realizados, otros no, pero siempre muy excitantes. Te puedo decir, mirándote de frente, que mi vida ha sido lo real maravilloso, y la he asumido con mucha pasión, curiosidad, amando, creando. He asumido muchos riesgos, los cuales continuaré enfrentando. Digo con responsabilidad que el arte me salvó la vida. Siempre digo “por fortuna existe el arte para librarnos del horror de la verdad”. Con el arte he caminado por el camino correcto, siempre he sido un romántico extremo, un aventurero, un sobreviviente. Y ahora después de tantos años, me he encontrado con Karla, esa maravilla de mujer, mi ángel que adoro, me pregunto: ¿qué más puedo pedirle a esta vida que me tocó?
– Hubo un día en que estábamos encerrados y nos hablamos. ¿Qué has meditado en estos tiempos?
-Te voy a responder con frases de dos seres maravillosos que me iluminaron: el gran poeta cómplice Rafael Cadenas: “Qué hago detrás de los ojos”; y por supuesto, mi gran hermano José Ignacio Cabrujas: “El amor es cuando dos ojos sorprendidos se encuentran”.
La vida es una maravilla. Somos unos privilegiados, debemos darle gracias a esas fuerzas extraordinarias que nos han protegido y darle gracias eternas a todas las personas que se han cruzado en nuestras vidas.
Iba a responder con un cliché, con una simpleza. Pero es verdad lo que dice el príncipe caraqueño. La existencia consiste en ir y venir conociendo personas y haciendo que esa experiencia se pueda rescatar después, como un buen recuerdo. Por eso prefiero terminar la conversación imaginando a John Ashbery leyendo sus versos en una biblioteca o en cualquier rincón de Nueva York. Mientras recordamos el poema que tanto le gusta a Rolando, imaginé también que Ashbery ha podido escribir ese poema en Colinas de Bello Monte:
“La luz de la tarde era como miel entre los árboles
cuando me dejaste y caminaste hasta el final de la calle
donde terminaba abruptamente el crepúsculo”...
Tomado de Crear en Salamanca.
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José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne |
José Pulido
Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.
Vive en Génova, Italia.
En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.
(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com)
Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova.
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Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores
WOW...Dicen que segunda partes no son buenas, pero esta publicasion de la maravillosa entrevista que me hizo Jose PULIDO, es extraordinaria...Estoy totalmente conmovido, gracias Dimitri LiPo, te mando un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe contenta enormemente que te haya gustado el montaje de la entrevista. Espero que a José pulido le guste también. Gracias a ti Rolando y a José.
EliminarAbrazos!!!
Dimitri LiPo, a Jose y a mi nos gusto mucho tu interpretación de la entrevista. Quedo excelente, y te agradecemos tu enorme gentileza de publicarla, te amando un fuerte Abrazo....
EliminarGracias a ti Rolando y a José por compartirla. Bienvenidos al blog! Abrazos!! :)
EliminarQue gran entrevista que, paseo por Sabana grande y la Caracas de los sesenta y setenta que vivimos ...vimos suceder esos grandes eventos ver esos seres tan especiales al ladito nuestro como si nada...con la entrevista de Pulido y las anécdotas de Rolando Peña me traslade de nuevo a el tiempo perdido...eso me pasa frecuentemente pero está madrugada de mis ochenta años en Santiago de Chile fui de nuevo tan joven y tan vital que los vi a ellos y a toda esa maravilla de gente ...a José Pulido lo conocí de cerca por un rato y nunca más lo perdí con su obra ...Rafael Cadenas me dio no clases, me dio vida en la escuela de letras y al Príncipe Negro lo veía de lejos en los eventos con curiosa espectativa...hoy con la maravillosa entrevista de Pulido y las insólitas anécdotas de Rolando Peña es cuando veo a el ser que veía de lejos .... Estoy agradecida de haber siquiera coincidido por las calles las aulas y los museos con esos seres que formaron parte de la decada de mediados de los sesenta a mediados de los setenta en Caracas .
ResponderEliminarGracias a José Pulido y a Rolando Peña por esta madrugada donde los vi a ellos y a todos los amigos y a tanto momento grato.
Nada de arte en este comentario...es un gracias a la vida.
Unknown, muy hermoso tu texto sobre la entrevista, tus recuerdos de esa maravillosa época, sin dudas, época de oro, de un maravilloso pais, que fue el nuestro, ahora en desgracias, por culpa de un horror. Lastima que no publiques tu nombre, toda mi vida camino por el medio de la calle, y me gusta mucho saber quien se comunica conmigo, gracias por tu texto, Saludos....
EliminarGracias Desconocido por compartir tus recuerdos con nosotros. Lamento no saber tu nombre para agradecerte adecuadamente por tu visita y sazonar el blog con tu comentario. Bienvenido!
EliminarJosé Pulido... Su finura como periodista no son preguntas es diálogo.
ResponderEliminarA, Rolando mi admiración y respeto un grande artista nuestro venezolano.
Lo que vivió. Adivino lo que vivió. En el sitio en el momento justo de nuestra historia de arte contemporaneo.
Fue un deleite su relato
Gracias por tu lectura estimado desconocido. Disculpe la tardanza. Bienvenido al blog.
EliminarExcelente Articulo
ResponderEliminarGracias por tu lectura F.JAVIER RADA. Disculpa la tardanza. Bienvenido al blog.
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