Tomada de El Confidencial
. LA ISLA
DE LOS AMORES FURTIVOS
Como lectora de la obra del Nobel colombiano,
estoy de acuerdo con la decisión de sus hijos: Gonzalo y Rodrigo García Barcha,
para publicar esta novela póstuma: En agosto nos vemos, aunque su
padre consideraba que debía seguir
trabajando el manuscrito. La primera parte de este libro, lo había
leído en el año 1999, cuando el propio autor, la envió por fax a mi marido,
para que compartiéramos la lectura con su hermano, Gustavo García Márquez,
nuestro amigo. Era un cuento con un final sorprendente, en el que se
manifestaba su escritura genial, en la
creación de personajes femeninos, ante la torpeza para encarar la vida o los
asuntos del amor, de los personajes del sexo opuesto; anónimos según la
siguiente cita: No sabía ni el nombre,
sólo le quedó un vago olor a lavanda.
En esta última obra publicada, el
Gabo vuelve a sostener la idea del Caribe,
como territorio idílico del paraíso terrenal. Es en la descripción del paisaje,
en la narración de los hechos y en el tratamiento amoroso de los personajes, donde el lenguaje fascina por la musicalidad y
belleza de las frases, por el acertado
uso de imágenes. Según palabras de Juan
Gustavo Cobo Borda, García Márquez era la mejor representación del
grupo renovador de la poesía colombiana, reunidos bajo el lema de: Piedra y
cielo. Disfrutemos algunas de sus frases
para describir a la protagonista Sus ojos de topacio eran hermosos, con sus
oscuros párpados portugueses. Así dibuja parte del encanto de la isla,
a donde la mujer viajaba cada agosto
para visitar la tumba de su madre. …entre el mar y una laguna interior poblada
por garzas azules. El cielo diáfano lleno de estrellas con una
luna solitaria y triste.
En el transcurso de las partes se
advierte como el espacio de la isla se transforma, del territorio salvaje donde
el taxi en el que la protagonista va al cementerio, debe sortear los cerdos impávidos y niños
desnudos hasta convertirse en años posteriores, en el centro de una
convención mundial de turismo, donde a la protagonista se le asigna una suite
helada en el piso 18, habitación, donde suenan alarmas y se oye el mensaje para
advertirla, que es una cuarto para no fumadores, cuando ella enciende un
cigarrillo. Hoteles con sistemas para espiar la vida de quienes allí llegan,
recordándoles que los visitantes no pueden permanecer en las habitaciones sin
pasar antes por las oficinas.
Una de las consecuencias nefastas,
por la decisión que toma la mujer, en la
noche que ella pasa en ese lugar cada 16 de agosto, es el deterioro de la
percepción sobre la relación perfecta de su matrimonio. Ella, sin tener
conciencia que algo ha cambiado en su interior, comienza a confrontar a su esposo, Doménico
Amaria, a quien acosa con preguntas sobre su fidelidad.
El tema de los amores lícitos e
ilícitos, que el escritor desarrolla con gran conocimiento de la condición
humana, con empatía sobre las
debilidades causadas quizás, por la mezcla sagrada de la música y la
ginebra, sobre el corazón de una mujer, es otro de los elementos
fascinantes de esta novela corta.
Hay referencias
sobre libros que la protagonistas lee,
quien ha pasado de novelas cortas como El extranjero de Albert Camus, a libros
con temas como Drácula de Bram Stoker y Crónicas Marcianas de Ray Bradbury. Homenaje
que el novelista hace a tan inolvidables autores. El padre, el esposo y el hijo del personaje
femenino son músicos reconocidos, excusa
de las constantes alusiones a piezas clásicas como Claro de luna de
Debussy, transformada en bolero que canta una intérprete nativa, las
variaciones de Béla Bartók, piezas de Mozart y Schubert. También nombra
cantantes populares como El trío Los Panchos y
Celia Cruz.
El final se
revela el secreto de la madre de Ana Magdalena y la determinación de ella
de sacar los restos, para llevárselos en una bolsa de tela a casa. Esta idea garciamarquiana,
quizás se generó en un acontecimiento vivido en la adolescencia, revelado por su hermano Gustavo. Cuando niños vivieron una época en un
pueblo de la costa colombiana. Al regreso a Cartagena, se les agregó una
hermana de padre, niña famélica que
llegó con un talego de tela, que tenía
unos huesos, del que no se desprendía.
Los huesos resultaron ser patas de pollo,
cuyos dedos se movían al tirar una cuerda, a manera de juguete. A todos
les impactó esta niña de piel traslúcida, que el escritor evoca en Cien Años de
Soledad.
Lo que no me
gustó de la novela fue el título, creo
que es desafortunado. Como todo lo
escrito por el Nobel, es un libro que se lee de una sola sentada. No es una
obra maestra como otros títulos publicados, pero, en los seis
partes está el mensaje expuesto de manera convincente, con un lenguaje
poético que expresa en todo su esplendor su
inigualable talento.
Poeta, ensayista.
Caracas, abril del 2024.
Datos Biográficos
Lidia Salas. Poeta y ensayista. Obtuvo
la maestría en Literatura en la Universidad Central de Venezuela.
Autora de los siguientes poemarios: Arañando
el silencio Mención de Honor del
I Concurso de Poesía Libre. Cartagena. Mambo
Café Primera Mención de la I Bienal del Ateneo “Casa de Aguas”. Venturosa.
Premio Único del VII Concurso Nacional del IPASME. Luna de Tarot. Ciudad
de Babel. Inédito. Mención
Especial del Premio Municipal de Poesía “Antonio Arraiz.” , Katharsis y Ciudad de Azul
y Vientos. De las plaquettes: Sedas de Otoño e Itinerario fugaz. Coautora con Elena
Vera de la antología Quaterni Den .Su libro de ensayo más reciente: La Palabra. 7 Secretos de su energía creadora.
Muestra de su obra ha aparecido en las
siguientes antologías: Poetas en Abril, Quienes
escriben en Venezuela, Diccionario abreviado
de escritores venezolanos,
El hilo de la voz, Antología poética. Sus ensayos han sido publicados
en diarios nacionales y extranjeros; en la Antología del Octavo Encuentro Internacional
de Escritoras, en La mirada Femenina
y en el libro: Nuevas IDEAS para viejos
problemas. Fundación Venezuela Positiva.
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