viernes, 14 de mayo de 2021

MIGUEL OTERO SILVA: Toda obra poética requiere largo trabajo y Si no tuviera los medios para ir a Jamaica o Arezzo me iría a Charallave

Entrevista de Ludovico Silva








  28 DE FEBRERO DE 1965




 "Toda obra poética requiere largo trabajo"



Cualquiera diría que es muy fácil hacerle una entrevista a Otero Silva, un periodista afilado y lleno de experiencia. Pero no es así. Otero Silva tiene también su temor pleistocénico a las entrevistas. Si uno le hace una pregunta, la agarra en el aire y, desentendiéndose de la entrevista misma, la responde en forma de catarata. Se resiste a hablar dictando, tal como lo hacen con una equívoca facilidad los políticos. El resultado es que yo tuve que acondicionar mi memoria, y prácticamente obligar al poeta a sentarse frente a una máquina de escribir. Existe además otro punto muy importante:

Otero Silva afirma una y otra vez que él no tiene nada que ver con la crítica literaria y que le resulta difícil teorizar su poesía. Yo le digo que no se trata propiamente de eso, sino de teorizar un rato a propósito de su poesía y no sobre ella.

‹Sé que me vas a interrogar sobre arte poético, sobre escuelas poéticas, sobre filosofía de la poesía, y te confieso que esa certeza me tiene sobre ascuas. Yo no soy crítico ni ensayista, ni teorizante, particularmente cuando de poesía se trata. Por compromisos, por amistad o por rendir culto a un alto valor de nuestra literatura recién muerto, he escrito algún prólogo, conferencia o discurso sobre temas de literatura que pueden parecer crítica.

Pero la verdad es que hablar de la poesía como de un tema pedagógico, como de una ciencia estudiable, me pone nervioso. Sin embargo, estoy a tu disposición.

‹He oído decir a mucha gente ‹le digo‹ que es un poco extraño eso de tener que irse a otra parte ‹Jamaica, Arezzo‹para escribir o pulir un libro.

¿Podrías responderles a los que eso se preguntan?

‹Como no. Yo viajo para pulir mis libros, en primer lugar, porque no le veo de extraño ni nada de maléfico u odioso a hacerlo. Preguntarse por qué lo hago es como preguntarse por qué una planta desplaza sus hojas según la temperatura o la luz del sol. Yo, sencillamente, no puedo escribir en Caracas. Aquí uno tiene demasiados compromisos que resultan ineludibles si uno se encuentra aquí. Si no tuviera los medios para ir a Jamaica o Arezzo me iría a Charallave.

Ludovico Silva. Imagen tomada de Venezuela e historia.



En tu libro aclaras que las tres primeras estancias de tu poema fueron escritas en 1942, y publicadas. Esas tres primeras partes del poema, ¿las tenías como un poema en sí o como algo inconcluso?

‹Ese poema ha sido muy trabajado. En efecto, los tres primeros cantos o estancias fueron escritos hace más de veinte años. Creí en ese momento que había redondeado un poema, pero al cabo de un tiempo comencé a pensar que era apenas una obra inconclusa, y esa sensación de cosa inconclusa se fue acentuando, hasta que el año pasado decidí continuar mi poema de 1942, y tan inconcluso estaba que lo que era una página se convirtió en un libro. Por lo demás no creo mucho en la improvisación ni en la inspiración, éxtasis o transporte como elementos generadores de la mejor poesía. Tampoco creo en las genialidades del subconsciente ni en el automatismo psíquico de André Breton. Toda obra poética requiere largo trabajo, así se trate de la subconsciente de los superrealistas.

‹Recordarás ‹le pregunto‹ aquella idea de Eliot acerca de los diversos niveles de significación que tiene todo poema y, en general, todo hecho estético. Para unos, decía Eliot, lo importante en un poema es su lenguaje, entendiendo por lenguaje un material sonoro; para otros, el pensamiento expresado a través de ese material. Tu poesía, evidentemente, tiene una significación rítmica, y, en el caso concreto de La mar que es el morir, tiene además una unidad de contenido filosófico. ¿Qué me dices de la significación rítmica?

‹La significación rítmica de mi poesía está determinada, creo, por la presencia permanente de versos regidos por la métrica clásica castellana, los cuales engendran una armonía musical o rítmica que se mantiene a todo lo largo del poema. Escribo en versos libres que no son desordenadamente libres, puesto que alejandrinos o endecasílabos condicionan su libertad.

¿No te parece que algunos sectores de opinión dirán sobre tu poesía que es "tradicional"?

‹Yo no defiendo ni remotamente una poesía tradicional. Simplemente digo que así como respeto el hermetismo ajeno pido respeto para mi claridad, condición esta última muy española, por cierto.


Extractos


Un crítico dijo que había una desigualdad entre los temas universales y las alusiones particulares ‹persona y paisaje‹ del último canto de tu libro.

¿Qué piensas de esa afirmación?

‹Pienso que el hecho de que aparezca el paisaje como ingrediente de primer orden en la estancia 19 o última del poema no significa en modo alguno que rompa la unidad estilística ni filosófica de la obra. Por el contrario, los primeros 18 cantos son resonancia de la copla de Manrique "Nuestras vidas son lo ríos", sobre mi criterio total, absoluto, del fenómeno "muerte". En cambio, el poema 19 es la referencia de esa misma copla a mi propia vida.

Entonces es forzoso que aparezca el paisaje, con todos sus símbolos, y ese paisaje no puede ser otro sino uno venezolano, con guacamayas y apamates, porque es ese y no otro el que atraviesa "mi río". Lo que pasa es que entre los cánones restrictivos que pesan sobre nuestros poetas actuales está el prohibirles que nombren todo árbol, animal o piedra venezolanos.

Bucare. Foto de Fev.Imagen tomada de Wikipedia.



Pueden decir "álamo", "chopo", "encina", pero nunca "bucare", ni "jabillo".

Gonzalito. Imagen tomada de Steemit.

Pueden decir "alondra" y "mirlo", pero nunca "gonzalito" ni "arrendajo".

Pero lo que soy yo no nombro un "jilguero" en un poema mío, ni a balazos.

Hasta luego.

Hasta siempre.


Tomado de El Nacional

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