Por Lorenzo Batallán
La dinámica del profesor Humberto Fernández Morán (18 de febrero de 1924 - Maracaibo, estado Zulia, / 17 de Marzo de 1999 -Estocolmo, Suecia), es uno de los signos externos de su personalidad. Conversar con él es como dialogar con el futuro. La universalidad de su mente contagia el entusiasmo de quienes le oyen y aún a los ciudadanos comunes nos hace la impresión —escuchándolo— de comprender el lenguaje del siglo XXI (…) Es un sembrador de fe y su convencimiento es tan intimo y sincero, que involuntariamente no señala cuanto nos falta por hacer, pero entregándonos también las confianzas y la seguridad efectiva de que podemos hacerlo. De que lo haremos.
—¿Cuál es la tragedia del científico latinoamericano?
—La frustración del hombre que se siente capaz de crear ciencia original en su propio país pero a quién se le niegan los medios y, por ello, se ve forzado a emigrar a lugares más propicios.
—¿Qué terapia propone?
—La única forma de contrarrestar estos fenómenos es la de crear en el país un ambiente favorable y ante todo garantizar la continuidad del apoyo a la investigación y enseñanza científica, pues todo en la ciencia se mide en años, decenios y siglos. Los países poderosos y superdesarrollados son aquellos que han prestado mayor continuidad en el apoyo a sus científicos.
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