El relieve de un "hombre coronado", encontrado en Zafar, Yemen,
es visto como una evidencia de que hubo un imperio cristiano en la
región antes de que el Islam diera comienzo.
Foto: Paul Yule.
Fuente: Spiegel online | Matthias Schulz | Fotos | 21 de diciembre de 2012 | Traducción: Guillermo Caso de los Cobos para Terrae Antiqvae
Los arqueólogos están estudiando las ruinas de un imperio cristiano
enterrado en las montañas del Yemen. Tal enclave ha generado una serie
de preguntas sobre la historia temprana del Islam. ¿Hubo una vez una
iglesia en La Meca?
El mandamiento "No harás ninguna imagen tallada" ha sido
durante mucho tiempo seguido estrictamente en el mundo árabe. Hay muy
pocas estatuas de los califas y reyes antiguos de la región. Los dioses
paganos en el desierto eran, por lo general, adorados en forma
anicónica, es decir, como seres sin forma.Mahoma tenía barba, pero no hay retratos de él.
Sin embargo, ahora una obra narcisista de un auto-retrato humano ha
aparecido en el Yemen. Se trata de una figura tallada en piedra, que, al
parecer, proviene de la época del Profeta.
Paul Yule (arriba),
un arqueólogo de la sudoccidental ciudad alemana de Heidelberg, ha
estudiado el relieve, el cual mide 1,70 metros de altura, en Zafar (arriba),
a unos 930 kilometros al sur de La Meca. Representa a un hombre con
collares, rizos y ojos esféricos. Yule data la imagen alrededor del año
530 d.C.
El arqueólogo alemán ha excavado en las altas tierras rocosas del
Yemen, una ocupación que se volvió bastante peligrosa recientemente
debido a las circunstancias políticas del país. En su última misión,
Yule perdió 8 kilos y su equipo fue confiscado.
No obstante, él está contento, porque ha sido capaz de traer sus
notas, trozos de escombros y huesos, al regresar a Heidelberg. Yule ha
concluido que Zafar fue el centro de una confederación tribal árabe, un
reino que era dos millones de kilómetros cuadrados de grande y que
ejerció su influencia por todo el camino que iba a la Meca.
Incluso, aún más sorprendente es su conclusión de que los reyes que
se invocan en la Biblia vivieron en este asentamiento de las tierras
altas. El "hombre coronado", representado en relieve, también era un cristiano.
Conquistadores de la antigua Etiopía
Yule ha analizado la misteriosa figura vestida en un informe para la revista académica Antiquity.
Ella está con los pies descalzos, lo que es típico de los santos
coptos, al tiempo que sostiene un manojo de ramitas en la mano
izquierda, un símbolo de la paz. Porta un vara con la apariencia de una
cruz. Además, lleva una corona en su cabeza como las usadas por los
gobernantes cristianos de la antigua Etiopía.
Todo esto sugiere que el hombre, con una extraña cara redonda, es un
descendiente de los conquistadores de África que lograron hacer una de
las operaciones más audaces de arribada al lugar en los tiempos
antiguos.
En el año 525 d.C., el Negus, o rey, de Axum envió
una flota a través del Mar Rojo. Los soldados y elefantes de lucha
fueron transportados en embarcaciones alquitranadas hacia el este, a fin
de difundir el evangelio. En las décadas siguientes el ejército capturó
gran parte de Arabia.
La primera punta de lanza fue dirigida hacia la capital Zafar. Como
una fortaleza en el cielo, la ciudad se alzaba sobre un volcán extinto, a
una altitud de 2.800 metros sobre el nivel del mar. Sus muros, plagados
de torres y campanas de alarma, tenían cuatro kilómetros y medio de
largo. Unas 25.000 personas vivían en Zafar.
Según Yule, entre los siglos III y V d. C., la confederación logró completar un "ascenso meteórico"
y convertirse en una superpotencia. Sus comerciantes negociaban madera
de sándalo de Ceilán y la valeriana de Persia. El Estado controlaba el
puerto de Adén, donde los barcos de los comerciantes de especias de la
India tenían su atraque. El incienso, que se elaboraba en Arabia,
también se negociaba. Era un lugar de lujo. Yule halló ánforas de vino
(arriba), restos de peces valiosos condimentados y palacios decorados
con esfínges y leones.
Una pacífica comunidad multicultural
La estructura social en Zafar también parecía ser única. La ciudad
tenía una gran comunidad judía, tal como lo demuestra un sello con un
santuario de la Torá (arriba). Inscripciones hebreas fueron asimismo
descubiertas. Los residentes Zafar también incluían a los cristianos,
quienes construyeron una iglesia en el año 354 d.C. Los árabes que
adoraban ídolos antiguos vivían en las calles.
Pero esta pacífica comunidad multicultural pronto llegó a su fin, ya
que las tensiones comenzaron a crecer en el siglo V, y Arabia se
transformó en un frente.
El Imperio bizantino, erizado de armas, operaba en el oeste, y sus
vasallos se mantenían haciendo incursiones en el desierto. Iban
acompañados de misioneros cristianos, los cuales trajeron la doctrina de
la Santísima Trinidad a los pastores en el límite del Rub' al Khali, el
desierto de arena que conforma gran parte del tercio sur de la
Península Arábiga.
Estos imperialistas del Sagrado Corazón se enfrentaron al reino persa
de los sasánidas con sus arqueros y ejércitos de soldados barbudos
vestidos con armaduras de metal pesado. Los judíos, que vivían por
decenas de miles en los oasis, estaban hasta cierto punto alineados con
este poder.
Fue un enfrentamiento entre el este y el oeste, y todo el mundo se vio obligado a elegir un bando.
Esto también se aplicaba a Zafar. Para detener el avance del
cristianismo, los distintos reyes árabes se convirtieron inicialmente
al judaísmo. La clase dominante de todo el reino siguió, finalmente, su
ejemplo. A partir de ahí, a la gente se les dio nombres como Yehuda y
Yussuf.
Entonces se levantaron en armas. Aproximadamente hacia el año 520 d.C., atacaron la colonia cristiana de Najran,
donde había iglesias y monasterios. Innumerables cristianos fueron
masacrados. La impactante noticia viajó a lo largo de todo el camino
hacia Europa.
Un 'rey títere'
La espiral de violencia comenzó a girar más rápidamente. Los
bizantinos furiosos y sus aliados de África fueron en busca de venganza.
Kaleb,
el rey de Axum, en Etiopía (que llevaba joyas de oro en su pelo y
conducía él mismo un carro encima de un elefante), pasó a la
contraofensiva.
Si las fuentes son correctas, su primera maniobra naval fue un
fracaso miserable. En el 525 d.C., con la ayuda de buques de guerra
adicionales proporcionados por los bizantinos, completó con éxito el
cruce al otro lado del Mar Rojo.
El relieve del "hombre coronado" de Zafar fue creado,
aparentemente, durante este período de la invasión. Yule lo interpreta
como una representación del "rey títere" cristiano de los etíopes.
Los invasores continuaron sus ataques. El guerrero santo del sur de Arabia, Abraha,
había tomado el control de grandes áreas en poco tiempo. Incluso
intentó liberar a los obispos prisioneros por el enemigo persa en
Nisibis (en la actual Turquía), a unos 2.500 kilómetros de distancia.
El hombre se embarcó en una cruzada religiosa al mismo tiempo.
Reconstruyó las iglesias que habían sido destruidas en Najran, y
construyó otras en Marib y Adén. Su iglesia más hermosa estaba en Sanaa.
Tenía puertas doradas y un trono de ébano y marfil. Por la mañana, los
rayos del sol brillaban a través de un panel de alabastro en la cúpula.
Los bizantinos apoyaron el proyecto y enviaron artesanos, mármoles y
mosaicos. El resultado fue un milagro arquitectónico, del tipo que todos
en Arabia nunca habían visto antes.
El año del elefante
Después del triunfo del Islam en el siglo VII, la iglesia fue
derribada y despojada de sus tesoros, y una mezquita fue construida en
su lugar. Barbara Finster (arriba) una arqueóloga de la ciudad bávara de Bamberg, descubrió que algunas de las columnas de la mezquita
provenían de la iglesia destrozada, mientras que algunos de los
magníficos mosaicos de la iglesia fueron enviados a La Meca,
esencialmente como botín.
La enemistad entre la ciudad de Sanaa y
La Meca al parecer ardió desde el principio. Los estudiosos medievales
del Corán relatan que Abraha construyó su magnífica iglesia para atraer a
los peregrinos fuera de la Kaaba, el lugar del Islam más sagrado.
Otra fuente islámica describe cómo el conflicto se intensificó con el
tiempo: un enfadado nativo de La Meca se alivió en la iglesia de Sanaa,
lo que provocó la furia de Abraha, quien mandó a sus guerreros,
montados en elefantes, a destruir la Kaaba. En la interpretación de la
sura 105 del Corán, la única razón por la que no tuvo éxito fue porque
Alá había armado una bandada de pájaros con bolas de arcilla que
hicieron llover como balas sobre el ejército cristiano.
¿Son estos nada más que mitos religiosos? Existen evidencias
históricas, en forma de una inscripción en piedra, de que Abraha condujo
incursiones a gran escala contra las tribus árabes desafiantes, cerca
de La Meca, en el año 552 d.C. Algunos historiadores de occidente
consideran que este es el verdadero año de nacimiento de Mahoma. El
erudito Ibn Ishak, que escribió la primera biografía del Profeta, afirma que el proclamador del Corán nació "en el año del elefante".
Por extraño que parezca, la inscripción garabateada en la roca podría
interpretarse en el sentido de que la tribu de los Kuraish, a la que
pertenecía el Profeta, a veces luchó por los cristianos. ¿Eran aliados?
¿Nació Mahoma en una ciudad que se encontraba bajo el estandarte de la
cruz?
Tiempos difíciles
Hay indicios de que esto podría ser cierto. Por ejemplo, un
cementerio cristiano se menciona en la historia más antigua de La Meca,
escrito por el historiador árabe Asraki.
Es un lío. En la antigua Arabia, las tres religiones abrahámicas del
mundo se intersectan de manera confusa. Pero el Corán se impuso al
final.
Pero muchas cosas aún no están claras. Nuestra perspectiva se ve
complicada por el hecho de que el nacimiento del Islam se produjo en un
momento de graves dificultades. Los datos climáticos obtenidos de cuevas
de piedra caliza en Omán prueban que hubo una terrible sequía en el sur
de la Península Arábiga hacia la mitad del siglo VI. También hubo una
epidemia de peste que comenzó en el 541 y afligió a todo el Oriente.
Otras epidemias más pequeñas la siguieron, provocando miles y miles de
muertes.
Fueron estos horrores lo que probablemente provocó la desaparición de Zafar. Yule sospecha que la sequía devastó la "frágil ecología de las tierras altas". El ganado murió de sed y los graneros permanecieron vacíos.
¿Son las sospechas del arqueólogo correctas? Incluso Mahoma, como
niño pequeño, se vio amenazado por las enfermedades y el hambre. Según
Ibn Ishak, su nodriza estaba muy preocupada cuando le dijeron que
llevara al niño de regreso a su ciudad natal.
La razón, dice, era la "peste en La Meca"
Tomado de Terrae Antiquae
Actualizada el 09/12/2022
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