"El mundo está lejos de ser razonable"Un viaje al país de los robots.
Una breve entrevista a Isaac Asimov
1 DE DICIEMBRE DE 1985
Un viaje al país de los robots
Por Elizabeth Araujo
Isaac Asimov ha pasado casi toda su existencia jugando con el tiempo y el espacio, y viajando sin cesar más allá de los límites de la imaginación. Este Julio Verne moderno, autor de más de 350 novelas y relatos de ciencia ficción y de ensayos científicos trabaja en su máquina de escribir durante 15 horas seguidas los 7 días de la semana. Para Asimov no existe la hora de la inspiración, él inventa historias como si eso fuera lo más fácil del mundo. Asimov nos advierte que no lee bolas de cristal y que confía más en sus sueños que en los seres humanos. De tanto imaginar mundos diferentes al nuestro nos ha descrito, sin saberlo, en el mejor de los suspensos, la historia verídica de lo que le espera a este planeta.
“Los robots forman parte de nuestro universo. Ellos ponen a funcionar las fábricas, tocan el piano y hasta hacen la limpieza. Sin duda que los robots serán cada día más semejantes al hombre. Los esfuerzos de científicos y tecnólogos van en ese sentido”, nos dice.
—¿No le parece eso inquietante?
—Son innegables sus peligros. La robotización está por transformar radicalmente la noción misma de trabajo: ciertos empleos van a desaparecer y las tensiones sociales se acrecentarán. Por otro lado, nadie impedirá a los militares fabricar robots capaces de matar, y lo peor es que ignoramos cómo esos robots podrán distinguir entre amigos y enemigos.
Uno de los principios que rige la literatura de Asimov es aquel de “las tres leyes de la robótica” que gobiernan en su universo: 1) Un robot no debe jamás hacer daño a un ser humano ni permanecer pasivo cuando un ser humano corre el riesgo de ser agredido, 2) un robot debe obedecer las órdenes dadas por un ser humano, salvo cuando estas órdenes entren en contradicción con la primera ley, y 3) un robot debe proteger su propia existencia siempre que no entre en conflicto con las dos leyes anteriores.
—¿La idea de un robot asesino no contradice sus leyes?
—Por ahora, los robots no son lo suficientemente sofisticados como para ser programados según esas leyes. En mis novelas imagino un mundo sano en el que los hombres serían bastante razonables para emitir esas leyes. Pero el mundo está lejos de ser razonable.
Tomado de Feriado
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