domingo, 18 de abril de 2021

MARÍA CALCAÑO, la aviadora no la poetisa: “ Yo siempre quise volar”


MARÍA CALCAÑO



MARÍA CALCAÑO | 12 DE ENERO DE 1949

 “Desde niña supe que quería volar” 


Desde que la mujer fue liberada de sus ancestrales cadenas en la primera guerra mundial hemos visto cómo ella toma parte activa en la vida y desempeña cargos que hasta entonces estuvieron encomendados a la pericia e inteligencia del hombre. Pero cuando en realidad el mundo comenzó a asombrarse del espíritu de responsabilidad y cooperación de la mujer fue en la última guerra mundial, cuando ella se decidió por labores que le estaban vedadas. Entonces, la mujer no se contentó con ocupar el puesto vacante por el compañero en la fábrica o en el campo, sino que tomó un día el volante y se elevó hasta las nubes, como sucedió en la Unión Soviética, o se dispuso a montar guardia para avisar a la población civil la llegada de los bombarderos nazis como ocurrió en Gran Bretaña, o se fue a las fábricas de los aviones para aumentar la producción de los cazas, como en Estados Unidos. Incluso, las mujeres llevaron los aviones hasta el frente de batalla con riesgo inminente de sus vidas. Y vimos surgir las heroínas del aire como Marina Raskowa, muerta en el cumplimiento del deber en el frente de batalla ruso y a Amelia Earhart, que halló el fin de su vida en un vuelo sobre el Pacífico.

Marina Mikhailovna Raskova en traje de vuelo. Imagen tomada de Wikipedia



De allí, de aquellas famosas mujeres que se vieron envueltas en la conflagración mundial más espantosa que conoce la historia de la humanidad, surgió un espíritu de superación de la mujer en el mundo. En nuestro país también se han registrado casos de mujeres valerosas que en plena guerra han colaborado con las democracias y en contra del nazi-fascismo desde un avión piloteado por ellas mismas. ¿Quiénes son estas mujeres?

–No, no conocemos a María Asunción Calcaño –nos dijo una voz a través del aparato telefónico de la Casa Stubins.

–Ella tiene otro nombre, nos informo un amigo. Se casó con un americano y se llama Mary Keeler. Es la primera aviadora venezolana, con un magnífico récord de viajes sin accidentes.

–Señorita, por favor, Mary Keeler.

Y la misma voz nos puso en contacto con María Asunción Calcaño.

–Ven ahora que estoy más desocupada. Por la tarde estoy muy atareada con la correspondencia, nos pidió.

Y allá nos fuimos. Dos escaleras y una oficina muy aireada y muy vasta. Tras su escritorio encontramos a la dinámica Mary Keeler que selecciona la correspondencia. Reímos de la equivocación. Hablamos de los viejos tiempos, de los viejos amigos y entramos en materia.

–Yo me gradué de piloto aviador en noviembre de 1939 en Estados Unidos. Fui la primera mujer aviadora venezolana. Después se graduó Anita Branger, que está volando en Perú, y Carolina Molinari. Cuando llegué a Caracas me uní a un grupo de pilotos para fundar la Escuela de Aviación. El grupo estaba formado por los civiles Guillermo Pacanins, Alberto Yanes, Harry Gibson, Guillermo Ochoa, John Stubins y yo. Practicábamos servicios aéreos en La Carlota. Entonces se graduaron varios pilotos. Entre ellos estaban estudiando Carmencita Madriz y Nelly Zing de Villegas, pero no llegaron a graduarse. La escuela está ahora en Maracaibo y su instructora es Patricia Grant.

Anita Branger



–¿Asisten algunas mujeres?

–Solamente dos americanas –contesta decepcionada.

–¿Por qué estudiaste aviación?

–No sé. Yo siempre quise volar. Me imagino que lo tenía en la sangre.

Mary sonríe un poco dudosa y continúa:

–Cuando tenía 14 años hice una excursión a los castillitos, en el camino de La Guairá. Allí me quedé asombrada ante el paisaje de Caracas, y exclame: “Algún día volaré sobre Caracas en un avión piloteado por mí”. Todos mis compañeros se rieron. ¿Sería el subconsciente? Pero lo que recuerdo es que empecé a estudiar en Estados Unidos y en tres meses me gradué. Compré un avión y lo traje a Venezuela. Aquí volé por todo mi país
.
–¿Qué sensación experimentas cuando vuelas?

–Reposo, tranquilidad, felicidad, ¡que no es poco!

–¿Has tenido accidentes?

–Una vez se me rompió una hélice en el aire y aterricé en el campo sana y salva. A la media hora estaba volando otra vez, pero el susto fue después que llegué y registré el motor, cuando me di cuenta que estaba desprendido y he podido matarme. ¡Suerte! – dice emocionada–. Ese y muchos otros accidentes menores confirmaron mi teoría de que moriré en mi cama y no en el aire.

MARÍA CALCAÑO. 
Imagen tomada de Pioneros



–¿Conoces a aviadoras de importancia?

–Yo conocí a Amelia Earhart, gran aviadora desaparecida en el Pacífico; a Louise Taden, ganadora del premio de velocidades en las carreras de Cleveland, y a Ruth Nicols, que posee muchos récords y premios. En California existe un templo de aviadores donde hay un muro de bronce con las alas de los aviadores más famosos. Por Venezuela están las alas de Jorge Marcano y Mary Keeler. Pero lo más divertido fue lo que me pasó en un pueblecito de Venezuela. Íbamos en avión a una ternera, y yo me perdí en la ruta. Aterricé en un lugar donde había un ranchito. La campesina corrió desesperada hacia el esposo y le grito: “Hermenegildo, ¡llegó un pájaro con una bruja!”. Cuando le pedimos la dirección, nos dijo: “Po’ay pa’bajo”. Y llegamos directamente, –concluye Mary riendo de la ocurrencia.



Louise Taden.Imagen tomada de Pinterest




Tomado de El Nacional


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