viernes, 16 de abril de 2021

El tesoro bibliográfico de Miguel de Unamuno




La catalogación de la biblioteca del que fuera Rector de la Universidad de Salamanca descubre valiosos ejemplares


ROCÍO BLÁZQUEZ / SALAMANCA

Día 13/03/2012


El tesoro bibliográfico de Unamuno

A la valía de Miguel de Unamuno como escritor, pensador, profesor y gran conversador se une ahora la de gran mecenas cultural. Cuando se cumplen 75 años de su muerte en la capital salmantina,  Unamuno regala a la universidad de la que fue rector un compendio de valiosos libros que han sido descubiertos tras la catalogación de la biblioteca que fue donada por el propio autor.El trabajo del especialista en fondo antiguo, Óscar Lilao, ha sacado a la luz libros de gran importancia y antigüedad, escritos en lenguas clásicas o en euskera, que presentan todos ellos huellas inequívocas de haber pertenecido a la biblioteca personal de Unamuno y de haber sido leídos, consultados y analizados por el ex rector.

Etiquetas en piel roja adheridas a la cubierta anterior de las encuadernaciones con el texto «M. de Unamuno», portadas en las que aparece un sello de tinta con el texto: «Miguel de Unamuno BILBAO» o su firma, además de anotaciones, normalmente a lápiz, o extractos del contenido escritos en las hojas en blanco al final de los libros, son algunos de los marchamos de identidad personal de la biblioteca del autor de «San Manuel bueno mártir».

Entre los libros catalogados se ha hallado el importante tratado para la filosofía de las ciencias de Francis Bacon, «Novan órganon scientiarum», edición de 1779 de la que solo se conocen otros tres ejemplares en bibliotecas universitarias españolas, además del salmantino, así como cuatro volúmenes de los ocho que formaban la magnífica edición de las obras completas de Juan Luis Vives, según explicó el director del Servicio de Archivos de la Universidad de Salamanca, Miguel Ángel Jaramillo.

Custodiado en la Casa Museo del escritor vasco, destacan además por número las ediciones de clásicos de la literatura griega y romana, entre las que se hallan ejemplares españoles de finales del siglo XVIII de Salustio, Terencio o Curcio Rufo. No obstante, quizá lo más llamativo sean las obras en edición de bolsillo de una famosa y muy cuidada colección de clásicos que se publicaron en París en las prensas de Joseph Gérard Barbou en la segunda mitad del mismo siglo, conservados en una elegante encuadernación y que incluye textos de Horacio, Tito Livio, Lucano, Lucrecia y Nepote.

También en euskera

A todos ellos se unen algunos libros en euskera, la lengua materna de Unamuno, como la traducción de la «Introducción a la vida devota de Francisco de Sales», de 1749, realizada por Juan de Haraneder, edición de la que no abundan los ejemplares, o la traducción de «La Imitación de Cristo», del mismo año y también una edición rara. En una edición de 1883, con una traducción del Evangelio de Juan, se puede observar al final un esbozo de cabeza de mujer realizado por Miguel de Unamuno.

El autor no sólo legó a su querida universidad los ejemplares que él adquirió durante su vida, sino también legados familiares como el Catecismo histórico de Claude Fleury, de 1825, en el que puede leerse la nota de un antepasado: «Este libro es de José Antonio de Jugo a 11 de abril de 1828».

Miguel Ángel Jaramillo destacó la importancia de la catalogación de este fondo que ha permitido descubrir un tesoro con auténticas joyas bibliográficas que se ven revalorizadas por los comentarios y anotaciones del pensador.

Tomado de ABC



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