Isabel Allende, Arlington, VA, 1981. Fotografía de Marcelo
Isabel Allende: La tragedia de Chile es un hachazo partiendo tu vida pero en Venezuela tengo un hogar.Una entrevista de José Pulido.
Isabel Allende
LA CASA DE LOS ESPÍRITUS ES
PURA MATERIA NOSTÁLGICA
José Pulido
Tron. Portada del empaque del videojuego de Intellivision. |
La mañana ha logrado
escalar hasta las diez en punto. El reloj con juego de Tron incorporado muestra
un hombrecito gris que corre bip bip bip y como son las diez exactas, deja oír
un trocito vibrante de canción (“En la inmensidad de las olas flotando te vi”)
desde un lejano circuito de computadora, el cual, sin embargo, está allí mismo
en la muñeca del niño indiferente que indica “la casa de la señora Allende es
aquella”.
La ancha y blanca cocina
relumbrante y llena de vapores muestra un rostro pálido, bonito, de pestañas
negras, boca pequeña, cinco pétalos rojos moviéndose en el espacio: son las
uñas de una mano delicada que abre la nevera. Es una muchacha. Las cocineras no
son jóvenes y casi siempre tienen alguna quemadura en el antebrazo o en una
mano. Chispas de aceite, ollas calientes. Vapor.
—¿Es un espíritu? —pregunta
con curiosidad, en susurro, Jorge Cahue.
—Es una muchacha muy linda.
Debe ser hermana, hija o prima hermana de Isabel.
—No nos han presentado a
esa muchacha… oye: huele a café —añade Jorge.
Motos de luz en el videojuego Tron en Arcade. Imagen tomada de TronUniverse Fandom. |
En el piso de arriba hay
una jaula con pájaros de cartón, afiches, muñecos y muñecas. Y un tamborilero
narizón con bigotes de herrero turco, parecido a Cahue.
Isabel Allende es suave y
simpática. Todos la conocen por su humorismo, por sus columnas cortas y ágiles
en El Nacional, pero muy poca gente la reconocería en persona.
Nadie está hirviendo café
en sus ojos; ella no parece triste, pero tampoco muy alegre. La bicicleta de
hacer ejercicios vigila en el silencio iluminado y grato de su estudio-biblioteca.
Isabel mete su mano izquierda en el cabello netamente femenino y sonríe como si
lo hiciera entre paréntesis.
UNA FE COMO POCAS
Tomás Eloy Martínez es el que no tiene la cámara. Imagen tomada de VascoSzinetar. |
Isabel Allende no es
precisamente una cenicienta, pero su novela La casa de los espíritus ha vendido
sobre veinte mil ejemplares al apenas salir al mercado en España, y el que esa
primera novela sea un éxito no sólo se debe a que Isabel escribe con sabor de
abuela contando cosas, sino también porque ella creyó en el correo, tuvo fe en
el correo, y eso pulsó los mecanismos que la convirtieron en una triunfadora.
—¿Cómo es eso del correo?
—Había terminado mi novela,
vi el nombre de Carmen Balcells en un libro, donde se decía que ella era agente
literario. Tomás Eloy Martínez me aclaró que en verdad existe esa persona y
entonces hice dos paquetes con mi libro, porque era mucho papel. Los envié por
correo a Carmen Balcells sin conocerla.
—¿Qué pasó luego?
—Sé que llegó primero el
segundo sobre, con la segunda parte de la novela, aunque los envié el mismo día
al mismo lugar. Carmen Balcells los remitió a Plaza y Janés y los editores me
respondieron inmediatamente, invitándome a España… me entrevistaron por televisión
y todo, fíjate.
Carmen Balcells en el centro con un orbe en las manos rodeadas por algunos de sus representados del Boom Latinoamericano. Imagen tomada de El Mundo. |
Isabel Allende es sencilla
y toma muy en serio todo lo humano, pero siempre con humorismo: se ríe de sí
misma. En sus columnas alude a su esposo, hace chistes de dieta, comenta que es
bajita y gordita. En realidad, es de mediana estatura y no es gordita, porque
la bicicleta parece un tirano en el rincón del estudio.
Isabel es hija de un primo
hermano de Salvador Allende. En Chile tenía un programa de televisión y
escribía teatro. En Venezuela vive desde hace siete años y es socia de una
escuela privada. No es política, y aunque demoró poco escribiendo La casa de los espíritus, tardó algo en publicarla porque se acusa de ser exageradamente
tímida.
Ella explica: “En el teatro
se trabaja con un equipo y en televisión también, pero la literatura es algo
que se hace en soledad. No tiene con quien compartir responsabilidades. Si sale
bien o mal es tuya la responsabilidad”.
—¿Qué le resultó más
difícil en el proceso de escribir la novela? —preguntó Cahue.
—Todo me costó… quería que
me quedara redondo cada capítulo. Corté bastante… era una novela larga y sentí
que mutilaba algo propio, pero es necesario hacer eso por respeto al lector.
—¿Se sintió mujer
escribiendo La casa de los espíritus?
—Eso no lo siento en mi
libro. La literatura no tiene sexo. Hay gente que piensa que sí; yo no lo creo.
—¿Por qué escribió esa
novela?
—Creo que tenía las
palabras atoradas en el pecho durante mucho tiempo. No pienso en el retorno,
pero en el exilio me sentí sin raíces, como un pino de navidad. La nostalgia
por lo mío me ha invadido, pero me encuentro bien en Venezuela. Este país me ha
acogido, tengo trabajo y mi familia está conmigo… tengo un hogar.
Señala que no hay motivo
para volver a Chile, porque no le gustan las dictaduras y ella es romántica:
Ama a un Chile que se terminó.
La casa de los espíritus es
un poco eso: el deseo de recuperar raíces perdidas o lejanas. Unos personajes
fueron creados por ella en base a personas vistas fugazmente, combinando
caracteres. Otros son completamente reales.
LE INTERESA CONTAR
Isabel Allende dice que le
interesa contar, no experimenta con el lenguaje, “Sólo contar cuentos de manera
que el lector se entretenga”.
—Me aterra la página en
blanco… —comenta.
Prefiere la realidad sin
inventos. Cree que lo maravilloso de la literatura latinoamericana “Es que
hemos dado a lo subjetivo el mismo valor que a lo objetivo”.
En el humor de sus columnas
hay una fórmula: se ríe de sí misma. “Mi pobre marido se tiene que apuntar en
todo. Lo pongo en dietas que fracasan y cosas así. La gente se ríe. Si hablara
del marido de otra mujer no resultaría”.
Su esposo es tranquilo.
Pasa cerca de Isabel Allende y le manotea encima de la cabeza “para que no se
le suban los humos, ahora que es novelista famosa”.
La escritora expresa,
aparte, que no es militante político de ningún partido. Pero recuerda a
Salvador Allende constantemente. “Por su calidad humana, su compromiso, su
vida, la constancia para mantener sus principios y valores”.
“La tragedia de Chile es un
hachazo partiendo tu vida. Es un compromiso tácito, no puedes mantenerte al
margen, pero hay que decir `zapatero a tus zapatos´. Yo sirvo para escribir,
otros para la lucha política directa”.
A Isabel Allende no le
gusta ver que la libertad peligre. Tiene una jaula grande llena de pájaros “de
mentiras” hechos con cartón y plumas simuladas.
Jorge Cahue se ha comido un
gran trozo de torta, violando la promesa de seguir la dieta de la luna y esas
cosas. La escritora ha resistido la presencia de los trozos de torta al lado de
las tacitas de café. Al menos eso es lo que parece suceder cuando ha terminado
la breve conversación. Sin embargo, allá arriba, en la ventana desde donde se
observan las calles serpenteantes por donde baja nuestro vehículo, uno imagina
que la ha visto fugazmente, en un reflejo de espejos que se borra, saboreando
un pedazo de pastel con avellanas, como un espíritu de niña que sale a
deambular por las habitaciones, cada vez que alguien pronuncia la palabra
“Chile”.
La novela La Casa de los Espíritus fue convertida en película en 1993. |
Todavía hoy, Cahue llama
por el interno para comentar eso, la fijación del niño en cuya muñeca un reloj
electrónico cantaba: “En la inmensidad de las olas, flotando te vi”. Un niño
que observaba con fijeza a la muchacha que se recortaba en el ventanal de la cocina.
Y aquella terrible confesión entre sonrisas confundidas, de Isabel Allende, con
ganas de no estar sola, en el momento que manifestó:
Winona Ryder en un fotograma de la película de 1993 La Casa de los Espíritus. |
—¿Cuál muchacha? ¡no hay
ninguna muchacha en mi cocina!
El Nacional, 1982
Enlace Relacionado:
José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne
|
José Pulido:
Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.
Vive en Génova, Italia.
En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.
(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este correo: jipulido777@gmail.com)
Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova.
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Fueron épocas muy duras. Recuerdo "La casa de los espíritus".
ResponderEliminarSin duda fueron duras.Gracias Mario por tu lectura.
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