miércoles, 13 de noviembre de 2024


Destilando princesas
Un poema de José Pulido.

 

Marilyn Monroe , personifacando a Lilian Russel. Foto de Richard Avedon para la revista Life. 1959

22 de septiembre

El cuarto poema que le escribí a Marilyn. Es del 2020. La fotografía es del inolvidable fotógrafo Richard Avedon



DESTILANDO PRINCESAS


Tengo la vehemencia a raya

como una cabra con ganas de escaparse

Más mostrenco yo sin una marca

sin un aliciente superior al de seguir

recordando aquellos enviones de belleza

que no correspondían

a nuestro modo de vivir 

Estoy destilando princesas con tétano   

como si me hubiesen dado una puñalada oxidada

No lo puedo evitar

cada vez que veo un retrato de Marilyn Monroe

digo, automáticamente: Dios la tenga en su gloria

No sé por qué

saber que ella existió

es algo que esconde mi cuerpo debajo de la cama

como si me lo hubiesen regalado los tres reyes magos

y arrea mi espíritu completamente desnudo 

ante la peregrinación de la vejez

Aunque haya sufrido porque no le salía bien

lo que deseaba sentir a su manera

ella mantuvo y sigue manteniendo

ese encanto de no servir para ella misma

sino para los hombres

Al final ella no había ganado nada

claro: tenía belleza más allá del Quattrocento italiano 

no obstante: su inteligencia sobresalía

su carisma encerrado como un ave del paraíso que se ha comido un tigre

el ave del paraíso quiere eructar toda la pesada carne del tigre lo cual, 

desgraciadamente, carece de glamur

Y lo que pienso ahora es que Dios

debería agradecer que le recuerde ese lindo trabajo



Marilyn Monroe. Foto de Richard Avedon. 1957





*******



José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne



José Pulido:

Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.

Vive en Génova, Italia. 

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este  correo: jipulido777@gmail.com)

Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova. 

Publicaciones más recientes:

El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.

Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.

Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà  (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores.


Enlaces relacionados:


"LA INFANCIA DE TODOS SE ACABA"

Tres textos de Marilyn Monroe


QUERIDA NIÑA A LO MARILYN MONROE

Un poema de Gladys Ramos.


 

Marilyn, Yo diría que eres una adorable criatura.



MARILYN REPETIDA HASTA EL CANSANCIO.

Un poema de José Pulido.



MARILYN ENFERMA por José Pulido



"A veces creo que debí hacer más por Marilyn Monroe".

Una entrevista a John Huston


Enlaces Relacionados:


QUERIDA SYLVIA

Un poema de José Pulido



EL NUEVO AÑO QUE SALE DE TI

Un mensaje de este mundo de José Pulido



SELVA INFANTIL PARA GERBASI

Un poema de José Pulido.



MI GATO SOLO.

Un poema de José Pulido.



CANTO DESPERDIGADO PARA UN SEÑOR.

Un poema de José Pulido a Rafael Cadenas.



LOS DIOSES FAMILIARES

Un Poema de José Pulido




CREO QUE VIAJAMOS AL FUTURO.

Un poema de José Pulido



TANTO SOÑAR Y SOÑAR.

Un Poema de José Pulido



ESOS VACÍOS CANTADOS .

Un Poema de José Pulido




EL BULEVAR un poema de José Pulido



MARILYN REPETIDA HASTA EL CANSANCIO.

Un poema de José Pulido.



NUNCA CONOCERÁS A HANNI OSSOT por José Pulido




NUESTRA POETA EN UNA ESTRECHA TARDE, un poema de José Pulido



COSAS DE ANTES, un poema de José Pulido



EN EL JARDÍN DE LAS HIGUERAS, un poema de José Pulido




MARILYN ENFERMA por José Pulido



CREO QUE TODO SE HA REVUELTO, SEÑOR.

Un poema de José Pulido.



CABRUJAS por José Pulido



Armando te fuiste y nos toca acompañarnos en este dolor.




martes, 12 de noviembre de 2024

Josefina Juliac en el 2001: Chávez no es nada del otro mundo. Ninguno de los políticos venezolanos de hoy es extraordinario

 




La prolongada batalla de Josefina Juliac, una venezolana que vivió en tres siglos y que no supo ver la tragedia venidera


LAURA HELENA CASTILLO lcastillo@el-nacional.com

FOTOGRAFÍAS FELIPE DI LODOVICO felipedilodovico@hotmail.com/ ARCHIVO EL NACIONAL

14 de octubre de 2001


La venezolana que ha vivido en tres siglos


Nació a finales de 1800, vivió todo el siglo XX y disfruta el inicio de un nuevo milenio. No fue literata, sibarita o músico, pero vivió rodeada y admirada por muchos que sí lo fueron. Durante buena parte de su vida luchó a dentelladas, aupada por el animal político que la habita. Con 104 años de edad, desafía el paso del tiempo con un humor corrosivo y un temperamento resuelto, que refresca a diario con un religioso vaso de whisky.


Si hay una cualidad humana que no envejece, esa es la tozudez; más bien, se robustece con el tiempo. Cuando suman 104 los años de vida, es muy probable que sea precisamente el carácter recio lo que mantenga al corazón latiendo. El día del patronato de San José, un 19 de marzo de 1897, nació en Caracas Josefina Juliac, hija de José Manuel y Concha. Más de un siglo después, discute con todas las enfermeras que sus familiares insisten -inútilmente- en contratar para su cuido, con la misma determinación que la propulsó a batallar -en distintas fases de su existencia- contra el gomecismo, a favor de los derechos de la mujer o de las libertades de hacer y creer. Los bríos y ocurrencias de la Juliac centenaria confirman que la vejez es un privilegio de los vivos.


En los corredores de su plácido hogar -en ocasiones perturbado por uno de los perros que tiene muy mala conducta-, Josefina Juliac disfruta con sosiego del colofón de una vida más que agitada. Las primeras palabras de Juliac tienen un tono grumoso, que no es producto de la centena que acumula, sino un rasgo que la ha identificado siempre. “Yo te voy a traducir, porque a ella nunca se le ha entendido lo que dice”, advierte Cristóbal Palacios, uno de sus tres hijos varones. Juliac tienen la clarividencia fugaz de los niños y lo hace notar con breves declaraciones. De Caracas, ciudad que disfrutó enteramente, hay algo que dice gustarle mucho: “Yo misma”. Al parecer Juliac siempre ha estado clara acerca de sus gustos, y de ahí el encanto de morena altiva -es la negra Juliac para algunos allegados- con el que conquistó a los 40 años -aunque no era exactamente una mujer bella- a Inocente Palacios, un apuesto representante de la godarria criolla, 11 años menor que ella, a quien llamaban el Príncipe Azul. “Tienes que ponerte linda para la foto”, le pide Paulina Palacios, la nieta que vive junto a ella y con la comparte el lazo indestructible de los caracteres impetuosos. “Yo soy linda”, responde como un resorte de suave tirabuzón la abuela.



Sonrisas fingidas no son sonrisas”, dice Juliac cuando le piden alegrar la cara ante la cámara, porque ya está un poco cansada de fotos e interrogatorios. “¿A ellos les pagan por esto?”, le pregunta luego a su nieta, refiriéndose a las impertinencias de la periodista y el fotógrafo. “Le estoy contando a ella mi vida azarosa, de aventuras”, le sigue diciendo. Y en un intento por saber, en primera persona, sobre sus peripecias, Juliac responde: “Mis aventuras son absolutamente privadas”. “A ella nunca le ha gustado hablar de su vida pública”, advertiría después Paulina. Sofía Imber, una de las amigas más cercanas de Juliac, refuerza la observación de la nieta: Josefina se daba aparentemente con la gente, pero era muy reservada. Tenía una lengua viperina y un humor ácido. Nos entendíamos muy bien, compartíamos una forma misteriosa de amistad”.


PAULA Y JOSEFINA. LOS AÑOS DE LUCHA. 


“El 28 es muy tarde”, dice Juliac cuando se refiere al año en que comenzó su brega política y cultural. Ya tenía la cabeza y el corazón calientes antes de la Generación del 28 y de los sucesos que siempre se han señalado como el germen de muchos cambios. Ella formó parte de los antecedentes de los antecedentes. El profesor Jesús Sanoja Hernández corrobora con precisión las palabras de Juliac: “Josefina figura en una cuestión increíble de la historia venezolana. Entre 1920 y 1923, la relación entre Venezuela y México era muy tensa, hasta que en 1923 se rompieron las relaciones diplomáticas. Ella aparece firmando una carta de solidaridad hacia Salvador Guzmán, un diplomático mexicano que vivía en Caracas. Eso fue un acto de valentía muy grande, porque desde México denunciaban la represión de la dictadura gomecista y era una época de coacción de la libertad de expresión”.



El furioso animal político que roncaba dentro de Josefina Juliac la alentó en la lucha por las reivindicaciones femeninas, tanto en la dictadura gomecista -época en la que formó parte de la organización de la oposición- como en el inicio de la era democrática. “Peleaba por una verdadera República”, revela Juliac acerca del leit motiv. “A Josefina todos le temblaban. Tenía mal carácter y era muy sagaz”, recuerda Sofía Imber. Para 1936, cuando terminó la dictadura de Gómez y se inició el mandato de López Contreras, el retrato blanco y negro, en plano medio de Juliac -como una clásica pose de archivo policial- era el único de mujer alguna que ilustraba las temidas páginas del Libro rojo, 1936. El rótulo comunista en el régimen del general López Contreras. En esta publicación se jactan de poseer “la verdad de las actividades comunistas en Venezuela”, y para demostrarlo hace gala de haber descubierto un buen número de códigos secretos, seudónimos y costumbres de los venezolanos involucrados en la difusión de propaganda comunista. Ahí se lee una revelación: Josefina Juliac era conocida con el alias de Paula por sus compañeros del clan de agitadores. “Si estuve presa no fue por más de 10 días; pero creo que no”, dice. Varios datos coinciden en que nunca lo estuvo, aunque tenía excepcionales méritos para haberlo logrado con inmensa facilidad. “A mí no me perseguían, yo perseguía a los demás”, remata Juliac sus recuerdos de cuando era Paula.


Ahora, sentada en el hermoso salón de su casa, dice que “tal vez el de Medina” fue uno de los mejores gobiernos que ha tenido Venezuela. Juliac se refiere al presidente Isaías Medina Angarita (1941-1945), reconocido por dejar una impronta de desarrollo democrático durante su período gubernamental. Para 1944, un sólido grupo de mujeres negadas a confinar sus energías a los fogones o a las sesiones de bordados caseros, conformaba varias asociaciones activas públicamente. Ese año, Eumelia Hernández escribió en la revista Aquí está un lúcido artículo titulado “¿Por qué fuimos al mitin del cine Apolo?”, en el que declara lo siguiente: ” Imposible resulta exigir que mujeres politizadas, marcadamente democráticas, permaneciésemos en la sombra, comentando los acontecimientos políticos dentro del hogar o en las tertulias amistosas, mientras en la calle se libraba la contienda eleccionaria que haya despertado mayor pasión y más entusiasmo en la capital”. La convención femenina en aquel cine sería de película. Ese día hablaron ante mil personas Antonia Palacios de Frías, Josefina Juliac de Palacios, Luz Casado Lezama, Auramarina Colmenares, Isabel Jiménez Arráiz, Angela Doria y la autora del texto. El voto femenino estaba cada día más cercano, y el camino para lograrlo fue allanado por mujeres socializadas en los fervores de la contienda por las libertades, que tantos planazos habían recibido y seguirían recibiendo.



Al día con los titulares de la prensa, Josefina Juliac prefiere no aventurarse -a pesar de la insistencia- a opinar sobre el presidente Hugo Chávez. Ofrece hacerlo después, cuando él termine su mandato. Por los momentos sólo adelanta que “no es nada del otro mundo. Ninguno de los políticos de hoy es extraordinario”. A ella le sobra tiempo para hacer juicios correctamente.


WHISKY Y CHICHARRÓN: PÓCIMA PARA LA LONGEVIDAD


La segunda mitad de 1900 fue políticamente más correcta. Tras la calma de la conquista democrática, vinieron jornadas de menor efervescencia para la pareja Palacios Juliac, que hasta había vivido en el exilio. La transformación de los partidos políticos de izquierda llevó a muchos de sus militantes hacia las filas de Acción Democrática. “Inocente Palacios fue dirigente de AD hasta 1944, cuando fue expulsado después de algunos inconvenientes”, relata Sanoja Hernández y reseña que en la casa del matrimonio ubicada en Colinas de Bello monte, se reunía El Sindicato de la Inteligencia, en el que estaban agremiados Alejo Carpentier, Miguel Otero Silva, María Teresa Castillo, Carlos Eduardo Frías, Antonia Palacios, entre otros sindicalistas del buen vivir y mejor pensar. Juliac disfrutaba junto a su esposo de una vida holgada, amenizada por la mejor música -Palacios era chelista y fue fundador de la concha acústica del Club Táchira- y plena de viajes por el mundo: “Mi ciudad preferida es París, y el país, Venezuela. Me gustan tantas cosas de los venezolanos que no sé escoger una, pero la generosidad me gusta mucho. Casi se puede decir que todo el mundo es generoso. También la jocosidad”, explica Juliac.



Durante la dictadura de Pérez Jiménez yo estaba viviendo en París con mi esposo, Guillermo Meneses. Josefina e Inocente nos visitaban mucho. Entre la cantidad de cosas que yo hacía, siempre pensaba en el día en que se las iba a mostrar a Josefina. Le tenía la mejor librería, la mejor tienda de moda para que ella las conociera. A ella le gustaba muchísimo comprar prendas y ropa”, cuenta Imber. Aunque Juliac no llegó a usar bikini, siempre llevó los pantalones bien puestos. Imber continúa: “El sibarita era Inocente y ella gozaba con ese sibaritismo”. Amigos y familiares coinciden en el placer de Juliac hacia la buena mesa -no así por la cocina-. Hoy come chicharrón de cochino casi a diario y toma whisky puntualmente con el mayor de los deleites. Durante la sesión fotográfica, le preguntaron si ya quería tomarse el traguito de rigor. “No -respondió. Porque tengo que repartir ocho o nueve whiskys y se me acabaría el litro”, respondió en defensa de sus pasiones. Además de practicar yoga, la otra disciplina física que realizó rigurosamente fue “brincar, pelear e ir a mítines”. Juliac no profesa ninguna religión: “Admiro una cantidad de hechos en el mundo, pero mi religión soy yo misma”. Partiendo de los hábitos de Juliac, podría patentarse una fórmula de longevidad: whisky a diario, algo de chicharrón, esperar hasta la cuarentena para casarse, creer en sí misma y no padecer la culpa de ninguna religión.

Josefina Juliac se lamenta porque ya no le restan tantos amigos vivos. Hasta su dilecta cuñada, la poetisa Antonia Palacios, murió recientemente. Los amigos que le quedan pertenecen a otras generaciones, son 20 o 30 años menores que ella -es el caso de Imber, por ejemplo-. Sin embargo, un espíritu dispuesto a los cambios no sólo los sobrevive: los conquista. “Entre las dos hubo química y entendimiento. Ella era una mujer de avanzada”. Hay una respuesta que Juliac otorga automáticamente. Cuando le consultan sobre sus mejores amigos, ella responde en singular: “Sofía”. ¿Alguna otra? “Sofía”, repite sin asomo de duda. “María Teresa se va a poner brava”, le dice su hijo Cristóbal, en relación con la presidenta del Ateneo de Caracas, con quien trabajó Juliac al frente de la Federación Nacional de Ateneo. “Nosotras éramos amigas en las cosas pequeñas de la vida, que al final son las más importantes. Josefina no era una intelectual, pero tenía intuición, charming, una inteligencia natural que yo llamo gran pouvoir de Dieu. Era mi amiga de la vida, una de las pocas personas a la yo escuchaba”, dice Imber.


Dentro de las gavetas a medio cerrar de su memoria quedarán resguardados muchos lances asombrosos, olorosos a revuelta contra las tiranías y a triunfos de igualdad. También descansarán historias de viajes, cenas de gala, veladas musicales, exposiciones de arte, tertulias de intelectuales. En tres siglos caben demasiados recuerdos. El ímpetu de Juliac ha trascendido las lindes de la muerte. No es para menos





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13/11/24

lunes, 11 de noviembre de 2024

GENTE ÍNGRIMA: LA SOLEDAD COMO ENCUENTRO

 

GENTE ÍNGRIMA: LA SOLEDAD COMO ENCUENTRO

POR ALBERTO HERNÁNDEZ

1.-

Don Elieche Manro y Dionisio Pinzón podrían ser los mismos. Uno, desvelado por sus gallos, y el otro, de la ruina a la riqueza hasta que la vuelta a la miseria lo obligó a darse un tiro en la cabeza. Los dos personajes, el primero habitante del poema que Adhely Rivero ha desplegado desde la cresta de unos gallos, y el otro, devanado por Juan Rulfo en una novela corta que luego se convirtió en película. Ambos, atados a los cuerpos calientes de sus gallos vivos, de sus gallos tibios, heridos, agónicos de muerte o eternizados en un palenque imaginario, porque a fin de cuenta los gallos son recursos verbales, literarios: son la justificación para que la soledad describa la ingrimitud de un paisaje, de un interior desarraigado del alma, tan distraída como cualquier despropósito altanero que albergue una pelea entre dos emplumados y varias puñaladas entre los apostadores.

La historia de esos personajes, reales o recreados en este poemario de Rivero, son los protagonistas de un relato que se hizo poema por la manera de trazar las palabras como versos, pero que contiene la experiencia de quien escribe desde la mirada de la infancia campesina, desde su adolescencia bordeada por el viaje hacia las grandes avenidas y desde la madurez en la ciudad universitaria.

El hombre viene del monte cargado de nombres y apellidos. Debatido entre el ir y venir de sus recuerdos. El hombre que es Adhely Rivero destaca desde ese instante en que nombra al primer personaje, desde el mismo instante en que más allá de su libro el lector puede alertar la memoria y traer a Dionisio Pinzón, el de El gallo de oro, que Rulfo inventó para congraciarse con la muerte y con la soledad de los vivos. Los muertos, tanto los gallos como los humanos, son un recuerdo desvaído, un páramo llanero donde el griterío de una gallera es un aviso, porque la Gente íngrima es la que ocupa el espacio de ese gran palenque donde la ambición y la desventura hacen su oficio.

Y así como el viaje torna quebradizo el ánimo de don Elieche, se confirmó la regla de que quedarse solo con un gallo revisa la vida de ambos. Una sola vida para toda la soledad. Y como con el personaje de El coronel no tiene quien le escriba, el de este libro de Rivero habla con su animal o lo anima a sobrevivir, a pelear con él mismo, a sacarlo del abismo de su silencio, a moverlo desde el ojo vaciado de un recuerdo en un palenque del pueblo.


2.-

Con el sello Editorial Letra Grande América. Colección Poesía, en Valencia, Venezuela, este volumen poético del autor nacido en Guadarrama, Arismendi, estado Barinas, es un recorrido por la memoria de la soledad, por la intemperie que consiste en estar solo con la mirada de un animal al acecho, el que espuelea y picotea costados y cabeza de su adversario, mientras él también recibe puñaladas en el cuello hasta caer muerto, el uno o el otro y también sus dueños.

“Soy un viejo íngrimo y la soledad no me la repara el tiempo, / cada día me ausenta”,

es también la muerte, el no estar después del tiempo “donde los esqueletos de los animales/ rechinan del calor en los lamederos”, dice el que habla en plena pampa, en plena sabana, la misma de Pedro Páramo o la muy cercana de Doña Bárbara, pero en el tiempo de hoy, el de los actantes que usan celular y viajan en autobuses con aire acondicionado.

Ese viejo “íngrimo y solo”, como suele decirse por aquellos andurriales, suscita en el poema la idea de que es también “el gallo inocente” de Vallejo, o el de Enrique Lihn, el satírico de Quevedo, el de las palabras de Octavio Paz o los gallos de Tablada en plena gallera. Tantos son los autores que han hecho poesía con los gallos que le han aportado a la soledad patente para resistir la muerte, el olvido o la ausencia, mientras su ejemplar tiembla en sus manos o en la tierra con los últimos estertores. O triunfante con un canto en la garganta y ciego de ambos ojos.

Y cuando se retira del oficio o cierren las galleras o por aquello de “Si prohíben las peleas de gallos, / sigo criando gallos de raza y los atiendo, / sólo para oírlos cantar”,

porque la soledad no deja de tener compañía.

 

3.-

“La eternidad es un silencio largo”, dice la voz y queda colgada del palenque donde alguien o algo perdió la vida, tanto humano como bestia, tanto paisaje como objeto.

“No quiero que te quedes detrás de la herencia/ aquí no crece el pensamiento”,

pareciera decir el personaje al joven que veía la pelea de los gallos y era aconsejado a irse a la ciudad.

Y entonces se oye la misma u otra voz, como una advertencia:

“La ciudad no necesita cuarteles, / si de allí vienes no entres a la ciudad, / todos los que portan armas son unos cobardes”.


El tema es una variación de la misma lucha a muerte en el palenque campesino. Ahora es la ciudad, la armada, la cuartelaría, donde los gallos usan uniformes, pero no son nada inocentes, como sí lo fue el gallo de César Vallejo. O el Gallo de la Pasión que anunció la muerte o la eternidad del crucificado.   

Y mientras todo esto se dice, esta confirmación:

“Aquí en el pueblo lo único grande es la soledad”.

4.-

Hay muchos poemas para celebrar este libro. El titulado “Vicente está loco” forma parte de otra consagración: la de la festividad, la de perseverancia en el juego con la vida mientras la muerte es sólo un atisbo juvenil.

He aquí estos poemas que hacen un libro para volver a todos los pasados mientras el presente nos abruma o nos alivia con la mirada bifronte de un fantasma y las espuelas invisibles de un emplumado cuya cabeza acaba de ser rociada con saliva y aguardiente.


Gente Íngrima by Dimitri Lipo


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Adhely Rivero nació en Arismendiestado Barinas,  Venezuela en 1954. Está residenciado en Valencia desde 1970. Licenciado en Educación mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Fue Jefe del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, donde dirigió la Revista Poesía y coordinó el Encuentro Internacional Poesía de Universidad de Carabobo. Ha obtenido varios premios por su trabajo poético, entre ellos el Premio de Poesía Facultad de Ciencias de la Educación (dos años consecutivos) U. C. Premio ‘Miguel José Sanz’ de la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo. Premio de Poesía de la Universidad de Carabobo. Premio de Poesía Universidad ‘Rómulo Gallegos’. Premio de Poesía ‘Cecilio Chío Zubillaga’ de Carora. Premio Único de Poesía 40 Aniversarios de la Reapertura de la Universidad de Carabobo. Ha publicado los libros: 15 Poemas (1984); En sol de sed (1990); Los poemas de Arismendi (1996); Tierras de Gadín (1999); Los Poemas del Viejo (2002); Antología Poética (2003); Medio Siglo, La Vida Entera (2005); Half a Century, The Entire Life, (2009): versión al Inglés de Sam Hamill y Esteban Moore. Poemas (Antología editada en Costa Rica) (2009): Compañera (2012). Poesíe Caré, Poemas queridos (2016), Versión al italiano de Emilio Coco, publicado en Colombia. Está representado en varias antologías nacionales y en la antología italiana La Flor de la Poesía Latinoamericana de hoy, tomo I, II, editada en Italia, 2016. Ha participado en diversos e importantes Festivales de poesía a nivel nacional e internacional, entre ellos, el Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, en 2007 y 2016. Festival Internacional de Poesía Al-Mutanabi en Suiza. 2008. Festival Internacional de Poesía de Bogotá, Festival Internacional de Poesía del Mundo Latino, México. Festival Internacional de Poesía de los llanos Colombo-Venezolano en Yopal, Colombia. Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia, Feria Internacional del Libro de Caracas, Venezuela. Festival Internacional de Poesía de Venezuela. Festival Internacional de poesía de los llanos colombo-venezolano en Arauca, Colombia. Encuentro Internacional Poesía Universidad de Carabobo, Feria Internacional del Libro Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela. Bienal Internacional de Literatura “Mariano Picón Salas”, Mérida, Venezuela. Sus poemas han sido traducidos al inglés, portugués, italiano, alemán, francés y árabe. La revista POESIA le rindió homenaje en su número 156.

 

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Alberto Hernández

Nació en Calabozo, estado Guárico, el 25 de octubre de 1952. Poeta, narrador y periodista. Se desempeña como secretario de redacción del diario “El Periodiquito” de la ciudad de Maracay, estado Aragua. 

Fundador de la revista literaria Umbra, es miembro del consejo editorial de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo y colaborador de publicaciones locales y  extranjeras. Su obra literaria ha sido reconocida en importantes concursos nacionales. En el año 2000 recibió el Premio “Juan Beroes” por toda su obra literaria.

Ha publicado los poemarios La mofa del musgo (1980), Amazonia (1981), Última instancia (1989), Párpado de insolación (1989), Ojos de afuera (1989), Bestias de superficie (1993), Nortes (1994) e Intentos y el exilio (1996). Además ha publicado el ensayo Nueva crítica de teatro venezolano (1981), el libro de cuentos Fragmentos de la misma memoria (1994) y el libro de crónicas Valles de Aragua, la comarca visible (1999).  Recientemente ha publicado «Poética del desatino» y «El sollozo absurdo».

Enlaces relacionados:

El poeta Adhely Rivero estará hoy, 28/06/2024, a las 11 AM en el programa radial "Mejor Vivir" de Arnaldo Rojas



Adhely Rivero: Cumplir 70 años... venirme a poner viejo ahora que me está gustando habitar bajo este cielo.




DAS SEELENFEL - CAMPO DEL ALMA. Un poemario bilingue Aleman-Español de Adhely Rivero




DAVID CORTÉS CABÁN: EL LIBRO DE CANOABO, DE ADHELY RIVERO proclama mediante la palabra bondadosa un sentido más lúcido y humano de la vida




UN HOMBRE SILBA CON LA BOCA SECA EN LA FRONTERA INVISIBLE DE ADHELY RIVERO



Disfruten el video del "Recital de Poesía" con los poetas Enrique Mujica, Carlos Ochoa y Adhely Rivero



"Recital de Poesía" con los poetas Enrique Mujica, Carlos Ochoa y Adhely Rivero el 7 de diciembre




La honda gratitud de Adhely Rivero hacia el entorno natural en su Mundo Poético



El poeta Adhely Rivero será homenajeado en la Filuc 2023



Los Poemas Queridos de Adhely Rivero



III Concurso literario de la Facultad de Derecho “Miguel José Sanz” en 1980



SEPARADOS EN EL TIEMPO Y EN EL ESPACIO (3)


domingo, 10 de noviembre de 2024

Poesía digital: Cuando la lira se tañe en teclas en un ágora de silicio donde no puedes tocar al espectador

 



La poesía en tiempos de algoritmos: la nueva era de los poetas digitales


En plataformas como Instagram y TikTok, los poetas del siglo XXI encuentran un espacio único para compartir sus versos y conectar con un público inesperado, adaptando su arte a las dinámicas rápidas del mundo digital



Por

Celeste Sawczuk



25 Oct, 2024 08:20 a.m.

Actualizado: 26 Oct, 2024 07:03 a.m. EST



En un entorno donde la inmediatez prima, los poetas contemporáneos han aprendido a jugar con formatos breves y dinámicos, adaptando la cadencia de sus versos a la velocidad de las redes sociales, sin perder la profundidad - (Imagen Ilustrativa Infobae)



Cuando hablamos de poetas, seguramente la imagen que a uno se le viene a la cabeza es de una persona sentada en frente de una máquina de escribir o con una lapicera en mano, junto con muchos papeles con versos tachados, escribiendo sin cesar. Seguramente, es una persona grande. La imagen que el cerebro crea hasta tiene colores opacos y añejos. El primer contacto que muchos tienen de la poesía es en la escuela, y los poetas que se enseñan, la mayoría, vivieron y murieron en siglos pasados. ¿Pero, qué pasa con la poesía en el siglo XXI? ¿Todavía hay público que le guste la poesía?



En un mundo saturado por el contenido digital, donde el algoritmo decide qué se ve y cuándo, la poesía parece haber encontrado un espacio particular. En redes sociales como Instagram y TikTok, se ha gestado una nueva forma de compartir y consumir poesía, a menudo en formatos breves y visualmente atractivos, lo que contrasta con la idea clásica de la poesía como un arte solitario y reflexivo.


Estos poetas digitales encuentran un público que quizá no está acostumbrado a consumir poesía de la manera tradicional, pero que responde a su inmediatez y capacidad para conectar emocionalmente a través de fragmentos de texto, imágenes y vídeos cortos. Infobae entrevistó a poetas que han conquistado algoritmos con sus rimas y versos, desafiando los límites de las palabras escritas, llegaron a conmover a miles de usuarios.


Florencia Piaggi 


Florencia Dapiaggi, autora de “Ella es mi chica solar”, tallerista y poeta reconocida en internet bajo el usuario de @flordapiaggi, opinó que “la poesía, al trabajar con una condensación de los sentidos y al ser más breve que otros tipos de literatura, es increíblemente maleable para emplazarla en las redes sociales”.


Con sus versos breves y cargados de sentido, Florencia ha sabido aprovechar la maleabilidad de la poesía en redes sociales para construir una comunidad - (Florencia Piaggi vía @flordapiaggi)


Valentin Carrera


Otro poeta nativo de internet, conocido como Valentin Carrera o también @valencarrera_ y autor de “Cuando el mundo me habla de vos”, comentó que “la mayor parte de difusión de poesía contemporánea está en redes sociales. Los escritores emergentes no suelen ‘probar suerte’ en primera instancia con editoriales, como tal vez sucedía años atrás; sino que lo hacen compartiendo sus textos en esos mares algorítmicos con la esperanza de que llegue a las playas de algún nuevo lector”.



Leila Torres, talleristas, periodista y poeta conocida bajo el usuario de @leipoesia, contó que “las redes sociales permitieron la proliferación de distintos tipos de contenidos de manera masiva. La poesía también tiene un lugar ahí: hay muchos autores que comparten sus escritos y muchos lectores conectados”.


La poesía es un género que se consume muchísimo más porque hay espacios conquistados por los y las poetas, que nos permiten acercarnos a un público lector que por ahí en otra época nunca se hubiera acercado a la poesía, o no saben ni de qué se trata. Las redes permiten una cercanía y fluidez que es difícil de lograr en otros ámbitos”, expresó Sofía Sol Veronelli, escritora y poeta independiente que publica sus escritos sus redes bajo el usuario de @soldeinviernook; y además es autora de “Mi media naranja soy yo”.


Asimismo, Valentina Lobo, poeta y creadora de un taller conocido como @museoestrellas_, manifestó que en la actualidad se encuentran cada vez más poetas y gente interesada en lo mismo, desde las redes sociales hasta los eventos presenciales. “Puedo apreciar el interés genuino por este arte”, dijo Lobo.

Valentín desafía las expectativas del algoritmo, resistiendo la inmediatez con versos profundos, a la vez que se adapta al ritmo frenético de las plataformas para compartir su visión poética - (Valentin Carrera vía @valencarrera_ )


De igual forma, Diapiaggi comentaba que “para los jóvenes, hoy en día las redes sociales funcionan como una ventana para darnos a conocer en lo que amamos. Yo pude llegar a publicar en una editorial porque ya había construido una comunidad en las redes que probara que había gente que no solo quisiera leerme a mí, sino que estaban interesados en la poesía como género”.


Las comunidades que se generaron a partir del crecimiento de las redes sociales va más allá del género poesía. Desde hace años, la comunidad de bookfluencers - usuarios que recomiendan libros en diferentes plataformas - ha generado un alto impacto y atrajo a jóvenes a la lectura, como ha estado mostrando las últimas ediciones de la Feria Internacional del Libro con números récords en visitantes. “El hecho de que el arte pueda ser un movimiento popular, al alcance de quienes deseen encontrarlo, y no solo de algunos pocos, es sin dudas digno de un brindis”, opinó Carrera.


Sofía Sol Veronelli


Más allá de que las redes sociales a muchos poetas les ha servido como herramienta para crear su propia comunidad y darse a conocer, estar expuestos a que cualquier persona llegue a consumir su contenido tiene un lado b donde la retroalimentación puede llegar a ser negativa algunas veces. Veronelli comentó que a veces uno de los retos de publicar en internet sus poemas es dejar su intimidad al descubierto. “El desafío constante creo que es desnudarte demasiado. Cada vez que comparto lo que escribo me estoy exponiendo de cierta manera”. Lobo, de igual modo, confesó que “a la hora de compartir, está el desafío de mostrarme vulnerable y real ante el mundo”.


Por otro lado, el “hate” en este sector del algoritmo también existe. “Cuando empecé en 2019 ya había mucha violencia en las redes, pero sinceramente creo que si tuviera que empezar hoy lo dudaría mucho más. Estamos viviendo una época de mucha agresión verbal en las redes”, confesó la autora de “Ella es mi chica solar”.


A través de sus textos, Sofía se conecta con un público que quizá nunca antes se había acercado a la poesía, logrando que sus palabras florezcan en el vasto campo digital - (Sofía Sol Veronelli vía @soldeinviernook)


Además, otro desafío que los creadores de contenido en general enfrentan es los cambios de dinámicas de algoritmos. “Es la necesidad de adaptación a formatos breves y dinámicos que se ajusten a las expectativas que hoy tienen las redes sociales. La poesía, al menos en su estado más “puro”, necesita de un espacio y un tiempo determinado para desarrollarse, mientras que las plataformas tienden a premiar lo inmediato y lo visual. La constancia y el ritmo también es una presión que demandan las redes, lo que suele interferir con la espontaneidad que puede tener un proceso creativo”, admitió el autor de “Cuando el mundo me habla de vos”.


A su vez, Torres compartió la postura de los algoritmos y lo efímero: “las plataformas digitales permiten a artistas emergentes compartir su trabajo a nivel global sin depender de formatos tradicionales. Esto democratiza el acceso al arte y amplía las oportunidades para creadores diversos. Pero se puede tender a la banalización del arte por la forma que tenemos de estar en las plataformas: suele primar el scrolleo y una forma muy efímera de consumir. En esa abundancia de contenidos de poesía, detenerse a leer un poema y que te movilice, es difícil pero no imposible”.


Es por eso que muchos la poesía en redes sociales tiene múltiples formatos. Aunque la mayoría de los poetas que se entrevistaron publican y eligen el formato por “intuición”, Florencia compartió la fórmula que muchas veces utiliza: “Si es un poema más rítmico en la cadencia, suelo preferir recitarlo. Si es un poema que juega con el espacio, por ejemplo, me gusta poder mostrar eso a través de una foto”.


Por si fuera poco, las tendencias cambian demasiado rápido en el presente. Pero si le preguntas a un poeta qué espera del futuro de la poesía, hay varias respuestas. Algunos están esperanzados por la aceptación que hay en redes del género, como lo expresó la autora de “Mi media naranja soy yo”: “Lo que pienso es que la era digital viene a cambiar las reglas sobre lo que ya existía, y por supuesto que la poesía no quedará exenta. Me parece que es bueno. El poema es algo cotidiano y la necesidad del poema, también es cotidiana”. Hay otros que ven un futuro borroso como Flor: “Genuinamente no lo sé. Siempre me costó imaginarme el futuro. Son cosas de poeta, solo vemos el pasado y el presente.



Tomada de Infobae


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