domingo, 30 de noviembre de 2014

La buena fortuna


Fuente de la Plaza Venezuela





En 1980 Caracas era una ciudad segura y hermosa, como cualquier ciudad contemporánea normal. Lo digo en serio. Uno podía caminar en la madrugada sin temor a que lo asaltaran o secuestraran, y era raro que ocurrieran cosas peligrosas a tu alrededor. La gente era de una amabilidad rayana en la inocencia. Por increíble que parezca, nadie presuponía nada malo de los demás, te respondían con cordialidad a cualquier pregunta que hicieras en la calle, incluso te acompañaban unas cuadras si no encontrabas la dirección.  Una ciudad desconocida para la Caracas actual.  Creo que todo eso debe estar unos cuantos kilómetros por debajo de la superficie tóxica que pisamos hoy. 

En este viejo micro de la Pathé de 1969 pueden apreciarse algunas vistas arquitectónicas de Caracas

Yo venía de Argentina, que  sufría uno de sus peores momentos. La junta militar estaba persiguiendo y encarcelando sistemáticamente a todo sospechoso de tener alguna relación, aunque fuera tangencial, con la izquierda política. Llegué pues, gracias al esfuerzo y preocupación de mi padre, a Caracas, a la escuela de Letras de la Universidad Central. 
 
Universidad Central de Venezuela. En primer plano pueden observar la escultura El pastor de nubes de Jean Arp

Por esos días alguien me regaló una pequeña novela, Piedra de Mar. Junto al aturdimiento de cambiar de país, de tratar de entender la realidad, ahora tenía esta historia adolescente escrita de una manera estupenda,  y uno sentía que se estaba haciendo amigo de esos muchachos, es decir, que perfectamente esa historia podía ser la historia personal. Después de eso, a través de los años, he regalado esa novela muchas veces. La respuesta ha sido unánime. He comprendido que es un bien, un caudal que uno  entrega y que crece entre los que lo leen. Luego tuve todos los libros de Francisco Massiani,  los cuentos encantados, los trazos narrativos de sus otras novelas. El asunto no tiene fin.

Francisco Massiani.



No recuerdo cuándo ni cómo conocí a Francisco Massiani. En aquellos años uno podía conocer a quien quisiera, era la maravilla de Venezuela, no existían exclusiones.  Debo aclarar que yo me creía todo lo que me dijeran, cualquier cosa, y que además, tenía la mente enfebrecida por la lectura de algunas escritoras españolas de post-guerra, en todas partes veía héroes y heroínas de epopeyas domésticas. En clase de Literaturas de Vanguardia, que dictaba Adriano González León, estábamos leyendo a  Rimbaud, a Baudelaire y a Verlaine, y Adriano exaltaba de manera magnífica  la atracción del abismo.

Adriano González León



La verdad es que no pude hablar con Pancho todo lo que hubiera querido, a pesar de que nos veíamos con frecuencia, su realidad era vertiginosa y no se parecía tanto a Piedra de Mar  y sí, en cambio,  a la vida de cualquier surrealista. La Florida, el garaje donde Pancho tenía sus libros y sus dibujos, el Bar Restaurant Royal, los bares de Sabana Grande, adquirieron para mí un significado trascendente. Las cosas que allí ocurrían, las conversaciones con escritores, pintores, artistas y los actos de magia, incluidas las comidas y bebidas, no pertenecían a la vida real y cotidiana. Tampoco los dibujos que Massiani trazaba con lápiz negro en la superficie blanca, rostros redondos, despeinados, escondidos tras innumerables trazos, componían una imagen que nos increpaba desde el fondo de algún lugar incierto. Veo en esto algo importante: el arte es la expresión de nuestro espíritu. Si no nos gusta la palabra, puede que sea expresión de nuestro ser, de lo que llevamos en la memoria, en alguna parte donde somos nosotros solos y nadie más. Los artistas escogen una disciplina para expresarse. Algunos son músicos, otros escritores, otros pintores y así. Pancho escribía de madrugada y también hacia unos dibujos buenísimos que se parecían a las cosas que escribía. Quiero decir que la expresión pasa por ser imagen. Esta imagen se puede hacer con palabras escritas o habladas, con movimientos del cuerpo, con trazos desperdigados sobre cualquier papel. Pancho hacía todo esto, y dibujos, palabras, movimientos, conformaban una sola imagen,  algo que solo él podía decir.

Portada de la primera edición de Piedra de Mar de Monte Ávila Editores



Algunos recuerdos puntuales: Pancho camina hacia mí por la avenida Francisco Solano, es bastante tarde, camina como un marinero o tal vez como un barco en altamar.  Trae puesto un suéter blanco tejido y habla como chileno. Al encontrarnos se levanta el suéter y me enseña una cicatriz bastante grande en la barriga. Ahora sé que ésa era la cicatriz de una operación de vesícula biliar, de las que se hacían antes de que existiera el sistema de cirugía por laparoscopia. Pero lo que yo vi fueron las huellas espantosas de un acto heroico o por lo menos de una vendetta. Me preocupé muchísimo y él se divirtió con mi inocencia. Una de sus frases típicas era decirme: “vieja, esto no tendrá solución never in the life”. Siempre estuve de acuerdo con eso.

Viva La Juventud Presentación RCTV 1980 Copy
Viva la Juventud. Era un programa de concursos donde se enfrentaban en un duelo de preguntas diversos liceos del país. Formo parte de programacion  del desaparecido canal RCTV



El tiempo ha pasado vertiginosamente, una inmensidad de cosas han ocurrido y marcado distancia con esos recuerdos. Pero en aquella realidad sigo teniendo veinte años y me maravillo ante las cosas que aparentan ser diferentes a lo que todo el mundo ve. Desde el futuro lejanísimo en que me encuentro sólo puedo sentir gratitud porque Francisco Massiani haya escrito esos libros, por haber trazado esos dibujos  y por haberse divertido a mi costa. Los tesoros que fueron esos momentos, esas frases, esos gestos, esas imágenes,  las conversaciones entrecortadas, multitud de amigos sonrientes,  calles mojadas por la lluvia, bolsillos de donde salían lápices y servilletas escritas con poemas o direcciones que no debían perderse pero que se perdieron de todas maneras, son algo que no cambiará jamás, porque nadie puede cambiar lo que ya ha ocurrido.  

 
Qué buena fortuna. 


La plaza Diego Ibarra tal como se veía en los años 80


Tomado de Graciela Bonnet Vertiente Recíproca 

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Graciela Bonnet

Nació en Córdoba, Argentina, en 1958. Es Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela (1984). Ha trabajado 25 años como correctora de pruebas y supervisora de ediciones por contrato para todas las editoriales venezolanas, entre ellas Monte Avila, Planeta, Biblioteca Ayacucho, ediciones de la Casa de la Poesía, Pomaire, Eclepsidra, Santillana, Editorial Pequeña Venecia, La Liebre Libre. Experiencia de tres años como redactora free lance para una editorial de libros de autoayuda. Escritora fantasma (sin firma) realizó investigaciones para crear libros, novelas, tesis y monografías.Es dibujante amateur. En 1997 el grupo editorial Eclepsidra publicó su poemario "En Caso de que Todo Falle." En 2013 editorial Lector Cómplice editó "Libretas Doradas, Lápices de Carbón" En el año 2000 participó del encuentro de Mujeres Poetas en Cereté, Colombia.

 Y su blog es: Graciela Bonnet Vertiente Recíproca



 Actualizada el 17/12/2023
 

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jueves, 27 de noviembre de 2014

Pedro Téllez a Marisol Pradas: Asumí la escritura como militancia y no al revés en esta Valencia contradictoria



Pedro Téllez. Fotografía de Yuri Valecillo


Estimado Amigos 

Hoy compartimos con ustedes una entrevista al escritor Pedro Téllez,  amigo y compañero de ruta en las expediciones culturales.

Deseamos disfruten de la entrevista.

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Pedro Téllez: "Asumí la escritura como militancia y no al revés"
Una Entrevista de Marisol Pradas

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Pedro Téllez: Desde el punto de vista cultural las televisoras no son defendibles




Un Naipe en el Camino del Dorado.

sábado, 6 de enero de 2007

 

Marisol Pradas S.




Todo ensayo tiene elementos de realidad y ficción. Verdades y mentiras. Pedro Téllez está escribiendo unas autobiografías que se inventan todos los días: "Madre y padre psiquiatra, dos hermanos y miles de juguetes tenían que proporcionarme una infancia mas bien larga. Nunca salí de la casa de mis padres pero cambié de cuarto varias veces. He dormido y soñado en todos ellos. Mis mudanzas han sido interiores. Cuanto mucho he tenido casas paralelas, de ir y volver. Distinto el caso de mis hermanos; Javier se dedicó a viajar por el mundo, Santiago se encerró en su cuarto y a través de una puerta fue mi preceptor. No recuerdo haber creído en Dios. Continué con las amistades de la cuadra y la escuela; y aparecieron los camaradas. Preferí a los amigos e hice bien. Los veo a veces y milito en el partido a veces. Asumí la escritura como militancia y no al revés. Aunque todos se dispersaron soy el mejor amigo de varios. Mis padres vivieron lo suficiente para que terminara tratándolos como unos hijos..."


Añadir comento (1997)

Es cierto que sus padres fueron psiquiatras. Que incluso atendieron pacientes en su casa. Que tiene dos hermanos, uno de ellos, pintor. La entrevista entonces giró sobre estas verdades múltiples que cuentan su historia todos los días. Pero lo más importante de este encuentro fue la risa y la espontaneidad de este escritor y también médico psiquiatra valenciano.

Ha publicado los libros de ensayo Añadir comento (1997), Fichas y Remates (1998), Tela de Araña (1999) y La última cena del ensayo (2005), libro con el que ganó en el 2004 un premio en el Certamen Mayor de las Artes que promueve el Ministerio de la Cultura. Colaborador de La Tuna de Oro y Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Para este año espera la edición de Un Naipe en el Camino del Dorado.







¿Por qué te gusta abordar el hecho literario a través del ensayo?

Veo más el ensayo no como un género en sí sino como una escritura que pudiera estar presente esotros géneros. Me gusta hablar de una novela ensayo, un cuento ensayo; o de un ensayo propiamente dicho. Me parece que la literatura ensayística es mejor cuando aflora directamente las cosas y no las cosas a través de la literatura. La mayoría de los ensayos venezolanos son escritos sobre obras pero los mejores ensayos son escritos sobre cosas específicas. Escribir sobre viajes, la muerte o la vida es mejor que escribir sobre lo escrito por otra persona.

Pero en Venezuela hay muy buenos ensayistas...

Si, hay una tradición de los mejores ensayistas importante, aunque últimamente hay un desvío. Una buena parte de los escritores venezolanos se han dedicado a lo inmediato; a lo político, repitiendo ese error de Juan Vicente González, que hizo las crónicas políticas del momento, muy signadas por el odio. Ese odio es como un periódico de ayer. Se observa como grandes escritores, como Manuel Caballero, se dedican a hacer artículos de prensa con una visión muy mediática y antes tenían una obra previa importante. Ves grandes narradores pero se han dedicado muy a lo inmediato aun cuando hay formas más artísticas de abordarlo. Veo que esa literatura venezolana está dictada por el odio... entonces no sé qué podrá salir de allí...


Juan Vicente González





¿Por qué indagas en el pasado dentro de tu tono ensayístico?

Uno es el pasado; el futuro y también el presente. En los textos antiguos a los que te refieres no son tan pasado porque en el momento que los lees son presente, porque viven a través del lector. La literatura está en el lector. Uno está hecho del pasado. No establezco diferencias entre lo actual y lo antiguo; hay como un continuo. La magia del arte es que establece conexiones a través de todos los tiempos.






Manuel Caballero. Foto tomada de Complot


¿Pero esos libros con los que recreas el ensayo forman parte de tu vida... están en tu casa?

En mi casa hay una gran biblioteca. Es bueno tener contacto con el libro objeto; es agradable. Vamos cada vez hacia una cultura audiovisual, con poco contenido; más plana. Yo no critico eso, pienso que la cultura audiovisual debería ser un complemento; pero lo que hay es un desplazamiento de lo escrito por lo audiovisual hasta tocar ese culto a lo inmediato de algunos escritores. Que deberían ser cineastas o escritores audiovisuales.

¿Eso le ha hecho mucho daño a la literatura venezolana?

A esos escritores fundamentalmente. Sufren un daño interior. La literatura reposa más en los lectores. Siempre que haya un lector habrá un escritor para él.



Tela de Araña (1999)


¿Han aumentado los lectores en estos últimos tiempos?

Creo que no se habían publicado tantos libros como en estos últimos dos años. Vamos a ver si hay lectores para esos libros. Yo no se si sea bueno o malo pero existe como una especie de convergencia que los que leen son los mismos que escriben. Ese publico, ese lector natural, se ha desplazado. Uno entra a una casa y hay más televisores que bibliotecas. Hay un desplazamiento o habrá que buscar si existe una estética por otra vía.

Habló de los soldados que tomaron fotos de las personas que torturaron en la guerra. Imágenes con estética visual, buenos ángulos y composición que hablan de la cultura de estos guerreros; pero con un contenido irrito.

- Ni siquiera es una visión de la guerra que tuvo Goya. Tomaron la imagen como para enviar una foto turística, para enviarlas a sus amigos. Fotos inmorales, técnicamente muy bien realizadas. Esa es la trampa de la cultura audiovisual una especie de estética sobre la superficie sin contenido o con un contenido de los antivalores. Es un divorcio entre el discurso estético superficial y el fondo que debe haber en una obra de arte.



La última cena del ensayo (2005)


¿Has elaborado un ensayo con el hipertexto de los mensajes de los celulares?

-Ya lo deben haber hecho. Lo único malo de los mensajes de texto de los celulares es que se borran. Si hiciesen un registro de los mensajes estaríamos ante la vida cotidiana de la gente.

¿Tienes la sensación de que este país es una tira cómica?

No. El país es la gente. Vinculo a las personas con el país. Es difícil hacer una visión uniforme de Venezuela. El país está como disgregado en el día a día. Las 24 horas de uno con las 24 horas de las personas que uno comparte y todo eso se vuelve como una cadena...







¿Dónde colocas allí a los medios?

Los medios en Venezuela son difíciles de entender. Ahora que está la polémica de Radio Caracas Televisión: Yo dejé de ver este canal hace 7 años atrás. Es difícil para mi en este momento defender una de las televisoras que yo considero la peor del mundo; la venezolana. Totalmente alejada de lo cultural, para no hablar de lo político; una televisora que trae enlatados. Que ha visto su concesión como un negocio. Es difícil salir a defender a una institución que ha tenido una trayectoria tan poco loable. Lo que pasa es difícil decir las cosas en los medios porque ellos son los que transmiten las noticias. No van a reflejar disidencias. El único caso fue Edmundo Chirinos en un Primer Plano* que regañó a las televisoras venezolanas. Desde el punto de vista cultural no son defendibles.


Edmundo Chirinos en el programa Primer Plano


En sus bolsillos cargaba un libro, de la colección Crisolito, de la editorial Aguilar, ideales para leer mientras se espera o se hacen filas para cancelar algún servicio. Se impresionó por los poemas de Laura Antillano a quien conocía como narradora, leídos el pasado mes de diciembre.

De izquierda a derecha: J. M. Villarroel París, Eugenio Montejo, Reynaldo Pérez Só, Alejandro Oliveros y Teófilo Tortolero


-Valencia es una ciudad contradictoria. Pero es una de las pocas donde tu puedes cruzarte en una calle o establecer una conversación con cuatro de los mejores poetas de América Latina: Aquí viven Alejandro Oliveros, Eugenio Montejo, Reynaldo Pérez Só y Ana Enriqueta Terán. En cualquier antología de poesía latinoamericana están ellos. La suerte de los niños de esta ciudad que pueden ir a la casa de Laura Antillano y aprender de ella. Pero también, paralelo a eso ves grandes fallas: Aquí hay cinco instituciones que se dicen museo y ninguna es museo. Esta es una ciudad en la que tú no puedes ver un cuadro de Arturo Michelena porque no hay un lugar donde mostrarlo: Están en oficinas, en casas; pero no en una sala permanente.


Un tomo de la colección Crisolito de la editorial Aguilar

Aunque es gran lector de blogs no ha escrito todavía en ellos. Lo inmediato no permite que ni siquiera exista el censor interno, pero también lesiona la relectura. ¿Cómo almacenar la eternidad de la red? Preguntas y respuestas incesantes que encuentra y disfruta Pedro Téllez, pausado inventor de extremos.






Tomada de Azul Fortaleza

Entrada actualizada el 4 de mayo de 2022.

El monstruo de EDMUNDO CHIRINOS, una SOCIEDAD en total DESCOMPOSICIÓN






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REMATES DE LIBROS EN LA CIUDAD DE VALENCIA, LA DE VENEZUELA



Conrad, Sulaco, Valencia, y El corazón en las Tinieblas con Nosotros.



UN CIELO DE LIBRERIAS EN SABANA GRANDE



Pedro Téllez. Un cotilleo bioliterario.



REVISTA ZONA TÓRRIDA: 40 AÑOS DE TRANSDISCIPLINA



Santiago Key-Ayala: Autobiografía en monosílabo trilítero



Nanacinder: Antología mínima.

Coleccion de textos en Prosa y Verso. Parte V/V



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Coleccion de textos en Prosa y Verso. Parte IV/V



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Reverón, la locura, los psiquiatras y el arte.

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Invitación a la presentacion de los libros "Elogio en cursiva del Libro de Bolsillo" y "Para leer el Socialismo"



Invitación a la charla "La maldad cotidiana según Saki"



Nanacinder (1954-1962) Revista Literaria.

Una Fruta Tropical

por Pedro Téllez



Una Jornada Lúdica sobre la Literatura en el Liceo Pedro Gual en Valencia, la de Venezuela



Biblioteca Personal del Diablo por Pedro Tellez































































03/11/24

Entrada actualizada el 09/11/2022