Duración
La memoria sorprende en la blancura
de corredores enfilados
y es un salto la sombra;
precisa, ahondando los lugares,
en esta mansión tan diurna,
tan joven y ya ausente.
No hay ruido
y el pasar de la doncella única,
dura, todo se agita, las palmas,
el agua de la pila, los destellos en el piso,
la luz en las vidrieras,
las cortinas de paño leve.
Ella sigue pasando inmóvil,
no asienta los pies, se desvanece,
avanza, mientras el silencio de los relojes
confunde o apaga las horas.
Fue ayer.
No fue nunca.
Sigue siendo.
Hoy es el
cumpleaños número cien de Juan Liscano (7 de Julio de 1914 - 17 de Febrero de 2001), uno de los intelectuales más relevantes
en la historia de Venezuela. “Poeta de amplio registro”, como él mismo gustaba
definirse, también fue un apasionado promotor cultural, que trabajó por rescatar de las manifestaciones folclóricas nacionales, un diletante
y un mecenas, entre otras muchas actividades.
Contar, mencionar cifras para
referirnos a la existencia, es sólo válido para los que razonamos con el
tiempo, es decir, desde la posibilidad finita de nuestras vidas. La persona que
conocimos como Juan Liscano fue un prolífico poeta y crítico, además de editor.
Director del suplemento literario del diario El Nacional, de la legendaria
revista de arte y literatura Zona Franca y de la editorial estatal Monte Ávila,
también tuvo su propia colección editorial, una magnífica selección de textos
editados lujosamente, Mandorla. Bajo
su dirección y por diversos caminos, la literatura venezolana alcanzó una justa
difusión y lectura en todo el ámbito hispanoamericano.
Tengo algunos ejemplares de
Mandorla, no he conseguido reunir más
que unos pocos. Eso es el tiempo, supongo. Esa es una de las señales de que el
tiempo existe, que una colección como Mandorla no sea tangible en ninguna
parte, que un venerable intelectual, insólitamente generoso como fue don Juan,
tampoco se encuentre en parte alguna, son señales inequívocas de que ha
ocurrido un movimiento desde la abundancia a la carencia, una gran diferencia
vital que podríamos llamar tiempo.
Cuando se me sugirió la idea
de escribir algunas palabras como homenaje a Liscano, me sentí incapacitada.
Abordar una figura de creación tan vasta, así infinita, me llenó de temor.
Estoy segura de que no podré describir a don Juan en la verdadera dimensión en
la que él transcurrió, sin embargo, puedo
intentar rendirle mi homenaje, decirle mi agradecimiento. Insistir en la
biografía no creo que aporte nada, sin embargo, algunas impresiones, ciertas
memorias precisas, podrían significar un acercamiento desde otra perspectiva,
tal vez no necesariamente formal.
Juan Liscano en 1990. Fotografía de Yuri Valecillo. |
Como él escribe en el poema Duración, con que se abre esta nota, las
cosas que recordamos fueron ayer, no fueron nunca y siguen siendo. Las tres
opciones son ciertas y constatables a cada momento. Conocí a Juan Liscano por
mediación de otro importante poeta de Venezuela, Santos López, en tiempos en
que la Casa de la Poesía cumplía sus importantes funciones en el Celarg. Don
Juan ya era un hombre retirado, una figura asaz importante como para pensar en
discurrir unas palabras con él. Sin embargo se interesó en mi trabajo, lo leyó
cuidadosamente y me entregó una carta que aún conservo, por supuesto, con
veneración.
Me parece que buena parte de
su grandeza radicaba en su deseo de aprender, de mantenerse atento a lo que le
llegara y en su generosidad, imposible de mostrarse indiferente. En aquel
tiempo estaba impactado por la cultura africana, recuerdo una pintura que nos
enseñó al entrar a su casa, estaba muy feliz de haberla adquirido. Era azul, de
madera, con tres figuras humanas en acción de caminar. No sé dónde habrá ido a
parar esa pintura, precisamente ese hecho es parte de sus obsesiones. Está
allí, como están otras cosas, libros y poemas que él escribió y en los que dejó
su huella. Es importante y trascendente volver
sobre sus trabajos, todos implican una indagación de la realidad, de la
memoria, el momento presente como consecuencia perfecta de los hechos pasados.
La rueda de la fortuna que va girando incansable y produciendo los hechos de la
vida. Veamos que Liscano comenzó una búsqueda indagatoria sobre muchos temas
trascendentes. ¨Los recuerdos salen del
corazón y no de los cálculos.¨
Don Juan fue un incansable
inquisidor acerca del futuro. A lo largo de su obra tanto poética como
ensayística, se repite la angustia de la incertidumbre ante lo que es imposible
descifrar fuera de su momento.
La física mide y proyecta el futuro
lo arcaico se vuelve a sumergir
en el alma, a su vez, insondable.
Desde allí otea al universo
de la incertidumbre compuesto
por oposiciones drásticas y remotas.
El lenguaje, hecho de
palabras, es una de las herramientaseficaces
para expresar lo que está en nuestro pensamiento, para traer a la realidad
material aquello que vive en la idea. Lo que realmente no puede ocurrir es que dejemos
de nombrar los momentos importantes que nos tocó vivir. Si no los nombramos,
desaparecerán para siempre, como una multitud cosas y personas idas a través de
la historia, mucho antes de que pudiésemos ser testigos de nada.
Y dejar de nombrar entre otros
recuerdos, la trascendencia de este intelectual que discurrió entre nosotros no
hace tanto tiempo, es un acto que no concuerda con la abundancia de su obra.
Manifestar nuestra gratitud hacia lo que nos dejó voluntariamente, lo que fue
positivo para nuestra alma, es de fundamental necesidad. Angustiado por la incertidumbre del futuro,
estuvo describiéndolo hasta su momento final:
Celebrar el barullo sempiterno
Efímeras criaturas, casi imperceptibles,
Se embriagan, se apiñan, se desnudan,
Se enguerrillan, golpean, matan, poblaciones
De todas las razas corren entre sismos
E inundaciones, entre templos y burdeles,
Se habla de un lugar inmóvil y feliz.
La muchedumbre crecida aúlla hacia el cielo
Globos dentro de otros globos mayores,
Temporal de globos
Hasta ser globo único.
Vaivén (Eclepsidra, 1999)
Graciela Bonnet
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Graciela Bonnet
Nació en Córdoba, Argentina, en 1958. Es
Licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela (1984). Ha
trabajado 25 años como correctora de pruebas y supervisora de ediciones
por contrato para todas las editoriales venezolanas, entre ellas Monte
Avila, Planeta, Biblioteca Ayacucho, ediciones de la Casa de la Poesía,
Pomaire, Eclepsidra, Santillana, Editorial Pequeña Venecia, La Liebre
Libre. Experiencia de tres años como redactora free lance para una
editorial de libros de autoayuda. Escritora fantasma (sin firma) realizó
investigaciones para crear libros, novelas, tesis y monografías.Es
dibujante amateur.
En 1997 el grupo editorial Eclepsidra publicó su poemario "En Caso de
que Todo Falle." En 2013 editorial Lector Cómplice editó "Libretas
Doradas, Lápices de Carbón"
En el año 2000 participó del encuentro de Mujeres Poetas en Cereté,
Colombia.
Y su blog es: Graciela Bonnet Vertiente Recíproca
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Actualizada el 15/12/2023
Qué bello homenaje al querido y recordado maestro Lescano
ResponderEliminarGracias Santos López por tu comentario. Bienvenido al blog
EliminarGracias Santos López por tu comentario. Bienvenido al blog
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