lunes, 21 de octubre de 2024

LOS POEMAS DEL VIEJO: IMAGEN Y MEMORIA

 





LOS POEMAS DEL VIEJO: IMAGEN Y MEMORIA

POR DAVID CORTÉS CABÁN.

 

En Los poemas del viejo se transparenta un profundo sentimiento que gira en torno a la figura del padre. El ámbito familiar y la relación del hablante poético con los elementos que rigen la vida del Llano, vistos desde la conciencia de la madurez, reflejan una visión poética que encarna las vivencias de la niñez y la imagen del hogar no como un pasado idealiza do sino como un recuerdo que permanece igual que una presencia iluminadora en la vida del poeta. El padre, figura central de esta poesía, mira también el acontecer de su historia. Desde el umbral de su existencia mira pasar los días como una sombra sobre

el leve reflejo del tiempo y de un pasado que no volverá: 

Estoy pasando el tiempo / a orillas del mundo, reflexiona. Vivir ya desde la altura de la vejez, ¿no es acaso una forma de conocimiento?, ¿una reflexión sobre la vida? Ya de entrada, el epígrafe mismo (Yo en verdad soy viejo / tengo los pies hinchados / y en ausencia esto se pone triste / no hay quien nos hable), sobra ya un modo de ver la vida como un viaje hacia la soledad y al silencio, como un estar en el desamparo. Me estoy deteriorando, llega a exclamar en un verso. Y es que la evocación del pasado se ha convertido para el protagonista de esta poesía en un refugio, un espacio imaginario donde él hablando reivindica su fortaleza.  Por una parte, el hablante redescubre el tiempo vivido, la ternura y el apego a la vida del llano, el amor a la tierra y a la deslumbrante claridad del cielo que lo cobija; y, por otra, la triste congoja de las cosas que han quedado atrás, que ya no son lo que eran. La agonía de lo que se transforma y se estremece en el corazón de quien se acerca a su última desnudez, a su última morada. Es verano y no quiebra un trueno / en la cabecera del monte. / Llegada la hora me recojo/ y despierto del sueño que es la vida. Soñar, sí, pero no como necesidad física sino como la evocación y vislumbre de las fronteras de ese tiempo vivido; reminiscencia de lo que fue. Una memoria que nos hace reconocer la temporalidad

de la vida y resume el esplendor y la brevedad de todo aquello que refleja la razón de existir. Si me ponen a pedir un deseo / voy a pedir que me dejen en lo mío, encierra con implacable serenidad una actitud hacia la vida. Porque es en el Llano, en compañía de la familia o junto a los animales y las labores de la tierra, que emerge la imagen del padre; es allí donde se siente mejor, firme en su centro; en entrañable solidaridad con el mundo. Por eso rechaza la falsedad y el mundo vacío de las grandes ciudades: Aquí no necesito un nombre / una documentación / paso el día viendo los animales / y ellos me tienen por dueño/de la tierra y el río, nos dice. Es en el Llano que se siente en completa armonía con el entorno; se identifica con el río huidizo y el paisaje que se le ofrece como un elemento vivificador de la vida. El hogar representa, por otra parte, la conciencia de quien ha vivido para compartir su existencia amorosamente no sólo con la mujer y los hijos sino con las cosas más elementales de la naturaleza misma. Pero el hogar es además movimiento y quietud, centro y frontera donde se cristalizan los sueños y las esperanzas del padre y los hijos que se alejan y se establecen en otras ciudades o regresan furtivamente al hogar. Te quedaste / viendo / el pueblo / allí están los amigos... nos dice en este verso; y, en este: En las vacaciones vienen los muchachos / traen los nietos...; o, por ejemplo: Estos muchachos nos los da Dios / y nos presta la tierra. Más adelante dirá: Los muchachos / se están fundando. / Mañana se nos casa el menor... y es que ahora el sentimiento de la soledad se intensifica y la vida adquiere otro sentido. Desde la quietud y la soledad se piensa en los hijos que como las ramas de un gran árbol se van separando del tronco hasta alcanzar su propia plenitud.  Se piensa en la proximidad o lejanía de sus voces, sus pasos se presienten en los espacios que van quedando vacíos y para el habitante se convierten en evocaciones de una realidad perceptible solo a través de la memoria. Se casan los hijos / es bueno que se vayan / nosotros somos pura sombra. Los hijos se marchan. Y el hablante contempla su cuerpo proyectado sobre un paisaje donde la realidad se transforma en la sombría presencia de la muerte.

Andamos / a la sombra / apersogados..., llega a decir en este verso. Otra vez, desde el conocimiento de la vejez, sabe que ha vivido su vida en noble comunión con las cosas que ama: el Llano, la humilde presencia de las bestias de la sabana, la claridad y la silenciosa luminosidad del paisaje. Así se va marcando el sentido de la vida cotidiana, el acontecer de un pasado y un presente que se superponen formando imágenes que encierran la profunda y sutil sencillez.  También nos acercamos a los seres, a la lucidez y memoria de las cosas que justifican la existencia del protagonista de esta poesía. En algunos poemas aparece la imagen del hijo (el poeta) como una presencia conmovedora y real compartiendo un mismo espacio con el padre: En ese viaje mi padre va callado / como el caballo de monta / o la distancia... Aquí no es difícil suponer que el que escribe estos versos es quien contempla al padre en callada admiración y respeto. Y de esa comunicación silenciosa surge el tema de la tierra no sólo como pertenencia material, sino como parte integral de esa experiencia humana que representa también ese lugar y espacio donde comparten sus destinos y existencias. De ahí que si volvemos al título del libro nos damos cuenta que los poemas son, en definitiva, un amoroso homenaje a la vida del padre. Una poesía que recoge una experiencia personal en el lenguaje nítido y conmovedor, un lenguaje que rehúye de toda ambigüedad para acercarnos a un mundo de evocaciones y sentimientos compartidos. Por eso, a través de la lectura hay un sentido realista del tiempo y el hombre en continuo tránsito por la vida. Encontramos a un protagonista poético en su habitual relación con la vida y el ambiente. Los poemas del viejo cristalizan la experiencia humana, la vitalidad y el cansancio de un hombre cuya memoria es una su cesión de recuerdos que fijan y recobran lo vivido. Adhely Rivero ha crea do un espacio de evocaciones que nos hacen reflexionar el sentido de nuestra propia existencia. No estamos excluidos de su mundo ni de la realidad que refleja su poesía. En la lejanía contemplamos al padre personaje poético- organizando los fragmentos de esa memoria que le permite intuir su horizonte.  Ciertamente no hay reproches ni contradicciones.

Se ha vivido en la completa armonía del amor familiar, el grato esplendor de la tierra y la silenciosa presencia de los animales del Llano. Si pudiera hacer familia / tendría la misma.

Estos versos ejemplifican, en fin, una voluntad y una actitud: su fidelidad a la vida. Vivir de otra manera no tendría sentido. Ojalá que su imagen permanezca siempre suspendida en los colores del pasto.


 

Los Poemas Del Viejo by Dimitri Lipo


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Adhely Rivero nació en Arismendiestado Barinas,  Venezuela en 1954. Está residenciado en Valencia desde 1970. Licenciado en Educación mención Lengua y Literatura por la Universidad de Carabobo. Fue Jefe del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, donde dirigió la Revista Poesía y coordinó el Encuentro Internacional Poesía de Universidad de Carabobo. Ha obtenido varios premios por su trabajo poético, entre ellos el Premio de Poesía Facultad de Ciencias de la Educación (dos años consecutivos) U. C. Premio ‘Miguel José Sanz’ de la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo. Premio de Poesía de la Universidad de Carabobo. Premio de Poesía Universidad ‘Rómulo Gallegos’. Premio de Poesía ‘Cecilio Chío Zubillaga’ de Carora. Premio Único de Poesía 40 Aniversarios de la Reapertura de la Universidad de Carabobo. Ha publicado los libros: 15 Poemas (1984); En sol de sed (1990); Los poemas de Arismendi (1996); Tierras de Gadín (1999); Los Poemas del Viejo (2002); Antología Poética (2003); Medio Siglo, La Vida Entera (2005); Half a Century, The Entire Life, (2009): versión al Inglés de Sam Hamill y Esteban Moore. Poemas (Antología editada en Costa Rica) (2009): Compañera (2012). Poesíe Caré, Poemas queridos (2016), Versión al italiano de Emilio Coco, publicado en Colombia. Está representado en varias antologías nacionales y en la antología italiana La Flor de la Poesía Latinoamericana de hoy, tomo I, II, editada en Italia, 2016. Ha participado en diversos e importantes Festivales de poesía a nivel nacional e internacional, entre ellos, el Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, en 2007 y 2016. Festival Internacional de Poesía Al-Mutanabi en Suiza. 2008. Festival Internacional de Poesía de Bogotá, Festival Internacional de Poesía del Mundo Latino, México. Festival Internacional de Poesía de los llanos Colombo-Venezolano en Yopal, Colombia. Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia, Feria Internacional del Libro de Caracas, Venezuela. Festival Internacional de Poesía de Venezuela. Festival Internacional de poesía de los llanos colombo-venezolano en Arauca, Colombia. Encuentro Internacional Poesía Universidad de Carabobo, Feria Internacional del Libro Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela. Bienal Internacional de Literatura “Mariano Picón Salas”, Mérida, Venezuela. Sus poemas han sido traducidos al inglés, portugués, italiano, alemán, francés y árabe. La revista POESIA le rindió homenaje en su número 156.

 


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