Estimados Liponautas
Hoy compartimos con ustedes esta nota que conseguimos hurgando en la red que habla de las posibilidades curativas de la escritura.
Esperamos sea de su agrado.
Atentamente
La Gerencia
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Lápiz, papel y mercurocromo para las heridas
Un estudio demuestra que expresar por escrito los sentimientos acelera el proceso de cicatrización
Alejandra Agudo 31 JUL 2013
Coger lápiz y papel, o un teclado, y convertir los sentimientos en
palabras es para muchos un alivio emocional, sobre todo cuando se han
vivido episodios traumáticos. La escritura sirve en ciertos momentos de
la vida como terapia. Esto no es nuevo, numerosos estudios realizados en
las tres últimas décadas lo demuestran. Psicólogos y psiquiatras
incorporan la redacción como método de alivio emocional de sus
pacientes. Pero una investigación reciente de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) ha constatado que escribir ayuda, además, a acelerar la cicatrización de las heridas físicas.
Elizabeth Broadbent,
psicóloga del departamento de medicina que ha dirigido el estudio
‘Escritura expresiva y curación de heridas en personas mayores’,
publicado en el número de julio de Psychosomatic Medicine,
asevera que la escritura funciona como cicatrizante cuando versa sobre
eventos tristes “o los sentimientos más profundos de la persona”. De
momento lo han probado en adultos de 64 a 97 años. A los 49
participantes se les hizo una biopsia que dejó una herida en sus brazos,
se les pidió que escribieran durante 20 minutos al día y cada cuatro o
cinco días, los investigadores fotografiaron sus lesiones hasta que
curaron. Una mitad relataba en un papel sus pensamientos, experiencias
traumáticas y emociones, y la otra escribía sobre sus planes del día
evitando mencionar aspectos sentimentales. A los once días, un 76,2% de
integrantes del primer grupo ya había curado la herida, frente al 42,1%
del segundo.
La explicación a este fenómeno es que “el estrés y la depresión están
relacionados con una curación de las heridas más lenta”, dice el
informe. “Hasta ahora solo se había investigado cómo se puede reducir
ese estrés en personas mayores con ejercicio físico”, continúa el
documento que apunta que los achaques de la edad pueden dificultar este
tipo de terapia. Sin embargo, “una alternativa factible puede ser la
escritura expresiva, que es breve, fácil de administrar y barata”,
subrayan los autores. “Creemos que puede ser útil, pero para su
aplicación necesitamos testar la escritura expresiva en otro tipo de
heridas”, advierte por correo electrónico Broadbent.
María Ángeles Muñoz, psicóloga en una clínica madrileña, aplica este
tipo de terapia a sus pacientes. “Cuando una persona está deprimida su
sistema inmunológico también lo está”, explica. Por eso, cualquier ayuda
para reducir la depresión, el estrés, los sentimientos de tristeza o
agobio, revierte en un mejor estado físico de la persona, añade. “Con la
escritura hacemos un vaciado, exteriorizamos ideas nocivas que rondan
el pensamiento”, apunta.
En este sentido, ¿qué diferencia hay entre redactar y hablar?
“Verbalizarlo también es importante, pero normalmente hay un
interlocutor que va a intentar aconsejarnos o consolarnos. Eso no pasa
cuando escribimos. En un papel, que sabemos que nadie va leer, solemos
ser más sinceros y puede resultar más terapéutico. Cuando uno menciona
aquello que no puede ser nombrado, se libera”, dice la experta. En estos
casos en los que se relata episodios traumáticos o sensaciones
negativas, Muñoz recomienda incluso tirar el papel, o mandar a la
papelera de reciclaje el texto. “Si no lo haces y lo vuelves a leer,
reconectas con esos sentimientos”, argumenta.
James W. Pennebaker, profesor en el departamento de psicología de la Universidad de Texas, e investigador en la materia, coincide en señalar que “saber que otros no lo van a leer hace que la persona sea menos sincera, piense demasiado en los lectores y poco en lo que verdaderamente quiere contar”. El experto afirma por correo electrónico que “escribir un blog público es probablemente menos beneficioso”. En sus primeros años de investigación, el psicólogo estaba interesado en cómo las personas que tienen poderosos secretos son más propensas a sufrir problemas de salud. Así, centró sus estudios en encontrar una manera para que la gente compartiera esos secretos. "Cuando das a las personas la oportunidad de escribir sobre los trastornos emocionales que a menudo experimentan, mejora su salud”, afirma.
“El proceso cognitivo de organizar lo que uno piensa para escribirlo,
tiene un efecto calmante. Puede producir relajación física, bajada de
la presión arterial, caída del ritmo de respiración y mejora del sueño,
según los estudios”, afirma Nancy P. Morgan,
directora del programa de Artes y Humanidades del Centro Oncológico
Integral Lombardi, de la Universidad de Georgetown, en Whasington. La
investigadora ha implementado la escritura expresiva en ese centro para
investigar sus efectos. Para su investigación pedía a los pacientes que
cada semana respondieran a preguntas tales como: ¿Qué juegos te gustaban
cuando eras niño? También que escribieran sobre una persona que les
hubiera ayudado a superar una crisis. “Este tipo de historias tienen un
componente emocional”, explica. “Las personas que dijeron que el proceso
de escribir les había ayudado a sentirse mejor respecto a su
enfermedad, también reportaron mejoras físicas en las encuestas de
seguimiento. La conexión entre ambos aspectos era muy importante”,
subraya Morgan.
Para Nuria, de 33 años y enferma de lupus, escribir sus sentimientos,
sus dolores y padecimientos en Internet fue “un alivio”. Tras un año
“tumbada en el sofá, sin trabajo y hundida”, decidió relatar su
historia. Lo bueno y, sobre todo, lo malo. Al principio escribía
pequeñas notas en un papel a su pareja. “Me costaba comunicarme con él.
Cuando tienes una persona delante y le dices lo malhumorada o dolorida
que estás, piensas que te está juzgando, que no te comprende”, recuerda.
Con el tiempo dio el salto a la Red con su blog Tulupuesesmilupus,
aunque mantenía su identidad en secreto. Era un desahogo que la sacó de
la desidia y la ayudaba a expulsar de su cabeza pensamientos oscuros.
“Cuando escribes estás solo contigo mismo y te sueltas”, reconoce.
Pronto ese espacio se transformó en una vía para comunicarse con otros
enfermos, “personas que te comprenden y no te sientes solo”.
Muchos enfermos buscan desahogo pero también compañía en la Red. “En
un diario personal me lo quedaría yo y lo que me hace bien es saber que
alguien me va a entender”, afirma Paula Bornachea, de 28 años y que
tiene esclerosis múltiple diagnosticada desde 2008. En busca de esa
comprensión, creó su blog ‘Una de cada mil’, en el que relata cómo es vivir con su enfermedad. También forma parte de redpacientes.com, una red social para que personas que padecen distintas enfermedades conecten entre sí y cuenten sus experiencias.
Pero cuando se utiliza la escritura como terapia para superar un
trauma, superar el estrés o la depresión, el profesor Pennebaker
considera que “escribir de una manera rutinaria es menos beneficioso”.
“Es mejor hacerlo cuando te estás sintiendo mal o tienes una herida que
sanar”, opina. En un papel o un ordenador, da igual, pero
preferiblemente para uno mismo y que el relato verse sobre “cualquier
evento o asunto importante en la vida de la persona”.
El profesor de psicología de la Universidad de Texas ha llegado a
esta conclusión tras veinte años de investigación sobre la materia,
también tras el atentado del 11 de Marzo de 2004 en Atocha (Madrid). En aquel estudio, publicado junto a Itziar Fernández, profesora en la UNED, y Darío Páez, de la Universidad del País Vasco, en International Journal of Clinical and Health Psychology
en 2009, concluyeron que “la confrontación de hechos traumáticos,
mediante expresión tanto verbal como escrita, tiene efectos positivos
sustanciales en personas con dificultades para verbalizar sus
emociones”.
Las investigaciones están ahí, aunque todavía queda mucho terreno por
explorar respecto a la escritura terapéutica, los expertos coinciden en
señalar que, en los malos momentos, el boli y el papel pueden ser
excelentes compañeros para el desahogo. Las pautas son tan fáciles como
ponerse, ser sinceros y, por supuesto, no preocuparse por la gramática.
Lo que importa es lo de dentro.
Consejos para la escritura terapéutica
El profesor James W. Pennebaker, de la Universidad de Texas, ha investigado durante dos décadas cómo la escritura expresiva puede ayudar a curar heridas emocionales. Estos son sus consejos:
- Buscar un momento y lugar en el que no vaya a ser molestado ni interrumpido
- Escribir de forma continua durante al menos 20 minutos
- No se preocupe por la ortografía o la gramática, no importa. Recuerde que lo que escriba es solo para usted
- Escribir sobre algo muy personal e importante. Este es el momento para ello. No se quede en la superficie, sea sincero
- Trate solo de acontecimientos o eventos que realmente pueda afrontar ahora
Tomado de El País
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