lunes, 4 de octubre de 2010

¿Es justo que también los del mismo gremio se muerdan y combatan denodadamente?

Guillermo Meneses VS. Rafael Clemente Arráiz

por Andrés Mariño Palacio


Ilustración del artista plástico Orlando Oliveros





Hoy le obsequamos este texto de Andés Mariño Palacio extraido del libro titulado "Ensayos". Esperamos que disfruten del texto. Mariño Palacio muestra un defecto común en el mundo dee la literatura en Venezuela y en el mundo. Las diatribas sin sentido que se dan en escritores que se apuntalan en lo aspectos personales y no en la calidad de la obra de los escritores en pugna.


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MENESES VS. ARRAIZ

 La literatura es una de las artes más complejas para los que saborean la obra, pero no para el artista mismo; quizás el músico, en el desarrollo tenaz del contrapunto y la armonía, quizás el pintor, en la persecución alucinada de los matices, obtengan mayor satisfacción interior física casi —, que los pobres literatos exprimiéndonos la imaginación y la sensibilidad sobre la blancura inmaculada de las cuartillas.




 En esta misma semana que acaba de finalizar — escribimos retrospectivamente — Guillermo Meneses — joven novelista  de   indudable   talento —  y   Rafael  Clemente Arráiz — joven ensayista de innegable serenidad — se han dado a polemizar un su poquito agriamente sobre la falsía literaria y otras cosas y alusiones que no son precisamente del mismo tono intelectual.

 La esencia misma de la polémica no dejaba de ser de un interés notable: se planteaba el eterno dilema ame­ricano en la novelística acerca del paisaje como vorá­gine del hombre y el hombre como meta indiscutible de la creación; o sea: el paisaje en función del hombre.

 Ahora bien, los dos escritores citados, en lugar de ceñirse a una polémica de ideas se ciñeron a una polémica de sutiles alusiones personales. Mal síntoma. Mal síntoma porque tanto Meneses como Arráiz — creadores ambos a quienes respeto y en quienes confío para una obra futura de armoniosa calidad — fueron a servir de atractivo para esos risueños y picarescos espectadores que siempre tiene este tipo de discusión periodística.

 Por otra parte, imagino que los literatos deberíamos ser más indulgentes, más benevolentes, unos con otros, en lo que toca a diferencias de carácter personal; los escri­tores forman en el mundo contemporáneo — y en el de todos los tiempos — una de las clases más perseguidas; así, ¿es justo que también los del mismo gremio se muerdan y combatan denodadamente?





De parte de Meneses y de parte de Arráiz pueden existir razones lógicas que el uno pueda esgrimir contra el otro, pero en líneas generales, viendo el asunto objetivamente, todos entendemos perfectamente bien que ni es de Meneses ni es de Arráiz la culpa fundamental de que las cosas no marchen bien en el mundo y mucho menos aún en nuestra entrañable Venezuela.
 


Si las inteligencias — como lo soñara Huxley en sus utopías — tuvieran en sus manos las riendas de la humanidad, quizás la vida sería un poco más simple en cuanto a experiencias y adelantos técnicos, pero ganaríamos muchísimo, ¡casi un Paraíso recobrado!, en cuanto a ejercicio de la vida por el hecho mismo de vivir.

Andrés Mariño Palacio.



Páginas 119-121.

Ensayos. Andrés Mariño Palacio. Selección hecha por Rafael Pineda. Biblioteca Popular Venezolana. Nº 110. Editorial Arte, Caracas, Venezuela. 3 de diciembre de 1967.



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