Estimados Amigos
Hoy le obsequiamos este texto de Carlos Yusti donde habla del mundo literario valenciano con su pequeña carga de hiel habitual. Esperamos disfruten del texto y esperamos sus comentarios.
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Solamente diré lo que oí y vi... que ninguna añada palabra ni razón ni lenguaje...
La Lozana Andaluza Francisco Delicado
En la ciudad de Valencia hay buenos, segundones e insufribles poetas y escritores. Karl Kraus escribió: En Austria se vive como entre parientes. No se cree en el talento con el que se ha crecido. Algo similar se podría decir de Valencia. O sea que allí no se alcanza jamás la estatura en ningún aspecto de la vida y mucho menos sí de Artes se refiere. Estamos condenados a ser enanos siempre, aunque se convierta uno en un clásico archivado como le ha sucedido a José Rafael Pocaterra.
De izquierda a derecha: J. M. Villarroel París, Eugenio Montejo, Reynaldo Pérez Só, Alejandro Oliveros y Teófilo Tortolero |
El poeta más viejo que conocí, de manera y circunstancial, fue Teófilo Tortolero. Lo visité un año antes de que su vida se transformara en una metáfora luminosa. Acompañé a Yuri Valecillo, un amigo fotógrafo, a visitarlo. Eéste quería hacerle unas fotos. ninguno de los dos sabíamos que serían las últimas. Vivía en el poético pueblo de Nirgua. El alcohol había minado su aspecto apuesto y distinguido de gran poeta. Estaba excedido de peso y tenía los dedos hinchados como salchichas debido a su afición de beber sin darse respiro. Su rostro sin afeitar me recordaba la faz agrietada de tristeza y sin brillo de los dipsómanos callejeros. Como no estaba en casa nos dijeron que fuésemos a un bar ubicado al final de la calle. Nos recibió con extrema sutileza. Se dejó hacer las fotos a pesar de su aspecto, al tiempo que conversaba de lo humano y lo divino. Luego fuimos hasta su casa y pasó a mostrarnos unos hermosos cuadros pintados por él. Afición que lo había ocupado los últimos diez años de su existencia.
Teófilo Tortolero. Fotografía de Yuri Valecillo |
Los libros de poemas de Tortolero, Demencia Precoz (1968) y Las Drogas Silvestres (1968) marcaron un hito en el ambiente lírico de una ciudad goda y presuntuosa preocupada por el origen de los apellidos y el desfile militar para celebrar La Batalla de Carabobo. La poesía de Tortolero no venía de los poetas franceses, que era la moda de esos días, sino de los españoles como Góngora y compañía.
Poesía
(ese sórdido y cándido infierno
de mentir musitando. a solas, en dolor, contra el sol,
frente a la pared blanca, a la augusta puerta del llorar
frente a las cruces doradas de flores; de beber por el sueño el topacio y el vidrio,
por las tapias tejados y rosas que tu mano
desprende;
(...)
El poeta Pérez Só tuvo fama de complicado y neurasténico. Venía de un viaje de montaña rusa complicado de rebeldía juvenil con los rollos que todo eso implica, incluso un suicidio frustrado.
Con semejantes antecedentes no era para menos que fuera un chinche. Aunque conmigo se ha comportado con equilibrada inteligencia. Su conversación es fluida y algo cáustica. Habla de la poesía con honestidad de orfebre, con claridad de artesano y escrupulosidad de estudioso.
Sus libros Tanmatra, Para morirnos de otro sueño, Nuevos poemas, Matadero#039;, Reclamo y PX, dan cuenta de un trabajo constante y evolutivo. Dirigió por años la revista "Poesía" que es referencia obligada para enterarse de que va la lírica a nivel internacional.
Siempre echaba un pie por su cubículo en la Universidad de Carabobo. Me atendía con efusiva amabilidad y hasta me obsequiaba libros. En otras oportunidades, disgustado quizá con las musas, apenas me saludaba. Cierta vez discutíamos de los nuevos poetas y caímos en la gente de Tráfico. Pérez Só me dijo: El único problema con Tráfico es que ellos primero hicieron los manifiestos y luego se dieron a la tarea de escribir. Para andar colocaron los bueyes delante de la carreta. La poesía de Pérez Só es breve, cuestión que la vincula con la poética japonesa, de la cual es un acucioso investigador. El mismo Pérez Só me ha aclarado que su poesía nada tiene que ver con el estilo poético de oriente. Su influencia hay que buscarla también en la poesía ibérica.
no hay
ningún pino
torcido
en mi alma
un rey descansa sobre su muerte
y espera
el atardecer del imperio
ningún pino puede crecer
en una vida así
de flotante
pero el rey se sustenta
de ver las sombras
y la noche completa
enmudece los árboles.
Adhely Rivero aunque buen poeta ha pasado a ser la sombra tutelar de Pérez Só, a quien acompaña desde hace tiempo en la travesía cultural del departamento de literatura de la U.C., Es un poeta que da la impresión de sentirse inseguro con su trabajo literario. Necesita que se le reconozcan sus méritos y anda a la búsqueda aprobatoria de los poetas caraqueños.
Una vez me amenazó con rudeza por un malentendido más político que poético. No nos fuimos a las manos porque estábamos en un sitio público y yo tenía una resaca imposible. Luego el descubrió que todo era una enmarañada trama de comentarios malsanos y me pidió disculpas, desde entonces nos toleramos sin pasión alguna.
La poesía de Adhely está más cerca de Palomares que de Enriqueta Arvelo Larriva. Mucho de sus poemas evocan el mundo del llano: el sol de los venados, las charcas, el paso del ganado, etcétera.
Pongo la cabeza a buscar
la resonancia de mi padre
Estamos apartados en el mismo cerco
de soledumbre
Hazle saber la cabecera del monte azul
Cuando corras ganado
me dice: vas a sentir la lejanía.
Alejandro Oliveros. Fotografía de Yuri Valecillo |
Alejandro Oliveros también es poeta, aunque en lo particular prefiero sus escritos ensayísticos. He conversado una que otra vez con él sobre asuntos banales. Es un hombre metódico, inteligente y perseverante a pesar de vestir como profesor jubilado en Yale. Mi amigo Yuri ha tenido un contacto más diáfano con él. En una oportunidad estábamos Yuri y yo en la imprenta revisando las pruebas de mi libro sobre Pocaterra y apareció Oliveros muy locuaz y nos dijo: Yuri he leído el interesante texto que escribiste, Ah Yusti he visto algunas fotos hechas por ti que me parecen excepcionales Yuri y yo no atinamos a decir nada. Nos limitarnos a sonreír ante la equivocación.
Yuri Valecillo |
No obstante Oliveros no es un despistado a la hora de escribir poesía o algún texto ensayístico. Va a lo suyo con suma claridad. He disfrutado su libro sobre arte Imágenes de Siena y de Florencia" y ahora hojeo sus ensayos "Poetas en la Tierra Baldía". Su poesía está sujeta a cánones de cierta erudición libresca que le eliminan su encanto natural. Aunque a veces logra el verbo acertado y la metáfora resplandeciente.
Con frecuencia, el poeta se rinde
a las astucias de su doble y borra
más que escribe, pero prefiero ser
considerado un necio antes que dejar
a los otros la censura de mis versos.
Orlando Chirinos tiene el porte de un jugador de baloncesto a punto de retiro, contraria imagen de un novelista competente y de buen ritmo creador. Hemos salido un par de veces a beber como cosacos. Su libro última Luna en la Piel me sigue pareciendo su más impecable logro. Orlando sabe contar como yo sé de prostitutas. O sea algo y en profundo. Si Napoleón Oropeza es la reina madre de la narrativa en la ciudad; Orlando vendría siendo un basketbolista pasado de peso a punto de tirar la toalla, pero conocedor de todos los trucos del juego y los trucos del lenguaje que ya es decir bastante. Después nos hemos visto un par de veces en Ciudad Guayana. He escrito sobre su novela La Imagen de la Bestia, en la que disfraza a la ciudad de Valencia, y varios de sus personajes reales con metafórica delicia. El Fondo Editorial Predios publicó su libro de relatos Mercurio y otros metales.
José Napoleón Oropeza |
Luis Alberto Angulo comenzó su travesía literaria con el grupo Talión, cuando ya los grupos eran cosa olvidada. De eso ya hará bastante años. Ahora se ha convertido en un poeta del claustro universitario, por decir menos, y aunque nacido en Barinas tiene largo rato merodeando por la ciudad de Valencia. Entre sus libros más destacados podemos mencionar Una niebla que no borra y su más reciente poemario Antípodas, con el cual obtuvo el primer premio de un concurso internacional de poesía.
De izquierda a derecha: Luis Alberto Angulo y Carlos Yusti. Literatura armada hasta los dientes. Fotografía de Yuri Valecillo |
Luis Alberto es un ser rebosante de manías y complejos, aparte de portar un 38. Es un poeta de calibre, en el buen sentido, y con un extraordinario dominio de la metáfora. Su poesía es clara y transparente. A pesar de ser un poeta susceptible, muchas veces cargante, uno lo estima por el sentido de humor que imprime a muchos de sus poemas, sin mencionar su inquietud intelectual que lo ha llevado a publicar a dirigir y editar algunas revistas. Recientemente editó un libro antológico "Rostro y poesía" y una antología con sus cuatro libros publicados. Luis Alberto como poeta es un trabajador concienzudo, como persona es un ser que te cansa por sus monomanías. En contadas ocasiones lo he visto desprovisto de toda humanidad, lo que no le permite del todo ser un poeta de alta estatura. A pesar del 38 uno le profesa de buena tinta gran afecto.
Los poemas que nadie lee
las canciones que nadie escucha
los mensajes perdidos en el mar
o en el silencio del espacio
van a Dios
ajenos a su paso por el mundo
toman la forma del rocío
hacen una señal
que el tiempo borra
en la arena de todos los desiertos
José Joaquín Burgos. Foto de José Antonio Rosales |
El poeta José Joaquín Burgos es buen poeta y aunque en la superficie es un ser agradable en el fondo es un espíritu pequeñito. Sus poemas han aparecido en esos libros antológicos gordos, rojos y de tapas duras, de poesía latinoamericana. Allí esta su nombre junto a Neruda, Ángel Bueza, Nervo, Dario y por ahí. Su actividad en el ambiente literario valenciano ha sido subalterno.
J. M. Villarroel París.Fotografía de Héctor López Orihuela. Imagen tomada de la Revista Zona Tórrida nº 42 |
Se le considera un poeta menor, conjuntamente con Villarroel Paris y Efraín Inaudy Bolívar. Cuestión excesiva y un poco injusta ya que los tres son aquilatados poetas. Burgos, o Burguillos como lo llama Chirinos, formó parte de la Peña Literaria del bar Perecito. Cuando coordinaba la página literaria del Diario NotiTarde le envié algunos textos y jamás los publicó. Luego Burgos ha dejado el diario y yo he publicado algunos libros, pero ya todo me da igual. Además si uno va para escritor los baños públicos son buena hoja.
Efraín Inaudy Bolívar. Fotografía de Antonio González Boscan. Tomada del libro Rostro y Poesía. 1996 |
Efraín Inaudy Bolívar es un hombre sin rebuscamiento y un poeta de enorme frescura. Umbral escribió que está en la naturaleza humana que el joven vive de absolutos y el hombre maduro va descubriendo el reino minutisímo de las cosas humildes, vulgares, como único paraíso hacedero para nosotros. Inaudy se encuentra en esa etapa del descubrimiento de las minucias y uno trata de no desaprovechar su lección. Predios acaba de reeditó su libro infantil Los Calimbas y recopiló toda su poesía en el libro La aldea sonora. Su poesía posee el encanto de lo ingenuo.
Mariposa
librito de bolsillo
todo lo dijiste
¿Qué poema he de escribir ahora?
En Valencia el zoológico literario es complejo. Hay para escoger. Algunos son santos, otros mártires y los demás se quedan en su pequeñez de nulidades engreídas. Sin duda en otros escritos abordaremos a ciertos cretinos que convierten el mundo literario en un ámbito pomposo, envarado y bastante fúnebre sin ningún asomo de alegría; tomándose muy a pecho la obra, la inmortalidad, el busto en la plaza; creyéndose autores en mayúscula y otras estupideces por el estilo, a pesar de todo los he leído a todos Y algo les debo, no obstante como buen aprendiz de iconoclasta los saludo desde lejos y ahí nos estamos viendo. Quizás algunos de los nombrados en este texto tendrán su plaza y su busto cagado por las palomas, y, por supuesto, iré a orinar al pie del pedestal de dicho busto, eso sí con todo el respeto del caso.
Carlos Yusti
Carlos Yusti |
Carlos Yusti (Valencia,
1959). Es pintor y escritor. Ha publicado los libros Pocaterra y su
mundo (Ediciones de la Secretaría de Cultura de Carabobo, 1991);
Vírgenes necias (Fondo Editorial Predios, 1994) y De ciertos peces
voladores (1997). En 1996 obtuvo el Premio de Ensayo de la Casa de
Cultura “Miguel Ramón Utrera” con el libro Cuaderno de Argonauta. En el
2006 ganó la IV Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”, en la categoría
Crónica, por su libro Los sapos son príncipes y otras crónicas de
ocasión. Como pintor ha realizado 28 exposiciones individuales. En la
actualidad es el director editorial de las revistas impresas Fauna
Urbana y Fauna Nocturna.
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me pareció muy didáctico el contenido pues soy una ignorante de nuestra poesía y poetas y descubrí que conozco a tres que verguenza voy a leer mas poesía y conocer mas, me agrada mucho su acidez y falta de suavidad en su expresión escrita
ResponderEliminarGracias visitante Anónimo por tu lectura y comentario
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