Un día como hoy, un 16 de octubre, pero de 1854, nace el escritor irlandés Oscar Wilde, autor de famosas obras tales como "El retrato de Dorian Gray", "La importancia de llamarse Ernesto" , "El principe feliz" o "El fantasma de Canterville". En este ultimo relato muestra satiricamente las profundas diferencias existentes entre las costumbres británicas y las estadounidenses.
Un gran amante de la vida y todo un Dandy, corrió la suerte de parar con sus huesos a la carcel durante dos años debido a su homosexualidad, conducta que era considerada un ultraje a la moral. "De Profundis" una carta cargada de profundo resentimiento contra Lord Alfred Douglas (a causa de la relación con él fue encarcelado) y "La balada de la cárcel de Reading" un poema que toma como pretexto el suicidio de un compañero para mostrar sus más vivos sentimientos sobre el mundo carcelario, fueron sus ultimas obras. Murió en París el 30 de noviembre de 1900, abrazando la fe de la mayoría del pueblo irlandés: El catolicismo.
Richard Montenegro
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Hoy le obsequiamos una célebres palabras de este mágnifico escritor.
- La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.
- Sólo hay una cosa en el mundo peor que estar en boca de los demás, y es no estar en boca de nadie.
- Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida.
- A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
- Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo.
- El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, esa es la pesadilla de la vida.
- El sufrimiento es el medio por el cual existimos, porque es el único gracias al cual tenemos conciencia de existir.
- Adoro los placeres sencillos; son el último refugio de los hombres complicados.
- La educación es algo admirable; sin embargo, es bueno recordar que nada que valga la pena se puede enseñar.
- Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve.
- El mundo llama inmorales a los libros que le explican su propia vergüenza.
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