Se publica en castellano la primera gran novela del
escritor chino, escrita en 1992
La editorial sigue con
su propósito de traducir toda la obra de Yu Hua, uno de los escritores chinos
actuales más leídos y traducidos dentro y fuera del país. Tras publicar en 2009
su éxito más reciente, “Brothers”, llega “¡Vivir!”, su primera gran novela.
Fugui es un campesino que pierde toda su fortuna en apuestas y burdeles a
principios del siglo XX, pero que sobrevive a las dificultades impuestas por la
guerra civil,
la llegada del comunismo y la Revolución Cultural.
Es una historia de superación, según el propio Yu Hua, autor tan popular como
controvertido en China, donde no siempre se acepta bien la dureza con la que
describe los episodios más oscuros de la historia de su país.
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“¡Vivir!” es una
novela sobre la voluntad de sobrevivir, una historia dura y vital a la vez, con
una fuerte presencia de la muerte.
Sí, representa la lucha contra las
adversidades.
¿Cómo ve la novela
ahora, dieciocho años después de haberla escrito?
Es una novela que me trae muchos recuerdos
y me hace aflorar muchos sentimientos. Me cuesta recordar qué emociones sentía
cuando la escribía, pero cada vez que se ha reeditado la he releído y revisado
y este proceso me ha aportado una sensación muy especial. Como lector, cada vez
que la releo me emociono y me pongo a llorar, a veces me ha pasado incluso en
público.
¿Esta novela supuso un
punto de inflexión en su carrera?
Sí, “¡Vivir!” marcó mi carrera de
escritor porque cambié la forma de escribir. Hasta ese momento, yo formaba
parte del vanguardismo chino, más formalista y experimental, y escribía relatos
cortos que eran difíciles de entender para muchos lectores. “¡Vivir!” fue la
primera novela larga, me convertí en más realista, pasé a escribir en primera
persona y empecé a oír las voces de los personajes que tomaban vida dentro de
mí. También trabajé mucho para simplificar el lenguaje y adaptarlo a la forma
de hablar de un campesino sin cultura. Muchos escritores, cuando consiguen el
éxito, consolidan un estilo de redacción, pero a mí no me importa adaptar mi
estilo a cada obra para abrir nuevos caminos.
La versión
cinematográfica realizada por Zhang Yimou, ganadora del Gran Premio del
Jurado de Cannes en 1994, fue prohibida en China. Cuando escribía la novela,
¿pensó que tendría problemas con la censura?
No, mientras escribía no pensaba en
factores externos a la novela, ni en la censura ni en si tendría éxito. Se ha
reeditado muchas veces y nunca he tenido problemas con el gobierno, aunque
evidentemente tampoco he recibido alabanzas. La diferencia con la película es
que el proceso de censura de libros y películas es diferente, y en aquel
momento los funcionarios que controlaban el cine eran muy estrictos.
Seguramente hoy la película tampoco tendría problemas porque el país ha
cambiado mucho.
¿Le gustó la
adaptación de Zhang Yimou? Introdujo importantes cambios, como situar la acción
en la ciudad y no en el campo…
Nunca estuve de acuerdo con este cambio,
además su único argumento fue que estaba aburrido de hacer películas en el
campo. He visto la película más de veinte veces y me gusta, pero no me
reconozco como autor de la historia. Zhang Yimou quiso introducir muchos
cambios para evitar la censura y al final no le funcionó. Fue una colaboración
accidentada pero divertida, y debo decir que me pagó muy bien por los derechos.
Estudió odontología y
trabajó como dentista cinco años. ¿Cómo decidió empezar a escribir?
Empecé a trabajar como dentista en 1978 y
entonces el gobierno no nos dejaba escoger, nos asignaban el oficio que les
parecía mejor. A mí me tocó el peor, dentista, ¡pero yo odiaba mirar dentro de
las bocas! Por eso empecé a pensar alternativas.
Fue educado durante la
Revolución Cultural, cuando era casi imposible conseguir libros, ¿cuáles fueron
sus primeras experiencias como lector?
Crecí en una época sin libros, en casa sólo
había libros de medicina de mis padres y la colección de obras de Mao, pero yo
la leí porque me interesaban sus apéndices. Mao introducía muchas referencias
interesantes en las notas de sus libros. Luego, cuando llegué a secundaria, la
única posibilidad de leer eran los carteles de los guardias rojos colgados en
las paredes explicando las denuncias que se hacían unas familias a otras.
También leía los periódicos que mi padre usaba para tapar los agujeros del
techo y que siempre estaban encima de mi cabeza cuando iba a dormir. La primera
novela que leí la encontré. No tenía título y le faltaban páginas del principio
y del final. No entendía nada, pero había escenas de sexo y como adolescente me
interesaba mucho. Después de la Revolución Cultural, con Deng
Xiaoping, empezaron a llegar libros y un día compré la novela “Une
vie” de Guy de Maupassant y descubrí que era la
de mi adolescencia.
¿Cuáles han sido sus
referentes literarios?
La lista de escritores que me han influido
sería muy larga, pero quisiera mencionar especialmente a Yasunari Kawabata, a quien intenté
imitar durante años, a Kafka y a Faulkner. Con el tiempo me doy cuenta de que hay
muchos que me han influido, constantemente estamos absorbiendo de las buenas
obras que leemos.
“¡Vivir!” es su
segunda novela publicada en español, tras “Brothers”. ¿Considera que son sus
dos obras más representativas? ¿Cómo las sitúa dentro del conjunto de su obra?
Diría que son mis dos obras más populares.
Escribí “¡Vivir!” en 1992 y “Brothers” en 2005, así que con trece
años yo había cambiado, China había cambiado y en consecuencia son dos obras
muy diferentes.
Antes de publicar
“Brothers” pasó casi diez sin publicar novelas.
Tras la publicación en 1995 de “Crónica
de un vendedor de sangre” empecé a trabajar para un amigo que puso en
marcha una revista. Daba mi opinión sobre autores extranjeros y mi columna
tenía bastante éxito. Después de este paréntesis de tres o cuatro años me
costaba volver a escribir y decidí dedicar unos años a viajar, leer y estudiar
a otros autores, como Borges y Faulkner. Estuve siete meses en
Estados Unidos y allí pude leer mucho sobre la Revolución Cultural, ya
que en China era más difícil conseguir información. Supongo que esto, junto con
las sensaciones que me produjo tener que explicar a mis amigos occidentales mis
vivencias en China fueron el impulso para escribir “Brothers”.
Sus libros explican la
parte negra de la historia del siglo XX en China. ¿Siente como escritor la
responsabilidad de dar a conocer a las jóvenes generaciones este periodo?
No, no escribo pensando en una
responsabilidad. Todo lo que he escrito ha salido de mis sentimientos, mis
sensaciones, era mi vida y necesitaba expresarlo. Pero sí que es verdad que
tengo muchos lectores jóvenes y cuando participo en encuentros con estudiantes
veo que para ellos mis libros son una oportunidad para entender y conocer un
pasado que no vivieron. También es verdad que el segundo volumen de “Brothers”,
que ya no habla de la Revolución Cultural sino de la China más reciente,
sufrió muchas críticas por la falta de perspectiva. Fue una polémica que me
sorprendió, pero creo que con el tiempo los lectores se han vuelto más
tolerantes.
De hecho, “Brothers”
llega hasta nuestros días y lleva implícita una fuerte crítica al desarrollo
del país en las últimas décadas. ¿La visión que da en el libro refleja su
opinión personal sobre la transformación de China?
Sí, mi punto de vista sobre los últimos 40
años, desde la Revolución Cultural a hoy, es la base de “Brothers”.
La apertura económica ha traído riqueza al país pero ha provocado múltiples
problemas. La corrupción y las desigualdades hoy son enormes. Los problemas
sociales que quedaron ocultos por el crecimiento económico empiezan a aflorar.
En estos años, considero que las protestas de Tiananmen han supuesto un
punto de inflexión. Tras la Revolución Cultural la gente había acumulado la
necesidad de expresarse, pero en cambio, visité la Universidad de Pekín
pocos meses después de la matanza en Tiananmen y los
estudiantes habían cambiado completamente. Se volvieron apáticos políticamente
y empezaron a preocuparse sólo por el dinero. China decidió renunciar a la
apertura política y se centró en la económica, y creo que ahora se dan cuenta
de que no se puede caminar con una sola pata, pero el gobierno no se atreve a
cambiar.
¿Seguirá reflejando
este punto de vista en sus obras?
De hecho, como todas mis opiniones no
tenían espacio en la novela, con lo que me quedó por decir he escrito un nuevo
libro que se ha publicado en China en febrero y que este verano llegará a Francia
y Alemania. El título es algo así como “China en diez palabras” y
no sabría como clasificarlo, pero no es ficción.
Eva Queralt
12/05/2010
12/05/2010
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31/03/2024
Le escribo desde buenos aires, Argentina. Hace un tiempo estoy buscando escritores Chinos y me alegra haberlo encontrado.Solo puede encontrar a Dai Sijie y autores japoneses.Buscaré en las librerias de mi pais su libro.
ResponderEliminarHola Adriana¡ gracias por visitar el blog y dejar tu comentario. Nos alegra que esta entrada te haya servido de algo. Esa es la razón por la cual este blog existe. procuraremos difundir mas material sobre autores chinos en particular y asiáticos en general.
EliminarGracias por visitarnos
Hola Adriana¡ gracias por visitar el blog y dejar tu comentario. Nos alegra que esta entrada te haya servido de algo. Esa es la razón por la cual este blog existe. procuraremos difundir mas material sobre autores chinos en particular y asiáticos en general.
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