domingo, 13 de mayo de 2007

La Semilla de la Duda:

¿ES SUBVERSIVA LA CIENCIA FICCIÓN?






Estimados Amigos

Hoy compartimos con ustedes un texto extraído de la desaparecida revista Nostromo. Esta fue la única publicación de alcance nacional dedicada a la divulgación de la Ciencia Ficción y Fantasía que fue elaborada por un equipo de artistas literarios y gráficos conocedores del discurso propio de los géneros ya mencionados, así como los temas relacionados con dichas materias. 

La revista circuló en Valencia, Maracay, Barquisimeto, Caracas y Maracaibo, con una periocidad bimestral durante un año alcanzando los 6 numeros. Tuvo un tiraje de mil ejemplares.

En la medida de nuestras posibilidades daremos a conocer por medio de este blog el trabajo realizado por esta publicación.

Deseamos disfruten de la entrada.



Atentamente

La Gerencia


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«Cuando hoy se lleva el pensamiento único, el tragarse las noticias de los telenoticieros sin cuestionárselas y el pensar que no hay más que un posible sistema económico y social viable; que alguien a través de la literatura se cuestione otras opciones, sea capaz de soñar con alternativas, de concebir mundos de otra manera, es algo peligroso para los intereses de unos cuantos».

Portada del número 6 de Nostromo de donde fue extraído este texto

Casi siempre, los aficionados a la Ciencia Ficción (CF) debemos soportar las opiniones, las más de las veces infundadas, de los «sesudos» críticos y detractores del género, acerca del supuesto carácter escapista de éste. A menudo, también somos confundidos con aquellos «contactados» con alienígenas y cazadores de fantasmas y espantos varios, sólo porque en los comienzos de la industria de las publicaciones populares, en los años 30 del Siglo XX, las revistas que daban cabida a este tipo de literatura mostraban casi siempre en sus portadas enormes monstruos de ojos saltones y tipos con escafandras espaciales. Aún hoy, en muchas librerías, algunas con fama de especialistas, regularmente cuando se pregunta por libros de Ciencia Ficción se nos muestran los estantes con obras de Esoterismo o, peor aún, los libros de J. J. Benítez.

A veces, también se les cataloga de libros «raros» y sus lectores pasamos por ser personas con «ideas raras». También existen quienes les restan importancia con el prejuicio de que la Ciencia Ficción sólo puede ser presentada con irresponsabilidad, a la ligera, ya que en definitiva se trata -según ellos- de situaciones fantásticas; sin ninguna relación con la «realidad». Nada es menos cierto.

Páginas 16 y 17 de la revista Nostromo número 6 donde fue publicada este artículo

 
Después de décadas de menosprecio, la CF empieza a encontrar un hueco en la televisión, el cine y las revistas literarias. Sin embargo, ¿Qué CF es la que lo hace? Aquella que puede ser fácilmente digerida por el público, aquella que es de lo más simple posible. La CF que ha sido desactivada de su posible contenido provocador, removedor de conciencias, inquietante. En definitiva, aquella que es un remedo de la verdadera CF Una Ciencia ficción «light», cuyo atractivo para el gran público es la proliferación de efectos especiales muchas veces injustificados.
 
¿No constituye acaso una prueba suficiente de esta situación el trato que han merecido, de parte de la crítica «oficial», las películas más serias de CF estrenadas en la década de los noventa?



Días extraños (Strange Days, 1995), Gattaca (Gattaca, Experimento Genético, 1997) o Ciudad en Tinieblas (Dark City, 1998) fueron dejadas de lado, olímpicamente, por los mismos medios o críticos que a cambio destacaron el humor de la obra de Ed Wood o la «deliciosa ingenuidad» de Kubrick y Spielberg en Inteligencia Artificial (A. I., Artificial Intelligence, 2001) . Incluso esos mismos críticos alaban la ligereza con la que se desarrollaba la esperpéntica La Amenaza Fantasma, el cacareado Episodio I de Star Wars. Y tampoco es cuestión de ser extre­mistas: soy perfectamente capaz de leerme una novela de Jack Vance o de ver un episodio de Espacio 1999 tomándome unas cervezas y carcajeándome de lo lindo con los amigotes. Pero cuando, como escuché el otro día durante el estreno de la reciente versión fílmica de La Máquina del Tiempo (The Time Machine, 2002), un advenedizo aseguraba que semejante relato (que describe nada más y nada menos que las posibles consecuencias del desarrollo de la sociedad capitalista hasta sus últimos extremos), debería contener más «humor e irresponsabilidad», me pongo a considerar qué es lo que va mal y qué consecuencias nos puede traer tanta incomprensión.



Una de las cosas que pueden estar funcionando de mala manera es la preeminencia en la imagen externa del género de la Ciencia Ficción de sus fenómenos masmediáticos y, por qué no decirlo, más decididamente freaks. Evidentemente, no se trata de agrupar a todos los trekkies, valeranos, starwarsfanáticos y demás componentes de la alegre multitud para esconderlos en una cueva. El esfuerzo debe realizarse por otro lado, con productos serios. Sin embargo, hay oirá complicación más de la cual no creo que el género sea responsable. Pareciera que, en el fondo, y a riesgo de sonar paranoico, sí que es muy posible que allá fuera nos tengan un poquito de manía. Pero no por las razones que muchos alegan: «viven leyendo cosas raras y creen en marcianitos»; sino por otra bien distinta; por el potencial subversivo que existe en el género. Cuando hoy se lleva el pensamiento único, el tragarse las noticias del telediario sin cuestionárselas y el pensar que no hay más que un posible sistema económico y social viable, que alguien a través de la literatura se cuestione otras opciones, sea capaz de soñar con alternativas, de concebir mundos de otra manera, es algo peligroso para los intereses de unos cuantos.



 
La C.F. no es, en sí, un género político; pero sus antecedentes sí que lo son: Tomás Moro en su célebre obra «Utopía» soñó un Estado más justo; Jonathan Swift, en los «Viajes de Gulliver» destilando ironía corrosiva parodió estructuras sociales que empezaban a apestar a cadáver medieval y el inglés H.G. Wells, con sus ideas socialistas y sus denuncias a la guerra colonialista y de explotación, magníficamente reflejada en «La Guerra de los Mundos» plasmó a los marcianos desolando al planeta Tierra y exterminando a los humanos con la misma tranquilidad conque los Europeos expoliaban el continente Africano y a sus habitantes. Estos y otros autores, son tomados por muchos como escritores de relatos «escapistas». Quizás esta sea la versión que más conviene a los intereses de unos cuantos: que a estos autores se les tome en broma, que no se preste atención a su mensaje de hondo contenido humanista. Tal vez, lo que en definitiva beneficie a esos mismos intereses sea que la única respuesta actual al pensamiento único, sea un movimiento «antiglobalización», supuestamente contestatario; pero en el fondo vacío de ideas serias que sustenten su postura pretendidamente ecuménica.

Un posible combatiente tecnológico del fututo. Ilustración de Yilly Arana

La buena ciencia ficción es seria. Y bastante. Hace gala de un marcado acento progresista cuando muestra y denuncia, a través de las parábolas de sus mundos y de los personajes y situaciones recreadas, los peligros inherentes al conformismo, al dogmatismo, a la automatización y al encorsetamiento de la infinita capacidad de soñar del ser humano en moldes estrechos. Cuando la buena Ciencia Ficción se atreve a extrapolar las consecuencias de lo imposible, revela su incontestable vocación de despertar conciencias con el objetivo de emancipar al hombre de sus miserias.


Lo que ocurre con aquellos que niegan tales características a la literatura de Ciencia Ficción, es que seguramente consideran que no es nada recomendable para el "status quo" que existan lectores para Los desposeídos de Ursula K. Le Guin, Todos sobre Zanzíbar de John Brunner, 334 de Thomas Dish o Incordie a Jack Barron de Norman Spinrad, entre otros. Estos son libros que pueden impulsar a pensar de formas diferentes a las publicitadas, tanto por los verborreicos "informadores" de la radio y la T.V. como por los dictadores del estilo de vida que se presentan como única opción deseable en telenovelas y en las revistas de moda.

Todo sobre Zanzibar de John Brunner



Sólo por si acaso... ¿Por qué no intentamos extender por nuestra cuenta esas preciadas semillas de la duda?


Otras semillas
 
Con esta nueva sección pretendo ir comentando a partir de el presente número, muy someramente, algunos de los libros con las ideas -a mi humilde criterio- más atrayentes. Se escuchan sugerencias, siempre para lograr una mejor cosecha...
 
Ciryl M. Kornbluth. Imagen tomado de la página 18 de la revista Nostromo número 6


El Síndico. Ciryl M. Kornbluth. 1953. Edición es Español por Miraguano Ediciones, 1991.

 


Luego del de­rrumbe de los sistemas económicos y de go­bierno de todo el mundo ocasionado por el peso de su pro­pia injusticia y de la ciega burocracia que generaron, todos los países civilizados se sumieron en el salvajismo. Todos excepto E.E.U.U. donde la poderosa organiza­ción mañosa del Síndico cubre cualquier necesidad humana (protección social, sanidad, alimentación, empleo, juegos de azar...) a precios que cualquiera puede pagar y en el marco de una sociedad libre y abierta. Se trata, pues, del mejor de los mundos posibles, casi una utopía. Pero, de pronto, las sombrías fuerzas del Gobierno de los Estados Unidos, ya derrotadas una vez, comienzan a emerger...

Ray BradburyImagen tomado de la página 18 de la revista Nostromo número 6

 
Crónicas Marcianas. Ray Bradbury. 1950. Edición en español por Minotauro. 1951, reeditada posterior­mente por Edhasa a partir de 1975, Minotauro nueva­mente en 2000.

 

Tema central: la colonización de Marte por los humanos a fi­nales del siglo XX. Narrada en forma de relatos cortos interrelacionados, nos muestra viñetas de las primeras colonias. En realidad, se trata de un tratamiento casi poético de la forma habitual de colonización de la especie terrestre: el desprecio de la cultura conquistada, incorporando a ella los propios prejuicios. 


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Y como obsequio el  recortable de C3PO que venía con la Revista Nostromo:


Estas son las instrucciones de armado del títere



Y  aquí la imagen para recortar:

Esperamos que  disfruten del ensamblaje de su droide y que la fuerza los acompañe.


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Yilly Arana
Yilly Arana. Abogado egresado de la Universidad de Carabobo. Perteneció a las redacción de las revistas Nostromo y Ojos de Perro Azul. Escritor que cultiva con frecuencia los géneros del cuento y del ensayo. También se desempeña como dibujante e historietista. La mayoría de sus trabajos fueron publicados en las ya mencionadas revistas. Es coautor de la Antología Terrorista del Grupo Li Po publicada en el año 200 por la editorial El perro y la rana.




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