PRÓLOGO AL MARGEN
DE LA NOCHE POR DEMIAN PAREDES
Esteban Moore:
poesía en acto
La presente
antología recorre cuatro décadas de labores poéticas de Esteban Moore (1952),
desde su primer poemario, aparecido en 1982, hasta el más reciente, publicado
en 2019. Dichas labores se combinan con el trabajo en prosa, en forma de
ensayos y artículos, y con la traducción, en su caso de poesía y prosas en
inglés.
Jorge Luis Borges y Esteban Moore en 1975. Página 12. |
Las lecciones,
postuladas e implícitas, del alto modernismo en literatura: Ezra Pound (Make it
New), James Joyce (Ulises, Finnegans Wake) y T. S. Eliot (La tierra baldía) son
el trasfondo o background en el que Moore se basa, junto a las corrientes,
tendencias y tradiciones locales (la gauchesca, la ciudad con sus “urbanidades”
como los Cafés porteños, y elementos y “zonas” de nuestra lengua como el
lunfardo, el mismo castellano rioplatense, etc.), para desarrollar su propia
voz, y su propia poética. En Jorge Luis Borges (1899-1986): el escritor poeta
–un ensayo publicado primero en diarios y revistas, y luego en un volumen–
Moore da cuenta de los múltiples elementos que confluyen o pueden confluir para
que se establezca un linaje original en una cultura. Para su concepción, “una
tradición literaria debiera ser concebida como un prolongado proceso dialogal en
el cual participan un conjunto de voces, propias y ajenas, las que a través de
la lectura, la traducción y la reescritura, actividades que constituyen un
indudable acto de interpretación y apropiación, se amalgaman en una voz
posterior, adquiriendo en la fusión nuevo sentido”. Agregando: “Las poéticas no
se imponen unas a otras: interactúan, cooperan, se hibridan, como en las
ciencias se fundan en aquello que las precede”.
Esta cuestión de
poéticas, que Moore entiende como “un debate estético que se ha extendido de
diversas maneras y formas hasta nuestros días”, se puede apreciar desplegada
–de la potencia al acto– a lo largo de sus libros en general, y de los de
poesía en particular: desde La noche en llamas (1982), Providencia terrenal
(1983) y Con Bogey en Casablanca (1987), pasando por Tiempos que van (1994) e
Instantáneas de fin de siglo (1999), hasta El avión negro (2007) y Las promesas
del día y otros poemas (2019). En todos estos libros se encuentra ese “acto de
interpretación y apropiación” constituido por “la lectura, la traducción y la
reescritura”. El presente libro intenta brindar una muestra de ello, compilando
medio centenar de piezas tomadas de todas estas publicaciones. Sólo se exceptúa
aquí a Partes mínimas uno / dos (2006), omitido debido a su integridad
“orgánica” como obra: setenta piezas, cuyo título lo constituyen versos de
poetas en otros idiomas, numeradas.
Los primeros poemarios de Moore contienen, en general, versos breves y concisos, referidos a un lugar y a la identidad, como el titulado con comillas, igual que el famoso tango de Alfredo Le Pera y Carlos Gardel: “Mi Buenos Aires querido”; además, al oficio: “Encargo para el poeta”; a otras personalidades de la poesía, como “Alejandra”, dedicado a Pizarnik; e interrogaciones, exclamaciones y clamores a la “Patria”, a tono con la época de muertes e incertidumbres en la que surgen. Jorge Santiago Perednik, en Nueva Poesía Argentina durante la dictadura (1976-1983), libro publicado en 1989 y reeditado en 1992-1993, compiló allí cinco poemas de Moore: “Pregunta 2”, “Sueños del día”, “Ser somos qué?”, “Transpiraciones” y “Muerte natural”, tres de los cuales se reproducen también aquí. Con Bogey en Casablanca significa un salto cualitativo, una ampliación, afianzamiento y robustecimiento de su voz, en tonos y temas; es el poemario que más piezas aporta a la presente publicación: doce, incluyendo “Al margen de la noche”, de factura lírica breve y sencilla, pasando por “Las calles” y “El café” –tópicos a los que volverá, bajo otras formas, en un reciente volumen de ensayos: Reunión de extraños: Borges, Buenos Aires, el café, Jack Kerouac y “Con Bogey en Casablanca”otras cuestiones–, hasta , una de sus más destacadas y difundidas piezas, donde convive-combina la clásica película con –nuevamente– “Carlitos” (Gardel), en cruces temporales, entre imágenes y diálogos. De ahí que colegas, poetas de generaciones y camadas anteriores y posteriores, apreciaran temprana y favorablemente la poesía de Esteban Moore, desde Joaquín O. Gianuzzi y Elizabeth Azcona Cranwell, pasando por Luis Benítez y Jorge Rivelli, filiándola a lo que ha terminado denominándose para la poesía local “generación de 1980”.
Los dos poemarios siguientes, aparecidos en la década de 1990, siguen incorporando temas, conjugando pasado y presente, referenciando lo urbano y lo rural, lo individual y lo colectivo, con distintas jergas y términos. Títulos como “In vitro” y “Lectura”, “Ángeles caídos” y “Breve vuelo transandino” ya indican una dirección –o, cuando menos, alguna pista o intención–, donde Moore también apela a las experiencias propias y al recuerdo, consolidando su voz, y extendiendo su poesía –a veces, a lo largo de varias carillas– en versos más extensos.
Otra parte. |
Finalmente, los
dos poemarios aparecidos en pleno siglo XXI, El avión negro y Las promesas del
día y otros poemas traen nuevas referencias al ambiente rural, como en “Mirá
eso, pronto no lo volverás a ver” y “Chacareros”, nuevamente apareciendo
elementos autobiográficos. Esto comentó el mismo poeta en una entrevista que le
hice en 2020: su infancia transcurrió en torno a la localidad de Lobos –lo que
daría contraste luego, al conocer la ciudad–, de donde emergen dos “símbolos”
de la cultura y la política, y de allí provienen cantidad de recuerdos. Contó:
“Nací de paso en Buenos Aires, en una clínica de Palermo. Sin embargo, pasé mi
infancia en las inmediaciones de Lobos, la tierra de los dos Juanes: Perón y
Moreira. De aquellos días me quedan distintas imágenes: la llanura tendida de
la denominada cuenca del Salado castigada por la sequía y la inundación, el oro
de los campos de trigo en diciembre surcados por las grandes trilladoras, los
paisanos arreando la novillada, las fiestas criollas, las carreras cuadreras y
los domingos en los boliches de campaña. Pero, en 1961, con la excusa de darme
una mejor educación, me enviaron a vivir a Buenos Aires a la casa de mi abuela
materna. Entonces descubrí, aquello que en visitas ocasionales hasta entonces
no había advertido, la gran ciudad. Quedé deslumbrado. Por eso siempre recuerdo
aquellos versos de Guido y Spano, como si fueran propios: ‘He nacido en Buenos
Aires/ ¡qué me importan los desaires/ con que me trate la suerte!/ Argentino
hasta la muerte/ he nacido en Buenos Aires.’ Los escuché por primera vez en
1967”. Mientras que, por otra parte, “Asado en la Barra de Maldonado”, por
ejemplo, acude otra vez al recuerdo de una vivencia, aunque en tiempos más
recientes.
Entre las poéticas
y tendencias que encuentra durante y en la posdictadura, Perednik destacó,
entre las revistas que se fueron consolidando hacia 1979, a Sátura, aparecido
su primer número en 1980, “bajo la dirección de Fernando Kofman acompañado en
los primeros números por Mariano Aufgang y luego por Esteban Moore”. Y señala:
“Aunque tuvo un criterio de publicación amplio, es llamativa por lo poco
frecuente en un medio cultural como el argentino, afrancesado, la atracción de
los responsables por la literatura anglosajona y centroeuropea”. Moore, ya se
dijo, traduce la lengua inglesa –especialmente de Estados Unidos, y
particularmente la poesía de los beat–, y dicha actividad, junto a los libros
publicados en Argentina y varios países de América Latina, se aprecia en un
buen número de revistas en donde aparece, a lo largo de las décadas. Sólo para
hacer referencia al ámbito local, el Archivo histórico de revistas argentinas
(AhiRA) permite una rápida pesquisa en su web, para encontrar a Moore
traduciendo y publicando a Allen Ginsberg y a Jack Kerouac, escribiendo
reseñas, y publicado poesía propia en revistas de Buenos Aires y otras
ciudades: Contrapelo, El gran dragón rojo y la mujer vestida de sol, Unicornio,
La Pecera, Diario de poesía y Hablar de poesía. Ha sido y es una presencia
constante en el panorama poético argentino, y, también, latinoamericano.
La poesía de
Esteban Moore se despliega, entonces, como una voz, como una obra –lograda con
arte y oficio–, de libro a libro. Dialoga, y pone en diálogo obras, culturas y
lenguas, desde cada poema. Poema que, como postulara Octavio Paz en El arco y
la lira (1956), constituye la poesía misma. Es esta parte integrante de una
poesía nacional (o rioplatense) cuya amplitud y variedad, profundidad y
vitalidad ya ostenta más de dos siglos de vida –sumándole casi un cuarto de
este tercer milenio–. Moore recupera y reelabora la tradición –conserva y
supera, en el sentido mallarmeano (hegeliano) del término–, se enriquece con
múltiples lenguas, y genera su propia voz, poniendo en acto una “invención
verbal” (como dijera Terry Eagleton), opuesta al uso cotidiano y más o menos “funcional”
diario, al desgaste del idioma utilitario y corriente, y especialmente contra
la presente época, en la cual campea a sus anchas el “globish”, un inglés
(básico) “global”, neolengua funcional a los poderes económicos y políticos
establecidos –como señala, critica y polemiza Barbara Cassin en Elogio de la
traducción (2016)–, y donde el empobrecimiento del pensamiento y la expresión
en todos los estamentos y sectores sociales es notorio actualmente, promovido y
ultrasimplificado por acción y efecto de las plataformas y redes digitales, y
el “infotainment” de los monopolios comunicacionales. Ante tanta “memización”
audiovisual, ante tanto ruido y grito hueco, narcisismos y “aislacionismos”, la
poesía no renuncia a sus polifacéticas capacidades y poderes. Se constituye,
toma la palabra, y se ofrece a la lectura, al intercambio y al diálogo, base y
fundamento para una verdadera cultura.
Al margen de la noche,contraportada
Ahora podrán disfrutar de cuatro poemas extraídos de la antología "Al margen de la noche"
BUENOS
AIRES: TAN LEJOS, TAN CERCANA
Encandilados
por el pasado -su peso específico
‘el
pudo haber y no haber sido’ atormentándonos
salimos
del museo La Casa de la Estrella
y
caminamos
bajo
el límpido firmamento venezolano
las
calles de la parroquia de La Candelaria,
el barrio viejo de Valencia
donde
el presente -al compás de bocinazos
y músicas de estruendo a todo
volumen-
asume sus
pretensiones
Ya
sedientos de horas al sol
entramos a La Guairita
Ordenamos sardinas a la parrilla
/la especialidad
de la casa
mucho limón para condimentarlas
y bebimos Solera Verde
/bien helada
Desde
un viejo tocadiscos -gastados vinilos
desgranaban
las voces de Julio Trujillo
y Felipe Pirela
Gardel
que nunca falta a la cita
cuando
se trata de acompañar a un argentino
/en tierras lejanas
cantó
Mi Buenos Aires Querido
LAS
PROMESAS DEL DÍA
La
ciudad despierta a los monótonos acordes
/de una música mecánica,
motores y metal
en movimiento
El
sol ilumina el firmamento turbio -su dilatada
paleta de grises
las vaporosas formaciones de combustible
quemado
el
aire fétido, agrio, ácido
se acompaña
del
humo oscuro de los incendiados basurales
a cielo abierto
/que flota letal desde
el sur
La
radio entre cantantes latinos / rock chabón
y cumbia
críticos
travestidos, historias de sexo, secretos
de alcoba, drogas, crímenes,
la
vida íntima de los jugadores de fútbol
los implantes mamarios
de las vedettes -las botineras --las estrellitas de turno
transmite
las últimas noticias -argumentos políticos–visiones del mundo
horneadas en beneficio propio en la cocina
/de
los ‘saberes convencionales’ –q.v.:J.K. Galbraith-
concebidas
por los propietarios de vidas y hacienda
quienes tensan los hilos que guían a sus marionetas
parlantes
La
ciudad ya se entrega a la soledad de la multitud,
en
las calles -restos de comida
-botellas
-basura
el penetrante olor de la orina, de la mierda
/tan humanas
A
RUMBO ABIERTO
Anduve
la tendida llanura de la cuenca del Salado
sus
rutas -sus caminos -sus canales hinchados de agua
Dormí
bajo estrellas y lunas envueltas en bruma
En
el valle del Río Negro me obsequiaron
manzanas
/del
tamaño de una calabaza
Apagué
mi sed en las heladas aguas del Ñiriguau
Todo
esto recuerdo hoy aquí a la ribera del Paraná
y
también
los
gemidos de un moribundo en un hospital de campaña
la
furia del viento en los grandes eucaliptos
el
brillo ardiente de aquellos ojos claros
Todo
esto recuerdo mientras observo los buques
/que navegan lentos contra la
corriente
y
celebro en silencio:
el
buen sol - la brisa suave -el vino fresco
-la palabra mar
Caracas de noche consumiendo electricidad a sus anchas. Fotografía de Andrés Azpúrua |
EN LO PROFUNDO DE LA NOCHE
el agua contenida en la pava
hierve sobre el fuego
en la noche todo es silencio
cada uno de nuestros dioses goza
la otorgada quietud de la noche
en el que una multitud
de cuerpos sin rostro
se desplaza en las sombras
el ardiente metal de la pava
separa las llamas del fuego
de los borbotones del agua
los cuerpos no hacen ruido
sus pisadas
nunca retumbarán en tus oídos
en el silencio
nadie
nadie responde
a los nombres que lento repito
la multitud de cuerpos desnudos
se desliza en las tinieblas
en la negra noche eterna
siembre abismal
donde el silencio crece
como un dios
todavía desconocido.
Capilla de la Casa de la Estrella |
ÁNGELES CAÍDOS
“city of fallen
angels"
Pintada
mural/Silver lake/ Los Ángeles, California.
Borracho de alcohol
y
desesperación
Dylan
con sus aullidos estremece la noche
Vallejo
tose en un conventillo parisino
la
noche se extiende en los hemisferios
en
México Lowry
oculta
sus visiones zoológicas
en
las abrasivas lenguas del mezcal
viajando sobre el chirrido de un tren de carga
Kerouac
canta ronco vómito tras vómito
las
bondades del agrio vino californiano
Bukowski
resbala y cae
en
la noche brillante del Sunset Boulevard
en
la trastienda de una farmacia de turno
Carver
abre una botella de licor clandestino
mientras
una vieja con un perro ridículo
espera
el preparado
que
tranquilizará sus tormentas
a
esta hora de la madrugada
quizás
alguien se esté preguntando
qué
sucede
bajo
el ardiente sol de los parajes sureños
en el
extremo de Oriente pálido de luna
En
una jaula iluminada por reflectores
Pound murmura palabras
que
sus carceleros no comprenden
Michaux
cubierto de noche
en un
cementerio de Cuernavaca
se
deja volar en sustancias
sin
entender la magia del paisaje
en
una ciudad que lo desconoce
Julio
Huasi
decide
por mano propia
abrazar
las tinieblas
otros
en el pico de una botella
apagan
los exactos compases del corazón
En
un sitio donde todos cantan la belleza
de
las ondulantes mujeres junto al mar
alguien
bebe risueño su caipira
absorbe
el oscuro aroma del azúcar
el
rancio perfume de pobladas axilas
la
imaginada fragancia de una flor
pleno
sabor deseado
nosotros
desde Montevideo observamos
el
cielo cargado
Los
modos cambiantes del tiempo
no
conocen la amabilidad de tus deseos
se
desplazan imperturbables
a
través de las cordilleras los océanos
las
llanuras
cruzan
el poniente
someterán
a cada uno de aquellos
que
intenten penetrar sus polos de radiación
a
las pequeñas
obsesivas
cuestiones cotidianas
Perlongher
viaja en un automóvil
que
se desliza
hacia
los suburbios
su
destino
una
capilla donde frente al altar
en
el círculo de energía otorgada
ante
los ojos
del
sangrante cordero de Dios
un
sacerdote administra la esperanza
sí
y…
qué
dones qué palabras mama
en
su desesperada desilusión
en
qué aguas alimenta esa fe apresurada
Padre
Nuestro…
que
estás en las sacrísimas alturas
comienza
la invocación inútil
su
único consuelo
la
voracidad de Dios
Al
viento en el río
voces
extrañas
en
el río al viento
desconocidas
almas en pena
Aquel
que elige
en
la pobreza del exilio
el
nombre de Sebastian Melmoth
recuerda
una esposa los hijos tan amados
añora
ese mundo al que no podrá regresar
infantilmente
recuerda la redondez
de
su colección de fina porcelana
el
color de Londres bajo la luz del otoño
anota
en su cuaderno:
poseo la tranquilidad de los
objetos perdidos/
soy un hombre que ha vivido su
tiempo/
en simbólica relación con el
arte/
ya
no se avergüenza en las calles
cuando
alguien murmura a sus espaldas
o
grita Fingal O’Flahertie ooo ooooooohhhhh
él
repite en voz baja mansamente:
el dolor es un momento
demasiado prolongado
Tampoco
imaginará de Joyce
el
calembour lanzado en
The
Ballad de Persse O’Reilly:
Fingal
Mac Oscar Onesine Bargearse Boniface
a
quién se le ocurre
Ortodebarcaza
Carabonita
Las
sombras
su
proyección geométrica
permanecen
quién
o qué
erosiona
la forma que envuelve
grabará
en la historia
las
marcas del pudor ajeno
Alguien
recuerda
el
eclipse de luna de Lu T’ung
la
figura del cielo el emperador
la
visión de sus ojos
apagándose
en la belleza terrenal
la
luna el ojo nocturno del cielo
devorada
por la tremenda boca del sol
y
de la terrible ejecución
de
este poeta que amó las alegorías
en
el 835 año del Señor
No
tienen nada que decir
Pregunta
una voz ajena
El
gran círculo gira sobre su propio eje
Las
primeras luces del alba
Penetran
profundos pliegues abismales
Las
imágenes fulgentes
Se
repiten
Una
y otra vez
En
la superficie bruñida
Qué
podrán decir en México
en
Montevideo en Buenos Aires
que
no haya sido cantado en el Occidente
en
Venezuela en el extenso Brasil
en
el muerto Oriente perdido
donde
los magos
buscan
por el firmamento
la
luminosa trayectoria de una estrella
la
develación del secreto
Auden
en
vísperas de un nuevo año
propone
un brindis alza su copa
elevo
dice
en
el agrio aroma del licor
el
peso de los planetas
la
mutabilidad del universo
no
busquemos en el pasado
edenes
ilusorios
menos
aún
la
seguridad de las jerarquías
el
siglo nos presentará
las
imaginadas ruinas
Rimbaud
arrastrará
su
gangrena de oros
El
cuerpo de Alejandra
sus
oscuros labios de sangre quieta
callarán
la última palabra
A Yeyé in memoriam
Custozzagasse 5, Viena, 1994.
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Demian Paredes (1978) es escritor y editor. Sus trabajos de crítica y ensayo fueron publicados en revistas y libros como Perspectivas regionales, Hispamérica, Zama, Historia crítica de la literatura argentina, y sus entrevistas y trabajos de periodismo cultural en Otra Parte, Escritores del mundo, Letras, Liberarte, La Izquierda Diario, Perfil y el suplemento “Radar libros” del diario Página/12. Fue parte del Instituto del Pensamiento Socialista, que desde Ediciones IPS recuperó y relanzó la obra de León Trotsky y otros pensadores marxistas. Publicó, junto a Noé Jitrik, Siete miradas. Conversaciones sobre literatura (2018).
Tomada de Alpialdelapalabra
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Esteban Moore (Buenos Aires en 1952). Poeta, ensayista y traductor. Autor de una decena de libros de poesía y varios volúmenes de poesía en traducción del inglés al castellano de distintos autores contemporáneos en lengua inglesa. Colabora con revistas y diarios del exterior y sus ensayos han sido reunidos en libro. Ha obtenido becas del Fondo Nacional de las artes.
Su obra ha recibido diversas distinciones entre ellas en 2012 la Orden Alejo Zuloaga, otorgada por la Universidad de Carabobo, Valencia Venezuela y en 2020 la Legislatura de la Ciudad Autóma de Buenos Aires lo declaró: Personalidad destacada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el ámbito de la cultura.
En poesía ha publicado: La noche en llamas (Buenos Aires,1982); Providencia terrenal (Buenos Aires,1983); Con Bogey en Casablanca (Buenos Aires, 1987); Poemas 1982-1987 (Buenos Aires,1988); Tiempos que van (Plus Ultra, Buenos Aires,1994); Instantáneas de fin de siglo (Graffiti, Montevideo, Uruguay, 1999, mención Honorífica Premio Municipal de Buenos Aires); Partes Mínimas (Editorial Martín, Mar del Plata, Argentina, 1999); Partes Mínimas y otros poemas (Buenos Aires, 2003, segundo premio de poesía, Fondo Nacional de las Artes); Antología poética (Buenos Aires, 2004, Colección Poetas Argentinos Contemporáneos, Fondo Nacional de las Artes), Partes Mínimas -uno/dos- (Alción, Córdoba, Argentina, 2006); El avión negro y otros poemas (Buenos Aires, 2007, Fondo Metropolitano de las Artes y las Ciencias), Veinte años no son nada (Alción, Córdoba, Argentina, 2010), Pruebas al canto (Textos de cartón, Córdoba, Argentina, 2012), Poemas -1982-2007- (Alción, Córdoba, Argentina, 2015), Selección Poética (Selección y prólogo Jorge Rivelli, Buenos Aires, 2019) y Las promesas del día y otros poemas (Córdoba, 2019).
Ha realizado la traducción de diversos autores de lengua inglesa: Lawrence Ferlinghetti, América desierta y otros poemas, Colección de Obras Representativas de la UNESCO (Ediciones Graffiti/Unesco, Montevideo Uruguay, 1996); James Laughlin, Los poemas de amor, (Mar del Plata, Argentina, 2001); Craig Czury, Tecnología Norteamericana y otros poemas (Buenos Aires, 2003); Charles Bukowsky, Una de las más ardientes y otros poemas (México,2004); Lawrence Ferlinghetti, Los Blues de la procreación y otros poemas ( Córdoba, Argentina, 2005); Sam Hamill, Ojos bien abiertos y otros poemas, (Valencia Venezuela, 2006); Jack Kerouac, Buda y otros poemas (Córdoba, Argentina,2008); John F. Deane, Lejano país y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2011); Sam Hamill, Un canto Pisano (Córdoba, Argentina, 2011); Allen Ginsberg, Aullido y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2012); Charles Bukowsky, Una de las más ardientes y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2012), Raymond Carver, Vos no sabés qué es el amor y otros poemas (Córdoba, Argentina, 2015), Gregory Corso, Querido Villon y otros poemas (Córdoba, 2016), Breve selección de poesía norteamericana (Universidad de Puebla, México, 2016), Lawrence Ferlinghetti, La poesía como un arte insurgente (Córdoba, 2018); Gary Snyder, Selección Poética (Córdoba, 2021).
En su condición de cronista urbano ha dado a conocer: Librerías de valor patrimonial de Buenos Aires, (Dirección de Patrimonio, Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, diciembre 2003) y Pizzerías de Valor Patrimonial de Buenos Aires, (Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Junio 2006); ambos volúmenes realizados junto al artista plástico y escritor Horacio Spinetto.
En ensayo publicó: Primer Catálogo de Revistas Culturales de la Argentina (Ediciones Revista Cultura, auspiciado por la Secretaría de Cultura de la Nación y la Federación de Revistas Iberoamericanas, Buenos Aires, enero 2001), ha dado a conocer en revistas y diarios textos sobre la obra de Alberto Girri, H.A. Murena, Horacio Salas, Lawrence Ferlinghetti, Allen Ginsberg y la poesía argentina contemporánea, reunidos en Versiones y apropiaciones (Córdoba, 2012), y Jorge Luis Borges: el escritor poeta (Buenos Aires, 2017) y Reunión de extraños: Borges, Buenos Aires, El Café, Jack Kerouac y otras cuestiones (Córdoba, 2020).
Ha colaborado con el ensayo ‘De la ranchería a la ciudad moderna’ en Argentina 1810-2010: Bicentenario, Secretaría de Cultura, Presidencia de la Nación, Buenos Aires, 2010 y ‘El bicentenario de la declaración de la Independencia y la tradición literaria argentina”, incluido en Independencia e integración nacional (1816-2016) Dos siglos de búsquedas, Fundación Banco Ciudad, Buenos Aires, 2016.
Ha participado los festivales de poesía: Internacional de Montevideo, Uruguay (1993); Internacional de Medellín, Colombia (1995, 2005, 2010); Rosario, Argentina (1994); Encuentro de Escrituras del Mercosur, Asunción, Paraguay (2002) Festival de Cali, Colombia (2005); Encuentro de Escrituras, Maldonado, Uruguay (2006, 2007, 2008, 2009, 2011,2012,2013, 2014), Semana de las letras y la lectura (Rosario, Argentina, 2007), Encuentro Internacional de Poesía de Valencia, Venezuela (2006, 2012); V Semana Poética Universidad de Dickinson, Carlisle, Pennsylvannia, EEUU (2007), Festival Internacional de Poesía de Bogotá, Colombia (2011); Festival Internacional de Córdoba (2012); Festival Internacional de Buenos Aires (2012), Festival Internacional de Lima (Lima, 2013), Festival Internacional de Poesía de Venezuela (Caracas, 2015) y fue invitado en 1990 a la escuela de poesía The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics, fundada por Allen Ginsberg, donde inició un proyecto de traducción y en 1994, a la Schüle fur Dichtung in Wien , Viena Austria, donde expuso sobre poesía y traducción.
En 2005 y 2010 dictó en la Escuela de Poesía de Medellín seminarios sobre las poéticas de los Beats.
Colabora con publicaciones del país y del extranjero. Su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, francés, alemán, lituano, portugués y Albanés e incluida en diversas antologías
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