"Sólo a fuerza de ser lo otro se puede ser único".
Una entrevista al escritor venezolano y ahora académico de la lengua JOSÉ BALZA
"Creo que hay gente que habla pero
no tiene palabras. Hablan sin contenido, de manera automática "
"La
política influye en todas las poblaciones, pero más profundamente en la
gente paupérrima y en los artistas".
José Balza (Delta del Orinoco, 1939) es noticia por estos días: a
principios de mes fue elegido para ocupar el sillón marcado con la letra
"M" de la Academia Venezolana de la Lengua; mientras se discutía su
nombramiento, la editorial Equinoccio anunció una compilación de los
ensayos del escritor, que está por publicar, además, otro libro con Bid
& Co.
Ya en las librerías nacionales está a la venta Ensayos de humo,
un título que reúne textos escritos entre 1980 y 2012. Guillermo Meneses, Sergio Pitol, José Antonio Ramos Sucre, Medardo Fraile, Teresa de la Parra.
Textos sobre escritores que han dejado una huella en el autor local.
Textos que estaban dispersos que ahora los convirtió en libro. "La
literatura es y no es periodismo: recoge noticias perdurables. Tan
fresca hoy es una página de Homero como una de Rulfo. Cuando hago notas
ensayísticas trato de advertir expansiones de la obra, el carácter del
autor y ciertos rasgos de su tiempo. Esto pudiera darles durabilidad.
Por lo tanto no son viejos ni nuevos. Por otra parte, acostumbro reunir
textos ya publicados (incluso de hace 50 años) con los que escribo en
estos días; al parecer ambos pueden leerse sin molestar", dijo el
narrador venezolano, vía correo electrónico.
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Teresa de la Parra |
A Balza no le gusta
dar entrevistas en persona; tampoco radiales ni televisadas. Necesita
pensar cualquier respuesta. Aquí, la de su elección como miembro de la
Academia, que -para él- representa un honor: "(...) Creo que hay gente
que habla pero no tiene palabras. Hablan sin contenido, de manera
automática y pobre. Masas y muchos políticos. Algo doloroso, porque la
vida se revela y se esconde en las palabras. Tal vez la Academia se
asome a estos bordes. La designación me llega como un instrumento para
nuevos trabajos entre lo diario y el lenguaje. Un oficio para
reconsiderar el mundo y la soledad. Y como vivo siempre salvajemente,
surge la oportunidad de hacer un ejercicio cada vez más riguroso. El
Delta del Orinoco ha tenido académicos: Pedro Juan Krisólogo Bastard y
fray Julio Lavandero. Me gusta imaginar que en un futuro tendremos
otros".
El reconocimiento llegó casi cinco décadas después de
que Balza publicó su primera novela. Tenía entonces 26 años. Hoy
recuerda aquella etapa iniciática que lo llevó a ser escritor. "No es
una metáfora: creo que fueron las aguas del Orinoco, presentes en mi
vida desde el primer minuto. Su energía, su divino misterio, su
transcurrir incesante me llevaron a sentir el paso de los momentos, del
habla, de la gente. Y hacia los libros, las grandes ciudades. Al intento
de regresar siempre a todo lo amado", agregó el también cuentista, que
-como todos- empezó imitando.
Ya lo dijo en uno de sus ensayos
de su último libro: "Sólo a fuerza de ser lo otro se puede ser único"
(página 380). Porque un escritor comienza por copiar a los autores que
admira. "Imitamos desde el momento de nacer, para ser. Escribir es
renacer siempre: sí, imitación y riesgo personal", indicó Balza, que ha
sido traducido al italiano, francés, inglés, alemán y al hebreo; que hoy
tiene tanta repercusión internacional que algunos aseguran que merece
ganar el Premio Cervantes, aunque a él no le consta. "Como dije una vez a
Igor Delgado Senior, la fama es algo que manejan los demás. No he
podido saber de qué se trata".
José Balza se desconoce siempre
en su propia escritura. La literatura es un espejo que nos refleja con
el paso del tiempo. "Es espejo y muro. Cambia nuestra vida porque
cambian los lugares, las maneras, la cotidianidad. Los amores y las
amistades. Por eso, al reflejar todo eso en la escritura, no podemos
reconocer nuestro yo", agregó el narrador nacional, que dice que fuera
del país se lee con admiración a José Antonio Ramos Sucre, Rafael Cadenas, Alejandro Rossi, Eugenio Montejo,
Guillermo Sucre, Josu Landa o a Gustavo Guerrero.
Dos preguntas sueltas:
-Guillermo
Meneses, al que usted trabaja en varios de sus ensayos, hablaba de la
figura del escritor como una totalidad: nunca ajeno al acontecer
político pero no encarnación de ambiciones partidistas o
gubernamentales. ¿La realidad política de un país siempre influirá en la
obra de un escritor?
-Creo que influye sobre todas las
poblaciones, pero más profundamente en la gente paupérrima y en los
artistas. De diferente manera, desde luego. Pero el creador no tiene por
qué escribir panfletos o estar en la televisión para demostrarlo. Su
compromiso es más exigente, porque aspira a retener en su trabajo todo
un tiempo.
-Usted dijo en uno de sus textos que pocos autores
llegan a saber a lo largo de sus vidas qué es la literatura. ¿Usted,
que ya lleva tantos años dedicado al oficio, encontró el significado?
-Obviamente, no. Por eso sigo escribiendo.
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