José Tabares. Fotografía de Yuri Valecillo |
Estimados Amigos
Hoy compartimos con ustedes esta nota que Alfredo Fermín le hizo a José Tavares.
Esperamos la disfruten.
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Historia de vida: El sueño de José Tabares es convertir el bar “La Guairita” en museo
Alfredo Fermín
afermin@el-carabobeno.com
El sueño de José Tabares es convertir al emblemático bar “La
Guairita” en un museo dedicado al pintor Cristóbal Ruiz, como se lo
prometió antes de su temprano fallecimiento, víctima de su vida
bohemia.
Tabares, venido de Portugal en 1978, es un personaje con sensibilidad
artística que quizá sin proponérselo convirtió el bar situado en la
avenida Carabobo con calle Rangel, en la Candelaria, en un sitio de
culto en el que se reúnen pintores, poetas, escritores y gente del
pueblo en un ambiente de cordialidad. Allí conversan de lo humano y lo
divino, mientras disfrutan de cerveza helada acompañada de sardinas
fritas, como las preparaba su madre en su pueblo cercano a la ciudad de
Aveiro. El otro atractivo es la música con discos de acetato, los
antiguos “long plays”, de los cuales afirma que tiene 500 mil
ejemplares.
Muy joven, en 1982, Tabares adquirió esta especie de taberna que data
de 1919, bautizada primero “La Guaira” y después “La Guairita”, porque
su primer propietario era nativo de aquel puerto. En los primeros
tiempos, la clientela no tomaba cerveza sino tragos preparados como
zamurito, berro, mistela, mojito y otras bebidas populares a base de ron
blanco o caña clara.
El destino de este bar cambió -recuerda con su característica
simpatía- cuando un día llegaron dos locos de verdad y uno de ellos me
pidió que les fiara cuatro tercios de cerveza. Venían de Caracas y
andaban “limpios”. Yo se los serví y, como los vi que andaban
hambrientos, les puse también una parrilla bien resuelta. De la
impresión se les quitó la rasca y no encontraban cómo agradecerme.
Cristóbal Ruiz |
Uno de los visitantes era Cristóbal Ruiz y el otro Diego Barboza,
pionero de los nuevos lenguajes en las artes plásticas venezolanas,
quien le sugirió que decorara el bar como si fuera un centro cultural.
Desde entonces, las paredes de “La Guairita” comenzaron a cubrirse de
cuadros, recortes de prensa, fotos de personajes, afiches y otros
recuerdos que, con sillas y mesas de madera labrada, proporcionan al bar
un ambiente sobrio que contrasta con la informalidad de la clientela.
En una oportunidad, el cantante don Julio Centeno pidió a Tabares que
le diera una cola para visitar a un amigo en La Isabelica. “Cuando
llegamos, aquello estaba lleno de gente porque el amigo había muerto.
Don Julio sacó la guitarra y, conmovido, cantó Tus ojos se cerraron. Ese
tango me impactó por lo cual decidí coleccionar discos de Carlos
Gardel, el máximo intérprete de esa música”.
El tango y especialmente Carlos Gardel tienen en el lugar un centro
de culto por lo cual cada 24 de junio, cuando se cumple un nuevo
aniversario de la muerte del ídolo argentino, a “La Guairita” acude
gente de todo el país a rendirle homenaje escuchando y cantando su
música. Ocho días después se celebra un homenaje a la memoria de Alfredo
Sadel, cuyas interpretaciones están en los primeros lugares del
favoritismo de los clientes.
Tabares afirma que por testimonios de personas fallecidas, su bar fue
visitado por Benny Moré, Alfredo Sadel, Julio Jaramillo, Héctor Cabrera
y Eleazar Agudo. De ellos y de muchos otros se conservan sus discos de
larga duración que se escuchan nítidamente en aparatos coleccionados,
para los cuales el propietario adquirió suficientes repuestos para
desafiar la tecnología.
Tomado de El Carabobeño
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Actualizada el 29/02/2024
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