HASTA EL ÚLTIMO
HOMBRE (hacksaw Ridge), EE.UU, 2016
Director: Mel Gibson
Guión: Robert Schenkkan,
Andrew Knight
Productora: Lionsgate/Pandemonium
Films/Permut Productions/Vendian Entertainment
Fotografía: SimonDuggan
Música: Rupert Gregson-Williams
Elenco: Andrew Garfield, Sam
Worthinton, Teresa Palmer, Hugo Weaving, Vince Vaughn, Luke Bracey, Rachel
Griffiths, otros.
Mel
Gibson está a un paso de redimirse con la crema y nata de Hollywood de la manera
que solo él sabe hacerlo: con un filme bélico-redentor, inspirado en un hecho
real y extremadamente violento como nos tiene acostumbrados.
“Hasta
el último hombre” fue el más adecuado nombre que escogieron para traducir
“Hacksaw Ridge” (Acantilado Hacksaw), título original que hace alusión a un
punto geográfico ubicado en las islas Ryukyu de Okinawa (Japón), donde en la II
Guerra Mundial se libró una de las más encarnizadas batallas terrestres entre norteamericanos
y japoneses, hecho completamente contrario a la fe, el perdón y retórica
pacifista que profesaba el soldado adventista Desmond Doss de quien se inspira
el nuevo filme de Gibson.
El
relato se basa en la valentía y fortaleza espiritual del joven médico militar
Desmond Doss (Andrew Garfield), quien por convicciones religiosas se negó a
utilizar un arma contra sus enemigos durante la II Guerra Mundial, aun así
participó en la Batalla de Okinawa salvándole la vida a casi un centenar de
compañeros heridos convirtiéndose en el primer “Objetor de Conciencia” en
recibir la Medalla de Honor por Actos Heroicos del ejercito de los EE.UU sin
haber realizado un disparo.
Con
“Hasta el último hombre” Gibson sale victorioso como director, su nueva
nominación al Oscar lo revalida como un cineasta audaz, contundente a la hora
de afrontar la realidad, franco y directo como pocos, conocedor de su oficio
pese a su corta pero premiada experiencia tras la cámara y dotado de un
profundo sentimiento moral-religioso (pese a sus excesos personales) que vuelve
hacerse latente en un filme donde la violencia física supera con creces la de
cualquier película bélica hasta el momento.
“Hasta
el último hombre” abre con una escena donde vemos a un grupo de soldados matar
y morir en medio de las llamas mientras se escucha voz en off la “Palabra de
Dios”; metáfora sobre el infierno terrenal en un campo de batalla. Esa fuerza
espiritual la cual Doss (merecida nominación al Oscar como mejor actor para
Garfield) jamás renuncia, Gibson la convierte en imágenes brutales,
sanguinarias casi al gore, pero asombrosamente orquestadas hasta convertirlas en
un acto de expiación, un soldado incapaz de matar pero que paradójicamente (hay
más de una paradoja en el filme) no se inmuta frente a la matanza
transformándose en un singular santo de la guerra. La escena donde Doss es
descendido convaleciente del acantilado en una camilla abrazando una biblia
representa el éxtasis del sacrificio. Quizás “Hasta el último hombre” sea poco sutil, pero cualquiera que sea el resultado que
obtenga en la 89° entrega de los Oscar, la historia de Desmond
Doss, el cine bélico y Mel Gibson ganaron la batalla hace rato.
Alejandro
García
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